Doa Ins y "La Paca" - Captulo 6 (Novela).
Publicado en Oct 25, 2010
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Al llegar las primeras horas de la noche el Bar "Dulcinea" estaba bastante repleto de parroquianos. No se encontraba allí ninguna mujer porque éstas eran, más bien, reacias a entrar en "Dulcinea". Pero en cuanto a los hombres allí estaban, en plena comunión de charlas y chismes, Don Mariano el propietario del bar; Demetrio el sevicial camarero de toda la vida; el detective privado Andrés; Zamudio el mudo; Benito, el más envidioso de Don Antonio por culpa de la espléndida y virtuosa mujer que éste tenía; un chisgarabís al que llamaban "Fifiriche" que era el cotilla de Don Antonio y le contaba a éste los chismes que él mismo se inventaba casi siempre; Don Alipio Sánchez, el médico personal que atendía a Miguelito; el pintor de cuadros Nicasio; Silverio, el íntimo amigo de Nicasio y que era el que se dedicaba a contratar a las modelos para que posasen para el pintor y un tal Florentino llamado "El Magrón" que era el carnicero del barrio y, a la vez, hermano de "El Rubio" Ocaña el famoso chulo de algunas de las prostitutas que trabajaban en el lujoso caserón del Camino Viejo de Coín.

- Se nota que hay mucho nerviosismo estos días por aquí, Demetrio.

- En efecto. Es como si algo muy raro estuviese pasando en Mijas, Don Mariano.

- Bueno. Nosotros a lo nuestro. El negocio es el negocio y gracias a este raro ambiente que se respira sucede que nuestro "Dulcinea" está empezando a ser un negocio bien rentable. Y eso que todavía faltan unos días para llegar a la segunda quincena de mayo que es cuando el pueblo se llena de bote en bote con lo del Día Internacional de los Pueblos

- Lleva razón, Don Mariano. Nosotros a lo nuestro que pronto llega esa Fiesta Multicultural donde se reúnen todas las diferentes nacionalidades que conviven en la Costa del Sol.

- Muy interesante lo que estoy escuchando, señores, ¿cuándo es el día exacto?. Soy Andrés, un amigo si ustedes me quieren considerar así.

- No faltaría más. El día varía según las conveniencias del clima metereológico; pero para este año se prevé que será el 15 de este mismo mes de mayo. ¿Es usted de por aquí?.

- Sí. Estoy residiendo momentáneamente aquí. Escuchen. Me interesa que me cuenten algo de qué actividades son las más importantes para este mes de mayo florido...

- Bien florido es este año sí señor, lleva usted toda la razón.

- Interesante eso de las flores y las mujeres.

- No entiendo qué quiere decir, Don Andrés.

- Yo si lo entiendo, si nos permiten a mi amigo y a mí participar en la charla.

- ¡Pos supuesto, Nicasio, por supuesto!. Todos sabemos que eres una gran artista. Aquí donde lo ve usted, tan a lo hipy y todo, es un gran pintor de cuadros, Don Andrés, y su amigo inseparable es nada menos que el siempre dicharachero Silverio. ¡Hola, Silverio, cómo te va la vida hombre!.

Andrés memorizó inmediatamente el nombre. El nombre de Silverio empezaba por S y estaba relacionado con la pintura artística. ¡Podría ser el hombre que tanto estaba buscando!. Había tantas posibilidades de que fuese él que era importantísimo alargar la charla todo el mayor tiempo posible. Así que comenzó a planificar su estrategia.

- El mundo hipy, señor Nicasio, ¿no fue la llamada "Revolución de las Flores"?.

Como siempre empezó por ir completamente directo al asunto para luego poder matizar las reacciones que su gran intuición le iban siempre formulando la respuesta final a sus pesquisas. Fue Silverio, y no Nicasio, el que respondió a la pregunta. Todo comenzaba bien para la estrategia de Andrés, pero era necesario también no dar demasiadas muestras de interés después del primer impacto. Así que tendría que ser muy hábil en aquella charla que él estaba dispuesto prolongarla todo lo que fuese necesario.

