EL DIA DESPUES DE LA PROFECIA
Publicado en Sep 10, 2010
El bosque estaba oscuro, y silencioso. Entre un montón de piedras, a orillas de un rio, un grupo perteneciente a una organización secreta, a la luz de una lámpara, se proponían flagelar a alguien.
_Eres mío... eres mío, le gritaba una voz tenebrosa. _No nunca...soy de Dios, él respondía con agonía y desesperación. _usa el látigo golpéalo con fuerza, gritaron muy cerca. Atado de manos y pies, veía la figura de un ser grotesco quien lo obligaba a sumarse a las fuerzas del mal. Querían atrapar su alma a como diera lugar. El que fungía de líder del grupo, tomó el látigo y lo aferro con fuerza en su mano y se proponía golpearlo con potencia. Pero, él sacudió el lugar con una voz grave y poderosa, zarandeando su cuerpo y moviendo las cimientes de los árboles que lo sostenían. _ ¡Jamás me doblegaran!.... _Desgraciado confiésate pecador, como hijo de letabian...Únete a nosotros, y gobernaremos por siempre........ _Jamáaaaas... Su voz ahora se hizo más grave y su cuerpo se estremeció al girar de un lado a otro buscando soltarse. La tierra se movió y una lluvia apareció de pronto con una ráfaga de truenos y relámpagos. La brisa golpeo con fuerza la arboleda y una centella cayó cerca, rompiendo las ramas de un árbol creando zozobra en el grupo que huyó despavorido. Despertó de pronto envuelto en sudor, gritando desesperadamente "Dios....Dios". Habían llegado los días finales del año 12 del nuevo milenio, y Ramón Andrés se encontraba, todavía luchando contra los fantasmas y las voces que lo perseguían atormentándolo y azotándolo. No se acordaba cuando, pero fueron muchos los años que pasaron desde aquel momento que sintió un cambio en la manera de ver las cosas. Ahora el mundo estaba en sus momentos más críticos y caóticos. El género humano se enfrentaba a los violentos rayos del sol, a consecuencia de las estampidas solares. Se esperaba el fin de la vida con oleadas de fuego viajando a velocidades próximas a la velocidad de la luz. Una elite de científicos, multimillonarios, y gobernantes y las grandes corporaciones construyeron refugios a grandes profundidades del subsuelo. Garantizando según ellos la prolongación de la raza humana. Sus cálculos daban por hecho las profecías y el final de vida terrestre. Pronto el sol alcanzaría su máximo solar, lo que sería el fin de la sociedad actual. Llamaradas de fuego, estallidos de radiaciones y arrebatos solares, se esperaban en las próximas horas. Los vientos solares transportaban energía solar, incrementando la temperatura promedio del planeta cerca de 39 grados centígrados, los incendios forestales azotaban y asaban la superficie de la tierra, el globo terráqueo ardía por los cuatro costados. El agua se evaporaba rápidamente en algunas regiones. La especie humana pasaba por algo similar, el calor se acumulaba en el cuerpo, el sudor que emanaba se evaporaba al instante, dejando una sensación de hormigueo sobre la piel. El hambre, la deshidratación y la desesperación dominaban a las personas. Ahora de nada valía los tanques de guerra, los aviones supersónicos y la tecnología nuclear desarrollada sacrificando durante tantos años, a millones de individuos, al hambre y la miseria. Ahora en este momento caótico, las religiones no tenían palabra de aliento para los seres humanos que imploraban la llegada del Mesías. _Jesús, Jesús, donde estas... Por las calles solo se oía el lloro y el desconsuelo. Al tanto que otros mataban, violaban, asesinaban.....todo se sumía en una locura. Sumergido entre la oscuridad, el humo y la miseria de las calles, Ramón Andrés caminaba ayudando a las personas que desesperadas pedían asistencia. ¡De pronto! sintió una fuerte presión sobre el lóbulo frontal. Escucho la voz de su conciencia que le dijo: "cuando fui niño, jugué como niño y pensaba como niño, ahora que soy hombre; deje de ser niño para ser hombre". Luego cayó al suelo, murmurando una oración. Su cuerpo se extorsionaba y encorvaba hasta quedar inerte. Mientras tanto, aquí, allá, y en todas partes, otros gritaban de dolor destilando sangre por las fosas nasales, oídos y boca. Sus gritos se sumaban como voces agonizantes...ahora ya no eran gritos, ahora eran alaridos que solo significaban una cosa ¡la locura colectiva globalizada! Había llegado el momento. Nadie lo vio porque todos esperaban un tsunami de bolas de fuego golpeando la superficie de la tierra, como si fuera una lluvia de asteroide. El sol después de estar expandido se contrajo repentinamente, produciendo