Eran horas de la verdad. Ya no era cuestión de seguir disimulando y dejarse ganar para alimentar el egoísmo de G, sus celos y sus envidias. Ahora los 4 estábamos serios. Y allí estaban Piris y los demás. Desde Piris a Czibor, todo el equipo (titulares y suplentes aunque suplentes no había ninguno) juramentándose por Radio Deporte que no iban a dejarse ganar ni a perder tan siquiera un sólo punto. Había logrado colocarse en cabeza de la clasificación y eso los demuestra afirmativamente "Cerros Verdes", el periódico que decia sólo la verdad. Se acabó el cachondeo. Había chavalas guapas en mi pensamiento y, por eso, necesitaba ser verdadero. Desde Piris a Czibor todos los del Español me habían comprendido. Habían entendido mi manera de concebir aquel fútbol en el campo de juego de La Girola. En La Girola sólo existió una verdad: que el Español de la CJ era el campeón. Piris y los demás. Algo inolvidable. Y las chavalas guapas también eran inolvidables. Que había hasta 4 Mercedes por lo menos. 3 que sí y 1 que no. Las que sí, eran la del corazón compensatorio, la del gato y la de mercantil que daba besos volados. De la que no, prefiero no decir nada. En fin, Piris y los demás era, en aquellos momentos, lo más importante. Desde Piris a Czibor pasando, por ejemplo (entre otras muchas alineaciones posibles) Argilés, Bartolí, Dauder... Saste, Abel... Tejada, Aguirre, Recamán y Coll, por ejemplo. A ver si así dejan de ser sordos los tres "tiparracos".