Tu piel y mi piel
Publicado en Aug 16, 2010
"Grabé tu nombre en mi barca. Me hice por ti marinero. Para cruzar los mares, surcando los deseos. Fui tan feliz en tus brazos. Fui tan feliz en tu cuerpo que el corazón quedó preso de tu cuerpo y de tu piel. Como una ola tu amor llegó a mi vida. Como una ola de fuego y de caricias. De espuma blanca y rumor de caracolas. Como una ola. Y yo quedé prendida en tu tormenta. Perdí el timón sin darme apenas cuenta. Como una ola… Te bajé del cielo una estrella en el hueco de mis manos. Y la prendí a tu cuello cuando te dije te amo. Pero al mirarte a los ojos; vi una luz de desencanto. Me avergoncé de mi estrella. Y llorando me dormí. Mi amor creció como una ola… Como una ola (Rocío Jurado) La próxima noche llegué tarde de mis prácticas de baloncesto y todos dormían. Me quité la ropa a toda prisa y me metí en la ducha. El agua estaba fría, muy fría. Luego me metí en la cama. Apagué la luz y me quede mirando el techo pensando que hacía muchos días que no tenía aquellos sueños con mi ángel guardián. Cerré mis ojos y evoqué aquellas placenteras noches de éxtasis y volví a rememorar la noche pasada con mi prima… Esa noche pensé si era normal todo lo que me estaba pasando… Ella se plantó delante de la cama, mirándome fijamente. No me había dado cuenta que me estaba mirando. Yo cavilaba en otras cosas; imaginándome cuerpos desnudos. Esto me dejó sin palabras. Sonrió y apagó la luz. Cuando me quise dar cuenta, ya se había metido en la cama, junto a mí. La luz estaba apagada, pero entraba bastante luz por la puerta abierta. Me levanté y cerré la puerta tan rápido como pude. Quedamos en total oscuridad. Notaba su aliento cálido cerca de mi nuca. Lo sentía como un soplo de calor, un ardor que encendía mi cuerpo por momentos. Moví las piernas hacia atrás lentamente, disimulando. Estaba cerca, muy cerca. Me estaba empezando a poner nervioso, me estaba empezando a excitar, me estaba empezando a volver loco. Mil fantasías se cruzaban por mi mente, mil fantasías que desaparecieron cuando noté como sus manos se apoyaron en mi espalda. Las tenía calientes, más de lo normal. Estaban calientes por el tacto con otra parte de su cuerpo, estaba seguro. No sabía qué hacer. Me quedé inmóvil, a la espera de su próximo movimiento. No tardó. Noté su aliento más próximo, más cercano. Su mano me cogía por el hombro, y se había acercado más de lo que yo soñaba. Sentí sus pechos, en la parte de mi abdomen. Antes de que pudiera articular palabra, escuché un susurro, un susurro junto a mi oído que me decía: ____Esta noche te voy a hacer sentir… Empecé a acariciarle su cuerpo, en todas las direcciones, sin orden alguno. Esto me hacía sentir escalofríos, escalofríos de placer por el suave tacto de su piel sobre mí, sobre mi cuerpo. Notaba de nuevo su aliento en mi nuca, pero ahora me quemaba la pasión. Sus brazos estaban ahora en mi cuerpo, tocándome. Su tacto era dulcemente intenso. Ahora, sus manos y mis manos eran libres, para vagar por nuestros cuerpos. Sentía su piel contra mi piel, sentía como su cuerpo se movía rítmicamente sobre mi pecho. Sentía como se movía entre mis piernas, cabalgando… Yo creía que iba a explotar. Me sentía totalmente extasiado. Estaba lleno de placer y tenía que soltarlo, dejarlo ir. Sus movimientos se hicieron más rápidos. Mi pene estaba dentro de su cuerpo. Su aliento se volvió entrecortado, suspirando sin ser oído. Noté fuego Su volcán había explotado, haciendo explotar mi pasión en el mismo instante. Me quedé inmóvil, suspirando. Me costaba respirar. Le costaba respirar. Estábamos sofocados de placer. Su tacto seguía siendo mío, seguía estando en mi cuerpo. Su brazo rodeándome, su mano tocándome. Nos quedamos abrazados, uniendo el calor de nuestros cuerpos. No recuerdo el tiempo que estuvimos así, pero al final la soledad del sueño llegó a mi consciente, arrastrándolo a su mundo. Cuando desperté, estaba solo. Muy solo… Estaba más solo que nunca… Jamás volvimos a dormir juntos, jamás volvimos a hablar de ello. Todo empezó y terminó aquellas dos noches como fiel testigo de aquel primer encuentro… Tal vez la culpa nos hizo silenciar aquella relación de afecto que nos unía. Hoy es un recuerdo, y a veces lo confundo con una fantasía. Pero fue el despertar a un mundo desconocido "Siento tu mano fría correr despacio sobre mi piel y tu pecho en mi pecho y tu desnudez y olvido reproches que imaginé. Vente conmigo al huerto que están las rosas queriendo ver la promesa que has roto para volver y así creer lo que les conté…" Quiero abrazarte tanto (Víctor Manuel)
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