Enhiesto sueño vertical de las columnas azules, fúlgidas grandezas entre la tierra y el cielo, sobre la escarpada roca de tu historia el dulce fluido verde, bañado por el sol, regresa al sonoro pecho y un ocio cerrado, como de viento crecido bajo el claro silencio, me hace extensas las pupilas. En torno mío una piel que es caricia, tacto, signatura de lo amante, se amansa bajo el álamo y los sauces.
Como ruiseñor nocturno, como fértil olor avivado por el néctar de las flores, reposo entre el enjambre de la tierra y su espesura. Al fondo de esta naturaleza intacta, un soplo de armonía transmite mis arterias íntimas en una corriente que primero se agita y luego calla para nacer del alma.
Por el pueblo universal de los albores de la luna de consciencia, en un instante, se convierte en pensamiento de glaucas claridades y en el seno espacioso de los brazos turgentes de este ensueño me hago solidario del milagro germinal de la mañana.
Segundo Homenaje al Gran Poeta chileno Pablo Neruda.