La excusa del violin
Publicado en Oct 12, 2010
Como música de fondo en una fría invernal sala de embarque, se escucha una hermosa pero melancólica melodía de un violín. Es como escucharlo hablar pero no para decir cualquier cosa. Repentinamente, en sus abstractas palabras apareces tú.
La oratoria de aquella melodía, te coloca como protagonista principal frente a mis ojos, ocasionando que desde muy dentro mío, se desmiembren uno a uno los recuerdos que por años he tratado de olvidar. No porque quiera, sino, porque necesito olvidar. No puedo, o no quiero, no lo sé. Soy un hombre lleno de dudas y contradicciones, las que no he podido superar en gran parte gracias a tu inconmensurable e incondicional amor. Así es, tus infinitas muestras de aquel sentimiento, fueron el puñal más duro que he sentido hasta el día de hoy. Ese frío metal me clava cada vez que deseo volver el tiempo y así de paso, evitar el haberte perdido. Porque no me dejaste, yo te perdí y es lo que lamento a diario. A veces, uno cree que la vida es injusta, pero es todo lo contrario. Con el paso del sabio tiempo, solo he podido comprobar que haberte perdido, fue la errática acción más grande cometido en mi corta e inocente vida. Desde aquel día, acepté vivir con ese puñal, cuyo hierro se aprieta cada día más y se manifiesta insolente, frío y penetrante, cada vez que te vienes a mi cabeza. Como hoy, producto de esa bendita melodía que llega a mis oídos derivados de algo tan simple, indolente e inofensivo como un violín... Hoy tengo algo, una excusa más para recordarte, y tratar de engañarme a mi mismo, sobre no saber porque todos los días te apareces... Hoy traté, pero no pude. Quise responsabilizar a un violín, creyendo que el puñal que a diario penetra, dejaría de hacer su labor en conjunto con el tiempo, trabajo que desempeña desde madrugada hasta entrada la noche, hace exactamente siete años, un mes y trece días.
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JUAN CARLOS
Cariños Y Besos......Juan Carlos..