Coloquios con Bonaparte (Da Cuarto) Novela Histrica.
Publicado en Sep 03, 2010
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En el cuarto día seguido de mis Coloquios con Napoleón I Bonaparte, entro en la celda y le encuentro que sigue tumbado en el suelo, bajo los efectos de la resaca de la borrachera y citando en voz alta, continuamente, el nombre de María Waleska. Está con los ojos cerrados y delira... así que no tengo más remedio que darle una bofetada para que despierte. Después lo agarro y me lo echo a la espalda hasta lograr que se siente frente a la mesa. Pido al carcelero, que está de muy malhumor por la noche toledana que le ha dado el señor Bonaparte de tanto gritar el nombre de su amante más guapa o de su única amante verdaderamente guapa pienso yo, un café solo y bien cargado de sal. Se lo hago beber a Napoléon y reacciona inmediatamente saliendo a toda prisa hacia el water. Oigo el agua caer y sale con la cara más verde que una manzana; así que le pido al carcelero que, por favor, le ponga de desayunar una manzana verde para que vaya mordisqueándola mientras le cuento un asunto para abrir boca. Antes de ello, me levanto, tomo su ridículo sombrero y se lo encasqueto hasta las cejas para que parezca más guapo porque, la verdad, hasta miedo me entra ver cómo se le ha quedado la cara. Yo pido simplemente un café con leche con dos terrones de azúcar.
Diesel.- Antes de comenzar en materia,. y mientras termina de comerse esa manzana que algún vigor le dará pienso yo, voy a leerle, para entretenernos un poco, este documento que he traído hoy desde la Redacción donde trabajo. Es del futuro. Está escrito por un portugués llamado Paulo Coelho y se titula "Solitario en el camino". Se lo leo para ver si se da cuenta de lo que es en verdad la soledad y de lo que ha sido, en realidad, su vida: "La vida es como una gran carrera en bicicleta, cuya meta es cumplir la leyenda personal -aquello que, según los antiguos alquimistas, es nuestra verdadera misión en la Tierra. En la línea de partida estamos juntos, compartiendo camaradería y entusiasmo. Pero, a medida que la carrera se desarrolla, la alegría inicial cede lugar a los verdaderos desafíos: el cansancio, la monotonía, las dudas sobre la propia capacidad. Nos damos cuenta de que algunos amigos ya desistieron en el fondo de sus corazones; aún siguen corriendo, pero es porque no pueden parar en medio de la pista. Este grupo se va haciendo cada vez más numeroso, con todos pedaleando al lado del coche que acompañan, donde conversan entre sí y cumplen con sus obligaciones, pero olvidan las bellezas y desafíos del camino. Nosotros terminamos por distanciarnos de ellos y entonces estamos obligados a enfrentar la soledad, las sorpresas de las curvas desconocidas, los problemas que pueda crearnos la bicicleta. En un momento dado, después de algunas caídas sin que haya nadie cerca para ayudarnos, terminamos por preguntarnos si vale la pena tanto esfuerzo. Sí, vale. Se trata sólo de no desistir. El padre Alan Jones dice que para que nuestra alma tenga condiciones de superar esos obstáculos necesitamos cuatro fuerzas invisibles: amor, muerte, poder y tiempo. Es necesario amar, porque somos amados por Dios. Es necesaria la conciencia de la muerte, para entender bien la vida. Es necesario luchar para crecer, pero nunca dejarse ilusionar por el poder que llega junto con el crecimiento, porque sabemos que él no vale nada. Es necesario aceptar que nuestra alma, aunque sea eterna, está en este momento presa en la tela del tiempo, con sus oportunidades y limitaciones. Así, en nuestra solitaria carrera en bicicleta, tenemos que actuar como si el tiempo no existiera, hacer lo posible para valorizar cada segundo, descansar cuando sea necesario, pero continuar siempre en dirección a la luz divina, sin dejarnos afectar por los momentos de angustia. Estas cuatro fuerzas no pueden ser tratadas como problemas a ser resueltos, ya que están fuera de cualquier control. Tenemos que aceptarlas y dejar que nos enseñen lo que necesitamos aprender. Vivimos en un universo que es al mismo tiempo lo suficientemente gigantesco como para rodearnos y lo bastante pequeño como para caber en nuestro corazón. En el alma del hombre está el alma del mundo, el silencio de la sabiduría. Mientras pedaleamos en dirección a nuestra meta, es siempre importante preguntar: "¿Qué hay de bueno en el día de hoy?" El sol puede estar brillando, pero si la lluvia estuviera cayendo, es importante recordar que eso también significa que las nubes negras se habrán disuelto en breve. Las nubes se disuelven, pero el sol permanece inmutable y no pasa nunca. En los momentos de soledad es importante recordar eso. Finalmente, cuando las cosas llegan a ponerse muy duras, no podemos olvidar que todo el mundo ya pasó por eso, independientemente de raza, color, situación social, creencias o cultura. Una hermosa plegaria del maestro sufí Dhu'I-Nun (egipcio, fallecido el año 861 antes de Jesucristo) resume bien la actitud positiva necesaria en estos momentos:"Oh, Dios, cuando escucho las voces de los animales, el ruido de los árboles, el murmullo de las aguas, el gorjeo de los pájaros, el zumbido del viento o el estruendo del trueno, percibo en todos ellos el testimonio de tu unidad; siento que tú eres el supremo poder, la omnisciencia, la suprema sabiduría, la suprema justicia. "Oh, Dios, te reconozco en las pruebas que estoy pasando. Permite, Oh, Dios, que tu satisfacción sea mi satisfacción. Que yo sea tu alegría, aquella alegría que un padre siente por un hijo. Y que yo me acuerde de ti con tranquilidad y determinación, incluso cuando resulte difícil decir te amo". Supongo que este texto que, cxomo dije ha publicado desde el futuro del cual venod, el gran escritor portugués Paulo Coelho, le haya servido para animarle la mañana, don Boni.
Napoleón.- No. No lo permito. Llámeme Bonaparte y nada de Boni, se lo exijo.
Diesel.- Bien. Yo ya hice todo lo imposible para hacerle entrar en esa lógica razón que tanto predica sobre el cómo tratar con familiaridad a los demás. Así que pasemos ya a la tarea de nuestro Cuarto Coloquio; porque, en verdad que es usted temático y terco y acomplejado. Pero le informo, mientras repone usted sus pocas fuerzas que le quedan ya, que ser temático significa ser maniático y ser terco significa ser muy duro de mollera y, de paso, tener complejo por llamarse Bonaparte es una inmadurez porque conozco hasta algún santo llamado Simeón y algún sabio llamado Tolomeo que nunca se acomplejaron por ello. Pero si desea mantener las distancias por mí no hay problemas en no llamarle Boni, que sólo era por cariño, y seguir llamándole Napoleón. Las manías terminan por ser una fea costumbre que los demás no aceptarán nunca ahora que se han liberado de su despótico poder y la mollera sirve siempre para reflejar, cuando hablamos, lo que hay dentro de nuestro corazón.
PRIMERA FRASE: "Una guerra entre europeos es una guerra civil".
Diesel.- ¿Y usted es militar de muy alta graduación como dicen los historiadores?.
Napoleón.- Por supuesto que lo soy.
Diesel.- Pues se quivoca de parte a parte. Una guerra civil, que yo sepa, es la que enfrenta a personas de un mismo país y Europa, hoy en día, es un montón de países distintos. Quizá llegue a ser un día un sólo país pero lo que tenemos, en 1821, es un mapa divido en tan múltiples número de países o Estados como a usted tanto le gusta llamarlos, que parece el rompecabezas de las mil piezas que tiene mi hija. Vamos a ver cuántos países diferentes existen hoy en Europa. Citemos al menos los más importantes aunque importantes son todos; desde los más grandes, como su "dulce Francia", hasta los más pequeños como Luxemburgo entre otros. Escuche la que armó el famoso Congreso de Viena de 1819 por culpa de sus ambiciones de ser el amo de Europa para luego ser el amo del Mundo: El Congreso de Viena fue un encuentro internacional celebrado en la ciudad austriaca de Viena, convocado con el objetivo de restablecer las fronteras de Europa tras la derrota de usted y reorganizar la forma e ideologías políticas del Antiguo Régimen. Así pues, su intención era volver a la situación anterior a la Revolución Francesa de 1789. La reunión se llevó a cabo desde el 1 de octubre de 1814 al 9 de junio de 1815. Los acuerdos tuvieron vigencia en los territorios de Europa Central y del Este hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, la paz se consiguió mediante el establecimiento del absolutismo. Fue convocado por el emperador de Austria Francisco I, diciendo éste, al final del congreso, que la nueva Europa era la Europa de la Restauración. Pese a las medidas que se concertaron para mantener a raya a los enemigos del Antiguo Régimen, no se pudo evitar la difusión de las ideas liberales que provocaron las revoluciones de 1830 y 1848. Participantes: Klemens von Metternich, que presidió la conferencia, y Charles Maurice de Talleyrand, que actuaba en representación de Luis XVIII, el cual consiguió varios éxitos para Francia pese a la derrota, fueron los protagonistas más destacados. Cabe mencionar, además, el zar Alejandro I de Rusia, quien tuvo un papel clave en el Congreso y vino acompañado por sus consejeros Karl Nesselrode y el conde Andrey Razumovsky con el objetivo de unificar los Estados alemanes e implantar un régimen constitucional en Polonia. Estuvieron presentes también Francisco I de Habsburgo y Federico Guillermo III de Prusia (acompañado de Hardenberg y Humboldt), junto con representantes del Reino Unido, primero Lord Castlereagh y después el Duque de Wellington (quien tuvo que salir al auxilio de Europa cuando usted escapó de la isla de Elba mientras se estaba celebrando el congreso en 1815) y antiguos aliados suyos, como los reyes de Sajonia y de Dinamarca. También hubo españoles (marqués de Labrador), portugueses (Pedro de Sousa Holstein, Conde de Palmela; António Saldanha da Gama; Joaquim Lobo da Silveira), Estados germánicos (Hannover, Baviera y Wurtemberg), eslavos, nórdicos (Suecia) y enviados de los Estados Pontificios. Todos coincidieron en estar unidos y permanecer vigilantes contra los liberales, los republicanos y los ateos. En el tiempo en que duró el congreso, los participantes estuvieron por Viena en residencias palaciegas, dando paseos por parques y bosques. Todo estos lugares fueron escenarios de ocio, banquetes y bailes; de estos hechos nació la frase del príncipe de Ligne: "Le Congrés ne marche pas, il danse", y se llegaban a juntar hasta más de 2.000 caballos y otros tantos perros en las cacerías que celebraban. Una de estas actividades de ocio contó con un concierto de una cantata de Beethoven titulada "El momento glorioso". Estados independientes tras el Congreso de Viena: Imperio austríaco, Reino de Baviera, Reino de Cerdeña, República de Cracovia, Reino de las Dos Sicilias, Reino de España, Estados Pontificios, Reino de Francia, Reino de Hannover, Imperio otomano, Reino Unido de los Países Bajos, Reino de Portugal, Reino de Prusia, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, Reino de Dinamarca, Imperio Ruso, Reino de Suecia y Confederación Suiza. Como resultado de las negociaciones sostenidas en el Congreso se tomaron las siguientes decisiones: Francia perdió todos los territorios conquistados. Prusia recibió la Prusia Occidental, Posen, el norte de Sajonia y parte de las provincias del Rin y de Westfalia.
El Imperio austríaco recuperó la mayoría de las zonas que había perdido frente a usted y se le concedieron Tirol y Salzburgo que eran de Baviera, la Lombardía y el Véneto para compensar la pérdida de los Países Bajos austriacos y Dalmacia (incluida la República de Ragusa). Fue creada una Confederación Alemana de 39 estados, creada a partir de los 309 anteriores, bajo la presidencia del Emperador austriaco. Sólo las pequeñas partes del territorio de Austria y Prusia fueron incluidas en la Confederación. Rusia vio su territorio ampliado hacia el oeste. Confirmó su posesión de Finlandia y de Besarabia, además de la mayor parte del Gran Ducado de Varsovia. Noruega fue transferida de Dinamarca a Suecia.
El Imperio otomano concedería cierta autonomía a Serbia, Montenegro, Valaquia y Moldavia.
Hanóver consiguió los antiguos territorios del Obispo de Münster y Frisia oriental y pasó a ser un reino. A su esposa María Luisa le fueron otorgados Parma, Plasencia y Guastalla.
Se ratificó la fundación del Reino Unido de los Países Bajos. El Reino de Cerdeña recuperó el condado de Niza y Saboya y recibió Liguria. La ciudad de Cracovia y sus alrededores conformaron la República de Cracovia. El Reino Unido se anexionó Heligoland, Malta, las islas Jónicas y otros territorios de ultramar. El reino de Polonia es transformado en el Zarato de Polonia o Polonia rusa y otorgada al Imperio ruso. Klemens von Metternich, también conocido como el príncipe de Metternich, a pesar de ser un mediador entre todas las naciones integradas a dicho congreso, buscaba principalmente territorio para su país natal Austria.
Viena se convirtió en el eje central de Europa Occidental durante 30 años gracias a este congreso. Uno de los elementos que surgieron durante este congreso fue la Santa Alianza, Formada por Austria, Prusia y Rusia, que decían buscar los bienes de una misma religión, a pesar de que estos tres tenían diferentes religiones. Esta alianza es lo que anteriormente se conocía como la Cuádruple Alianza, formada por Gran Bretaña, Prusia, Rusia, y Austria. ¿Vio usted la locura que se apoderó de Europa debido a sus ambiciosas locuras?. Y no le cuento lo que fue el siglo XIX porque se moriría usted antes de tiempo del susto que se llevaría. Por cierto, como habrá visto aparece Talleyrand reprentando al Rey Luis XVIII.
Napoleón vuelve a encolerizarse.
