En una visita que hice  a Nueva York, la gran urbe, con el propósito de encontrar a una persona muy querida por mí y que inexplicablemente se había convertido durante muchos años en eso que llaman "deambulante", escogiendo por hogar parques, lugares abandonados o algún que otro cuarto de algún edificio abandonado.
         Visité albergues, donde había largas filas de  jóvenes y  adultos esperando por algún alimento que les calmara el dolor de estómago que les producía la droga, el alcohol y el hambre; también estuve en el famoso Central Park, donde en los bancos o aceras se vislumbraban grandes cartones que era el techo de tantas criaturas que habían decidido ser deambulantes como su estilo de vida.
       Ramón era un joven de 29 años, tenía un bachillerato en computadoras y  un buen empleo en una compañía farmacéutica hasta que la adicción a la heroína y al crack lo convirtieron en un deambulante que aprendió el " arte de la labia y el truqueo" para sostener su vicio.

 __Ramón está hospitalizado, me dijeron en el albergue.

    Cuando llegué a su cuarto la cama estaba vacía... Una noble enfermera me dijo que nadie lo vino a visitar, excepto yo...
    No le pude decir cuanto le extrañaba y lo dificil que fue para mi su despedida... El salió de mi país buscando el sueño americano y encontró que en Estados Unidos no es nada gratis... Pago un gran precio...