CUCHILLO DE PALO- (de mi libro Prosa Inicial)
Publicado en Oct 16, 2010
El último domingo de abril, en el potrero del otro lado de la chacra de los Benítez, aprovechando un día fresco y soleado se organizo un partido de fútbol, como premio, para hacerlo más interesante el equipo ganador se llevaría un cordero y tres damajuanas de vino, compradas con el aporte de todos.
Para las dos de la tarde muchos de los presentes ya estaban alegres a causa del vino que pasaba de mano en mano. Juan Saravia observaba los acontecimientos desde una sombra junto a su pequeño hijo Martín y a La Mabel (como el llamara a su joven mujer). A causa de unas descortesías hechas a su familia, esa tarde dio una lección a golpes de puños al mayor de los hijos de López, muchacho de mala educación y peores costumbres, dueños de una ladrillería a unos cientos de metros de allí. Este altercado no tuvo mayores consecuencias, pero como el muchacho aborrecido por la mayoría, tuvo que soportar la burla de los presentes, al alejarse junto al resto de la familia, entre insultos y frases entre dientes, juraron por lo bajo, que se cobrarían estos golpes entre todos en otra ocasión. Juan, hombre fuerte e indómito de carácter sereno, vivía junto a los suyos en un ranchito formado por una pieza grande, un amplio alero y un galponcito, que el mismo había construido a orillas del Estero Chico, después de la inundación de 1966, y protegido por la sombra de un frondoso Espina Corona, árbol de buena madera, el conjunto formaba una estampa muy común en esa región. Cuando moría la tarde en un ocaso rojo y ardiente cubriendo todo el paisaje con un tul carmesí, cansado, con la piel manchada de soles pero con la alegría dibujada en el rostro, volvía Juan por la angosta picada que conducía a su hogar, que con las paredes blanqueadas se recortaba imponente contra al monte, como marcando el comienzo y el final de todas las cosas, o al menos eso era lo que el pensaba, entre una nube de mosquitos y el humo de su cigarro, que como una pequeña estela, iba quedando a su paso en la calma total de la tarde. Al llegar al hogar, después de cerrar la tranquera ya acompañado por sus perros, se quitaba el sombrero, y sentándose unos momentos a la sombra, a beber unos sorbos de agua fresca que extraía de un cántaro de barro que tenia bajo el alero, cerca de la puerta, sobre un pequeño mueble rustico; Frente a el se encontraba la batea, al verla sonrió y recordó la arduo labor que fue construirla, desde conseguir el árbol apropiado, un Palo Borracho, cortar sus raíces y sus ramas, arrastrarlo hasta el patio de su casa, primero dar un corte transversal, luego calar un hueco ancho y profundo a lo largo del tronco y al finalizar todos sus detalles, emplazarlo allí; todo esto llevo varios día solo con hacha, machete y pico, pero valió la pena, ya que cuando traía agua del estero con el único caballo y el trineo, tenia donde almacenarla para uso de su vivienda. Luego de esto se dirigía al encuentro de su hijo y repetir la rutina diaria mientras su mujer con el mate en una mano y la vieja pava de aluminio ennegrecida y abollada aquí y allá, en la otra, se acercaba para acompañarlos. Desde que Martín (su pequeño hijo) advirtiera el cuchillo que llevara su padre atrás, en la cintura y bajo la camisa, no dejo de pedirle uno igual y como este amaba al niño y no quería verlo con la mirada triste, le tallo uno en madera dura y pesada, una réplica casi exacta, cuidando en detalles como su peso, tamaño y forma, tanto que después de hacerle una vaina de suela como la suya, parecían cuchillos gemelos. Luego de cenar, las horas transcurrían en el monótono juego, que a solicitud de su hijo consistía en batirse a duelos ambos con sus armas dentro de sus vainas, provocando las risas del niño y los reproches de la madre. Ayer por la tarde el juego fue breve, el cielo como una crisálida mágica se abrió para dar lugar al fuerte viento del sur, que dejo escapar música de violines entre las ramas de los árboles, con presagio de aguacero, esta fuerza invisible penetro a su morada surcándola y apagando el candil lampiú único testigo de la reunión familiar, con pasos apresurados la familia reunió las cosas ante la poca luz de los refucilos y las coloco a tientas al lado de la cama de cada uno, se acostaron, y al poco tiempo todos se dormían con la vana esperanza de oír la lluvia. Amaneció un día gris, el viento aun incesante y fresco. Juan como todas las mañanas después de tomar unos mates y preparar su bolso donde también llevaba su almuerzo, partió hacia el obraje donde trabajaba cortando leña. Después de alejarse unos cientos de metros y en un recodo de la picada, se encontró con la presencia de los hijos de López que habían juntado coraje a fuerza de beber mucha ginebra y lo esperaban. Juan no se asusto, pero para evitar la pelea, hablando, trato de rodear el lugar pero los tres muchachos formando un semicírculo y lo dejaron sin escapatoria. Como la situación se tornaba realmente peligrosa para su vida, lentamente mientras dejaba sus pertenencias un el suelo, con la mano derecha levanto levemente el faldón de su camisa y tomo por el mango el cuchillo que llevaba en su cintura, en el mismo momento que su hijo allá en el rancho encontraba con gran asombro el cuchillo de su padre, tan parecido al suyo, entre sus juguetes.- Fin. GLOSARIO: Batea de palo borracho: Elemento rural casero muy usado en esta región, para muchas cosas, como bebederos para los animales, reservas de agua, inclusive para poner a fermentar frutos de algarroba para hacer aloja. Método similar de construcción se usa para realizar el cachibeo (canoa de Palo Borracho) Candil Lampiú: Palabra de origen guaraní, farol artesanal o casero. Elemento para alumbrarse. Pequeña botella con combustible (gasoil, kerosén) dotada de una mecha, y un trozo de alambre para colgarla. En cada región tiene un nombre distinto. Cántaro para agua: Vasija hecha de barro, sin manijas, de diez a doce litros de capacidad, de boca ancha, lo suficiente para introducir un jarro y extraer el líquido. Se cubre la boca con un plato de metal. Espina Corona: Árbol común en el noreste argentino, con notables púas ramificadas en su tronco, de madera muy útil, y frutos utilizados como espesante. Vaina de suela: Funda donde se introduce el cuchillo, para poder transportarlo, generalmente en la cintura, solo cubre la hoja de este. Trineo: Grupo de ramas atadas unas con otras, que sirven para transportar objetos y son tirados por caballos o bueyes. El guía va caminando a su lado.- --------------------------------------------------------------------------- 2005----------Santa Fe (Argentina) Tercer Premio Cuento Breve "Certamen Nacional de Cuento Breve Gastón Gori- 2005" SOCIEDAD ARGENTINA DE ESCRITORES S.A.D.E. Filial Santa Fe
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|