Napoleón.- Ese hijo de...
Diesel.- ¡Oiga!. ¡Nada de soeces en estos Coloquios!. En realidad la vida de Talleyrand fue la siguiente: Charles-Maurice de Talleyrand-Périgord, más conocido como Talleyrand /talɛˈʀɑ̃/, (París, 13 de febrero de 1754 - París, 17 de mayo de 1838) fue un político y diplomático francés. Talleyrand pretendía ser descendiente de Adalberto, conde de Périgord, vasallo de Hugo Capeto en 990. En todo caso, provenía de una familia de la alta nobleza, lo que es demostrado por patentes reales de 1613 y 1735. Parientes suyos ocuparon cargos importantes durante el reinado de Luis XV. Padeció el síndrome de Marfan, lo que le impidió acceder a funciones militares y le mereció ser destinado por sus familiares a una carrera eclesiástica.
En 1769, a la edad de quince años, ingresa en el seminario de San Sulpicio. A pesar de ello frecuenta a una actriz durante este periodo. En 1774, después de haber recibido su ordenación, asiste a la coronación de Luis XVI, siendo un tío de Talleyrand coadjutor del obispo. Al cumplir los 25 años, en 1779, obtiene una licenciatura en teología de la Sorbona, adquirida gracias a su origen, más que por su trabajo, lo que le permite ser ordenado como presbítero. En 1780, se hace agente general del clero de Francia y es encargado de defender los bienes de la Iglesia. En 1789 es elegido diputado del clero a los Estados Generales. El 14 de julio de 1789, Talleyrand es nombrado miembro del comité de constitución de la Asamblea Nacional, donde ejerce un rol muy importante. La constitución presentada al rey y aceptada por él el 14 de septiembre de 1791, es firmada por Talleyrand, quien a su vez es autor del artículo VI de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano: La ley es la expresión de la voluntad general. Ella debe ser la misma para todos, sean quienes la protegen, sean quienes ella castiga. El 14 de julio de 1790, celebra la misa que tiene lugar sobre el Campo de Marte durante la fiesta de la federación. Sugiere y participa activamente en la confiscación de los bienes de la iglesia por la Revolución de 1790. Al año siguiente jura la constitución civil. En 1792 es enviado en misión diplomática a Londres a fin de informar a la monarquía inglesa sobre la política francesa. A pesar de la atmósfera hostil, obtiene la neutralidad de los ingleses. Vuelve a Francia en julio y, anticipándose al llamado Reinado del Terror, se va nuevamente aprovechando un pasaporte que le expidió Danton.
Expulsado de Inglaterra en 1794, parte a los Estados Unidos, donde ejerce como prospector inmobiliario en los bosques de Massachusetts. Regresa a Francia en 1796 después de ser levantado el decreto de acusación de la convención en su contra. En 1797, obtiene el ministerio de relaciones exteriores, gracias a la intervención de la madre de Eugène Delacroix. Poco después le conoce a usted, cuando usted ya es un joven general y ambos mantienen activa correspondencia a causa de su cargo. Da una fiesta en honor de usted en el ministerio. En 1799, poco antes del golpe de estado de 18 de Brumario, renuncia al ministerio. Fue instigador y participó activamente en el golpe de estado que fue dado por usted, luego recuperó su cargo de ministro y concluyó los importantes tratados que confirmaban las conquistas de usted, señor Bonaparte, que maneja decididamente la política exterior del país, cosa que Talleyrand soporta sin problemas. En 1801, se casa con Catherine Grand, una francesa nativa de las indias. En 1805 tras la derrota de Trafalgar y la brillante campaña de Austria que tuvo su colofón en Austerlitz, Talleyrand firma el tratado de Pressburg. En 1806 usted le nombra príncipe de Benevento, un principado arrebatado al Papa. El 12 de julio firma el tratado que crea la Confederación del Rin, bajo orden de usted. Comienza a criticar, sin embargo, su política guerrera y da informaciones al zar Alejandro I a través de Karl Theodor von Dalberg. En 1807 negocia y firma el tratado de Tilsit, tomando la decisión de renunciar a su cargo de ministro al regresar de Varsovia.
Talleyrand se distancia poco a poco de usted hasta que usted lo acusa en 1809 de traición. En 1813 rechaza el puesto de ministro de relaciones exteriores que le propone nuevamente usted. En 1814, previendo la caída del imperio, maniobra hábilmente para dejar París a los aliados y a Luis XVIII. El 1 de abril de 1814, es elegido por el senado presidente del gobierno provisional. Firma el armisticio con los aliados, eleva a Luis XVIII al trono y es nombrado ministro de asuntos exteriores. El 16 de septiembre de 1814 en el Congreso de Viena, y aunque Francia no fue invitada a la mesa de negociaciones, Talleyrand consigue participar. Firma el acta final el 9 de junio de 1815 y consigue sacar provecho de las divisiones entre los aliados, limitando las sanciones contra Francia e influyendo en las decisiones. Presionado por los ultras, Luis XVIII hace renunciar a Talleyrand en septiembre de 1815. La promiscuidad y ligereza de costumbres del antiguo religioso ya entonces eran muy bien conocidas. Durante este periodo, tuvo lugar la célebre escena que describe François-René de Chateaubriand en sus Memorias de Ultratumba cuando Talleyrand cruzó la antesala del despacho de Luis XVIII apoyado (cojeaba) en su gran enemigo y también omnipotente político francés, Joseph Fouché. Chateaubriand, viendo pasar por delante a ambos personajes, describió la imagen de forma inolvidable: "de repente, entró el vicio apoyado en la traición". En julio de 1830, Luis Felipe I se convierte en Rey de Francia tras la revolución del 27, 28 y 29 de julio. Nombra a Talleyrand embajador en Londres a fin de acercase a los otros países Europeos. Trata de acercar Inglaterra a Francia hasta 1834. Entonces desaparece de la escena pública y se retira a su Castillo de Valençay. En 1837, deja el castillo y consigue reconciliarse con el rey.
Napoleón está más rojo de ira que nunca.
Napoleón.- El muy...
Diesel.- Que le prohibo que diga palabras groseras y de mal hablar mientras esté coloquiando conmigo. ¿Entendido?. Así que fíjese que clase de amigos tenía usted. Y la sorpresa que le daré al final de mis Coloquios con usted, don Napoleón, va a ser mayúscula. Pero será la sorpresa final. Sigamos despacio, lentos pero sin pausas, para llegar a ese final. Así que no se precipite que aquí ya no estamos en Despeñaperros para que se lance al vacío sino hablando como dos personas educadas, por lo menos yo sí soy educado, que intenta escribir. Usted afinando sus Memorias y yo afinando mis Coloquios con usted.
Napoleón.- Sí. Prometo estar más tranquilo. ¡A la porra este ridículo sombrero!. Total para lo que me ha valido al final...
Napoleón lanza el sombrero de la barca boca abajo, como si de un torero en su día de despedida lo lanzase contra la dama de sus sueños, y éste se estampa de nuevo contra la pared, cayendo boca arriba.
Diesel.- Mala señal es esa, según dicen los toreros de mi amada España.
Napoleón.- ¿Se puede saber qué me está diciendo ahora?.
Diesel.- Nada. Sólo son supersticiones como las que tiene usted. Yo no, desde luego, pero dicen los toreros españoles que si su montera cae boca arriba trae muy mala suerte y pueden hasta morir bajo los cuernos del toro... así que procuran dejarlo suavemente sobre el suelo boca abajo. Cosas se supersticiones como las suyas nada más. ¿Sabe usted que las supersticiones nos llegan a eliminar la personalidad?.
Napoleón.- Yo nunca supe eso...
Diesel.- Pues es cierto. Dejan al ser humano, hombre o mujer, en manos del Diablo. Pero no hablemos más de eso que es mejor no hacer caso de tonterías y necedades. Pasemos al segundo pensamiento de hoy.
SEGUNDA FRASE: "Es necesario sembrar para el futuro".
Diesel.- Muy buena frase pero dicha por multitud de personas. Eso significa que no tiene ninguna clase de originalidad. Además, hay que saber qué es lo que se siembra porque si sembramos tempestades se recogen tormentas, como ha sucedido lamentablmetne con usted, pero si sembramos conciencia se consigue dignidad. Así que la frase original puede ser: "Es necesario sembrar conciencia para recoger, en el futuro, dignidad".
Napoleón.- ¡Dios mío!. ¡Ya me dejó otra vez desarmado!.
Diesel.- En primer lugar Dios no es de usted que tanto ama a Mahoma y en segundo lugar yo no tengo armas ni usted tampoco... así que mejor diga, por ejemplo, me ha dejado como a un desalmado. ¿Sabe lo que significa desalmado?.
Napoleón.- Supongo que significa que no tiene alma.
Diesel.- Imposible. Todos los seres humanos tenemos alma pero un desalmado, como lo es usted, significa las tres cosas siguientes: Falto de conciencia; cruel e inhumano y privado o falto de espíritu. Y ya que hablamos de esto aprovecho para decirle que por supuesto que tengo bastante memoria y que monstruo, ¿recuerda cuando le advertí de la existencia del "Monstruae Trifacelorum"?, significa algo bastante parecido, sobre todo en estas dos definiciones de las varias que existen: Persona o cosa muy fea y persona muy cruel y perversa. Por eso le dije que EBA no era la guapísima EVA de mi corazón sino E punto B punto A punto.
Napoleón.- Usted siempre con sus misterios.
Diesel.- Sí. Pero no son los famosos misterios que rezan las beatas con el rosario en mano; aunque mi madre se llamó precisamente Rosario.
Napoleón.- Ya. Ya veo que no es usted de los de rezar el rosario.
Diesel.- Por supuesto que no. Yo sólo soy de los de hablar directamente con Dios a través de Jesucristo. Del rosario no sé ni cuantas cuentas tiene.
Napoleón.- Yo tampoco las he contado.
Diesel.- Pues entonces le digo que me cuente, cediéndole la palabra, qué ha querido decir en su tercer pensamiento.
TERCERA FRASE: "El primer bien de las naciones reside en su independencia y en su existencia política".
Napoleón.- ¿Qué le parece?. Lúcida y lucida, ¿no le parece lúcida y lucida?.
Diesel.- Esa frase es muy propia de Fausto, no el de Goethe, sino el nombre de un periodista colega y amigo mío del Ecuador. Pero ¿desea que siga siendo tan sincero con usted cómo lo vengo haciendo hasta hoy?.
Napoleón.- Si. No me halague demasiado.
Diesel.- Usted está más perdido que un pulpo en una zapatería. Yo en ningún momento le he halagado en estos Coloquios ni lo voy a hacer jamás. Sólo digo lo que sinceramente pienso. Y pienso, que aunque usted crea lo contrario, esa frase si es lúcida ni lucida.
Napoleón.- Pero ¡Esto es el colmo de la desfachatez!. ¡Esa frase es sensacional!.
Diesel.- Será para quienes siempre tienen las sensaciones de hacer correr la sangre como ríos porque gozan con verla correr; sobre todo si a otros seres humanos pertenece. Mire. Voy directo para acabar rápidamente. El primer bien de una nación no es su independencia sino que todo el pueblo que la compone tenga la suficienbte cultura y conocimiento para saber lo que es la independencia, para qué sirve la independecnia y qué debemos hacer con la independencia; o sea que lo lúcido de su frase se viene abajo. Sin desarrollo cultural e intelectual no puede una nación decir que ha alcanzado la independencia, luego el primer bien de una nación es la Cultura y el Desarrollo intelectual y en cuanto a lo lucido de su frase es todo lo contrario, un oscurantismo ideológico nada más, porque a lo que hay que aspirar no es a una nación dirigida por la existencia de la política sino a una nación dirigida por la comunicación social e interpersonal siempre que no exista la censura castrante como pasa cuando es dirigida sólo por la política. Así que le he demostrado que su frase ni es lúcida ni es lucida. ¿De acuerdo, gran genio de los oradores que tanto le halagan y no yo precisamente?. A ver si la próxima vez que quiera definir mi conducta afina usted un poco más su puntería que yo recuerdo a un soldado que, disparando a una diana, casi mata a una vaca que estaba pastando tranquilamente porque no sabía qué era una diana ni mucho menos tirar a una diana... y no he dicho Diana sino diana... para que vea que no hay que confundir a las personas con palabras de doble sentido que para eso ya hay muchos que se preocupan de hacerlo como es el caso suyo dirigiéndose a la plebe.
Napoleón Bonaparte está otra vez más enfadado que nunca.
Napoleón.- ¿Será posible que me esté usted siempre amargando la existencia?.
Diesel.- Pues no he venido a amargarle a existencia a usted ni a nadie como usted sino para decirle, antes que se vaya de esta Tierra, lo que en realidad pienso de usted sin tener que halagarle para nada. Y si alguna vez tiene algún acierto, que dudo que tanga más de dos o tres, pues lo reconozco y ya está. Aquí Paz y allá Gloria y no estoy hablando de mujeres.
Napoleón.- Estoy tan desconcertado que paso al cuarto pensamiento.
CUARTA FRASE: "La verdadera felicidad social consiste en la armonía y en el uso pacífico de las satisfacciones de cada individuo".
Diesel.- Verá, señor Bonaparte, no es por llevarle la contraria y reconozco que hoy está usted un poco más fino que otros días. Pero es que siempre deja usted las frases a medio hacer o cojas o insuficientes y hasta invalidadas en sí mismas. No es que no tenga usted buena voluntad sino que le fallan bastante las neuronas. Por ejemplo... ¿me puede usted explicar qué quiere decir con el uso pacífico de las satisfacciones de cada individuo?.
Napoleón.- No lo he pensado muy bien. ¿Me puede usted ofrecer unos minutos para pensarlo?.
Después de diez largos minutos le indico que ya es hora de seguir hacia adelante.
Diesel.- Señor Bonaparte, ya le he dado diez minutos, tiempo suficiente para haberlo pensado.
Napoleón.- Lo siento se me ha ido el santo al cielo.
Diesel.- !Ande, tómese unos minutos de reflexión, pero diga algo realmente serio e importante!. ¡Quien es ese tal San Napoleón que yo no tengo ni idea de los santorales católicos ni falta que me hace!.
Napoleón.- Es nombre normando, derivado de "Nac-Leon" y significa "Aquel que es hijo del león". Este santo celebra su onomástica el 15 de agosto. ¿Le cuento su historia?.
Diesel.- !Vaya petardo de santo!. Si le cuento yo la historia de San José, lo que significa su nombre, el día de su onomástica y todo lo demás, se queda usted más bizco de lo que está ya. Así que hablemos de su pensamiento y dejemos ya eso de los santos y las vírgenes para los beatos y las betas que no es un tema que me produzca interés alguno por muy místicos o místicas que sean.
Napoleón.- Es que de lo otro no se especificar más que lo que he escrito.
Diesel.- Pues escuche bien lo que le digo. Yo sí estoy de acuerdo con la propiedad privada y no como usted que se apoderó de muchas de ellas a pesar de esa frase que, otra vez más, la ha escrito de manera hipócrita. Pero voy a matizarle algo muy importante en lo cual usted ni ha pensado. El ser humano es un ser social y sociable por naturaleza y no uno de esos locos ermitaños que se retiran a los montes a vivir del cuento en las cuevas como hacen también, por cierto, los monjes budistas aprovechándose de la buena voluntad de las gentes de sus pueblos que los alimentan y los sustentan todos sus lujos. Yo lo que hablo y matizo es que la indivdualidad en sí misma es una forma injusta de egoísmo porque los que son como usted sólo se proecupan de sí mismos. Narcisistas nada más. Un poeta escribió "maldigo la poesía concebida como un lujo a favor de los neutrales". O somos personas que vivimos en una sociedad colectiva o sólo somos materialistas sin conciencia alguna. Las satisfacciones de cada individuo las defiendo sólo cuando todos los individuos pueden gozar de ellas. A usted le importó un rábano cómo vivía el pueblo francés humilde y llano mientras que en su Corte Imperial satisfacían todos sus cortesanos y cortesanas todo lo que les apetecía. Esa distinción es muy necesaria hacerla. Mientras haya un sólo mendigo sobre la Tierra no somos dignos de ser llamados personas. Sólo cuando todos tengan lo suficiente para poder satisfacer sus sueños, dentro del respeto a la indivuidualidad de las posesiones de cada uno, es un robo al ser humano. ¿Ha entendido bien que no estoy hablando de comunismo, señor Bonaparte, sino de Cristianismo?. Porque alguinos confunden ladinamente ambas cosas y llegan a decir algo tan aberrante como que Jesucristo fue el primer comunista en la Tierra. Eso es más falso que sus famosas frases llenas de hipocresía. Jesucristo no sólo defiende la propiedad privada sino que la respeta. Lo que dijo fue que los seres humanos tienen derecho a tener la oportunidad, al menos la oportunidad, de intentar poder satisfacer no sólo sus necesidades de subistencia sino de vivir con dignidad el ocio de la manera que más les apetezca. ¿Qué clase de disfrute tenían, por ejemplo, los soldados a los cuales usted trataba como si fueran máquinas de guerra?. Si viviese más años podría leer obras como "Rebelión en la Granja", "Un mundo Feliz" y otras que demuestran que los imperialistas como usted hablan de satisfacciones sólo para los suyos y a los demás que les aspen; o sea que si se mueren de hambre a usted le daba lo mismo. Esos son los cortesanos. Gentes que viven sólo porque han esclavizado a otros a los que sólo los usan para ser sus servidores. ¿Quién les da la oportunidaad a los esclavos para poder cubrir sus satisfacciones y qué entiende usted por satisfacciones humanas?. ¿Puede contestasrme usted a esto último?.
Napoleón se encasqueta aún más el sombrero hasta taparse casi los ojos.
Deisel.- Usted se cree que estoy contando chistes o que estoy hablando en broma y, sin embargo, se lo digo bien en serio y a la cara. Todos los seres humanos del mundo tienen derecho a que esa frase suya sea una realidad. ¿Hizo usted, cuando era emperador de Europa, realidad esa frase para todos?. ¿No sigue usted el lema de Libertad, Igualdad y Fraternidad de la que tanto alardean los franceses?. ¿De qué Libertad, Igualdad y Fraternidad estaban hablando y cantando a pleno pulmón cuando hasta en su propio pueblo, así que no digamos en los pueblos africanos por ejemplo y en sus colonias de ultramar, había multitud de seres humanos que ni eran libres, ni eran iguales a ustedes ni tan siquiera eran tratados como hermanos que eso quiere decir fraternidad. Mire. No haga que le cante más veces las ochenta en bastos y sigamos con otro de sus maravillosos y efectistas pensamientos porque sino aquí arde Troya. ¿Sabe, por cierto, qué quiere decir efectista que no es lo mismo que efectivo por cierto?.
Napoleón.- Es que la chusma es la chusma.
Diesel.- Ese sí es su verdadero pensamiento. ¡Por fín dice una verdad!. Hay muchos seres humanos a los que usted y los que eran como usted les trataban de chusma inhumana. Pues efectista, que eso son sus famosas frases, quiere decir: Un adjetivo que busca ante todo producir fuerte efecto o impresión en el ánimo, o sea, pura apariencia nada más y falta total de compromiso con cumplir con lo que se dice... mientras que efectivo, que es lo que yo proclamo, quiere decir: Real, verdadero y eficaz, en oposición a quimérico, dudoso o nominal, que es lo efectista de toda su palabrería. Si no fuese porque tengo que cumplir con mi trabajo, de buena gana me marchaba ahora mismo de aquí porque me da hasta asco mirarle a la cara. Pero levántese el sombrero o quíteselo para seguir hablando mirándonos a los ojos, como hablan los hombres cuando se están diciendo las verdades. Usted miente y miente descaradamente. Así que pasemos a su quinto deslumbrante pensamiento a ver si sigue siendo tan hipócrita como el anterior o es algo de verdad sincero.
QUINTA FRASE: "Nada va bien en un sistema político en que las palabras contradicen a los hechos"
Diesel.- Claro. Como ahora se ve usted pillado hasta las cejas entoces me viene con éstas palabras, ¿verdad?. Por supuesto que eso es verdad. Porque eso ocurre con todas las demagogias democráticas. ¿Usted sabe bien lo que es la demagogia dentro de la democracia o no lo sabe?.
Napoleón está asustado. La sombra de la Muerte se le aparece como un fantasma espectral.
Napoleón.- Lo que yo y muchos otros políticos famosos de la Historia hemos estado haciendo contínuamente.
Diesel.- Sí. Pero explique usted mismo a mis lectores y lectoras, y atrévase a hacerlo usted y no yo ahora, lo que es la demagogia.
Napoleón.- Si no me queda má remedio... ¿pero me permite hacerlo en francés?.
Diesel.- Ni hablar. En español claro y contundente para que lo sepa toda la gente.
Napoelón.- Práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular y
degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.
Diesel.- ¡Por fín le desenmascaré definitivametne!. El resto de los Coloquios ya sobran pero he empeñado una palabra y la tengo que cumplir si quiero ganarme mi sueldo trabajando y no viviendo en una cárcel durante seis años a costa del Estado, so haragán!. Ahora soy yo el que lo va a decir en francés. En francés significa: Une pratique politique consistante dans la volonté est gagnée par des flatteries populaire et une dégénérescence de la démocratie, consistante dans que les hommes politiques, au moyen des concessions et des flatteries aux sentiments élémentaires des citadins, en essayant d'obtenir ou de nourrir le pouvoir.
Napoleón.- ¡¡Qué vergüenza me doy de mí mismo!!.
Diesel.- Pues sepa usted que eso todavía sigue en vigor a lo largo y ancho de todo el mundo.
Napoleón.- ¡¡Qué barbaridad!!.
Diesel.- Hombres como usted crearon dicha barbaridad... así que no me caliente la sangre y pasemos a otro asunto.
SEXTA FRASE: "Francia sólo admira lo imposible".
Diesel.- Imposible del todo. Francia, ni ningún otro país al que le falte la Fe verdaderamente cristiana, admira lo imposible. Lo imposible sólo viene de Dios y ustedes, precisamente ustedes, tienen como símbolo patriótico un gallo y no precisamente una corona, comó sí pasa en España. Y la Corona Real es símbolo de designio divino. O sea que mucho cacarear con el gallo pero a la hora de la verdad hacen como Pedro: negar tres veces que fue discípulo de Jesucisto antes de que ese gallo cantase por primera vez. En este 1821 es lo que está ocurrriendo en su país. Mucha misa. Mucho palio. Mucho desfile religioso. Mucha procesión. Pero, a la hora de la verdad, mucho desorden ético y moral porque, como su símbolo es un gallo, resulta que lo imposible para ustedes los cortesanos es sólo mantener relaciones sexuales con el mayor número posible de prostitutas a espaldas de sus mujeres, ex mujeres y amantes de toda especie. ¿O no es verdad lo que está ocurriendo en Versalles?.
Napoleón.- Sí. Es verdad. Pero Versalles es el mejor Palacio del Mundo y se puede permitir ese lujo.
Diesel.- Cuando digo que usted está tontiloco, como decía mi abuela Rufina que en paz descanse, es que está usted tontiloco de verdad. O sea, que por ser el Palacio que más obras de Arte ha robado de todos los países que han ido conquistando, ¿creen que tienen el derecho de pernada y que dicho derecho de pernada proviene de la voluntad de Dios?.
Napoleón.- Mi memoria me falla, señor Diesel, mi memoria me está fallando lamentablemente en estos momentos. ¿Qué es el derecho de pernada?.
Diesel.- Porque me da lástima se lo voy a decir pero aténgase a las consecuencias porque va de largo y luego no me venga con lloriqueo alguno. El derecho de pernada (en latín vulgar medieval, Ius primae noctis; en inglés se usa la expresión francesa Droit de seigneur, aunque en francés es más acertada la locución Droit de cuissage) es un derecho feudal que teóricamente establecía la potestad señorial de tener relaciones sexuales con toda doncella, sierva de su feudo, recién casada con otro siervo suyo. Este presunto derecho tuvo vigencia durante la Edad Media de Europa occidental (aunque hay paralelismos en otras partes del Mundo) como componente del modo de producción feudal. El Diccionario de la Real Academia Española recoge la acepción estricta que acabamos de enunciar, pero también añade una segunda acepción coloquial, más amplia, referente al abuso de autoridad. Dado que no han aparecido documentos legales acerca de este presunto privilegio feudal, se ha discutido mucho sobre su naturaleza real. Básicamente hay quien acepta que se trata de un derecho señorial tal cual lo define la historiografía tradicional, incluida la agresión sexual en la noche de bodas; otros, en cambio, piensan que era un ritual simbólico de sumisión que se saldaba con el pago de una tasa en especie o metálico y una ceremonia; los hay, que aceptan que el abuso sexual era un hecho social (no referido a las bodas, aunque sí a la servidumbre feudal), pero no un derecho: más bien el reflejo de la dominación de una clase privilegiada y de la baja consideración que se tenía de la mujer en la época. Se ha propuesto que el Derecho de Pernada sería un uso de tradición muy antigua (no se sabe si prerromana, pagana o germánica, pero, en todo caso, es ajena al derecho canónico). Ciertos especialistas se apoyan en paralelismos etológicos para buscarle una explicación, a partir del hecho comprobado de que, en muchas especies, los machos luchan por la supremacía en el grupo, para así asegurarse la descendencia. Este paralelismo es más estrecho en el caso de ciertos primates antropoides, especialmente los chimpancés, en cuyas comunidades se ha detectado una clara estratificación social en la que un macho dominante (o «macho alfa») se asegura la cópula con todas las hembras a su cargo. También hay paralelismos etnográficos. Tal vez los rituales de iniciación sexual llevados a cabo originalmente por un miembro importante de la comunidad -a veces, la madre, otras un chamán, incluso un huésped importante-. Hay ritos de fecundidad y de desfloración atestiguados en las Islas Marquesas (Pacífico Sur) y relatos de ceremoniales similares en culturas precolombinas; también en la India y en África. Ciertos viajeros del siglo XVI describían, en este tipo de ritos de iniciación, el empleo de idolillos ad hoc (por lo que se ha insinuado que algunas de las venus paleolíticas -por ejemplo, la Venus de Willendorf- servirían en este tipo de prácticas). Aunque se ha llegado a proponer que, en el feudalismo, el oficiante del ritual sería sustituido por la persona de más alto rango estamental (esto es, el señor feudal), tal afirmación parece una extrapolación simplista para la que no se han obtenido pruebas e, incluso, algunos estudiosos sostienen que el ritual prenupcial de desfloración es algo muy distinto, hasta opuesto, al Derecho de pernada medieval. Es patente la semejanza con ciertos mitos clásicos griegos en los que los dioses abusan sexualmente de los humanos, sin que ello supusiera, necesariamente, una humillación. De hecho, a menudo, los hijos que resultaban de estas uniones eran héroes (en el sentido etimológico de la palabra: ἥρως, es decir, semidioses, no necesariamente virtuosos), y permitían a ciertas estirpes ilustres defender su ascendencia divina. De todos conocido es que la familia de Julio César (la dinastía Julio-Claudia) pretendía descender de la diosa Venus a través de Eneas el troyano. Algunos escritores clásicos podrían referirse a este supuesto derecho de la primera noche, por ejemplo Heródoto (siglo V antes de Jesucristo) en su 4º Libro sobre la Historia (epígrafe CLXVIII), relata ciertos hechos acerca de la tribu líbica de los Adirmáquidas, de los que se decía que era costumbre «presentar al rey todas las doncellas que están para casarse, y si alguna le agrada, él es el primero en conocerla». Otro filósofo griego, Heráclides Póntico (siglo IV antes de Jesucristo), nos habla del gobierno despótico de la isla de Cefalonia, cuyo tirano exigía ser el primero en yacer con las novias el día de su boda. El romano Valerio Máximo (siglo I) describe una de las presuntas costumbres impuestas en la revuelta de esclavos de Volsini: «Ningún hombre libre podrá casarse con una doncella que no haya sido desflorada previamente por un esclavo» (Libro Noveno, Capítulo 1 Exempla externa 2). No hay ninguna seguridad sobre su origen, pero algunos documentos relacionan el Derecho de Pernada con ciertas costumbres germánicas; concretamente el llamado «Beilager» (anterior a la caída del Imperio romano), que ha sido traducido al latín vulgar como Mundium o «Munt» y que, entre otras muchas cosas, reservaba simbólicamente, para el señor de la sippe, la primera cópula con la novia. El Beilager germánico era una parte tan importante del matrimonio, que incluso en ciertas regiones fue parcialmente incorporado a la unión eclesiástica. En sentido estricto, el Beilager germánico consistía en el derecho del señor de compartir la cama con la recién casada, derecho que éste perdería a cambio de un pago en metálico. A menudo, las exigencias del señor eran mayores cuando un siervo pretendía casarse con una novia de condición superior: si el siervo se veía obligado a pedir prestada la cantidad estipulada en el Mundium a su propio amo, pues ello implicaba la degradación social de la novia, de su hogar e, incluso, de su familia, que pasaban a la jurisdicción señorial. En cualquier caso, es casi seguro que un acto sexual auténtico entre el señor y la novia no formaba parte del proceso legal de la unión. Simplemente, era un símbolo que no otorgaba ningún derecho marital. Pero el concepto del privilegio sobre la primera noche se perpetuó en la época feudal, aunque siempre asociado a impuestos o tributos que recibieron nombres locales, como el merchet, el cullagium o el vadimonium, entre otros. Como he mencionado, los investigadores no han encontrado ninguna ley medieval que recogiera la prerrogativa del Ius primae noctis; pero existen documentos escritos oficiales de diversa índole, incluso recopilaciones legislativas, datables, cuando menos a partir de siglo VIII: Por esas fechas, los Anales del monasterio irlandés de Clonmacnoise recogen la exigencia del Derecho de Pernada por parte de gobernadores de origen vikingo: «Su líder ostenta el honor de poseer a cualquier mujer durante su primera noche de bodas; después, su propio marido podrá tener conocimiento carnal con ella». A pesar de lo que pueda pensarse, esta cita no puede tomarse como un juicio de valor negativo, pues en la tradición irlandesa, ciertos personajes míticos de origen céltico, considerados héroes, parecen haber disfrutado de ese mismo privilegio.
