El pudor se qued atras
Publicado en Sep 26, 2010
El pudor se quedó atrás; nos despojamos de vestiduras y escafandras.
Máscaras innecesarias se ocultaron en el baúl, cerrado perenne para siempre. El alma desarropada se mostró desnuda sin ningún recato. Más tarde que nunca, a pesar de nosotros mismos, sucedió el portento. Nadie nos detuvo, solos exploramos los adentros, comenzó así la jornada. Se desterró la falsa modestia, los artilugios errantes no cupieron. El pudor quedó atrás; te descubriste a poco para mí, muy lento. Fuiste mostrando la verdad disimulada en el alma. Tristezas escondidas, reproches acumulados a montones. Añoranzas de la puericia ida, lugares desertados. Por mi parte te me mostré impávido desde el principio. El pudor se quedó atrás, sin esconder nada, te me ofrecí completo. Quizás demasiada vida vivida, desamores derrochados. Sin carcasas más que la huella que el tiempo marca. Materia y espíritu para ti se dieron a mano llena, Dicha que el azar haya podido conciliar los ciclos encontrados. El pudor se quedó atrás, ¿Tropezaremos con la misma piedra? Mundos distintos de tiempos diferentes se encontraron en un momento. Inesperado momento que sin pretexto inició a dragar sobre montañas el camino. Destinos que al unísono decidieron labrar sin herramienta su sino. Construir camino, levantar morada, vislumbrar mañanas, compartir las sábanas. Juntos hemos ido levantando paredes, enhebrando cimientes. El pudor se quedó atrás, ¿Cuáles serán las experiencias nuevas? A diario la jornada se va llenando inexorable de faenas. Ya no hay recato en el cotidiano devenir al compartir la cama. Besos trémulos que llenan los momentos vacíos, humedeciendo las sábanas, Caricias aprendidas que jamás se habían compartido, a veces desconocidas. Caminamos los caminos marcados por la luz que ilumina el destino. El pudor se quedó atrás, ¿El caminar nos hará inseparables? Sin tener una esclusa por donde pasar, andaremos a la par. Con el mismo paso, al mismo ritmo, sin desentonar las armonías creadas. Muros se han levantado, guaridas del amor brindado, refugio del cansancio. Techumbre que nos cubre de tempestades exteriores, cielo refulgente nos vigila. ¿Cuánto durará la jornada, si es que un fin último tendrá? ¡Amenaza acostumbrada!. El pudor se quedó atrás, ¿Quién derrumbará la morada? Los intrusos serán los que un día destruyan las murallas. Demonios que del averno surgirán al asecho, carroñeros ávidos. Nuestros cuerpos se separarán en ese entonces con la satisfacción de haber vivido. Ese fin no será por voluntad de concluir la obra, sino por el divino llamado. Sólo Él podrá decidir hasta qué momento, sin pudor, nos apartará de nuevo. Monterrey, N.L Septiembre 12, 2009.
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Jos Luis Marrero