Y cada amanecer ella estaba ahí, solitaria… esperando, esperando lo que quizá jamás llegaría. Pero eso a ella no le importaba, le importaba la recompensa inexistente de su final espera en aquel muelle donde hace 3 años había dejado lo que mas quería en la vida. Sin amigos, familiares perdidos… no importaba, ella solo esperaba con una increíble paciencia inagotable a pesar de los largos años transcurridos. Trataron muchas veces de que dejara de estar allí, nadie sabia como lo hacia sin comer, beber, conversar con alguien, sin cariño y amor, ni comprensión. Nadie lo sabía… y al pasar el tiempo la gente dejo de acercarse a ella y al muelle, al cual llamaban muelle maldito ya que se creía que ella lo estaba también.
 
-         Hermana –dijo alguien en el muelle- El no volverá
 
La hermana de la muchacha del muelle era quien se había atrevido a acercarse a ella por amor. Pero no obtuvo respuesta alguna. Se sentó en una roca cerca de la orilla del mar, que estaba muy tranquilo. La hermana de la muchacha se percató que nunca volteaba la cabeza, siempre miraba hacia el mar, sin ninguna expresión en su mirada. Esto le pareció muy extraño. Por lo cual decidió hacer algo… se comunicó con un doctor, con un mago, con un pastor. Pero nada, la posibilidad de saber que sucedía estaba muy lejana… pero la hermana no se rindió y un día como por arte de magia se encontro con una joven en el pueblo que leía las cartas. Decidió consultarle sobre que podía hacer. La joven bruja le dijo que podía ayudarle. “La mas próxima noche de luna  llena, a las 12 te veré en el muelle” dijo la joven bruja. Y así fue. La joven bruja se acerco a la muchacha mientras la hermana esperaba sentada en la piedra. Con una mirada asustada fue a comunicarle a la hermana lo que sucedía. Esta le dijo que la muchacha estaba muerta. La hermana se impresiono mucho, por que desde lejos se sentía como ella respiraba. Pero la bruja le explicó que estaba viva en cuerpo pero muerta en alma, y lo mismo era decir que su alma no estaba con ella y que su corazón no palpitaba tampoco. De las mejillas de la hermana de la muchacha corrían lágrimas tan saladas como el mar. Pero eso no es todo dijo la bruja. En la mano de la muchacha había encontrado un mensaje en el cual decía “desde el día que se fue mi amado, mi corazón y mi alma se fueron con el. Mi cuerpo se ira el día que el regrese”
 
Fin.