Ya en el siglo XIII encontramos las recopilaciones jurídicas de Alfonso X de Castilla en el Fuero Real, donde se indica que se impondrá una multa de 500 sueldos y se le privaría de sus cargos si osase «alguu ome desonrrar nouho casando ou nouha en dia de voda»; pero reservando a la corona la facultad de juzgar el crimen, lo que supone un reconocimiento tácito de que se trata de un acto cometido por miembros de algún estamento privilegiado y del corporativismo entre sus componentes. En la Biblioteca nacional de Francia se conserva un texto datado en el año 1400, procedente de una aldea adscrita a un monasterio de Zúrich (Suiza) en la que se especifica que «...quien desee contraer sagrado matrimonio en el territorio o en la aldea de Maur, quienquiera que sea, debe entregarnos a la novia en su primera noche de bodas o pagar por ella, según rezan las costumbres tradicionales y según figura en los viejos escritos oficiales. Si no cumpliera lo prescrito, será multado con 30 peniques» . El texto fue reescrito en 1543 para especificar las condiciones del pago: «el esposo debe dejar que su señor yazga la primera noche de bodas con la novia o, de lo contrario, pagar cinco chelines y cuatro peniques». En ambos casos se trataba de cantidades razonables para los campesinos de la aldea, especialmente en una zona que era bastante próspera en el siglo XVI. Podemos indicar otra fuente más, extraída de la Sentencia arbitral de Guadalupe: «ni tampoco puedan [los señores] la primera noche quel payés prende mujer dormir con ella o en señal de senyoria». Este texto viene rubricado por Fernando el Católico, que acabó con todos los demás Malos Usos al firmarlo en 1486. Estas pruebas acaso confirmarían la existencia de un auténtico Derecho de Pernada, por más que la ley del silencio parece haber corrido un manto de oscurantismo sobre la naturaleza real de este fenómeno. Pero dos de los cuatro casos, los procedentes de territorios ibéricos, son prohibiciones en las que no se puede confirmar si existía un derecho señorial reconocido legalmente o, más bien, una mala costumbre heredada de tiempos inmemoriales (en la que, al parecer, creían tanto campesinos como señores y que era muy difícil de desarraigar). Como diría Matilda Joslyn Gage en 1893: «Las mentes del pueblo habían sido corrompidas a lo largo de los siglos con estas doctrinas [...] la mujer, siempre oprimida, debía proporcionar solaz a unos hombres acostumbrados a la violencia y a obtener placer en el sufrimiento ajeno».
Es posible que pueda discutirse, como veremos más adelante, si el Derecho de Pernada era algo simbólico o una auténtica agresión sexual y moral; lo que sí es indiscutible que en la Edad Media existía la costumbre (no reconocida, por supuesto) de violar a mujeres de estamentos inferiores. No estaríamos estrictamente hablando del Derecho de Pernada, pero sí de un acto de dominación machista, social y criminal. Los siervos, al menos al principio, lo admitían como un mal necesario, amparado por una tradición consuetudinaria. Por tanto, no sólo se trata de una violación, que lo es, sino que iba acompañada de una coacción mucho más profunda. En primer lugar, debe tenerse en cuenta el servilismo de algunos campesinos, esposos o padres de las afectadas, con ánimo de lucro, puesto que le estaba prestando "un servicio" actuando como un verdadero proxeneta para su señor (ignoramos en qué proporción se daba este deseo de prosperar a costa de explotación de las propias mujeres). Por otro lado, el señor feudal desea hacer patente su condición de superioridad, haciendo ver que, antes que esposa o hija, la mujer es sierva, y que antes que obedecer al padre o al marido, debe sumisión a su señor. En tercer lugar, está la indefensión de los afectados que, a menudo, no consentían, pero carecían de medios para defenderse frente a la ira señorial. El señor consideraría una negativa como un acto de rebeldía frente a su autoridad y su poder sobre sus siervos. Por último, no debemos olvidar que, al igual que ocurre actualmente, la víctima se siente culpable de su propia deshonra y tiene miedo a denunciarla. La institución del matrimonio canónico entre siervos feudales fue reconocida bastante tarde, en el siglo XII. Hasta entonces era un privilegio de los señores (los matrimonios campesinos eran, más bien, uniones civiles con la conformidad de los padres y de los líderes de la comunidad). Cuando la Iglesia reconoce que el matrimonio entre los aldeanos es bendecido por Dios, es la mujer la que se beneficia más, al ser casi el único ceremonial en el que actúa como una igual. Por eso, en el momento en que ella se siente bendecida por Dios, en el momento más legal de su vida, la humillación que hubiera supuesto el Derecho de Pernada se multiplicaba hasta límites difíciles de comprender hoy día. A partir de este reconocimiento del matrimonio canónico para los siervos feudales, las cosas comienzan a cambiar. Los abusos señoriales van perdiendo la aceptación social, los campesinos toman conciencia de su dignidad personal y de que ésta no es patrimonio de la nobleza. Por eso, los abusos sexuales, además de crímenes, comienzan a considerarse afrentas muy graves y, lógicamente, desembocan en revueltas populares contra el señor. Precisamente las crónicas y los escritos recogidos sobre estas sediciones proporcionan la más rica documentación sobre los abusos sexuales institucionalizados por la nobleza. Muchos campesinos se atreven a denunciar su situación e, incluso, a exigir reparaciones. El caso es que, al romper la "ley del silencio", al enfrentarse al problema abiertamente, el campesino traspasa los límites del encubrimiento, obteniendo así la mejor arma para acabar con el abuso del noble. Es entonces cuando lo que venía considerándose una mala costumbre (aceptada tácitamente), un derecho, incluso un privilegio feudal, pasa a convertirse, simplemente, en un crimen: en una malfetría señorial. Estaríamos, pues, ante un hecho lamentable, pero no ante un derecho. Algo que, además, no tiene relación alguna con rituales de desfloración, ni con ceremonias ancestrales asociadas al matrimonio, sino caprichos de un señor descontrolado e incapaz de respetar la ley y la dignidad de las personas a su cargo. Entre las rebeliones campesinas más conocidas y dilatadas está la de los Campesinos de Remensa en Cataluña (entre 1440 y 1486), los cuales hacen una relación de agravios entre los que figuran los abusos sexuales. La huida o la liberación de remensas a causa del abuso de sus señores dio lugar a la fundación de villas libres, como es el caso de Villanueva y Geltrú (Barcelona), gracias a la Carta-Puebla concedida por el rey Jaime I el Conquistador. Caso más concreto es el ocurrido en Aranga (La Coruña), donde un juez real ordenó «E otrosí en razon de las mujeres que eran tenudas de ir servir duas vezes en el año al granjero de carballo tuerto en la manera que dicha es fallo que tal servicio é tal fuero que non es onesto e por mal e desonestidad que se podría ende seguir mando que tal fuero que non se faga» en el año 1385. Este episodio enlaza con las ulteriores revueltas de los irmandiños gallegos, que, en 1467-1469, se quejan por escrito de numerosas violaciones, no sólo por parte de su señor, sino también por parte de sus comandados. Una de las actividades más conocidas de los irmandiños es el derribo de castillos; en este sentido citamos el siguiente texto: «Testimonia un clérigo que el Duque derrocó la fortaleza de Marceo por dous abades que lle durmian con las damas e acolléronse a la fortaleza». En Castilla también hay ejemplos concretos en los que los Malos Usos van unidos a los abusos sexuales. Es muy conocida la queja de los vecinos de Benavente contra los abusos de su conde, Don Juan Alfonso Pimentel, desde 1398. El concejo envió un informe al rey Enrique III señalando la falta de respeto a los fueros de la villa, nombrando oficiales, monopolizando ventas y cobrando gabelas inusitadas, junto a ello, añaden que el citado conde «tenía consigo en la dicha fortaleza algunos criados e parientes suyos y les consentían que matasen ombres y llevasen mujeres casadas e que matasen después aquellos que las llevaban a sus maridos e por aquella cabsa en la dicha villa se han desfecho ocho o nueve casas de oficiales». Otros incidentes reseñables son el de Fadrique Enríquez, Conde de Trastámara, Duque de Arjona, que murió ajusticiado por Juan II en 1430 a causa de sus malfetrías. O el asunto de Don Rodrigo de Luna, arzobispo de Santiago de Compostela y sobrino del conocido Condestable, contra quien se rebelaron sus propios caballeros en 1458 a raíz de sus actos deshonestos y criminales. No es caso seguir citando los múltiples ejemplos, pero no podemos terminar el epígrafe sin haber mencionado el caso de Fuente Ovejuna, ocurrido realmente en 1476. Allí, el despotismo del comendador de la Orden de Calatrava (el monje y soldado Fernán Gómez de Guzmán) es el detonante de una tragedia recogida, inicialmente, por los cronistas de esta orden militar e inmortalizada, posteriormente, por Lope de Vega en 1619. Sin embargo, no debemos perder la perspectiva: la inmensa mayoría de las quejas de campesinos se refiere única y exclusivamente a abusos económicos o laborales. Los nobles procuraban el beneficio, el poder y perjudicar a sus rivales, y muy raramente aparecen en los documentos quejas de carácter sexual (en las Cortes de Guadalajara de 1390 se dice lo siguiente: «acaesçe muchas vezes que prenden e matan e fieren a los labradores e vasallos de aquellos contra quien han las enemistades e mal querençia, e les derriban e queman las casas, e les toman sus bienes, e les fazen otros muchos males e dannos e desaguisados;...». Por el momento, parece innegable la existencia del abuso sexual, pero no dentro del Derecho de Pernada al que, según aseguran algunos historiadores, se ha dado demasiada relevancia. No se trata, pues, de una realidad histórica, sino más bien de un mito político, literario y -últimamente- cinematográfico, que, como mucho, aparece en publicaciones de escasa solvencia. Los diversos intentos para demostrar su existencia conducen siempre al mismo callejón sin salida: la falta de pruebas científicas, ni para demostrarlo ni para refutarlo. Según ellos, el Ius primae noctis no era más que una ceremonia, sin consecuencias sexuales, que incluiría una serie de actos simbólicos, de sumisión y humillación, junto con un pago, en especie o en metálico, que, de algún modo, servían para enfatizar la superioridad señorial o, bien, para refrendar oficialmente la unión, al ser ésta bendecida por el líder de la comunidad. Frente a la carencia de documentos relevantes sobre el Derecho de Pernada, los historiadores disponen de numerosos datos que confirman que, en un señorío feudal, el siervo necesitaba el permiso de su señor, para lo cual debía, cuando menos, pagar un tributo. Concretamente, en Inglaterra y Gales éste se denominaba Merchet y, en Francia, recibía el nombre oficial de Formariage, aunque a veces aparece en los documentos, en latín vulgar, como cullagium (que, en sentido extenso, significa colecta, pero la vulgarización del lenguaje y su homonimia con la anatomía humana favorecieron una interpretación caricaturizada del término).En España, esta tasa por el matrimonio recibió varios nombres, entre ellos, la Firma del Spolii (para los remensas), la cantidad que el señor recibe del payés por hipotecar las tierras que cultiva, como garantía de la dote de su mujer. Y, ¡cómo no!, el propio derecho de Pernada. Hasta ahora no se ha mencionado qué puede significar Pernada, o de dónde puede venir esa expresión; pues bien, no significa otra cosa que patada. Aunque, por las descripciones, parece que se trata de empujar a la novia sobre la cama y pisarla, en señal de superioridad:
