Alborada
Publicado en Sep 22, 2010
En la alborada del día, finalizada la tenas jornada;
sólo tú, con tu delicada sonrisa, alienta los pasos a la morada. Esperando ansías la llegada en el umbral de la puerta, la luz permanece encendida, anunciando el camino, el ruido de la aldaba delata a bocanadas la afluencia. Con el regocijo de niño travieso, desenado que el padre aparezca dispuesto, haciendo del día una eternidad que sin fin pareciera, y así como el can que con tan poco celebra, es como recibes a quien amoroso esperas. El portón se abre silencioso, los pasos de pies fatigados y de un cuerpo cansado, penetran. La sonrisa esbozada es suficiente para dejar atrás las penas cotidianas. Rencuentro que el deleite de verse confortado, olvida pesares que la labor acumula; para que, en un momento, con un dulce beso en la mejilla colocado, el corazón latirá cantándole a la vida. Septiembre 6, 2010.
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Felix Antonio Esteves Fuenmayor
Saludos
Félix Esteves.
Jos Luis Marrero
ese beso dulce en la mejilla...
que final hermoso....
adelante,,,
abrazos desde puerto rico