Regresando a una aldea en ruinas
tras cruzar todo el desierto
desde aquel lugar al que
fuí enviado a destruir.
El peso de mis recuerdos
que cuelgan en mi espalda
hacen de cada paso un nuevo martirio.

Entrando por las calles vacias,
donde el viento esculpe
con el polvo que las cubre,
furiosos remolinos.
Deambulando entre escombros,
casas hechas cenizas
donde el pasado yace
moribundo en la arena,
la erosión tiene su propia fiesta
sobre el funeral del ayer.

Es díficil luchar contra el tiempo
siendo tan frágil la memoria.

Cuantos de esos momentos con ellos
estaran sepultados bajos esos muros derrotados
Cuantos de esos momentos con ella
habran sido despedazados por los furiosos remolinos
Cuantos de nuestros fragmentos del tiempo
habran sido ahogados por el silencio.

El elemento humano
protagoniza con su ausencia
la obra del abandono.

Recordando desde una aldea en ruinas
buscando entre los restos,
de lo que solía llamar hogar,
alguna señal
algún rastro
una estela quizas,
de aquellos
que no pudieron
esperar mi regreso.