«La noche de bodas, que la mujer será echada en la cama y [el señor] pasará por encima de aquella la dicha mujer». El cobro de tasas por el matrimonio era mucho menos insultante que los abusos sexuales. Sin embargo, al consolidarse el matrimonio religioso, quedaba claro que el derecho canónico estaba por encima de cualquier uso o fuero ancestral y que, si Dios y la Iglesia bendecían la unión, sobraba la intervención de la nobleza; por eso que el ritual -sea cual sea su nombre- comenzó a ser visto como otro más de los Malos usos señoriales. Si bien, ésa no es la causa fundamental de su desprestigio... La interpretación peyorativa y falseada del derecho de Pernada tiene su origen en la Ilustración, cuando los intelectuales burgueses luchaban por el derecho a intervenir en el gobierno de sus comunidades, basándose en que, a pesar de pagar grandes sumas impositivas, estaban discriminados de las decisiones políticas. En cambio, la nobleza había perdido la justificación de su preeminencia: no pagaba impuestos, tenía una importante influencia política y, además, eludía sus deberes militares (al profesionalizarse el ejército). Los nuevos ideales, imperantes en el Siglo de las Luces, primaban el esfuerzo personal y entraban en contradicción con la existencia de privilegios. Los filósofos ilustrados iniciaron una campaña de desprestigio contra los nobles sacando a relucir todas las injusticias históricas que habían cometido; para ello, no dudaron en tergiversar la realidad de ciertos fenómenos históricos, entre ellos el que nos interesa, el Derecho de Pernada. Los panfletos surgidos a raíz de la Revolución francesa hicieron el resto. Sólo en las últimas décadas hemos podido deshacer el engaño, pero no sin que muchos historiadores o filósofos hayan sido acusados de complicidad, al aceptar como ciertas leyendas, tópicos y cuentos tendenciosos, que desvirtuaron la realidad de la Edad Media, caricaturizándola. Lo peor de todo esto es que la mujer sigue siendo la víctima, pues fue utilizada sin miramientos, con mucha hipocresía y con doble moral por los ilustrados,filósofos, historiadores y literatos, como un medio para alterar el juicio popular, como una moneda de cambio para fines políticos. Una cosa es aceptar que existió la dominación consuetudinaria, en culturas menos evolucionadas, como la Edad Media (del hombre sobre la mujer y del señor sobre el siervo) y, otra, es considerarlo un derecho formalmente recogido por las leyes. Siendo muy poco estricto, y admitiendo las diversas connotaciones coloquiales del derecho de Pernada, podemos citar obras como las siguientes: El Poema de Gilgamesh (II milenio antes de Jescurist): "Gilgamesh no deja la doncella a [su madre], ¡La hija del guerrero, la esposa del noble!» Cuando [Anu] hubo escuchado sus quejas, A la gran Aruru llamaron: «Tú, Aruru, creaste [el hombre]; Crea ahora su doble; Con su corazón tempestuoso haz que compita. ¡Luchen entre sí, para que Uruk conozca la paz!»" La canción de gesta «Baudouin de Sebourc», datada en el siglo XIV (quizá escrita en Hanau) y ambientada en las Cruzadas. Un despótico señor feudal exige a la novia una parte sustancial de la dote, ya que si no se prestase a pagar, ejercería su derecho a la primera noche. En la obra, la dote de la mujer hace referencia a su honor, y esta desmesurada exigencia señorial es un claro ataque a la castidad de la novia. En general, el poema épico parece reflejar la creencia popular de que, en toda la Edad Media, el jus primae noctis era una costumbre muy antigua y aceptada, no necesariamente ligada al abuso sexual, pero sí como reflejo del poder sobre las mujeres del pueblo llano. Héctor Boece (1527): Scottorum historiae a prima gentis origine, París. En la que se refiere a un decreto del rey escocés Evenus III (supuestamente histórico, pero que la investigación ha demostrado ser legendario) según el cual "the lord of the ground shall have the maidenhead of all virgins dwelling on the same" (El señor feudal dispondrá de la virginidad de todas las doncellas que vivan en su tierra). La leyenda sigue mostrando cómo Santa Margarita consiguió sustituir el jus primae noctis por un impuesto matrimonial llamado merchet. George Buchanan (1582): «Rerum Scoticarum Historia». Consultado el acceso desde el 16 de junio de 2006.: «Adversus nobilitatem crudelis et avarus, infimi generis hominibus familiaris. Cum in stupra virginum et matronarum, et immoderata convivia se totum daret, circa se symphoniacos et histriones omnisque generis voluptatum ministros semper habebat.». «Frente a la nobleza (a pesar de ser él mismo un noble) era cruel y avaro, amigo de los hombres del género más bajo. Como se entregara por entero a la violación de doncellas y matronas, y a los banquetes inmoderados, tenía siempre a su alrededor músicos y bufones (histriones, comediantes) y servidores de todo tipo de placeres». Rerum Scoticarum Historia, Liber V, XLIII REX. Fuenteovejuna, por Lope de Vega: Ya hemos hablado de que se inspira en un drama real. En este caso cito un fragmento del Acto I, Escena III: Luego la infamia condeno. ¡Cuantas mozas en la villa,del comendador fiadas, andan ya descalabradas![...] Tendré yo por maravilla que te escapes de su mano... [...] Pues en vano es lo que ves, porque ha me sigue un mes, y todo, Pascuala, en vano. El alcalde de Zalamea por Calderón de la Barca: El capitán Don Álvaro de Ataide (de origen noble) es alojado en la casa del labrador rico de Zalamea de la Serena, Pedro Crespo, donde conoce a su hija Isabel a la que viola. El caso no es de derecho de Pernada, pero es un claro ejemplo de malfetría señorial en la que el noble no considera la honra del campesino ni de su hija. El delito es denunciado pero sólo el rey (Felipe II) tiene jurisdicción, como se ha comentado que determina la tradición de estos crímenes desde los tiempos de Alfonso X. Es una forma de encubrir este tipo de delitos. El campesino no sólo exige que se tenga en cuenta su dignidad como ser humano (está dispuesto a pechar, es decir, cumplir con sus obligaciones fiscales, pero las demás servidumbres son Malos usos olvidados, de ahí la famosa frase del alcalde: «Al rey la hacienda y la vida se han de dar; pero el honor es patrimonio del alma, y al alma sólo es de Dios»); también exige su potestad para castigar al criminal, negando su preeminencia social. Ahora ofrecemos un fragmento de la Jornada III, Escena XVII: Este proceso, en que bien probado el delito está, digno de muerte, por ser una doncella robar, forzarla en un despoblado, y no quererse casar con ella, habiendo su padre rogádole con la paz [...] Bien está sentenciado; pero vos no tenéis autoridad de ejecutar la sentencia que toca a otro tribunal (Página 216). Las bodas de Fígaro, por Beaumarchais, sobre la que Mozart escribe la ópera bufa del mismo título, con enredos alrededor de lo que podría considerarse derecho de Pernada del Conde Almaviva sobre Susanna (camarera y prometida de Fígaro). Louis Edme Billardon de Sauvigny (1768): L'innocence du premier âge en France, De Lalain, París.: Una fábula en la que el pueblo se enfrenta a los abusos señoriales y celebra su triunfo. «Alors fut bornée l'autorité paternelle. A seize ans le fils est libre. L'Etat y gagne un citoyen, le père un ami. Dans la fête qu'ils célébrèrent au jour de leurs mariages, le Ciel et leurs compagnes reçurent leurs serments à la lueur d'un vaste bûcher dont, chaque année, on renouvelle la mémoire. Là furent consumés, avec joie, ces titres pompeux, faible aliment de la vanité des nobles, garant plus faible encore de leur mérite.». «Entonces la autoridad de los patriarcas fue limitada: a los dieciséis años el hijo se convertía en un hombre libre. El estado ganaba un ciudadano y el padre un amigo. En la fiesta que celebraban el día de sus esponsales, el Cielo y sus testigos escuchaban sus votos al resplandor de una gran hoguera; la cual, cada año, servía para reafirmarlos. Allí fueron consumados, con alegría, sus pomposos títulos nobiliarios, escaso alimento de la vanidad señorial, endeble garantía de sus privilegios» (Página 102). A la que siguen otras obras del mismo autor y en la misma línea romántica contra el Antiguo Régimen (Histoire amoureuse de Pierre Le Long et de sa trés-honorée dame Blanche Bazu, La Rose o La fête de Salency...). La novela de George Orwell, Mil novecientos ochenta y cuatro, donde, en el capítulo 7 de la Primera Parte se dice: «the law by which every capitalist had the right to sleep with any woman working in one of his factories» («La ley por la cual cada empresario tiene el derecho de dormir con cualquiera de las mujeres que trabajan en su empresa»). La película de Joseph Losey: 1963, The servant, en la que el mayordomo, Hugo Barret (Dirk Bogarde), se sirve de su supuesta hermana Vera (Sarah Miles), con el propósito seducir a su señor (James Fox) y mantener el dominio que ha conseguido sobre él. Es mencionado en la obra de Gabriel García Márquez, El general en su laberinto (1989), en donde menciona el padre de Simón Bolívar, Juan Vicente Bolivar, acusado de violaciones a mayores y menores de edad apelando a tal derecho. La película de Mel Gibson: 1995, Braveheart, en la que un miembro de la comunidad de William Wallace es objeto de esta humillación al inicio del relato. La canción Mi reino por un poco de caballo, de Def Con Dos hace mención del derecho de pernada. Mi majestad se ha vuelto loca; mi sangre azul ahora es roja. Todos cuestionan mi pedigrí. Los siervos de la gleba se ríen de mí. Ya no me gusta vivir en palacio porque han prohibido azotar a los criados. Dicen que la corte está depravada y no me dejan ejercer el derecho de pernada. ¿Y no le da vergüenza, señor Bonaparte, haber cometido usted y los que le rodeaban en la corte tan grandes felonías con las mujeres casadas, viudas y solteras en el Palacio de Versalles?.
Nàpoleón.- Es cierto que me da vergüenza. Mucha vergüenza, señor Diesel. Así que por favor pasemos a otro asunto. Ya he escarmentado.
Diesel.- A buenas horas mangas verdes decimos en España a esta clase de arrepentimientos. Pero ya que hablamos de Versalles y comparándolo con el Palacio Real de Madrid he de decirle que, según los propios historiadores europeos, en Versalles holía a defecaciones humanas a varios kilómetros a la redonda a pesar de lo hermosos que son sus jardines, que hasta los campesinos preferían dar rodeos de hasta ocho kilómetros más o menos con tal de no oler dicha peste y eso no pasa en los sencillos pero también muy hermosos jardines de Sabattini del Palacio Real de Madrid que hasta se puede pasear por ellos cualquier ciudadano aspirando aromas de flores y arbustos.
Napoleón.- Dejémoslo ya, por favor, no tengo ya ni ánimo para seguir coloquiando con usted.
Diesel.- Ni yo con usted tampoco, pero me debo a mi oficio de periodista y escritor y no puedo dejar de cumplir con los compromisos pactados con la Jefa de mi Redacción.
Napoleón.- ¿Y quién es esa señora si puedo saberlo?.
Diesel.- No. No puede. Se asustaría de ver lo joven y bella que es. Ni se lo voy a decir a alguien como usted ni al famoso Monstruo al que vuelvo a llamar EBA con b de burro y no EVA con v de valentia. Que a veces hay hombres que verdaderamente rebuznan y hay mujeres tan valientes que no les tienen ningún temor a darles algunos vergajazos en las pezuñas por ver si corren más de prisa y se alejan cuanto más kilómetros mejor. Pero sí, pasemos a otro pensamiento, pero no sin antes señalar, para que se entere dicho Monstruos de Tres Cabezas que la Ley Sálica de la que tanto hablan fue abolida en España en 1830 aunque usted ya no esté vivo en dicha fecha. La historia, muy resumida para que no se nos haga tarde, es esta: En España, el rey Felipe V, al subir al trono tras la Guerra de Sucesión Española, hizo promulgar la Ley Sálica a las Cortes de Castilla en 1713: según las condiciones de la nueva ley, las mujeres sólo podrían heredar el trono de no haber herederos varones en la línea principal (hijos) o lateral (hermanos y sobrinos). El rey Carlos IV de España hizo aprobar a las Cortes en 1789 una disposición para derogar la ley y volver a las normas de sucesión establecidas por el código de las Partidas. Sin embargo, la Pragmática Sanción real no llegó a ser publicada hasta que su hijo Fernando VII de España la promulgó en 1830, desencadenando el conflicto dinástico del Carlismo. Así que esto ocurrirá dentro de nueve años, cuando sus huesos ya sólo sean cenizas nada más. Ahora sí. Ahora pasemos al siguiente tema.
SÉPTIMA FRASE: "No se gobierna con metafisica, sino con los resultados de la experiencia de siglos".
Diesel.- Pero ¿sabe usted en verdad qué es la Metafísica?.
Napoleón se relaja ya lo suficiente para hablar con un poco de cordura, mínima cordura pero cordura al fin.
Napoleón.- Destaco de ella tres definiciones fundamentales: 1. Parte de la filosofía que trata del ser en cuanto tal, y de sus propiedades, principios y causas primeras. 2. Modo de discurrir con demasiada sutileza en cualquier materia. 3. Cosa que así se discurre.