- ¡El gran mayo del 68!. ¡Fue formidable!. ¡La Revolución de las Flores y la Revolución del Sexo!. ¡Fue formidable!.

Andrés puso todos sus sentidos en alerta. Ahora era cuestión de saber hacer su trabajo o perder la gran oportunidad si se equivocaba. De momento Silverio estaba "entrando al trapo" directamente como se dice en los ambientes taurinos.

- ¡Claro!. ¡El famoso Mayo del 68!. ¡Inolvidable!. ¿Cuántos años hace que han pasado ya desde entonces, Don Nicasio?.

Andrés estaba intentando jugar a dos bandas alternando sus preguntas para no despertar las sospechas de Silverio.

- Exactamente 42 años, Don Andrés.

- ¿Y qué edad tenía usted entonces y perdone la pregunta pero si usted fuese una mujer por supuesto que no me atrevería a preguntarle su edad pero resulta que estamos entre caballeros y eso no tiene importancia, verdad?.

- Cierto. Estamos entre caballeros y no importa decirle mi edad. Yo tenía exactamente la misma edad que mi inseparable amigo Silverio. Dieciocho años apenas recién cumplidos. Los dos nacimos en abril de 1950. Sólo que yo soy un par de días mayor que él.

- Me gusta ser exacto siempre que hablo de fechas. ¿Qué días fueron esos?.

Ahora el que contestó fue Silverio.

- Yo cumpli los 18 precisamente el día 18; con lo cual puede usted deducir que Nicasio los cumplió el día 16.

- Bonitos número sí señor. Bonitos números.

- ¡Dieciocho años de edad, Don Andrés!.

- La edad de la primera conciencia. Por lo menos yo la llamo así.

- Muy curioso. No había yo pensado nunca eso. Pero ahora que me hace pensar sí que es cierto. La edad de la primera conciencia. Exacto. Muy buena su definición.

- No está mal. Sólo ha sido un golpe de suerte. Resulta que ustedes dos son ya un poco mayorcitos, porque si no me equivoco tienen ambos los 60 años recién cumplidos. Por cierto... ¿ya trabajaban ustedes en esto de la pintura artística cuando tenían 18?.

- Arrancamos exactamente desde ahí. Ya teníamos la conciencia hipy arraigada pero fue a partir de entonces cuando nos la trajinamos de verdad.

- ¿Trajinar?. ¿Ha dicho usted trajinar?. Esa palabra tiene varias acepciones en el idioma español.

- Si. Jejeje. Es verdad. Tampoco había caído yo en la cuenta.

- Pues verá, Don Silverio. Trajinar puede significar las siguientes cosas según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua: Es una palabra que deriva del latín "trajinare" que significa, curiosamente, arrastrar. Y puede servir para acarrear o llevar géneros de un lugar a otro o para andar y tornar de un sitio a otro con cualquier diligencia u ocupación. Algo así como lo que hacen los artistas.

- Se olvida usted de la más interesante, Don Andrés.

- ¿De la más interesante, Don Silverio?. No caigo yo en la cuenta...

- ¿Cómo no va a caer en la cuenta si es usted todo un hombre?. ¿Usted ya me entiende verdad?.

- ¡Ah, sí!. ¡Qué despistado soy!. Jejeje... claro que trajinar significa otra cosa que está relacionada con los hombres y la mujeres por cierto... pero en fin... ¿han oído ustedes el programa radiofónico "La Voz del Silencio"?.

- ¿La "Voz del Silencio", Don Andrés?. Yo como buen aficionado a escuchar emisoras de radio nunca he oído dicho programa.

- Pues existe, Don Nicasio. Saben, por cierto, ¿qué opino yo sobre el silencio?. Se pueden opinar muchas cosas sobre el silencio que, precisamente, es una palabra que empieza por s.

Andrés se fijó disimuladamente en el rostro de Silverio. Descubrió cierta preocupación en su mirada. Posiblemente estaba ante el hombre que estaba buscando.

- Una vez trabajando para cierto medio de comunicación que me contrataron para no recuerdo qué otras cosas... estuve diciendo algo sobre el silencio... ¿les interesa escucharlo?.

