Incomprendida
Publicado en Aug 24, 2010
En afán de ser feliz, que concibo valedero,
cometí algunas acciones, de las que no me arrepiento, como ser, despreocuparme de todo lo rutinario, que lejos de dar placer, se convierte en un tormento. Dejé de tender las camas, de preparar los almuerzos, de sacudir las alfombras, visitar a los enfermos, tener la loza brillante, cepillarme los cabellos, responder a invitaciones y de controlar mi peso, entre tantas otras cosas que ahora ya no recuerdo, Al cabo, por no hacer nada, me sobraba tanto tiempo, que podía regodearme, hasta de mis pensamientos, algo, que no acostumbraba, por estar siempre, pendiendo, de lo que pueda decir, alguien que no está de acuerdo. Disfruté de las mañanas, y de las tardes, gocé. En las noches encantadas, mirando el cielo, pasé horas del más puro gozo y cerca del amanecer, mi alma inmortal, saturada del inefable placer, de observar constelaciones, investigar y aprehender, en un dulce y manso sueño se dejaba retener. Curioso es. Los que me amaban, ó eso me hacían creer, fueron los más reticentes y ajenos a comprender mis nuevas modalidades y el deseo de crecer.
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haydee
No será permanente, hay mucha oposición en su entorno, pero al menos, es un intento válido.
SALUDOS
JUAN CARLOS
Cariños...Juan Carlos...