una onda vibratoria grandísima, que se esparció por todo el sistema solar, penetrando hasta el núcleo de la tierra. Los volcanes hicieron erupciones en serie y los océanos crearon maremotos de tamaño apocalíptico. La tierra otrora casa, hogar, de la raza humana percibió un aumento rápidamente de la temperatura a niveles de 45 grados centígrados y subiendo exponencialmente, logrando la excitación de los átomos de la materia a niveles de altas vibraciones. El sol una vez más ponía orden en el sistema, higienizando y limpiando los átomos del polvo estelar. Lo que nadie pudo ver ni sentir, fue como la onda vibratoria, actuó sobre los seres humanos. No daño ningún órgano, solo actuó sobre el lóbulo frontal del cerebro. La cresta de la onda al atravesar el cuerpo, creaba un shock nervioso esquizofrénico con dolor agudo y penetrante, para algunos. Luego en pocos segundos la hemorragia cerebral, sucumbía las fosas nasales, oídos y bocas y seguidamente la pérdida total de los signos de vida. En seguida el núcleo de la onda, actuaba sobre cada átomo de los diferentes elementos que conformaban el cuerpo humano, estos comenzaron a vibrar de manera violenta, al recibir la onda vibratoria proveniente del sol. En centésimas de segundos alcanzaron temperaturas de cientos de grados centígrados, separándose así de las cadenas orgánicas de los compuestos que formaban. Uno por uno los sistemas que daban vida y funcionamiento al organismo, fueron desincorporándose del cuerpo, y las partículas libres se esparcieron por el aire convirtiéndose entonces en polvo estelar. Y así se cumplió la profecía "del polvo vienes y en polvo te convertirás". Todo aquello ocurrió en breves segundos que los cuerpos humanos parecían millones de estrellas, explotando al mismo tiempo, desparramando una lluvia de átomos y partículas, alrededor de una luz azul, con un centro rojo. No sé supo a qué hora termino. Él despertó, y el mundo que conoció dejo de existir como tal, ahora no había luz solo oscuridad, y millones de sombras que deambulaban con gritos espeluznantes que desgarraban el silencio de la oscuridad. Él se sintió ligero como burbujas de jabón fluctuando sobre el aire lúgubre. _ me siento extraño, dijo. Fue tan extraño, tan diferente lo que sintió, que automáticamente buscó sus manos, sus piernas sin poder encontrarlos.... y notó que el resto del cuerpo había desaparecido. _siento el calor de mi alma fluir y mi mente buscar respuesta a lo que está pasando, indagaba. Se quedó en silencio escuchando quejidos y lamentos hasta que dio en razón a lo que estaba sucediendo: Ya no había mundo físico, solo existía el mundo de los pensamientos y emociones. Ahora se veían tal como eran en realidad por dentro, sin las máscaras y las mentiras vanidosas que cubrían sus almas y pensamientos. Vio miles de sombras con figuras fantasmales deambular de un lado a otro persiguiendo moldes etericos bañados de luz. Como vampiros se alimentaban de la energía que poseían estas almas. Debilitándolas y esclavizándolas. ¡De pronto! Un grupo lo rodeo y lo hostigaron pero no podían llegar a él. El resplandor de una espada impedía que llegaran a su manto de luz. Comenzaron a llegar más y más envolviéndolo entre sus sombras. Él aferró la espada entre sus manos y la levantó, una luz azul y brillante emergió del nombre de la espada tallada sobre la hoja resplandeciente. Pudo ver las letras y pronunciar su nombre. _ ¡Rándres, el Guerrero 91!, exclamó. La luz de la espada se difundió, través de las sombras tenebrosas, estas se alejaron e inmediatamente atacaron a otro cuerpo eterico luminoso, ubicado a corta distancia. A este lo rodearon y comenzaron a succionar su energía, en pocos segundos ya estaba en el suelo tendido con su manto de luz opaco y sin brillo. _ ¡Atrás, lémures de la humanidad! les gritó Tomó la espada y dando golpes certeros, fue alejando aquellas sanguijuelas de la oscuridad que buscaban los cuerpos etéreos, con luz para alimentarse de ellos. Al resplandor de la espada se marcharon con gritos y lamentaciones. Lentamente se fue levantando el manto de luz opaca que yacía sobre el suelo, era un muchacho, lo supo por las capas de luz que lo envolvían. Poseía dos capas áureas, lo cual representaba 14 años de vida terrestre. Lo tocó con la espada y su brillo y luz fueron reavivados al instante. Al lado del joven pudo entender la misión que le tocaba realizar en el nuevo mundo. Alguien no sé sabe quién, le había entregado la espada de la luz, ahora era el guerrero 91 de la historia