Hoy los lotos se visten de luto. Es verdad que las sombras de los cipreses son muy largas cuando las nubes azules se vuelven grises y la lluvia es un caer lágrimas sobre las despreocupadas familias de San Marino. Muy cerca de allí, en Mónaco, quizás ya se empiecen a pensar en serio que esto de la vida es un ligero resplandor que, a veces, parte la existencia con tan sólo 19 años de edad. La muerte del sol naciente ocurre todos los días en Japón, lo mismo que ocurre todos los días en cualqueir lugar que, al salir la luna... !y está a punto de salir nuevamente una luna negra en busca de más víctimas!... los 19 años de edad no son ninguna garantía de poder pasar a la historia como un vencedor. Quizás si el tiempo, para algunos, no fuese tan corto, podríamos estar hablando de un nuevo campeón de 20 años de edad. La costumbre de batir récords de vueltas más ligeras que el soplo del viento quizás haga concienciar a muchos que esto no es una comedia de arte mayor. El teatro de la vida arrastra cuerpos destrozados por la metralla de hierros lanzados a 300 kilómetros por hora. Quizás haya que pensar que, ahora que los lotos se visten de luto, haya llegado por fin la hora de meditar si merece la pena vivir a las deorbitantes velocidades de las estrellas fugaces. Shoya Tomizawa será recordado por mucho tiempo como esa estrella fugaz que, nacida en el sol naciente, no supo determinar bien que la luna negra siempre acecha en cualquier curva de estos ricos países del placer. A lo mejor en la vecina Mónaco todavía recuerdan que las facturas de la Muerte son muy dolorosas de pagar; sobre todo cuandos se han pedido préstamos a tan corto plazo. 19 añs de edad es eso que algunos llaman la era de la felicidad. Prefiero pensar en el sueño posterior: en los 18 años de luz y en los 16 años de compañía. Ahora resulta que la preocupación ya es grande. La moral. Esa moral que muchos desprecian diciendo ser sólo cosas de un pasado peor. Cualquier pasado ¿fue peor?. Cualquier pasado ¿fue mejor?. a la edad de los 19 años puede suceder una u otra cosa. Sólo que Tomizawa está destrozado y la moral de De Angelis y Redding se encuentra en el suelo buscando los restos de su compañero y rival. Alguna vez hemos de pensar que los rivales también tienen un corazón y que podemos ser también cualquiera de nosotros subidos en un artefacto de metal intentando ser más veloces que el viento. Digno de  una película de la incomprensión. A estas horas el sol naciente ya ha muerto. Quizás mañana los que no se acuerdan de nada empiecen a recordar que un líder debe dar ejemplo a quienes le admiran. Posiblemente los líderes de hoy en día van tan rápidos y se suceden tanto los unos a los otros que se haya perdido el control de poder saber cómo son por dentro. y, sin embargo, los líderes por dentro son exactamente iguales que cualquier ser humano. La inmortalidad existe sólo cuando la conseguimos paso a paso, buscando encontrarla en algún momento de las pausas del cronómetro; en esa hora de segundo tras segundo y no de milésima de segundo tras milésima de segundo. Se han fabricado demasiadas décimas, centésimas y hasta milésimas de segundo para ir fabricando líder tras líder mientras Dios permanece siempre aguardando a que por fin se enteren muchos de que las horas son mejor vivirlas despacio; para poder visualizar con exactitud qué pasó en el pasado, que pasa en el presente y que pasará en el futuro. Muchos sólo saben que los lotos se han vestido de luto y el sol naciente ha vuelto a morir bajo la luna negra. Efectivamente, en momentos así, es cuando nos damos que muchas cosas que apreciamos como valiosas son sólo los segundos planos de esta película. Los planos principales pertenecen a otra manera de medir las escenas de la existencia. Y es que cuando alguien despierta en un hospital, saliendo de una pesadilla... cuando alguien ha visto la luz del túnel y ha podido regresar... es cuando alguien se convierte en líder de verdad. Yo sólo recuerdo un cuerpo humano de 19 años de edad destrozado en el asfalto en que están convirtiendo a las verdes praderas de la vida. Más allá sólo recuerdo el minuto de silencio guardado por la muerte del padre de un rival apellidado González. Sí. Quizás sea solamente un apellido vulgar, corriente, de los muchos millones de apellidos anónimos que pululan por la vida... pero yo sólo recuerdo el minuto sagrado a pesar de las burlas de quien no sabía comprender que un líder de tan sólo 18 años de edad puede ser verdadero si en vez de dar el mal ejemplo de romper un juramento, permanece quieto, inmóvil, como inmóvil se quedçó el balón y al igual que se queda el reloj cuando los demás no saben apreciar que eso es precisamente ser un líder aunque el minuto sea como respeto a la muerte de un pariente de un rival o una hora d3 silencio para demostrar que los lotos se visten de luto cuando el sol naciente muere y la sombra de los cipreses se alargan de verdad.