- Perdonen que me introduzca en conversaciones que no me incumben pero me resulta tan interesante el tema que están tratando que no me resisto a participar también de la charla.

- ¡Claro que puedes participar y opinar lo que quieras, Benito!.

- Gracias, Silverio, es que me interesa saber lo que nos va a contar sobre el silencio este caballero.

- De acuerdo. No existe ningún problema. Del silencio he dicho yo muchas cosas. A ver si me acuerdo de las más importantes.

Andrés estaba, con plena conciencia, dándose tiempo para observar todas las reacciones.

- Bien. Ya está. Me acuerdo de algunas definiciones mías. No crean que soy vanidoso por decir que son mías.

- No tiene nada de malo ser vanidoso, amigo Andrés. Todos los artistas lo somos en cierta medida.

- Sí. Puede ser cierto, amigo Nicasio... pero yo no soy precisamente un artista en el estricto sentido de la palabra.

- Pero en el pleno sentido de la palabra usted lo es o lo parece.

- Muchas gracias, Don Benito. Es usted bastante observador por lo que veo.

- Que me gusta mucho esto de las tertulias.

- Por cierto, me viene a la memoria que entre tertulia y chismes hay una diferencia tan grande como la que existe entre cultura e ignorancia.

Andrés notó cómo Benito se ponía ligeramente colorado y miraba disimuladamente al suelo...

- ¿He dicho alguna inconveniencia?.

- No... esto... no... ninguna inconveniencia... es que estaba pensando en eso del silencio.

- No le voy a hacer pensar más en cuanto a mí se refiere. No es esa mi intención.

- ¡Hable!. ¡Hable!. ¡Estoy interesadísimo!.

- Gracias por su interés, Don Silverio, Ahí va algo de lo que me acuerdo. Pero mejor no... mejor les cuento un pequeño texto que debí escribir en una tarde gris...

Andrés estaba realizando a la perfección su plan de ponerles nerviosos, especialmente a Silverio.

- ¿Pero puede decirlo ya?.

- No sea tan nervioso, Don Silverio. Ya voy. Dice así: Es en el silencio de tus cosas donde siempre se encuentran recogidas todas tus conversaciones con mis mundos. A veces hablamos de incógnitas presentes en el misterio de la vida; a veces hablamos de ese misterio pero dentro de cada una de sus sorpresas; a veces sólo callamos para sentirnos... pero es siempre en el silencio de tus cosas donde se encuentran recogidas todas tus conversaciones con mis mundos.

- !Impresionante!.

- Gracias, Nicasio, pero no soy muy impresionista que digamos. Cuando me he puesto a dibujar, por ejemplo flores, no consigo nada más que acercarme un poco al naturalismo.

- !A mí me encanta el naturalismo de las flores!.

- Interesante, Don Silverio, interesante... pero quiero decir algo sobre La Voz del Silencio. Es un programa que llevan a cabo un grupo de mujeres a las que, por supuesto, entre otras cosas les gustan las flores porque son muy femeninas.

Ahora acertó a descubrir que el pulso de aquel tal Silverio le temblaba visiblemente cuando cogió su vaso de cerveza para dar un trago. !Sí!. ¡Estaba seguro de que era él!.

- Y hay algo más en todas ellas. Trabajan en muchas cosas pero de manera muy especial en ponerse a favor de la familia cristiana y los valores sociales.

A Silverio se le escapó el vaso de las manos. Se rompió en mil pedazos contra el suelo.

- Lo siento... de verdad que lo siento...

- No se preocupe tanto por eso, Don Silverio... dicen que es señal de alegría...

Un nuevo contertulio entró en escena. Era el famoso y popular "Fifiriche" el que había hablado.

- Perdón caballero. Todos me conocen como "Fifiriche". Soy tan amigo del Señor Don Antonio que si usted necesita alguna cosa, por muy costosa que sea, sólo me lo tiene que pedir a mí y la tendrá al instante.

- ¿Incluso alguna que otra mujer?.