de la humanidad. Antes que él, 90 guerreros, seres humanos con fe y voluntad, habían poseído el don de empuñar la espada de la luz. Con ella, debía buscar y reagrupar las almas de luz, dispersas en todo el mundo a merced de los lémures, seres sin luz, que estaban condenados a vivir por siempre en el mundo de las sombras. Su misión era prepararlos para la ascensión al reino o mundo del espíritu de vida, un mundo a donde solo podían ir los cuerpos etericos con almas y pensamientos orientados al bien. El mundo físico-humano era la puerta al cielo o la puerta al infierno, a ellos les correspondía caminar hacia el mundo espiritual-divino, la tierra prometida, el nuevo cielo; la nueva tierra. Y no existía otra manera de llegar a él, que no fuera la impuesta por las leyes del universo que eran las leyes de dios. Estaban en el valle de las sombras y pronto entrarían al mundo del espíritu de vida. A lo lejos vio una luz perder su brillo e intensidad, asió con fuerza su espada y con el muchacho a su derecha comenzó a correr el vasto mundo, liberando y encontrando a cada paso albores para la vida. La lucha fue ardua y a cada momento se enfrentaba a Lémures con poderes jamás vistos, que fueron repelidos por la espada de la luz. Los hijos de la luz, tomados uno a uno de las manos mantenían el poder de la espada y nada podía hacerle daño mientras estuvieran en unión de la luz divina. Poco a poco fueron liberando y reavivando el manto de energía de los que encontraban en poder de las sombras. A cada momento se sumaban miles entre viejos, hombres, mujeres, jóvenes y niños. Pero observo que los niños poseían dos capas de luz, y algunos poseían la última capa no bien definida, a estos preguntó. _ ¿qué edad tienes? _ ¡doce años! Levanto la voz y preguntó nuevamente ¿qué paso con los niños menores de doce años? Y el muchacho a su derecha le dijo: _Está escrito que después de cumplir los doce años tus ojos se abrirán para conocer el bien y el mal. Así que los menores de doce años heredan el mundo nuevo, porque son inocentes de sus obras. Concluyó en voz alta. _ ¿es decir que ellos nos están esperando? _ ¡así es! Respondió el muchacho Los días pasaron y en la marcha concibieron las cimientes para un nuevo mundo. A medida que se acercaban al mundo de la vida, el sol resplandecía alegremente y sus dorados rayos nuevamente eran cálidos y llenos de vida. Las lluvias comenzaron a caer y a limpiar las tierras. Las sales nuevamente nutrieron las plantas y un jardín de plantas y árboles y flores...renacieron como regalo a aquellos que sacrificaron todo y resistieron las tentaciones del viejo mundo, por no caer ante los placeres y el dios del hombre, el dios Dinero. Para aquellos que jamás perdieron la fe y jamás dejaron de creer en el poder del bien. ¡El bien había vencido finalmente a la maldad! . ahora marchaban alegres con canticos de alegría y congratulaciones a dios. ¡Atrás! quedaban los Lémures, el valle de las sombras en su mundo de oscuridad. Ellos sin saberlo, desarrollaron un lóbulo frontal con una tasa vibratoria igual a la onda vibratoria que emergió del sol, esto les dio el manto de luz y los convirtió en almas de luz. Ahora era un nuevo mundo y una nueva raza de seres humanos, la espada de la luz les dio el Don de separar y reunir sus átomos, a voluntad. Podían teletransportase, viajar a otras dimensiones y caminar hacia Dios. Aquello no fue cosa de un día para otro. Fue una decisión que tomaron cada uno de los sobrevivientes cuando cumplieron los doce años de edad, aquella decisión fue tener una fe inquebrantable, fuerza de voluntad y sacrificarse por el prójimo. No fue fácil para ellos soportar y vivir en agonía de un mundo mezquino e inhumano, codicioso y envidioso, pero sabían por fe y voluntad que aquello era transitorio. Atrás quedaba el mundo donde no había felicidad duradera, tierra de finales tristes. Ahora solo ellos y nada más ellos eran los herederos de la gloria de un nuevo cielo y una nueva tierra. Solo para ellos; los mansos, los humildes, de corazón. A ellos les correspondía darle a partir de este momento un final feliz a la vida, felices por siempre.
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florencio
MAVAL
Entre la imaginación...el don de crear ...quizás de profetizar
los que tienen ojos ven lo que los ojos ciegos de la mayoría capta un poco más acá del horizonte !
...y ojalá así sea!!
que al menos en los postreros días el ser humano tenga aún la posibilidad de tener esa misericordia...
abrazo grande!
MAVAL
saludos!