Yo he visto a Dios diciendo adiós (Reflexión)
Publicado en Aug 05, 2010
He mirado a los ojos de millones de hombres y mujeres y he visto a dios así, en minúscula porque es un dios derivado de la palabra día. Le he visto alegre y triste, interesado e indiferente, interrogativo o afirmativo, plácido y airado. He mirado a los ojos de millones de seres humanos y he visto a dios, derivado de la palabra día, en cada uno de ellos. O quizás no sea un solo dios minúsculo sino millones de minúsculos dioses diferentes porque... ¿hay un sólo dios minúsculo para cada día de la Humanidad o en cada día de esa misma Humanidad existen millones de dioses minúsculos diferentes?.
He oído hablar a millones de hombres y mujeres y en todos ellos y ellas he oído hablar a dios, en minúscula (un dios derivado de la palabra día) hablando de la misma causa... o millones de dioses minúsculos diarios hablando de causas diferentes. Quizás da lo mismo. El suceso relevante es que he oído hablar a millones de seres humanos. Y en todos los casos sus palabras han sido las palabras de un dios minúsculo verdadero o falso, sincero o hipócrita, realista o imaginario, a veces trágico, a veces cómico... pero siempre dramático y crucial, transigente, intransigente, duro, blando... porque quizás hay millones de dioses diarios que hablan con una misma palabra o con millones de palabras diferentes. He tocado las manos de millones de hombres y millones de mujeres y siempre he podido notar que he tocado las manos de un dios diario y en minúscula o millones de dioses diarios diferentes. A veces tersos, dúctiles, sensibles... a veces rugosos, ásperos, insensibles... pero que me han transmitido, invariablemente, amistad, aprecio, cordialidad, acompañamineto, seguridad y otras veces rechazo, alejamiento, inseguridad... porque cada día los dioses minúsculos o cada variante de un solo dios en minúscula posee su propio tacto. He olido millones de perfumes de pequeños dioses minúsculos diarios (derivados de la palabra día) envueltos en millones de aromas diferentes o en un solo aroma con millones de variantes. Los he percibido a veces fragantes y frescos... y a veces pútridos o infectados. Lo mismo me ha pasado con el gusto. He besado a millones de seres humanos (hombres y mujeres) cada día y he sentido a veces a un solo dios minúsculo salubre, sensitivo, sustancial... y a veces a un solo dios minúsculo insustancial, insensible, insalubre... o quizás hayan sido millones de pequeños dioses minúsculos y diferentes o, tal vez, millones de variantes de un solo dios derivado de la palabra día. He visto a un Dios diciendo adiós cuando he querido conocerlo. ¿Adiós o a Dios?. No. Nunca ningún adiós a Dios. Ahora ya he comprendido la respuesta definitiva.
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