CAPITALISMO Y SOCIALISMO
Publicado en Jun 13, 2009
En Venezuela, un debate histórico ha sido frustrado. En relación con el debate que el presidente Hugo Chávez propuso recientemente a una gama de personalidades críticas al socialismo que se encontraban visitando Venezuela, y en virtud de que tales sucesos han trascendido por todo el continente, quisiera decir lo siguiente:
1. En ninguna nación del mundo que yo conozca se ha abierto la posibilidad de un debate televisado entre partidarios del capitalismo y partidarios del socialismo. 2. Este sólo hecho posee un significado histórico relevante, en tanto nunca en la historia contemporánea se han impulsado iniciativas en las cuales debatan abierta y democráticamente dos corrientes de pensamiento opuestas; por el contrario, todo posible entendimiento entre ambas -con el objeto de ofrecer a la población un destino mejor- ha quedado condicionado a una lógica de la fuerza y la confrontación. Así ocurrió luego del triunfo de los bolcheviques rusos, es decir, los primeros socialista en acceder al poder. Así ocurrió con los sandinistas en Centroamérica, que exitosamente depusieron a un dictador infame como Somoza. En su relación, capitalismo y socialismo no se han dado el tiempo ni el espacio para el desarrollo de gestos que denoten un comportamiento civilizado. Persiste una grotesca premeditación para que el diálogo, la exposición de argumentos y el debate de ideas no acontezcan. Incluso el mismo presidente Barack Obama develó algunas claves de esta realidad. Cuando llamó la atención sobre el modo cómo dos concepciones de mundo entregan su aporte a nuestro sufrido continente, destacó el apoyo médico que el socialismo cubano le brinda a los pueblos de América, y lo contrastó[1] con la multimillonaria ayuda militar que su nación capitalista proporciona año a año a determinados gobiernos de la región.[2] El presidente Obama así, pone en evidencia que el capitalismo y su maquinaria de guerra no toleran lo diverso, lo distinto, están sólo dispuestos a imponer su verdad de un modo totalitario, a merced de las tecnologías más modernas. 3. En consecuencia, la propuesta que Hugo Chávez le efectuó a un grupo de destacados partidarios del capitalismo (que se tomaron la libertad de llevar a cabo -sin censura alguna- una conferencia de prensa en la nación bolivariana), constituye un gesto que debiera valorarse no sólo por la vocación democrática y generosa que aquello implica[3], sino además, a partir de la trascendencia histórica contenida en el hecho de que por primera vez la confrontación entre socialismo y capitalismo se pueda dar en un marco formal de argumentaciones y de exposición de ideas. 4. Lamentablemente, en esta oportunidad esta posibilidad histórica quedó viciada por el condicionamiento arrogante de quienes se saben representantes de una fuerza totalitaria. Al escritor Vargas Llosa no le bastaba un espacio abierto y democrático en el cual debatir ideas de forma civilizada, sino que pretendió viciar -con una propuesta indecente- esa posibilidad, desafiando (desde su reconocida capacidad intelectual) la dignidad de un Presidente: señaló que el debate debía ser sólo entre él y Chávez . Como si el problema a debatir tuviera relación con dos personas y no con dos concepciones de mundo. 5. El gesto del señor Mario Vargas es el de un gánsters que desafía a debatirse a duelo. Es el gesto de quien no valora el diálogo sino sólo la violencia. O al menos el diálogo unilateral que propician los medios de información convencional, enemigos declarados del proceso de transformación venezolano. [1] Inocentemente, pues como mandatario de una nación imperialista se constituye naturalmente en el cómplice principal de este tipo de políticas de proliferación armamentística. [2] Cabría preguntarse si es que acaso nuestras naciones democráticas han consultado a sus ciudadanos, pacíficos y hartados ya de tanta violencia, si estuvimos de acuerdo con aceptar tan obstinada ayuda… [3] En la historia de la democracia, nunca he sabido de alguna invitación a debatir que el capitalismo le haya extendido al socialismo (que no sea sólo para sacar provecho de una determinada coyuntura, como en las Conferencias de Yalta y Postdam a fines de la Segunda Guerra Mundial), muy por el contrario, los socialistas históricamente han sido objeto de apremios y persecución por parte del capitalismo.
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