De los canales a Canalejas-5 (Madrid). Diario . Sólo para futboleros y futboleras
Publicado en Aug 14, 2010
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Después de aquella experiencia con los Gabelistas, firmé por un año con el Cervantes Club Fútbol para dar más magia literaria a mi manera de jugar que ya incluía pases de tacón increíbles pero verdaderos. Aquello fue totalmente determinante para conseguir ya un estilo técnico propio y personal. Me dediqué a continuar jugando para el equipo pero desarrollando, ahora, verdaderas acciones de lujo. Ya no era solo simplemente vencer, y seguíamos venciendo casi siempre, sino convencer y sobre todo realizar un futbol-arte. Me entregué a la labor de seguir siendo un 8 especialmente de ataque, aunque a veces bajaba a defender, pero sobre todo comencé a ser un creador de pases en corto, a media distancia y a larga distancia, como si fuera algo así como un pequeño Míchel, el del Real Madrid, sobre todo a la hora de dar pases a los compañeros para que fueran ellos los que obtuviesen la gloria de meterlos. A mí me bastaba y sobraba con seguir siendo el líder que los dirigía para que ellos triunfaran. Fue cuando uno de los mejores jugadores de aquel Cervantes me dijo: "por favor, mete tú algún gol y deja ya de sacrificarte tanto por los demás". Le hice caso para demostrarle que sí era goleador. En la siguiente jugada realicé una maniobra personal y la culminé con un izquierdazo que batió irremediablemente al portero rival, pues lo hice con la pierna izquierda que ya estaba empezando a manejar con habilidad similar a la derecha, ante el asombro de los gitanos, pues jugábamos obre todo en los campos cercanos a las tapias del Cementerio de San Isidro de Madrid, y las guapas chavalas gitanas que admiraban aquella manera de ser, de actuar en un campo de fútbol y de demostrar que podría haber sido figura en el Real Madrid profesional. Cansados ya de los gitanos y el acoso de las guapas chavalas gitanas, decidimos seguir jugando en las explanadas de Campamento, en las afueras de Madrid. Allí conocí a Alfonso Asunción, un espléndido jugador y compañero con  el que formé una fantástica línea de volantes totalmente compenetrados. Cuando yo le pasaba era gol y cuando él me pasaba a mí era gol también. Aprendimos ambos a sacar los córners de tal manera que cuando lo lanzaba él marcaba yo de cabeza saltando entre la nube de defensas y viniendo desde atrás como mandan los verdaderos cánones del fúbol. Cuando lo sacaba yo, él hacía lo mismo. Estábamos aprendiendo las mismas cosas a la vez.  Hasta que un dia un jugador del equipo se me acercó y me dijo en voz baja en las escaleras del Metro, para que no entrase en celos otro jugador cuyo nombre no deseo citar: "!Qué distinto y diferente eres a él!". Sólo le dí las gracias en silencio y seguí adelante mientras continuaba  conociendo el mundo de  las chavalas guapas fuera de los terrenos de juego. Un día me dijo el amigo Alfonso Asunción. "!El Real Madrid está buscando jóvenes talentos con futuro para ser titulares en el primer equipo ahora que ya no está jugando Di Stéfano. Yo voy a probar acudiendo a la llamada de Malbo! ¿Quieres venir conmigo?". No dije nada. Me  quedé callado porque había preferido, una vez más, seguir amando mi libertad para amarla más a Ella y por eso no me presenté a las pruebas del Real Madrid. Ya se acercaba el mmento de ser una estrella fubolística. Pero esto queda para el próximo capítulo.  
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Foto del autor José Orero De Julián
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Palabras Clave: Diario Mmeoria Realidad

Categoría: Conocimiento

Subcategoría: Resúmenes



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