Fiebre
Publicado en Jan 29, 2009
La fiebre se siente en el músculo. Se produce el cansancio del cuerpo y el hastió y el malestar del reposo obligado. El sabor de la sopa de verduras y la TV encendida son una compañía. La tarde es apacible, pero solo duermo. Sueño de manera viva una tarde frente al mar, solo, sin nadie a mí alrededor. La música de las olas en un día frió. La arena impregna mi ropa y se cuela en mis zapatos, yo solo contemplo. Creo que en el sueño estoy borracho. Soy el personaje del poema de Rimbaud, un borracho soñando en las playas. Creo que estoy borracho porque presiento ese mareo del cuerpo y esa libertad del lenguaje interno que interpela al universo. De repente avisto una ballena blanca y me sobresalto. Es como un fantasma, el sol desaparece tras las nubes y las sombras ganan la playa. De golpe me encuentro en la ciudad, parado en la esquina de Callao y Rivadavia, frente al Congreso en la esquina del Molino mientras las multitudes de gentes pasan y pasan y yo que creo estar perdido avisto una multitud con banderas rojas y voy a su encuentro. Nunca llego, es como un espectro que desaparece cada vez que creo acercarme a ella. Solo veo gente que va y viene a cumplir la orden de lo cotidiano. En mi sueño voy al encuentro de lo fantástico y de lo inalcanzable. Me siento en aquel sueño poeta sin poesía y revolucionario sin revolución, hasta que de golpe estoy en la noche de las barricadas parisinas sin entender de que me hablan a los gritos, confundido, entiendo que me piden que proteja, yo arrojo una piedra y leo un grafitti, la belleza debe ser necesariamente convulsiva, el crepitar del fuego en las noches, los aromas del sudor, el gas y las molotov me impregna, observo el beso furtivo de dos estudiantes en aquel caos. Despierto.
Ya esta anocheciendo y mi congestión es total. Tengo hambre y me duele el cuerpo. En la TV Dr. House. Me fumo medio porro y deseo un vaso de vino con un plato de fideos. Presiento la ciudad por el ruido y me conmueve. Todos los elementos de la convulsión están presentes. La belleza se esconde en las sombras.
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Aete
cuando yo tengo fiebre, ademas de lo que has descrito, en mis delirios toda superficie suele tener una textura cuadriculada, como los manteles o las camisas a cuadros, y encima se repìte una y otra vez durante toda la noche en ese estado seminconsciente
saludos