Diesel.- Demostración de que su frase no me sirve; porque no es la experiencia de los siglos la que haasta hoy ha hecho gobernar bien en los Estados de Europa, sino que es necesario discurrir con mucha mayor sutileza que no haciendo el bárbaro los unos contra los otros y además claro que se debe discurrir y contar hasta diez si es necesario para poder obrar bien y no como asnos que es lo que ocurre en estas longevas tierras europeas. Tanta experiencia de siglos... ¿para qué han servido, señor Bonaparte?. ¿Puede usted decirme qué clase de inteligencia ha desarrollado tanta experiencia de siglos en ustedes los gobernantes ansiosos de poder y conquistar tierras y mujeres ajenas?.
Napoleón.- Otra vez me da vergüenza contestar a eso...
Diesel.- Demasiada vergüenza me parece que le está dando a usted para ser verdad. Cuando algo nos da vergüenza se pone uno de rodillas ante Dios y, hablando con el corazón en vez de con la lengua, se pide perdón. Pero usted está tan asustado que ya ni es capaz de sentir ese Temor de Dios que tenemos los verdaderos cristianos; así que volvamos a aligerar con el octavo pensamiento.
OCTAVA FRASE: "La sabiduría más verdadera es una resuelta determinación".
Diesel.- No me haga usted reír, por favor, que estoy tan encorajinado que si no fuese por mi juramento dado ahora mismo sería yo quien le cortase la cabeza y no ninguno de sus verdugos. Siempre deja usted los pensamientos en el aire, sin jamás saberlos definir tajantemente. ¿A qué determinación se está usted refiriendo?.
Napoleón.- Pues, como mi nombre indica, a ser un león en las batallas contras mis vecinos rivales.
Diesel.- Mire usted que es burro que se parece al Asno de Buridán. ¿Sabe qué fue el Asno de Buridán?.
Napoleón.- Tampoco tengo ni idea de eso.
Diesel.- Pues debería seguir dándole a usted vergüenza porque es la obra de un escritor francés para más inri. El asno de Buridán es el nombre que se le da al animal que protagoniza un antiguo argumento de reducción al absurdo contra Jean Buridan (1300 - 1358), teólogo escolástico discípulo de Guillermo de Ockham, defensor del libre albedrío y de la posibilidad de ponderar toda decisión a través de la razón. Para satirizar su posición, algunos críticos imaginaron el caso absurdo de un asno que no sabe elegir entre dos montones de heno (o, en otras versiones, entre un montón de avena y un cubo de agua), y que a consecuencia de ello termina muriendo de inanición (o de sed). Se trata, según algunos, de una paradoja, ya que, pudiendo comer, no come porque no sabe, no puede o no quiere elegir qué montón es más conveniente, ya que ambos montones le parecen iguales. Aristóteles, en el De Caelo, ya se había preguntado cómo un perro confrontado ante dos cantidades idénticas de alimento podría comer. El ejemplo del asno que muere de hambre por indecisión parece inverosímil, pero es posible imaginar casos menos extremos y más intuitivos de la misma paradoja: piénsese en alguien que sigue la máxima de hacer siempre primero lo que es más urgente y, enfrentado ante varias tareas urgentes, su propia deliberación acerca de cuál es la tarea prioritaria le hace perder valiosísimo tiempo. O piénsese en una persona que ama a dos pretendientes ¿puede amarlos a ambos con la misma fuerza y perderlos a ambos por culpa de su indecisión?. El problema es un ejemplo del uso del principio de razón suficiente formulado por Leibniz, según el cual si no hay una razón suficiente para que una cosa suceda en vez de otra, el principio afirma que no sucede nada, la situación inicial no cambia. La paradoja del asno de Buridán aplica el principio anterior a una situación de simetría bilateral. Otro contexto en el que se suele aducir la paradoja es como argumento de reducción al absurdo del racionalismo para justificar la fe religiosa. Como el asno muerto de hambre, debemos supuestamente tomar una decisión no-racional para evitar quedar paralizados en una duda sin fin. Un contra-argumento típico responde que es perfectamente racional reconocer que ambas opciones son igualmente buenas y escoger arbitrariamente una en vez de morir de hambre. Por otra parte, en un contexto de interpretación ligeramente distinto al anterior, el significado atribuido a la paradoja es que permite reconocer que ya sea que consideremos racional o no a la decisión, la misma estará siempre impregnada de la noción de valor. Pues la situación planteada en la paradoja conduce a la inmovilidad porque propone al asno dos opciones de igual valor. Pero la mayoría de las decisiones humanas se basan en la percepción de una diferencia de valor; más allá de que tal valoración pueda considerarse racional o no. ¿Eso de pelear contra los vecinos y matarlos a cañonazos como hacía usted es una forma razonable de sabios o es de asnos como se puede deducir de lo expuesto, don Napoleón?. Tiene usted mucho de Napo selvático, porque es verdad que Napo está en la selva ecuatoriana, que de león, porque el león al menos mata para subsistir y dar de comer a su familia pero usted mata por ambición... ¿o se come usted acaso la carne de sus vecinos muertos?.
A Napoleón Bonaparte le da un soponcio y se cae al suelo de la flojera que le entra; así que tengo que volver a levantarme y volver a colocarle en la silla. El ridículo sombrero sigue lejos, al lado de la pared y una araña negra está paseánodse por encima de él.
Diesel.- Mire usted a su sombrero... ¿qué ve?.
Napoleón.- ¡Horror!. ¡Una araña negra!.
Diesel.- Así que ahora resulta que un león como usted... ¿se asusta de una simple araña negra?. Esa es la verdadera realidad de usted y no la que han contado los historiadores a fuerza de pagarles con el dinero que le pertenecía al pueblo. O sea, que más de la mitad de los héroes de la Historia Universal sólo han sido unos mitos a la hora de la verdad. Pero comprando historiadores yo podría ser hasta el mismísimo Júpiter hecho persona.
Una patética sonrisa, como mueca simiesca nada más, se asoma en la cara de Bonaparte.
Napoleón.- Prefiero, si es posible, dejar esto y continuar.
Diesel.- Y yo tambiénn porque no quiero contar chistes fáciles.
NOVENA FRASE: "Es intrínseco al carácter francés el exagerar, el quejarse y tergiversar los hechos cuando se está descontento".
Diesel.- ¡Por fín le arranco otra verdad, señor Bonaparte!. Los franceses como usted, que de todo hay en la viña del Señor, envidiosos de las grandezas españolas, no han hecho otra cosa sino exagerar nuestros defectos que los tenemos como cualquier otro pueblo o mucho menos que otros pueblos, quejarse de nuestras hazañas diciendo que eran producto de nuestra brutalidad cuando otros pueblos, como el suyo, verdaderas bestialidades hicieron en Europa y otros Continentes y no han hecho más que tervisersar la historia apoyando a los ingleses en la famosa y falsa Leyenda Negra Antiespañola. ¿Quién fue el osado y deslenguado historiador que inició dicha Leyenda Negra?. Sé que fue simplemente un envidioso nada más. Envidioso de nuestras hazañas y nuestras guapas chavalas contando también las de Latinoamérica. ¿Quién fue el traidor que inventó la Leyenda Negra?. Si no me lo dice usted a mí se lo digo yo a usted.
Napoleón.- ¡No!. ¡Se lo digo yo porque sino usted me mete otra sesión de Historia que no podría soportarla!.
Diesel.- Pues entonces basta con que me diga su nombre.
Napoleón.- Le comento el tema con toda clase de detalles.
Diesel.- Imposible. Usted ya está a punto de morir y yo tengo la información completa; así que, una vez más, se lo explico yo a usted. El historiador Sverker Arnoldsson de la universidad de Gotemburgo, en su libro La leyenda negra. Estudios sobre sus orígenes, coloca el origen de la Leyenda negra en la Italia medieval, al contrario que otros autores anteriores que lo sitúan en el siglo XVI. Arnoldsson se basa en los estudios de Benedetto Croce y Arturo Farinelli para afirmar que la Italia de los siglos XIV, XV y XVI era eminentemente hostil a España. De hecho Arnoldsson divide la Leyenda negra en Italia en dos partes: la más antigua (de comienzos del siglo XIV), anticatalana o antiaragonesa, y otra más moderna que se forma a partir de 1500, y que ha permanecido posteriormente. Las teorías de Arnoldsson han sido puestas en duda por diversos historiadores. En general, se basan en los siguientes argumentos: 1.Que los primeros escritos contra los españoles se hayan escrito en Italia, no es motivo suficiente para poner allí el origen de la Leyenda negra: es una reacción normal en cualquier sociedad que se ve dominada por poderes extranjeros.2.La Leyenda negra implica una cierta tradición, lo que no se puede afirmar del caso italiano, que se basaba exclusivamente en una reacción a la presencia reciente de tropas españolas.3.Desde finales del siglo XV y principios del XVI, existían también muchos que admiraban a España y sobre todo a Fernando el Católico. Maltby añade a estos argumentos la falta de un hilo conductor que una las críticas italianas con la forma canónica de la Leyenda en los Países Bajos e Inglaterra. En su primera forma, anticatalana o antiaragonesa, la Leyenda negra comienza con la influencia política de la Corona de Aragón en determinados territorios de Italia en el siglo XIII. La presencia de príncipes, cortesanos, soldados y mercenarios (e incluso piratas) aragoneses en Italia condujo a una reacción de la sociedad local, sobre todo de las élites que se consideraban herederas de la Antigüedad romana. Los hidalgos españoles empiezan a tener fama de «rudos, ignorantes, sin intereses intelectuales» y ridículamente ceremoniosos. La expansión aragonesa en el sur de Italia también coincide con el auge del comercio en Barcelona y Valencia, competidoras para las ciudades italianas del norte a partir de 1300, sobre todo en los mercados mediterráneos occidentales. La reacción de nuevo será la extensión de una imagen de avaricia y astucia infame de los comerciantes catalanes. Un tercer punto en la percepción de la Corona de Aragón, y por extensión de la Península Ibérica, de los italianos es la de inmoralidad y de desmesurada sensualidad que creen ver en las cortes papales de Calixto III y su sobrino Alejandro VI, ambos de origen valenciano, la corte aragonesa de Nápoles y sobre todo de las cortesanas valencianas, que eran muy conocidas en Italia. Finalmente, los elementos no europeos, sobre todo la influencia judía e islámica, eran vistos con desconfianza. Los judíos expulsados en 1492 llegaron en grandes cantidades a las ciudades italianas, con lo que se llegó a confundir «marrano» con «español», hasta el punto de que el papa Julio II llamaba «marrano circonciso» a su predecesor Alejandro VI. La enemistad entre españoles e italianos llegó al punto de que en 1503, tras la muerte de Alejandro VI, hubo una persecución violenta contra los detestados nepotes catalanes, que tuvo como resultado algunos muertos.Aunque la leyenda negra anticatalana tuvo su origen en Italia, se extendió al Mediterráneo oriental con las expediciones de los almogávares, que influyeron decisivamente en el temor y rechazo que adquirieron en dicha zona, que hicieron famosa la imprecación o insulto «¡venganza catalana te alcance!».Hasta 1500 los catalanes representaban a ojos de los italianos tanto a catalanes, como aragoneses, valencianos, castellanos o portugueses, en fin, a los españoles. Esta situación cambió a partir de 1500, momento en el que Castilla comenzó a tener la preeminencia política, económica y militar sobre los demás reinos de la Península Ibérica.[20] Durante el siglo XVI, las intervenciones militares de tropas españolas en Italia se generalizarán, no sólo con el consiguiente rastro de destrucción y muerte que llevan las guerras, sino también con infinidad de conflictos menores causados por soldados acuartelados que no recibían sus soldadas a tiempo. Serán importantes en la formación de la opinión italiana el saqueo de Prato de 1512, en la que se calculan entre 500 y 5600 muertos, según las fuentes, y sobre todo el saqueo de Roma de 1527, a pesar de que también participaran tropas alemanas e italianas.[21] La imagen del español cruel, astuto y rapaz se fue extendiendo. En 1559 Marcantonio da Mula comenta,[...] è dubbio se questa brava gente abbia dato piu utile o più danno ai suoi signori da parecchi anni in quà: perchè, si come sono stati causa di donarli delle vittorie, così hanno fatto perder loro di molti cuori e volontà de' popoli col maltrattarli, e il cuore de'sudditi è la maggior fortalezza che habbia il principe. [...] es dudoso si esta brava gente ha sido más útil o más dañina a sus señores desde hace unos años, porque, así como han sido la causa de darles victorias, también han hecho perder muchos corazones y voluntades del pueblo con maltratarlo, y el corazón de los súbditos es la mayor fortaleza que tiene el príncipe. Marcantonio da Mula, «Relazione di Filippo II Re di Spagna letta in Senato» (1559. También el gobierno en Nápoles y otras dependencias de la Corona Española eran causa de animadversión en la población. Así, por ejemplo, a pesar de que los impuestos no eran excesivos, se producían numerosas quejas.La Inquisición levantó muchas protestas contra el gobierno, hasta el punto de que el descontento sobre los familiares contribuyó en gran medida a los motines de 1511 y 1516 en Sicilia. En Nápoles, el simple rumor de la sustitución de la inquisición episcopal por la Inquisición española produjo un motín muy violento en 1547. El miedo, que en Nápoles llevó al asalto del cuartel de soldados españoles y a degollar a muchos, era causado en parte por sentimientos nacionalistas, ya que se veía con razón a la Inquisición como un instrumento político del rey. Finalmente, incluso la justicia española, que era «excesivamente» imparcial, se ganó la enemistad de la aristocracia y las clases privilegiadas. En el plano cultural, los italianos eran conscientes de su superioridad frente a los españoles, reduciendo la cultura española a las novelas caballerescas, que los intelectuales atacaban desde el plano moral, intelectual y estético. La influencia española en Italia en los siglos XV y XVI fue enorme, hasta el punto de que aprender y escribir castellano estaba de moda y las novelas caballerescas Tirante el Blanco y Amadís de Gaula eran lo más leído tanto en Italia como en España. Esta consciencia era más dolorosa cuanto que les era evidente la superioridad de las armas españolas. Las críticas se extendieron a la música, y la estudiosa Judith Etzion coloca en El Meolpeo, un libro en español publicado en Nápoles en 1613 por Pedro Cerone, el inicio de la leyenda negra en la historiografía musicológica occidental. Arnoldsson ha dado un segundo origen de la Leyenda negra en Alemania. El humanismo alemán fue muy nacionalista y se creó más bien en oposición al humanismo italiano, ensalzando a los antepasados germánicos frente al enemigo romano. Sin embargo, tanto en Ulrico de Hutten como en Martín Lutero, los dos autores más influyentes de comienzos del siglo XVI, se confunde lo italiano con das Welsche, es decir, el mundo latino o lo romance, en el que se incluye Francia, Portugal y España, con el matiz de «falso, inmoral, extranjero en oposición a lo nacional».Lutero sintió una evidente enemistad por España, a pesar de que el país todavía no era la potencia militar y cultural que llegaría a ser más tarde, y su pensamiento tuvo una influencia posterior indudable. Para Lutero, los españoles eran ladrones, falsos, orgullosos y lujuriosos. Esta desconfianza puede tener varios orígenes, de entre los que Arnoldsson destaca: la identificación de Italia, España y el papismo, con lo que lo españoles quedaron caracterizados como crueles, rapaces, inmorales y falsos; su antisemitismo, ya que consideraba a los españoles descendientes de los judíos, «sunt plerunque Marani, Mamalucken»;
