Con pedigr verde (El Chivatazo)
Publicado en Sep 05, 2010
Los supermercados están ya tan frecuentados que todos ya tenemos el pedigrí verde de los productos ligth y los productos de los productos que son unos ingredientes envasados al vacío y tan vacíos que se están quedando los humildes establecimeintos "a secas", aquellos que se titulaban "Ultramarinos", "Coloniales", "Comestibles" o "Abastos y Cía"; que parecemos todos agentes de la CIA apuntando con las pistolas de nuestros dedos, porque estamos ya todos bastante cegatos de tanto ir enseñando tarjetas, que traga como rosquillas el "cuentakilómetros" de las cajeras que nos miran de reojo por ver si hemos metido en nuestros bolsillos una simple lata de mejillones importados de Katmandú. Y es que en estos lujosos supermercados en techniccolor hasta los mejillones enlatados procedentes de Katmandú podemos encontrar al doblar una esquina con cuidado de no chocar con el carrito que viene, a toda pastilla, conducido por una señora que lleva gafas "supersónicas" encontradas en medio de un revoltijo de "objetos de ocasión"; ocasión que aprovechamos para meternos entre pecho y espalda un producto de calidad como puede ser la bolsa de cacahuetes que hemos encontrado entre comidas exóticas traídas del "más allá". De pçesima calidad por cierto, pues están más duros de roer que los turrones de almendras "El Lobo" o las lentejas de El Hacedando. Pero las gangas son las gangas y ahora, en esta crisis de los señores zapateros y las señoras de las vegas, ya tenemos todo un mercado mundial para elegir comida con pedigrí verde, que es una etiqueta puesta a la manera de globalización alimentaria que no vea usted la velocidad con la que queda marcado el precio en la caja automática.
Se acabó aquello de apuntar con tiza, en la barra del mostrador, la suma inacabable del precio de la barra de chocolate Dulcinea, la pastilla de jabón lagarto, el paquete de aroz Sos, las cajas de Avecrem Gallina Blanca y el porrón de tinto que yas tendríamos la ocasión de llenarlo en el bar del paleto por sólo 10 céntimos nada más. Ahora no. Ahora todos compramos el pedigrí verde luchando a brazo partido contra los vecinos y las vecinas para conseguir llenar más a tope nuestro carrito y fardar de tarjetas locales, comarcales, nacionales, internacionales y multinacionales. que tienen los bordes dorados y un azul intenso que parecemos todos señoritos educados de tanto tirar de tarjeta para decir "este soy yo y estos son mis poderes". Se acabó ya el comer pisto con algarrobas como los pastores y ahora, hasta el criador de vacas, para obtener leche ya no se preocupa de ordeñarlas sino que, con su tarjeta Cinco Ases, compra hasta cinco cajas de Puleva más una de regalo que está ahora en ofertas especiales de España. Seguimos nuestro recorrido por las autopistas de los pasillos del supermercado intentando meter todas la marcha posible a nuestro carrito para ver si podemos adelantar a la vecina del quinto A, al vecino del primero B y a la sirvienta del bajo D, para que no nos arrebaten la cajetilla de cartón de 12 huevos frescos con sello internacional indicando que son importados de Pronaca, y los pocos bananos que quedan de la compañía ecuatoriana Nobosa. Y es que hasta de Ecuador nos envían sus productos envasados al vacío, envueltos en pañales de dodotis mientras las galllinas ponedoras cluecas y el mal año que atraviesa Canarias ha puesto en desuso aquello "huevos frescos" y "dos mejor que uno". No. Ahora ya no se lleva eso. Ahora se lleva el 3 x 1 en donde nos endosan 4 paquetes de spaguetis pagando sólo dos y regalándonos tantos "bonos"... que llevamos la cartera tan llenas de "bonos" canjeables de todos los supermercados de la zona que nos lanzamos a 40 kilmóetros por hora por el pasillo de los detergentes que han venido desde el África Ecuatorial y que es la primera vez que los vemos en España. "¡O ellos o nosotros!" es el slogan que vemos en los spray o aerosoles (que ahora se lleva la moda de llamarlos aerosoles) y los metemos en el carrito aplastando los tomates de Costa de Marfil (es la primera vez que vemos tomates de Costa de Marfil) y un par de botellas de Coca-Cola Integral de 2,72 litros (último inento para batir a la PepsiCola de 2,71 litros) mientras no nos olvidamos de comprar el "limonsiti" para seguir concientizándonos de que nuestros alimentos son ahora de verdadero pedigrí verde. Ahora hasta los "viejos verdes" vienen a los supermercados, con una de sus piernas enyesadas porque sufren de las enfermedad de la gota, para ver si pueden hacer algo con las superguapas cajeras. Lo que no saben los "viejos verdes" que sufren del mal de la gota es que los novios de las superguapas cajeras están más bien corpulentos y son los que se dedican a reponer los alimentos mientras no pierden de vista a sus novias y, colocando los productos "made in "Japón" saben kárate además de que son judocas de verdad y, hasta a veces, se rpesentan a los castings para trabajar de extras en alguna película del Oeste de Madagascar que se han puesto de moda. Yo lo observo todo desde el rincón de los mejillones en lata y por lo menos me queda la conciencia de que adúltero no soy ni lo he sido nunca ni lo seré y compro sólo chorizos de Pamplona y no como ciertos "correcaminos" que van de "señores bien" con sus carritos llenos de tubos de crema para combatir el sol mientras la chavala guapa que está tumbada sobre la fina arena de la Manga del Masr menor, por ejemplo, me está esperando pata que la invite a bailar por la noche. Y es que todavía se creen algunos que estamos en la época de los libertarios libertinos y soplapoyas de la CNT/FAI del siglo XX cuando ya estamos en el siglo XXI. Lo que son las cosas éstas del pedígrí verde, Dios mío...
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