Mi prima Esmeralda
Publicado en Sep 29, 2010
Pobre, mi prima, Esmeralda!
El día en que se casó, dejó de ser lo que fue y todo, en ella, cambió. Desde la casa hasta el nombre, las costumbres que heredó, tradiciones de familia, para colmo, hasta el humor. Su carácter dulce y tierno, fermentó y se avinagró. Se casó con un marino que se la pasa en el mar. Ella espera y desespera y termina por llorar. Siempre tras de los visillos, aguardando su regreso. Vive en una casa grande, bien alejada del pueblo. Nunca sale a hacer visitas, yo no voy por el temor a ese mastín horroroso, regalo de su marido, que por demás es celoso. La cuida el día y la noche para eso fue entrenado y a nadie le permite ni que se acerque a su lado. De improviso, sin anuncio, llegó de un viaje, el marino. Mi prima, no lo esperaba y ya se había dormido, mientras echado, a sus pies, hacía guardia Sigfrido. Disponíase a sorprenderla, despojado, como Adán, había cambiado el perfume, craso error, por olvidar asperjarse del aroma que reconocía el can. Esmeralda, ahora viuda, como en su anterior estado, se vino a vivir al pueblo. Sale con el abogado que le administra los bienes, (pero viven en pecado). Por nada quiere casarse, aprendió bien la lección. A la esposa de un viajante, el mastín le regaló.
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