su temor a una invasión española y turca, pueblos que consideraba próximos,
Ideo prophetatum est Hispanos velle subigere Germaniam aut per se aut per alios, scilicet Turcam [...] Et ita Germania vexabitur et viribus ac bonis suis exhausta Hispanico regno subiugabitur. Eo tendit Sathan, quod Germaniam liberam perturbare tentat. En 1566 se publicaron las conversaciones de Lutero, en las que daba su conocida opinión sobre los españoles. Sin embargo, no sería hasta la Guerra de Esmalcalda cuando se propagarían estas opiniones entre el pueblo germano. La propaganda de guerra de la Liga de Esmalcalda era muy nacionalista e identificaba a su enemigo, el emperador Carlos V, con los extranjeros, con Roma, el Catolicismo, el papa y España, a pesar de que entre los partidarios de Carlos V también había alemanes y protestantes: no querían ser «gobernados por españoles». Comienza la imagen del rey de España como adalid del Catolicismo, en parte promovida por la propia corona. Pero sobre todo contribuyeron a ese odio las tropelías de las tropas de Carlos V, compuestas por españoles, italianos y alemanes.Hacia finales del siglo XVI se introduce en la Leyenda negra un cierto tinte racista bajo la influencia de panfletos franceses y neerlandeses: la importante proporción de judíos y moros, el tinte moreno y la estatura serán anatemizados por los intelectuales alemanes.[...] Spaniern [...], die essen gern weiss Brot vnd küssen gern weisse Meidlein, vnd sind sie stiffelbraun vnd Pechschwartz wie König Balthasar mit seinem Affen. Los españoles comen pan blanco y besan mujeres rubias con mucho gusto, y son tan marrones y negros como el rey Baltasar y su mono. El historiador Philip Wayne Powell añade un tercer origen entre los judíos expulsados de España. Powell coloca el comienzo de la crítica de las poblaciones judías contra España en 1480, con la creación de la Inquisición Española, que se dirigía principalmente contra criptojudíos y falsos conversos. Pero fue a partir de la expulsión de 1492 que se generalizó esta opinión. A pesar de que habían sido expulsados anteriormente de casi todos los países europeos, en ningún otro habían tenido durante la Edad Media tanto arraigo, llegando a vivir lo que se ha llamado una Edad de Oro, dando una relevancia especial a esta expulsión.Estudios de Kaplan, Yerushalmi, Mechoulan y Jaime Contreras muestran que muchos intelectuales judíos expulsados colaboraron en la extensión de la imagen negativa de España. La comunidad sefardí más importante estaba en Ámsterdam, en los Países Bajos, con dos sinagogas. Su actividad, «poco affectos al servicio de Su Majestat», llegó a provocar la protesta de los embajadores españoles ante el Archiduque en Bruselas. Especialmente odiada era la Inquisición, considerada la «cuarta bestia de la que habla el profeta Daniel», justificación desnaturalizada, cúmulo de maldades, que había corrompido la sociedad. La crítica se extendió a Flandes y Venecia, donde también se habían asentado sefardíes. Así, las comunidades daban publicidad a las ejecuciones de la Inquisición, como la ocurrida en 1655 en Córdoba. Los sefardíes se mostraron agradecidos con su nueva patria durante la guerra de independencia: así como España era «tierra de idolatría» y de esclavitud, como la de Egipto, cuyos gobernantes sufren la maldición de Yaveh; Holanda en cambio es la tierra de la libertad, sobre la que el Dios de Israel hará caer todas las bendiciones, tal como escribieron Daniel Levi de Barrios o Menasseh ben Israel (anteriormente llamado Manoel Soeiro). También emplearon su poder dentro de la industria editorial, tanto para apoyar a los holandeses en su lucha, como para extender la crítica hacia España.
Napoleón..- ¡¡Qué vergüenza, Dios mío, qué vergüenza!!. En nombre de toda Europa le pido perdón a usted como representante de los españoles.
Diesel.- Como dicen en mi tierra: ¡a buenas horas mangas verdes viene usted a pedir perdón en nombre de toda Europa!. ¡Lo mismo le digo a un tal señor Correa del Ecuador de ese futuro que usted no mconoce!. ¿Sabe lo que le digo?... que es mejor que sigamos con sus pensamientos porque lo que es lo de la Leyenda Negra Antiespañola nos la pasamos los españoles por las partes más nobles de nuestros cuerpos. Además; como sólo es producto de la envidia que nos han tenido siempre por nuestras grandes hazañas y porque ligamos más y mejor con las mujeres, nosotros los españoles opinamos de los creadores de la Leyenda Negra Antiespañola que sólo son como las gallinas cluecas. Lo digo por lo de los huevos y que nadie malinterprete mis palabras. Así que no permito que nadie me censure esta parte del Libro porque sólo he dicho la verdad. Ahora sigamos adelante con sus famosos pensamientos. Por cierto, al señor Correa del Ecuador le recomiendo que no sea tan falso...
Napoleón se queda completamente abochornado y agacha la cabeza en señal de arrepentimiento.
Diesel.- Ya no es hora de arrepentirse. Ya no hay remedio. La ofensa ahí queda y lo único que es necesario hacer es denunciarla para conocimiento del mundo entero.
Napoleón.- Ahora mismo estoy tan corrido de vergüenza que no puedo seguir adelante. !Deme por caridad un poco de tiempo para recuperarme de tanta historia maligna contra España!.
Diesel.- Para que vea que los españoles sí que somos mucho más nobles que toda esa gentuza europea y también latinoamericana, que de todo hay en la viña del Señor vuelvo a repetir y lo digo por experiencia propia, que nos envidió y creó tantas mentiras contra nosotros sólo por dicha envidia, le permito esas horas de descanso.
Tras un par de horas de descanso, el color vuelve a la cara de Napoleón Bonaparte, que parece ya más contento una vez descargado el peso de su conciencia.
DÉCIMA FRASE: "Es más fácil dejar de hablar de política que moderarse".
Diesel.- Pues no se nota; porque usted no hace más que hablar de política por aquí y política por allá. ¿Usted cree que yo hablo con usted de cuestiones de política con gusto?. Preferiría mejor estar hablando ahora de cualquier otro tema pero como tengo el juramento hecho de completar mis Coloquios con usted y usted se empeña, erre que erre como los cabestros, en seguir hablando de política y yo no queiro seguir con tanto paripé sólo le digo que "es más fácil dejar de hablar cuando al hablar vamos a decir necedades". Eso es algo que usted nunca hizo, como pasa con el señor Correa del Ecuador. Ni en política ni en las cuestiones de mujeres. Por cierto... ¿usaba usted paletó?.
Napoleón.- ¿Qué es paletó?.
Diese.- ¿No sabe o no quiere saber?... porque resulta que es palabra deriva del francés.
Napoleón vuelve a guardar silencio y se desmaya cayendo al suelo; así que tengo que volver a levantarle una vez más y con un gran esfuerzo, por lo pesado que está debido a su gordura actual, consigo ponerle de nuevo sobre la silla.
Diesel.- El "paletó", gabán de paño grueso y entallado, pero sin faldas como el levitón, era de uso poco frecuente, fue idealizado por el poema titulado "Mon paletot aussi devenait idéal" que escribió Arthur Rimbaud bajo el titúlo de "Ma Bohème": Je m'en allais, les poings dans mes poches crevées; Mon paletot aussi devenait idéal; J'allais sous le ciel, Muse ! et j'étais ton féal; Oh ! là ! là ! que d'amours splendides j'ai rêvées! Mon unique culotte avait un large trou. Petit-Poucet rêveur, j'égrenais dans ma course Des rimes. Mon auberge était à la Grande-Ourse. Mes étoiles au ciel avaient un doux frou-frou. Et je les écoutais, assis au bord des routes, Ces bons soirs de septembre où je sentais des gouttes De rosée à mon front, comme un vin de vigueur; Où, rimant au milieu des ombres fantastiques,
Comme des lyres, je tirais les élastiques. De mes souliers blessés, un pied près de mon coeur". Esto, señor Bonaparte, traducido al español quiere decir: "Señora Bohème": me iba, los puños en mis bolsillos pinchados; mi paletot también se volvía ideal; ¡ iba bajo el cielo, La musa! Y pertenecía a la Gran Osa. Mis estrellas en el cielo tenían un susurro dulce. Y yo las escuchaba, sentado al borde de los caminos. Estas buenas tardes de septiembre dónde yo sentía las gotas de rocío en mi frente, como un vino de vigor; donde, rimando en medio de las sombras fantásticas, como las liras, tiraba los elásticos de mis zapatos heridos, un pie cerca de mi corazón ". Así que vuelvo a repetirle, y lo hago para demostrarle que es usted un mentiroso, que si usted usaba paletó o no usaba paletó.
Napoleón.- No tengo por qué decírselo a usted, señor Diesel, porque ya estoy bastante avergonzado.
Diesel.- Mire usted, señor Bonaparte. No me quiero enfadar ni con usted ni con ese grupo de granujas seguidores suyos que también están encarcelados aquí. Así que le digo, sobre el paletó, lo siguiente: Paletó es un tipo de faldón, con gola grande. Paletó es palabra que deriva del francés "paletot" y viene a ser como un sobretodo o una casaca larga que se coloca encima del traje de gala y digo gala sin ninguna doble intención sino de señalar que a usted le gustaban mucho las fiestas. Y para que vea que no soy yo un paleto, que quiere decir ignorante, sino que el paleto lo es usted, deduzco, nuevamente por lógica razonada como tanto le gusta a los insignes racionalistas europeos, que si Fernando VII de España usaba paletó usted, que era íntimo amigo suyo, tambien lo usaba. Mire que no me importa en absoluto si lo usaba o no lo usaba; pero claro que lo usaba cuando llovía para no mancharse con las gotas de lluvia sus flamantes trajes. Luego es usted un mentiroso que no sólo mintió a los franceses sino que ahora, a pocas horas de su muerte, sigue mintiendo.
Napoleón sólo mueve la cabeza diciendo que sí, que es un mentiroso pero que no se atreve a decirlo. Sólo lo dice en francés, tras unos segundos, de dudas.
Napoleón.- Oui, monsieur.
Diesel.- Eso quiere decir sí señor y no hace falta que me llame señor porque serlo lo soy aunque usted y los que le siguen a usted no lo hayan reconocido jamás. Para mi el jamás no existe. El jamás sólo existe para los carentes de Fe cristiana. Así que sigamos.
DÉCIMA PRIMERA FRASE: "La Asamblea Constituyente cometió una gran tontería al abolir la nobleza, lo que humilla a todo el mundo. Yo he hecho algo mejor: he convertido en nobles a todos los franceses, todos pueden sentirse orgullosos".
Diesel.- Es usted más falso que Judas Iscariote. Sólo convirtió en nobles a los cortesanos que le adulaban y que, después, cuando vinieron las horas malas le traicionaron sin miramiento alguno. ¿El humilde y sencillo pueblo francés dice usted?. El humilde y sencillo pueblo francés siguió siendo tan esclavo de la tierra, y me refiero a los campesinos y a los habitantes de los barrios bajos de las grandes ciudades, como en la Edad Media. Ustedes se hicieron tan cortesanos como los cortesanos durante la época de las monarquías absolutistas. Prefiero la sinceridad de don Curzio Malaparte a la hipocresía de usted, don Napoleón Bonaparte; porque Malaparte dijo algo muy sincero: "Nadie perdona a un hombre que sea distinto a los demás". Prefiero los pensamientos de Malaparte a los suyos, señor Bonaparte, porque sí que lo he comprobado en mi propia persona. No vengo a acusarle de nada sino a decirle la verdad. Ya ve lo que son las paradojas de la vida, con las que he tenido que encontrarme muchas veces, que quienes parecen malos, o sea algo así como mala parte de la sociedad, son buenos amigos y sinceros; mientras que los que parecen buenos, o sea algo así como buena parte de la sociedad, son malos amigos e hipócritas y envidiosos. Sigamos, por favor, que ya tenemos que ir más rápidos, una vez demostrado esto que, por desgracia, ocurre muchas veces en esta existencia humana.
Napoleón.- Sigamos. Pero ¿por qué dice usted existencia en vez de vida?.
Diesel.- Porque vida siempre termina en muerte y existencia siempre termina en vida.
Napoleón.- Eso es sólo un juego de palabras.
