La pobreza aún no desaparece
Publicado en Sep 13, 2010
Hoy, en nuestro país es evidente el resultado de la crisis económica, pero también el descuido de responsabilidad del gobierno con el pueblo. La mayor parte de la gente ha creído en el Poder Ejecutivo y sus esperanzas se han diluido con motivo, pues no han recibido ningún apoyo que les permita sobrevivir o hacer frente a las adversidades del mundo.
Es frecuente encontrar a alguna víctima de la pobreza, con sus lamentos y condiciones físicas deterioradas, consecuencias de no tener las tres comidas diarias ni siquiera un techo o cama en la cual dormir. Esto aún continúa así, por la irracionalidad de otros humanos, quienes sólo les importa el bienestar propio y alcanzar el objetivo deseado. Todo parece que seguirá de la misma forma: el país revuelto, lleno de pobreza y necesidades que, seguramente, no serán resueltas mientras existan la individualidad e intereses particulares de ciertos personajes que hablan y hablan y no actúan. El tiempo transcurre y en ningún momento se detiene, sólo hay que intervenir, ayudar y apoyar a quién, verdaderamente, lo necesita. Por un instante, es recomendable pensar en toda aquella gente que muere por hambre, desnutrición y enfermedades, entre otros, para lograr una reflexión acerca de que el bienestar de un país y sus habitantes no se basa en la política ni en las discusiones entre familias por preferencias opuestas, se trata de buscar la paz, destruir la individualidad, convivir y trabajar en conjunto para tener una paz interna, pero también externa. Brindar tu mano a otro cuando lo necesita, es lo que merece admiración. No dar un trozo de pan a un hambriento por lastima, obligación, por lograr algún beneficio o atención. Seamos hermanos de verdad. Pensemos en la felicidad del otro y tratemos de conciliar todas las partes del mundo que se rompieron cuando nació el egoísmo. Con estas líneas, pretendo concienciar a la mayoría de la gente para que actúe, ayude y contribuya a formar una mejor vida para otros humanos, que requieren de la atención y apoyo económico. En estos momentos, a lo mejor andarán ancianos(a) en la calle sin comer y con sus vestimentas destruidas, recogiendo cualquier objeto de valor o no para venderlo. Por ellos, vale la pena luchar, pelearse con el gobierno para que los ayude y con aquellos que pretenden explotarlos o maltratarlos. Por ellos, vale la pena reconstruir la esperanza que un día se esfumó cuando el viento sopló.
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