Que ganas de saltar a ese lugar donde solo los elegidos pueden ser completos.
 Que ganas de cambiar mi existencia en solo dos segundos.
Que ganas de retroceder y escuchar el susurro en mi oído.
Que ganas de ver en colores.
Que ganas de ver y dejar  de idealizar.
Que ganas de besar hasta caer en coma.
Que ganas de darle un sentido a las sensaciones.
Que ganas de dejar de lado la racionalidad y ser aire por unos minutos.
Que ganas de devorarme los kilómetros y sentir que estoy ahí.
Que ganas de dejar de oír lo innecesario.
Que ganas de entregar, sin sentir esa necesidad de algo a cambio.
Que ganas de morder esos labios.
Que ganas de interpretar esos acordes a mi antojo.
Que ganas de gritar y quemar por dentro.
Que ganas de desconectar, rebobinar y poner play de nuevo.
Que ganas de mirar a través de tus cristales.
Que ganas de dejar de encontrarle sentido a lo que no lo tiene.
Que ganas de dejar de fingir.
Que ganas de dejar de ceder.
Que ganas de golpearla para que diga su verdad.
Que ganas de eliminar esas compulsiones.
Que ganas de desconectar y entregarme a las pulsiones.
Que ganas de introducirme en su cabeza y remover recuerdos del pasado.
 
Que ganas de mandar todo a la mierda, dejar de pensar y empezar a ser feliz