Diesel.- No, don Napoleón, eso es una definición de lo que no es Eternidad y de lo que sí es Eternidad. Pero sigamos adelante, por favor, que le repito que ya tengo prisa por acabar cuanto antes; porque me da vergüenza seguir hablando con usted de temas que ni tan siquiera los ha pensado jamás.
DÉCIMA SEGUNDA FRASE: "A los hombres se les debe gobernar con guante de acero dentro de guante de terciopelo".
Diesel.- Perdone, pero la frase, de tan rebuscada que es, parece más bien de un mariquita. No es a los hombres a los que hay que gobernar con guante de terciopelo sino a las mujeres. Pero usted de mujeres sólo sabía nada más que la relaciones sexuales; pero del alma de las muejeres usted no supo nunca nada. A los hombres tampoco se les debe gobernar con guante de acero porque eso es crueldad. A los hombres se les debe de gobernar con la vara de la justicia y la vara de la justicia no es ir dándoles varazos a diestro y siniestro sino hacerles entender que en esta vida el hombre debe cumplir como hombre, pero hablando con amor, señor Bonaparte y no con vanidad ni soberbia. Y en cuanto a las mujeres, el guante de tercipelo significa que primero hay que escucharlas y después hay que darles libertad para que puedan ser realmente femeninas. Por culpa de hombres muy famosos e ilustres como usted hoy en día existen gran cantidad de mujeres "machorras". Sólo por culpa de hombres como usted de los cuales toda la Historia está llena; sobre todo en los países del islam que tanto le emocionan a usted. Aprenda, y se lo repito por enésima vez, que el islam no sólo no será la religión de toda Europa sino que en Europa será aniquilado totalmente para aniquilarlo después fuera de Europa. Tienen las horas contadas como pasa con usted.
Napoleón queda en silencio y pensativo.
DÉCIMA TERCERA FRASE: "Dos fuerzas guían al hombre, el miedo y el egoísmo".
Diesel.- Mentira. Yo digo que tres fuerzas son las que guían al hombre cuando se es hombre verdadero: la Fe, la Esperanza y la Caridad. Los hombres verdaderos necesitan tener la Fe en los milagrosa diarios, la Esperanza de que un día el mundo cambiará hacia el Bien y la Caridad suficiente como para no hacer sufrir a los que son diferentes porque, en realidad, todos somos diferentes. El miedo y el egoísmo son, pr3cisam,ente, dos furzas que muchos hombres como yo, por ejemplo, ya que usted me nombre represetnante de los españoles, no hemos conocido jamás; luego no pueden ser nuestras guías de actuación.
DÉCIMA CUARTA FRASE: "En política, un absurdo no siempre es un obstáculo".
Diesel.- Ya estoy cansado de hablar de política. ¿Es que no tiene usted otros temas de los que hablar?. Yo sólo afirmo que en política un absurdo es siempre un absurdo sea cual sea la ideología del gobernante. Y punto. Si vuelvo a encontrar otro pensamiento suyo sobre la política simplemetne paso de largo. Porque, con la política, es usted más pesado que el Acorazado Potemkin.
Napoleón.- ¿Qué acorazado es ese?.
Diesel.- El Potemkin (Knyaz' Potyomkin Tavrícheski, "Príncipe Potemkin de Táurica") era un acorazado pre-dreadnought de la Flota del Mar Negro rusa. Se empezó su construcción en el astillero Nikoláyev en 1898, y fue botado en 1904. Su nombre es un tributo a Grigori Potiomkin, un militar ruso del siglo XVIII. El buque se hizo también famoso por la sublevación del acorazado Potemkin, una rebelión de la tripulación contra sus opresivos oficiales en junio de 1905 (durante la Revolución rusa de 1905). Fue visto posteriormente como un paso inicial hacia la Revolución rusa de 1917, y se convirtió en la base histórica para la película muda de Sergéi Eisenstein El acorazado Potemkin. Y ya basta de Historia por hoy. Me gustaría hablar de algo social con usted... a ver qué sabe sobre algún dema social y no político ni de mujeres.
Napoleón.- Pues muy poca cosa en realidad...
Diesel.- Pues veamos esa poca cosa.
DÉCIMA QUINTA FRANCIA: Inglaterra y Francia tuvieron en sus manos la suerte del mundo, sobre todo la de la civilización europea. Cuánto mal nos hemos hecho y cuánto bien podríamos habernos hecho.
Diesel.- Usted aparte de tontiloco, como decía mi abuela materna, parece sordo. Le he dicho que me aburre hablar ya tanto de política pero si ustedes los franceses y los ingleses creen que tuvieron en sus manos la suerte del mundo pues sigan creyéndoselo, ignorantes. El futuro del mundo es una incógnita siempre y donde menos se espera salta la liebre. Son cosas del acervo popular que usted hubiera aprendido si hubiese escuchado a las personas del pueblo español... pero no... al igual que los ingleses siempre ambicionaron conquistarnos. Y ya no digo más sobre el tema. Mírese de nuevo en el espejo.
Napoleón se levanta y da vueltas por la celda con una mano en el pecho y otra en la espalda, que es forma de pasear de los locos, mientras yo enciendo mi coburn y espero. Como veo que no deja de pasear de un lado para otro tomo de nuevo la palabra.
Diesel.- Siga usted de pie paseando de un lado para otro de esta lujosa cárcel que no necesito, por más tiempo, ver su ya cadavérico rostro. ¿Sabe lo que le digo?. Que sé muy bien que fue su Grandísimo Rey Sol, el tan cacareante, porque cacareaba que daba gusto, Luis XIV el que dijo "Europa termina en los Pirineos". ¡Ojalá hubiese sido verdad para que España y Portugal fuésemos ahora el Sexto Continente de la Tierra... porque más vale ser sextos pero con honra y honradez que ser los primeros pero sin honra ni honradez alguna. ¿Qué deportes practicó en su juventud, señor Bonaparte?.
Napoleón contesta dando cada vez paseos más ligeros de un lado para otro de la celda como un poseso. Se sujeta el vientre con ambas manos porque parece que sufre unos extraños dolores en esta parte de su cuerpo.
Napoleón.- No practiqué ningún deporte en mi juventud. No tenía tiempo alguno para ello. Pero estaban muy de moda la Natación y las Regatas de Remos.
Diesel.- ¿Y se da cuenta, ahora, que en vez de querer ser el amo del mundo mejor le hubiese ido de haber sido un sano deportista y ahora podría estar usted en los puestos más principales de la Natación o las Regatas de Remos?. Pero veo que le duele el vientre. ¿Sabe acaso lo que le está sucediendo?.
Napoleón.- Sólo sé que me está doliendo, sobre todo, después de tomar café...
Diesel.- Ya le explicaré algo sobre eso. Pero prefiero que sea la sorpresa final. Ahora sigamos con sus pensamientos pero, por favor, puede usted utilizar de nuevo el water.
Napoleón corre al water. Oigo el agua caer. Sale un poco más fresco pero no se atreve ya a sentarse frente a mí y prefiere escuchar y contestar de pie.
Diesel.- Hasta para morir hay que ser educado, señor Bonaparte... pero usted parece que de educación sólo sabe la educación militar de caballería como pasaba con un tal Jaime Vásconez en Ecuador y nada más. Vayamos con la siguiente frase a ver si ha cambiado usted ya de disco.
DÉCIMA SÉPTIMA FRASE: "Nuestro ridículo defecto nacional es no tener mayor enemigo de nuestro éxito y de nuestra gloria que nosotros mismos".
Diesel.- Bien. Parece que ya me ha entendido y entramos en el área de lo social. Pues sí, es un ridículo defecto nacional tener como enemigo de la patria a sus propios compatriotas. En eso les ganamos también los españoles. El mayor enemigo siempre está en casa, dicen los sabios hombres anónimos de España. Sabemos que también lo dijo su gran Rey Sol. Nosotros, los españoles, preferimos ser Príncipes de la Luna porque no deslumbramos tanto pero brillamos más. La diferencia entre ser un Gran Sol es que nadie le puede mirar porque ciega a todos los que quieren hacerlo... pero los hombres que amamos la Luna podemos ser contemplados sin ningún temor. Por eso somos mejores con las mujeres que ustedes que dicen que el francés es el idioma del amor. ¡Vaya falsedad más grande!. ¿Cuándo es la hora mejor para practicar el amor con una sola mujer, bajo el deslumbramientos del Sol y que lo vea todo el mundo o bajo la brillantez de la Luna y sólo lo vea el hombre y la mujer que se aman?. Conteste con toda sinceridad.
Napoleón.- Reconozco que bajo la brillantez de la Luna y que sólo lo vea el hombre y la mujer que se aman.
Diesel.- Pues ya está todo dicho sobre el tema. Sigamos.
DÉCIMA OCTAVA FRASE: "Tengo corazón, mas corazón de soberano; no me apiado de las lágrimas de una duquesa, pero me afectan los males de los pueblos".
Diesel.- Si usted no se apiada de las lágrimas de una duquesa que, además es, para mayor escarnio, también francesa, es que tiene usted un corazón más duro que el pedernal. Por eso dejó de ser un ser humano para convertirse en un ser inhumano o en algo peor todavía: un monstruo carente de cualquier clase de sentimientos. Si no tiene corazón para apiadarse de una duquesa, ¿cómo va a tener corazón para que le afecten los males de los pueblos; unos pueblos que, repito por enésima vez, usted estuvo diezmando continuamente con su enfermedad y locura de hacer la guerra a todos sus vecinos en vez de hacer la paz con todos ellos. Os vuelvo a repetir que observéis el mapa que se ha elaborado en el Congreso de Viena de 1818 por vuestra culpa.
El mapa se encunetra clavado, con chinchetas, en una de las paredes de la celda, al fondo de la misma y junto a la puerta del water como significando que era una verdadera porquería cómo había quedado de fragmentada Europa por culpa de las famosas y célebres e históricas Campañas de Napoleón.
Napoleón I Bonaparte no se atreve a mirarlo una vez más y se sienta de nuevo frente a mí. Miro su rostro. Ahora aparecen unas manchas de color morado debajo de sus párpados. Como si alguien le hubiese propinado dos fuertes puñetazos en esa parte de su rostro. No se da cuenta de lo que significan en realidad.
Napoleón.- ¿Qué le están ocurriendo a mis ojos, señor Diesel?.
Diesel.- Le prometo que se lo diré al final. Sigamos, si ya está usted mejor del estómago, con su siguiente pensamiento.
Napoleón.- Me está ocurriendo lo mismo que ayer. Me encuentro tan débil que ya no puedo hablar más. Así que opinad lo que deséis de mis pensamientos mientras yo guardo silencio, porque me está venciendo el sueño.
Diesel.- De acuerdo si eso os consuela algo. Comprendo que no tengáis ánimo para seguir coloquiando así que lo haré yo mismo mientras leo sus últimos pensamientos.
DÉCIMA NOVENA FRASE: "Una sociedad sin pasiones es estacionaria".
Diesel.- Se puede mejorar diciendo "Una sociedad sin pasiones es una sociedad muerta".
VIGÉSIMA FRASE: "La ambición de dominar sobre los espíritus es la mas poderosa de todas las pasiones".
Diesel.- Esta frase es una verdadera estupidez. Una cosa son los espíritus y otra cosa es el Espíritu y usted ha confundido la gimnasia con la magnesia. La ambición sólo es propia de las pasiones dominadas por los espiritus malignos de la sociedad y usted sabe cuáles son a los que me refiero. Y, por otro lado, el espírtu más poderoso que existe, para que aprenda usted que parece bastante lerdo en estas cuestiones, es el Espíritu Santo. Por la boca de los verdaderos cristianos salen los pensamientos y las palabras del Espíritu Santo y ante estos pensamientos y palabras sanas los espíritus malignos huyen y se esconden dentro de personas como usted; a las cuales atormentan continuamente en sus conciencias hasta convertirlos en simplemente locos. Dominar a los espíritus es el peor camino que pueden elegir los hombres para experimentar el placer de las sanas pasiones que es la riqueza que Dios entregó a Adán y Eva para que las pasaran de generación en generación... pero el Diablo también tiene poder y usted y los que son como usted que, por desgracia, abundan mucho en el mundo entero, sólo son seres al servicio del Mal. Se creen tan poderosos que son capaces de derrotar al Diablo y los espíritus, sin embargo, se convierten ustedes en esclavos del Diablo. Esa es la consecuencia final de sus soberbias actitudes. Muchos nombres que aparecen en las grandes enciclopedias de las bibliotecas humanas son como usted. También los hay de los que supieron lo que era hacer el Bien. Por eso, por haber mezclado a las churras con las merinas, es por lo que el mundo está experimentando un caos mental y material como nunca se había visto. Esto son consecuencias que tienen como causas los siglos XIX y XX. Bien, señor Bonaparte, yo ya he terminado. Se acabaron mis Coloquios con usted y ahora le voy a contar las dos cuestiones que dejé pendientes para el final.
En esos momentos suena el móvil que llevo dentro del bolsillo derecho de mi pantalón. Es mi Jefa de Redacción que me llama para que entregue esta parte de mis Coloquios esta misma noche pero, además, me dice que tengo que volver mañana porque todo el equipo de redactores y redactoras han decidido que mantenga un quinto Coloquio con Napoleón I Bonaparte.
Napoleón se me queda mirando perplejo.
Napoleón.- ¿Qué aparato tan extraño y raro es ese por el que estáis hablando y a quién estáis hablando si sólo estamos usted y yo en este lugar?.
Diesel.- Le repito que vengo del futuro. Esto es un aparato del siglo XX muy perfeccionado en el siglo XXI y estoy hablando, aunque usted no se lo crea, con mi Redacción. Le tengo que dar una mala noticia para usted. Mañana tengo que volver a venir aquí. Este todavía no es el final.
Napoleón se queda apesadumbrado, dormido profundamente sobre la mesa por el cansancio que le consume su resistencia física mientras, en silencio, salgo de la celda y me despido del carcelero que ya ha escuchado que volveré mañana.
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