- ¡Caramba, Don Benito, pica usted muy alto!.

- Jejeje... es usted gracioso de verdad, Don Andrés... me cae bien... yo no tengo envidia de nadie... pero sí... en mis tiempos mozos llegué a picar muy alto...

Andrés se dio cuenta de que estaba mintiendo en eso de decir que no tenía envidia de nadie y en cuanto a lo de picar muy alto hizo un chiste que venía muy a tiempo.

- ¿Es que trabajó usted de picapedrero?.

Don Antonio cada vez estaba mucho más lejos de su cada vez más joven, bonita y preciosa mujer Doña Inés y cada vez muhho más cerca de la deslumbrante y despampanante Paca. Ya hasta se pasaba algunas noches enteras en la cama con "La Paca"; la cual cada vez era más caprichosa con él. Las cuentas corrientes de Don Antonio empezaban a peligrar visiblemente. Además ya era la "comidilla" de personas como Benito y la Señora Silva quienes, uno y otra por motivos bien dirigentes pero relacionados con Doña Inés, no hacían más que inventar bulos y mentiras por todo el barrio.

- Antonio, cariño, me apetece que me regales algo de verdad deslumbrante. ¿No soy yo acaso una mujer deslumbradora?. A cada persona hay que tasarla según su categoría y su estilo.

- Si, Paca, pero...

- Pero nada de peros, Antonio.

- ¿Qué deseas ahora?.

- Pero me lo tienes que regalar con amor, con mucho más amor, cariñito.

Mientras hablaba con él se estaba limando las uñas de los dedos de sus manos sin importarle para nada las reacciones de Antonio que, por cierto, cada vez reaccionaba menos ante los caprichos antojadizos de ella.

- ¿No será que vamos a tener un hijo, verdad?.

- No me hagas partirme de risa. ¿Un hijo yo con un vejestorio de 71 años de edad?. ¿Ya estás otra vez borracho?. Lo que te pido es mucho más importante para mí que tener un hijo contigo.

- Pues entonces no entiendo qué puede ser tan importante.

- Escucha. El invierno pasado te vi con tu mujer en el Teatro del Auditorio Municipal. Estábais viendo una adaptación teatral de la película "Una gata sobre el tejado de cinc". Ni me enteré del argumento ni me interesó enterarme del argumento. Yo sólo me estaba fijando en Inés. Estaba bellísima con aquel abrigo de visón que le habías comprado. Nunca había visto yo una mujer tan hermosa. ¡Quiero que me regales ese abrigo a mí!.

- !Pero eso es imposible, Paca!. !Le pertenece a ella y sólo a ella!.

- !Si me consideras a mí superior a ella como mujer en todos los sentidos de la palabra, necesito que me regales ese abrigo a mí!.

- ¿Y no puede ser otro distinto?. Pareces de verdad una gata en celos...

- Tiene que se precisamente ese abrigo. No quiero ningún otro aunque fuese incluso más caro. ¡¡Quiero ese abrigo y sí que estoy celosa!!. ¿No te gusto más viéndome celosa?. Ya lo sabes. O me regalas mañana mismo ese abrigo, y conste que no quiero otro nada más que ese, o no vuelves a entrar nunca jamás en mi casa y mucho menos en mi cama.

- ¿Y cuándo se entere de que te lo he regalado?.

- Es que precisamente quiero que se entere.

- ¡Pero piensa en mí y en mi reputación ante la sociedad, Paca!.

- Tu sociedad a mi me importa menos que un pito. A mí lo que me interesa es que Inés sepa que la he derrotado. Que ahora soy yo la más atractiva en Mijares y toda Andalucía. Quiero verla a mis pies.

- Me asustas, Paca, de verdad que me asustas...

- Es el riesgo que debes correr si quieres seguir a mi lado.

- ¿Y el cura Don Ramón?. ¿Qué ocurre con el cura Don Ramón?.

- ¿Pero tú eres tonto o te los haces?. ¿Cómo se te ocurre pensar que un cura carcamal de 92 años de edad puede ser un amante para mí?. ¡Tú has visto demasiadas películas absurdas!. Ese tal Don Ramón sólo ha intentado hablar conmigo para que confiese no se qué de qué pecados... es más que un cura un verdadero monje...

- Entonces... ¿me das el día libre para poder pensarlo?. Sabes que Inés sólo hay una...

- ¿Qué insinúas?. ¿Quieres verme celosa de verdad?.

- No, Paca. Yo te prefiero a ti... pero ¿cómo voy a regalarte su abrigo de visón personal?.

- Eso es problema tuyo. ¡Yo lo quiero aquí mismo mañana!.

- ¿Me permites consultar con alguien lo que debo de hacer?.

- Consulta todo lo que quieras con quienes quieras y las veces que quieras pero o consigo ese abrigo o chao... hasta nunca Toñín... si te he visto no me acuerdo...

Don Antonio salió verdaderamente enfadado de la casa. Dio un tremendo portazo y se dirigió, con su automóvil a toda velocidad, hacia el domicilio de la pitonisa Leonarda, en la cercana Avenida de los Lirios, número 13. Aparcó el coche en el mismo portal de la casa y subió todo lo rápidamente que sus cansadas piernas le dajaban caminar, hasta que sudoroso y jadeante tocó varias veces el timbre de la puerta.

- !Espere un momento, ya voy!. ¿Qué es esa manera de tocar tantas veces seguidas?. ¡No soy sorda!.

Al abrir se encontró con un demacrado Don Antonio que la miraba implorante.

- Pase. Pero tiene usted que esperar turno. Hay cinco personas por delante de usted. Si quiere un poco de tila puede tomar cuanto quiera en la cocina. Es más... le recomiendo que no salga para nada de la cocina. Por eso de guardar el secreto. Si le ven es la puntilla final para su ya perdida reputación social... así que si tiene todavía un poco del aquel su pasado orgullo escóndase durante dos horas para que pueda despachar al resto de mi clientela.

- Gracias... Leonarda...

La tertulia en el Bar "Dulcinea" seguía aumentando. Ahora se habían añadido, con el correspodniente permiso de Nicasio y Silverio, el médico Don Alipio Sánchez y el llamado Florentino "El Magrón", carnicero principal de la barriada. Era precisamente el médico quien llevaba ahora la voz cantante y nunca mejor dicho porque cuando hablaba lo hacía como canturreando por su especial manera de pronunciar las palabras, especialmetne la s.

- Veo a Miguelito muy mal... pero que muy mal... ese muchacho lo va a pasar muy mal... pero que muy mal...

- ¿Cuánto de mal?.

- ¡Ay, Florentino!... cuánto de mal no lo sé pero lo que sé es que lo va a pasar muy mal... y lo que más siento es lo de la bellisima Inés.

Andrés volvió a concentrar todos sus sentidos. Ahora no tenía que estar atento solamente a las reacciones de Silverio sino a aquella especie de cantautor, el viejo carroza de Don Alipio Sánchez. Así que fue directo a por él.

- ¿Le gusta a usted mucho Doña Inés, Don Alipio?.

- Estoy verdaderametne enamorado de ella... ¿y quién es el guapo que no se enamora de ella?.

- Pero usted precisametne no es guapo que digamos... por lo menos lo que yo entiendo como ser un hombre guapo...

- ¡Ay, Silverio!. ¡No sabes tú cuanto sufro yo con el sufrimiento de Inés!.

Andrés entendía que la pelea entre los dos personajes se hacía a pecho descubierto. Los dos estaban en la lista. Aquello le complicaba un poco la situación pero lo mejor era guardar silencio en estos momentos hasta ver por donde salía cada uno. El resto de tertulianos también guardaban sepulcral silencio.

- ¡Ay, señor Sánchez!. ¡No sabe cuánto sufro yo también por culpa de doña Inés!.

Andrés observó que mientras Silverio la llamaba Doña Inés, el médico de cabecera de Miguelito, aquel estrafalario Don Alipio Sanchez, la tuteaba cuando se refería a ella. Intentaba poder interpretar bien aquella extraña paradoja mientras esperaba a poder dar la estocada final como si de un verdadero matador de toros se tratase.

