En la colina (Una colina meridiana/Juan Ramón Jiménez).
Publicado en Oct 09, 2010
Prev
Next
Estoy ante un libro de Juan Ramón Jiménez que ha pasado inadvertido para muchos millones de personas. Lo primero que observo de este libro de poemas nominado "Una colina meridiana" es que el autor divide su obra en 10 apartados diferentees; así que voy a hacer mi resumida crítica diseccionando apartado por apartado para no caer en demasiada genralización que, en poesía, no es recomendable generalizar la obra completa de un autor sino especificar sus diversas temáticas.
En primer lugar me encuentro con "Hacia otra desnudez". Difícil de interpretar. Juan Ramòn Jiménez se hace filósofo de la pareja hombre/mujer pero cae bastante en el oscurantismo. Debe ser que lo escribió en momento de nostalgia y por eso al llegar octubre lo contempla como un mes extraño y llega a decir "mi vida extraña más que nunca entre las vidas". En resumidas cuentas; que nos encontramos ante un libro de poesía filosófica en plena decadencia sentimental de Juan Ramón Jiménez. Un etapa en la que le queda algún remordimiento humano ("un mundo, este en que vivimos, y del que nadie fuera de él se acuerda"). Se queja el autor de las maldades humanas que plasma en el rechazo a los pájaros diferentes. Es un sentimiento distinto al que expresó en "Platero y yo". Aquí predomina la melancolía y por eso repite hasta la saciedad la palabra distinto (distinto el pájaro, distinto el camino, distinta la rosa, distinto el río y hastas distinto el hombre). Juan Ramón Jiménez se siente hombre distinto a la época que tuvo que vivir (os detallo que está escrito entre 1942 y 1950, justo a los pocos años después de acabar la Guerra Civil Española). Pero al final se le despierta la esperanza y acaba con un verso positivo: "Más hermosas que nunca" simbolizando a las flores como un nuevo despertar humano. Las flores más humanas son mías, dice Juan Ramón, porque ya se sabe poeta de verdad.
El segundo temario del libro lo titula "Invierno anunciador". Una vez recuperada la esperanza comienza a soltar ideas coloristas, como en su mejor época y dice: "los colores que saca la luz a los cuerpos me levantan, me excitan, no me dejan morir". ¿Por qué el autor destapa estas ideas coloristas?. Porque sabe que su destino es lucir dentro de la Literatura Universal. Cuando afirma "tú, sol, eres único" se está refiriedo a Dios. Porque, por encima de cualquier circunstancia, Juan Ramón Jiménez fue siempre "un poeta de Dios". ¿Quién viene?. Buena pregunta para reflexionar en la quietud del blancor de la vida. Ha recuperado toda la esperanza, de color verde, en "Sobre lo verde fijo" y a la belleza le coloca las guirnaldas de sus versos.
Ya totalmente convencido de que la vida puede ser una eterna primavera escribe "Primavera más primavera". Y nos habla ya de su mujer amada (Zenobia Camprubí Aymar) a quien le es fiel durante toda su vida y a la que le dedica los siguientes poemas "Con ella y el burlón" donde bate a sus oponentes y camina con ella como en eterna primavera; "Con ella y el zurito" donde se ofrece la felicidad como horizonte: palomo zurito compañero de paloma zurita; en "Con ella y el cardenal" la sitúa más allá de la religión y la sueña como árbol rojo, como álamo fresco, como una propia luz sin terminar que huye de los dogmas religiosos para amarla tal como Dios le pide.
Para no hacer demnasiado largo este análisis crítico entro entonces en otro aspecto de su vida con "De rama y de hojas" porque se siente árbol florido apartando a un lado las hojas secas que antes anidaban en su corazón y se funde con los labios de la rosa, con la luna de alborada, con la rosa liberada, con la luna de fuego azul... que es una manera verdaderamente bohemia de vivir. Y es que entiende la verdadera bohemia de la que tantas veces he dicho que es distinta a la bohemia falsa. Así encuentra la raíz de su existencia en la propia naturaleza de la vida: el fuego que calienta, el agua que da vida, el aire que respira, la piedra con la que construye todo ese ímpetu de poeta en cascada y torrente, bajo la luna llena y con la luz entera de su lucidez poemática. Y logra la Victoria lejos del campo de las batallas ideológicas que tanto maniataban la libertad de los españoles de ambos lados. Por eso, para mi, también Juan Ramón Jimñénez es un compañero y amigo perteneciente a la Tercera España.
De pronto nos presenta su "Auroras de otoño sesentisiete". Debió quizás tener 67 años cuando entendió la verdad del amor con poemas sonrientes, el niño que nunca dice adiós por más preguntas filosóficas que le proponen. Y se vuelve filósofo de la infancia creciente como en "!que no pasa mi autora tuya, nube que me abraza!. Ha entendido precisamente la transformación cristiana y se ha convertido como en un hombre-roble de oro mirando al interior de su corazón. Roble invariable, siempre sustentándose en su amor por Zenobia y alimentándose de dicho amor. Hasta consigue oler la gloria de la primavera de sus 67 años que le convierten en un joven fervoroso y entonces profundiza en sus sentimientos. En esta ocasión ("Que también huele a Gloria") se hace profundo pero entendible y termina cantando a su Primavera 63 con ella y sin pájaro (cuervo de la muerte) perseguidor. Ha vencido a la muerte.
Llega su exilio a los Estados Unidos y canta a los olmos de Riverdale; a una luz que nunca antes había visto y de tantas cuestas terenales que ha tenido que subir siente que lo eterno no se hunde jamás: todo eterno en su juventud. En su corriente ya no es yermo sobre la tierra sino que en las lejanas tierras de su tierra es sol que alumbra con sus poemas, agua que sacia con sus poemas, luna que sueña con sus poemas. Y pide tiempo, más timepo todavía ("dejando mi presente pegado a lo pasado para que lo más firme que siguiera esté lleno de mí y conmigo sienta, de mis manos, de mis ojos, de mi sonrisa").
Las siguientees "Canciones de Queensbury" le hacen totalmente completo y preparado para regresar, pero ya será para quedarse como olmo que echa sus sombras hacia el futuro y confiesa que en el aire está lo que rodea su grito: la dulzura y el suspiro de saber que ha conseguido alcanzar su meta. Y entra de lleno en un "abro de par en par !qué bien estoy aquí!". Naturaleza y obra poética conjugada en un hogar propio que lo hace poema de luz por dentro. Por eso termina con un "Yo fui eterno en un valle" ("En aquel valle del mundo recibí la eternidad").
Me gusta la poesía de Juan Ramón Jiménez porque muchas veces soy colateral a él, como una línea continua que, a pesar de ser independiente, marcha paralela al poeta onubense. Quizás pocos hayan leido "Una colina lejana" y, sin embargo, la considero tan cercana a mí que yo sí la siento como vida propia. Así que os recomiendo este libro como muy positivo. Quizás hasta bastantes poemas míos tengan ese mismo sello de bohemia siemrpe sonriendo a la eternidad.
Página 1 / 1
Foto del autor José Orero De Julián
Textos Publicados: 7132
Miembro desde: Jun 29, 2009
0 Comentarios 1172 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Crítica de Libros.

Palabras Clave: Literatura Columna de Opinión Poesia Crítica Conocimiento.

Categoría: Conocimiento

Subcategoría: Resúmenes



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy