El vehículo se posicionó detrás del nuestro, con las balizas encendidas, bajó el acompañante del conductor y con paso firme y decidido se dirigió a nuestro coche.

     - “chuuuu…no encendimos las luces de advertencia…”- pensé mirando hacia el tablero de instrumentos.

     - ¡Buenas noches señorita!- dijo el “paco”, instalándose a un costado de la puerta del conductor.

     - Permítame su licencia de conducir y los documentos del vehículo por favor…- solicitó el funcionario policial..

Ella me miró sorprendida, con ojos inquisidores, como preguntando…”¿donde mierda están?”, mientras le pasaba la licencia al carabinero. Abrí levemente la guantera y rápidamente extraje los papeles del auto y se los entregué al policía.

      - Están estacionados sobre la berma, en plena oscuridad, sin ningún elemento luminoso que advierta a los demás conductores del peligro-, dijo el oficial, - eso contraviene la ley de tránsito.- agregó. - ¿Tiene algún problema el coche?- preguntó finalmente.

      - Ooops…lo sentimos mucho señor… fue mi culpa- le dije, - veníamos discutiendo fuerte con mi mujer, y…le pedí que se detuviera al borde de la carretera, para seguir conversando y no provocar algún accidente, lamentablemente nos olvidamos de encender las luces de advertencia- con aplomo explicaba, - le repito, lo sentimos mucho- .
 
Diana me miraba moviendo la cabeza de lado a lado y conteniendo una sonrisa, intentando no ser sorprendida por el “paco”.
        El policía revisaba la documentación y, al parecer, se encontraba de buen humor…

         - Está bién- dijo devolviendo los papeles, -se pueden retirar. Unos cuántos kilómetros más adelante hay un “lugar tranquilo”, en donde pueden continuar su “discusión”- recalcó, con una sonrisa pícara dibujada en su rostro, -¡que pasen una buena noche!- , se despidió,volviendo a su patrulla.

          - ¿Tú mujer?…jajajá, pero…¿cómo se te ocurrió decir eso?-, me preguntó,  - en todo caso…el argumento fue bueno…jajajá-, reía y las perlas de sus dientes relucían en la oscuridad de la noche.

          - Sí fue buena la explicación, sin embargo…no nos creyó-, aseguré.

          - ¿Por qué piensas eso?…no me pareció…no lo creo así-, me dijo.

          - To lo digo por la forma en que dijo…”lugar tranquilo” y…”discusión”…¿lo notaste?-, le pregunté.

          - Mmmmmm, ahora que lo mencionas, creo que, jajá…sí…tienes razón-, concluyó.

          - Además princesa…no abotonaste tú blusa y ese detalle, te aseguro, no lo pasó por alto…jajajá-, agregué, mirandola de reojo.
          Diana se miró y algo de rubor se apoderó de su rostro al descubrir que se le veía hasta el ombligo.

          - Ja…ja…já…¡que plancha!-, soltó una risa algo nerviosa.

          - Bueno, entonces…¿vamos a ese “lugar más tranquilo” para continuar “la discusión”…jajajá-, sugerí.

          - Okey, vamos a “discutir”…jajajá-, contestó.

          Encendió el motor, también las luces y volvimos a la carretera. En la radio…Guns ´n Roses, la nasal voz de Axl Rose interpretaba “You could be mine”.