Ahí van los amortajados:
Los que le dieron la espalda al cuchillo
sin conocer los métodos de la incomprensión.
Los que vieron en un nombre una cara de paz
y al final sacó la daga belicosa.
Allá van en forma de congoja
escritos en una sentida caravana.
No pudieron escoger el olor de sus trajes
ni si los velarían bajo olores de lavanda.
Se irán como horizontes sin memoria
como tiempo que a sí mismo se vacía.
Tenderán a desaparecer de las fotografías
porque es pesado desenterrar unos huesos para retratarlos.