- ¡Usted, Don Silverio, nunca podría imaginarse a Inés en paños menores!. ¡Poder verla así sería como ver a la mismisima diosa Diana pero en la realidad; o sea en carne y hueso!.

- ¿Porqué no podría yo imaginármela incluso desnuda del todo?.

El asunto estaba al rojo vivo ante el asombro de todos los demás. Fue Florentino "El Magrón" el que rompió aquel momento tan enervante para todos.

- ¡Aquí lo que necesitamos todos en un buen solomillo de cerdo y comer... más comer carne y no beber tanta cerveza!.

- ¡No me desvíe usted el pensamiento hacia las tentaciones carnívoras, Don Florentino; que con razón le llaman todos "El Magrón"!.

- ¿Pero de qué tentaciones esta usted hablando viejo verde, que en vez de ser un verdadero médico de cabecera no es más que un viejo verde con tanto Inés por aquí e Inés por allá!.

- ¿Se peuede saber por qué le interesan tanto mis tentaciones carnívoras, Don Silverio?.

- No. Por nada en particular. ¡Sólo que debería poner mucho más cuidado con cuidar de Miguelito que cuidar de Doña Inés!.

La batalla entre Silverio y Don Alipio Sánchez ya no había posibilidad, de momento, de que nadie la pudiese detener. Todos los demás, inlcuído el propio Andrés, se habían quedado absortos ante aquella virulencia verbal entre ambos.

- ¡Si usted, Don Silverio, tuviese más sensibildiad acerca de las mujeres guapas de verdad, no diriá tantas barbaridades sobre ellas!.

-¿Se puede saber qué barbaridad he dicho yo sobre las mujeres guapas de verdad?.

- ¡¡No me haga hablar más de la cuenta que se lo suelto delante de todos estos caballeros, Don Silverio!!.

- ¡Ahora veo que usted tiene sólo una lengua de víbora, medicucho de mala muerte!. ¡No sólo está usted anticuado en el asunto de la medicina sino que seguro que le regala flores a escondidas a su amada Inés!.

¡Zambomba!. Andrés ahora tenía un serio problema. Él estaba seguro de que el de las flores era Silverio y ahora resulta que el de las flores parecía ser el médico Sánchez.

- ¡Mire caballerete, por decirle algo decente!. !Yo de flores no entenderé nada o casi nada, pero de lo que es medicina por supuesto que soy médico titulado y no como ustedes los residuos de los hipys que siguen siendo tan sucios como lo fueron en mayo del 68. ¿a ver si se arreglan usted y su amiguito Nicasio, y conste que no retiro para nada lo de amiguitos para que se enteren todos los aquí presentes, un poco más esas greñas que tienen ustedes unos pelos que se parecen a las locas de la casa de "Tocame Roque"!. ¡Si, como lo oye!. ¡Me estoy refiriendo a ese dicho castizamente madrileño que se refiere a toda aquella casa... si es que la sucia buhardilla donde viven se puede llamar casa... en que reina la confusión y hay con frecuencia alborotos y riñas!. ¡Ya está!. ¡Usted me tiró de la lengua y se encontró con lo que no se quería encontrar, Don Silverio!.

- Cuente. Cuente usted lo de la Casa de Tócame Roque que me entusiasman las historias madrileñas.

- Con mucho gusto, Don Florentino, que por lo menos será usted carnicero pero un poc más decente que estos dos tipejos si que parece ser!. La Casa de Tócame Roque estaba en la calle del Barquillo, de Madrid, y fue demolida en 1850. Era una casa de vecindad fea e insalubre, famosa por haberla inmortalizado don Ramón de la Cruz en La Petra y la Juana o el buen casero (conocido generalmente con el nombre de La Casa de Tócame Roque) por los mil zipizapes que en ella se armaron; el último, contra corchetes y ministriles, para oponerse al desalojo del inmueble, dispuesto ya el derribo del mismo. En esta y en otras casas de vecindad antiguas se inspiró Mesonero Romanos para escribir su artículo «Día de toros (I-Casa de vecindad», incluido en su obra Escenas Matritenses.

