Mi mejor amigo
 
 
 
Sale perro de mierda-le dije. Mientras con mi pie lo empujaba para afuera de la puerta, sin piedad lo tiraba a la calle, yo hervía de rabia luego de pisar una mierda que el dejara en el patio, y yo manchara el pantalón con el cual tenía una reunión en una hora mas, sin tomar en cuenta que debía tomar el metro y llegar hasta la oficina.
Fue un día maldito a pesar de lo que dicen que pisar mierda trae buena fuerte, el negocio que creí seguro no resultó, bueno ello era solamente un anécdota.
Al llegar a mi casa mi hija estaba enferma, debimos partir al hospital y allí hacer una larga espera, hasta que por fin la atendieron, afortunadamente no era nada grave, y la llevé de regreso a la casa. Estaba a punto de llagar a la casa cuando de pronto siento que dos hombres se me acercaban por la espalda, mientras otro desde el frente dejando ver una enorme cuchillo.
Yo no tenía más alternativa que entregar en dinero de mi sueldo, ya que con el apuro olvidé dejarlo en la casa.
Yo llevaba a mi niñita en brazos cuando el hombre que venía de enfrente le puso el cuchillo en la garganta, mientras mi esposa no hacía mas que llorar y yo no podía arriesgar la vida de mi niña, cuando de pronto y desde la oscuridad salió como una sombra, era mi perro, al mismo que en la mañana había echado a la calle sin ninguna contemplación y ahora el arriesgaba su vida para defenderme.
Se colgó con sus fuertes dientes de la mano del hombre que apuntaba la garganta de mi hija, podía escuchar los gritos del infame asaltante, y mi perro, por supuesto ahora era mi perro y yo nunca mas lo votaría a la calle porque me estaba defendiendo.
Yo permanecía quieto apoyado en la muralla mientras los otros dos hombres atacaron a mi perro, con sus afilados cuchillos le dieron varias puñaladas, y mi perro no soltaba el brazo del hombre, a pesar que había un enorme garrote a mi alcance yo no hice nada para defender a mi perro y preferí correr junto a mi hija y mi esposa hasta la puerta de la casa. Una vez adentro de ella miraba que se fueran los asaltantes y una vez que lo hicieron, recién entonces tuve el valor para ir a verlo, yacía lamentándose mientras se desangraba, ahora no me importaba ensuciar mi terno por ayudar a mi perro, sin embargo era demasiado tarde, se murió en mis brazos, dio su vida por quien le había votado a la calle.
En el jardín hice un enorme hoyo para sepultarlo y luego plantar una rosa, para recordarlo.
 
El perro es nuestro mejor amigo, nosotros en cambió somos su mejor enemigo