EL NIÑO PERDIDO (Historia real)
Publicado en Aug 15, 2010
DICEN que por allá en los años de Mil ochocientos noventa y pico, Ignacio Gaviria y Virginia Restrepo Restrepo, vivían en la "Finca Palosanto" de la vereda "El Venado" y vecinos de Cuatro Ranchos del municipio de Villahermosa Tolima.
Se levantaron muy temprano una mañana lluviosa, hicieron el café, se tomaron los acostumbrados tragos, -así le dice el campesino montañero al primer café tinto de la mañana- y la señora le dijo a su marido: Oye Nacho, se acabó la leña, quiero que vamos al monte a traer... No sé Virgen, -así la llamaba- hoy es viernes 13 día santo, dicen que en un día de estos no se debe trabajar. -contestó Nacho. ¿Te da miedo? ¡Qué vaina! Un machote como tú, más bien creo que es pereza. No hay leña para prepararle el desayuno a esos muchachitos, mejor dicho, ni para hervir la leche. Está bien Virginita, vamos antes que los muchachos se despierten y comiencen a chillar, porque ¡sí berrean esos berraquitos! Sobre todo la Mercedes. -dijo Nacho. Pues si quiere despierto a Leopoldo y voy con él, con Nelo no, ese guipa es más flojo. -dijo la señora. Se tomaron el café, cogieron sus machetes y un lazo y por entre los cafetales se fueron a la montañita. Mientras Ignacio cortaba un palo seco de buen tamaño, Virginia se alejó un poco de su lado recogiendo la leña caída y de menos peso. Se adentró un poco por entre el rastrojo, se levantó su falda y se acurrucó para orinar. Al momento sintió un extraño ruido, como un gruñido y chasquido de dientes. Se levantó y salió corriendo para donde Nacho teniéndose con una mano sus calzoncitos y la falda; llegó cesante donde estaba su marido y con los cabellos crispados por el miedo. ¿Qué te pasa virgen? Estás como asustada. Sí Nacho, tenías razón, no debíamos venir por leña hoy viernes santo, mejor nos hubiéramos ido pal pueblo a misa. Ánimas benditas, mira que mientras entré en el rastrojal escuché un ruido aterrador, yo creo que es el diablo, ¡avemaría purísima! Ven vamos a mirar qué es, lástima no traer la escopeta, con ella dispara uno de lejos y el animal y hasta el diablo cae porque cae. -dijo Nacho. No, no, yo no arrimo por allá, talvez si hubiera traído la camándula o el escapulario... Tengo mucho miedo Nachito, mejor vamos pa´ la casa que con esas chamizas hago el desayuno. Tranquila mija que con este machete me le enfrento hasta un godo que se me aparezca, o al diablo que es lo mismo... Ignacio cogió los machetes y les probó el filo entre sí, tomó a su mujer de una mano para darle fortaleza y le dijo: Ven mujer, vamos a enfrentar al diablo o lo que sea, ¡a Ignacio Gaviria no lo saca corriendo nadie en este mundo! Se fueron acercando poco a poco al rastrojal... ...¿dónde sintió el ruido? -le preguntó Nacho. Allí Nacho, ten cuidado, oiga... ¿No lo oyes? Ahora parece ruido de Guatín, o de marrano, ¡mírelo!... ¡Es negro! Va para su lado, cuidado, échese la bendición mijo... ¡ojo! ¡Cuidado mijo! Mírelo... no, no, no le pegue, ¡cuidado Nacho! Es un... ¡es un niño!, es un niño...camina en cuatro patas. Cójalo Virgen, va por su lado... Virginia se le echó encima y logró coger el niño, se descuidó y el niño la mordió en una mano. Nacho la ayudó al instante, amarró al muchachito de sus manos y éste pujaba como un animal rabioso. Era una niño de piel muy oscura, desnudo, caminaba en los cuatro miembros como un animalito, no hablaba, pelaba sus dientes amenazantes y emitía ruidos extraños; se le calculó como 5 años de edad. Le hablaban y su respuesta era mostrar sus dientes amenazantes. Pongámosle un pañuelo en la boca para que no muerda, - dijo Virginia- y cárgalo tú Nacho, yo llevo un poco de leña y vamos pa´ la casa. Los hijos ya estaban levantados y le hicieron corrillo al niño. ¿De dónde lo sacaron mamá? - preguntó Mercedes. Suéltelo, ¿por qué lo amarraron? - dijo Leopoldo el hijo mayor. Es muy bravo y nos muerde, no habla, lo encontramos en el monte. -dijo papá Ignacio. Bañaron y vistieron al niño con ropa de Nelo. Prendieron el fogón y le dieron aguapanela con leche en tetero. Trataron que recibiera en las manos y no cogía la taza. Educar a un niño en esas condiciones fue muy difícil. Lo primero fue enseñarle a caminar erguido, tuvieron que sostenerlo entre varios, luego enseñarle a pronunciar palabras. Claro que se facilitó porque los niños, Leopoldo, Nelo, y Mercedes, lo ayudaron en todos sus juegos. Luego escogieron el nombre. De común acuerdo con Emilio Restrepo Restrepo - hermano de Virginia que los visitó para conocerlo-, lo llamaron como Alfredo y le dieron el apellido Gallego, dizque porque se parecía al señor Gallego el fabricante de "Serpolindia Indígena" Colagogue para todos los males de humanos y animales, única fábrica de Villahermosa. Y un día que estaba jugando trompo con los muchachos, tuvo un pequeño disgusto con Leopoldo y este lo llamó GUEREVE, así se quedó llamando toda su vida. La familia se trasladó a vivir al pueblo y todo mundo quería conocer a Guerevito el niño de nadie encontrado en el monte. Todo el pueblo le cogió cariño al muchacho y se volvió el mandadero, no quiso estudiar. Creció y vivió en Villahermosa toda su vida. Aprendió a tocar la dulzaina, tocaba y bailaba el Himno Nacional. Su canción preferida era "La Mula Rusia" la cual tocaba y cantaba, y se acompañaba con el sobaco sacándole sonidos extraños de percusión. También cogía su machete por el lomo y se daba golpes en la frente. Se vestía con ropa regalada, los pantalones los remangaba o cortaba a la rodilla, así los usó siempre con ruana, saco, sombrero, alpargatas un zurriago y, se convirtió en el personaje más típico y querido del pueblo. Los muchachos lo molestábamos gritándole CUCA JARRETEPIÑA GUEREVE, éste nos perseguía pero nunca nos pegaba, lo tomaba como un juego. Era el mandadero, traía y rajaba la leña en las casas, traía el helecho seco para chamuscar los marranos en el matadero, las bestias y las vacas de los potreros, llevaba y devolvía las bestias del Líbano, y desyerbaba los frentes de las casas. Desayunaba, almorzaba y comía en cualquier casa, también repetía hasta quedar bien. Muy católico, comulgada y asistía a la misa y el rosario. Murió como a una edad de 80 y pico de años. Hoy es el personaje más querido y recordado con cariño en mi Villahermosa montañera. (Esta es su verdadera historia contada por la gente mayor y vivida por nosotros) Héctor Restrepo Martínez. Villahermosa Julio 20 de 1998
Página 1 / 1
|
daih
miguel cabeza
Saludos Cordiales
Miriam
Verano Brisas