- ¿Asuntos de cuernos otra vez, Señor Sánchez?.

- ¡Peor que eso, don Florentino, mucho peor que eso!.

- ¡Cuando digo que usted es sólo una víbora digo bien!. !Es usted una víbora y un matasanos, medicucho!.

Andrés tuvo ya el cuadro completo y decidió actuar.

- ¡Un momento de paz, señores, que somos todos caballeros o no!.

- Yo al meno sí.

- Lo supongo Don Nicasio... pero entonces ¿qué quiere decir el señor Sánchez?.

- Muy fácil. Una de mis especialidades es pintar cuadros de desnudos femeninos. Tengo ya por lo menos 4 ó 5 de "La Paca" en diversas posturas, pero de Doña Inés no consigo jamás que acepte. De eso se encarga por supuesto mi íntimo amigo Silverio... pero como Silverio es homosexual pues es imposible que pueda conseguir que doña Inés se desnude completamente para que pueda pintarla. Es como sañlir de Málaga para entrar en Malagón. ¡Es mi máxima ilusión como pintor pero veo que es totalmetne imposible y hace ya algún tiempo que he tirado la toalla en este asunto!.

- Entonces... ¿Silverio es homosexual?.

- Sí. Lo soy.

- No me importa en absoluto eso. Me interesan otras cosas más interesantes. Por ejemplo hablar de las flores. ¿le gustan o no le gustan a usted las flores, Señor Sánchez!.

- No puedo ni olerlas a cinco kiómetros de distancia. Soy alérgico a las flores.

Andrés ya había conseguido lo que quería. Se había equivocado con ambos. Ninguno de los dos era el que regalaba flores a doña Inés. Por un lado había fracasado rotundamente pero bien visto era un gran logro. Así eliminaba a dos sospechosos y quedaba la lista ya muy reducida. Ahora buscaría una excusa para dejar a los tertulianos con su discusión y planificar bien cómo resolver sasunto de las flores. Se marchó sin decir nada, aprovechando los agarrones y empujones que se empezaron a propinar unos contra otros y antes de que Roberto o Silvestre apareciesen por allí. Sólo el mudo Zamudio, que como mudo que era no había dicho palabra alguna, le despidió con una gran sonrisa. Andrés le regaló un billete de 10 euros. Zamudio seguía siendo el más feliz de todos. No tenía novia. Nunca se había peleado por culpa de una mujer. Sabía que nunca obtendría los favores de ninguna mujer de las guapas que eran las únicas que le gustaban prque era mudo... pero era feliz sonriendo... allí... en una esquina del Bar "Dulcinea" mientras seguían regalándole dinero sin él pedirlo. La nostalgia de no poder salir nunca con ninguna mujer guapa no le impedía siempre sonreír... Él era feliz así... a su manera... libre de toda querella contra nadie...

