Ustedes son los culpables
de mis desvelos,
de ser una mezcla de todo,
sin considerarme un artista,
de mostrar la mezquindad
y lo mediocre de este mundo
en mis escritos.
Ustedes son los culpables
que tenga miedo de ponerme
a diseñar una casa,
a pesar de ser un arquitecto,
ya que la escritura
se ha vuelta una pasión,
dolor, esperanza y felicidad
acompañada de unas pequeñas hemorroides
 por haberme quedado sentado largas horas
aprendiendo de sus extraordinarios escritos
que me dicten los poemas
y cuentos que les he mostrado.
Ustedes son los culpables
de andar como el chapulín,
cantando y con las antenitas
siempre atentas
para  guardar todas esas imágenes
que antes no se quedaban
prendidas en mis ojos.
Ustedes son los culpables
de que yo, ya no sienta caridad,
sino justicia,
y así, poder demostrar que todos somos grandes.
Ustedes son los culpables
de que yo intenté
 y fui capaz de darme a entender en palabras
para formarme con ustedes una nueva existencia.
Y por eso, aunque no me guste
el vino ni el alcohol
brindo por ustedes
en una copa con agua.