Andrés llegó pronto a su domicilio y eliminó de la lista a Silverio pero no todavía don Alipio Sánchez pues no estaba seguor que fuese verdad o mentira aquello de la alergia a las flores. Podría estar disimulando astutamente. Ya estaba más cerca de solucionar el caso. Sólo quedaban por seguir la pista al Señor Salinas, al Señor Silva, a la Señora Silva y a los altamente peligrosos y desconocidos, hasta el momento, El Sapo y La Sapa. Se estiró todo lo largo que era en el asiento y encendió un cigarrillo Chesterfield que tantos recuerdos le traían de su perro setter irlandes; aquel "Chester" que tantos años le había acompañado en su antigua soledad, cuando sólo era un estudiante de Periodismo en la Facultad Complutense de Madrid. Ahora estaba ejerciendo de detective privado pero nunca había renunciado ni al periodismo ni a la literatura y por eso, de vez en cuando, escribía artículos especializados en diversas materias. Escribía especies de misceláneas culturales porque estaba descubriendo que la realidad de la vida es una caótica miscelánea de circunstancias, acontecimientos y sucesos que una mente tan despierta como la de él y los que eran como él, podían al menos darles un cierto sentido coherente. Esa coherencia de sus principios éticos y morales, cristianos por supuesto, eran los que le habían inclinado hacia la profesión, momentánea, de detective privado, después de haber hecho el Curso correspondiente en la Agencia de Detectives Gran Vía de Madrid. Luego el destino le había llevado a Mijas... pero sabía que era un destino simplemente circunstancial... pues su meta final era volver a la Literatura y el Periodismo en la capital de España. Pero ahora estaban llegando a su cerebro los recuerdos de Chester. Así que determinó, mientras esperaba alguna llamada de alguien sin esperar a que llamara nadie, escribir algo sobre aquel fiel perro que estuvo tantos años junto a él: "Era un setter irlandés. Una espolvoreada de canela en escarcha dorada esparcida sobre cuatro mástiles y un hocico color azabache. Caballo de cartón para los niños del barrio y clarinete de sinfonías en esos atardeceres en que se quedaba mirando como queriendo interpretar canciones azul turquesa. Era un oleaje de estallidos luminosos buscando anémonas del pensamiento en el fondo de los riachuelos. Y era algo mucho más que una simple presencia cuando su compañía venía a ser hálito amoroso de dulce compartir. Recuerdo que por las tardes, cuando caminábamos por los agrestes senderos de las campiñas, "Chester" era una especie de romántico vaporoso de las flores y las mariposas, perseguidor de lagartijas no para dañarlas sino para jugar con ellas a las marejadas de los sentimientos. Y al igual que el "Platero" de Juan Ramón Jiménez, también él rezumaba poesía entre las adelfas y los rododendros y también él era "de acero"... Ahora que se fue, envenenado por la envidia de algún anónimo destructor de vidas alegres, sigue correteando entre las galaxias de un universo plagado de amores; ladrando y saltando de estrella en estrella, cuajado de brumas nebulosas, llamándome a participar de todo el concierto universal que tiene su cuerpo de madrépora canina... pidiéndome que perdone para poder seguir sintiendo amor hacia los seres humanos. Y "Chester" color canela tiene razón. Un ser humano comete depravaciones como envenenar a un amigo pero... hay muchos otros que llevan sentidas flores a su tumba".

En esos mismos isntantes sonó su móvil.

- ¿Dígame?.

- ¿Eres el detective Andrés?.

Era una voz caliente y cálida de mujer.

- Si. Soy el detective privado Andrés.

- Yo soy Inés. Verás. Necesito hablar contigo.

- Adelante. Ya sabes que tienes todos tus derechos para llamarme cuando quieras y a la hora que desees porque para eso me has pagado una suculenta suma.

- No. No es cuestión de dinero. El dinero me asquea ya demasiado. Verás. En primer lugar quiero saber si tú sabes dónde se encuentra mi hijo Miguelito. Esta mañana me llamó el teniente Silvestre para decirme que fuera a recogerlo por la tarde a la comisaría, pero estoy llamando allí y nadie me contesta. ¿Sabes si le ha ocurrido algo malo?.

- ¿Te puedo tutear, Inés?.

- Claro que sí. Es más, me encanta que me tutees tú. Me hace sentirme todavía más joven de lo que soy. Eres una gran persona. Entonces, ¿sabes algo de Miguelito?.

- No te preocupes por nada, Inés, dentro de su grave deterioro físico ahora mismo está bastante bien. Se ha ido acompañando a Silvestre y Roberto a cazar a un lagarto de esos que se llaman camellos y sólo son buitres carroñeros. No te preocupes. Está en buenas manos. Supongo que, como muy tarde, esta noche te lo llevarán a casa.

- Verás, Andrés. ¿Puedo hablar a solas contigo?.

- ¿Me estás pidiendo una cita de trabajo o una cita personal?.

- Te estoy pidiendo una cita personal. Me caes muy bien y siento necesidad de hablar contigo. Pero tiene que ser en un lugar privado donde nadie nos moleste y pasemos desapercibidos. ¿Cómo llevas lo del caso de las flores?.

- Va por buen camino. No te preocupes. Lo encontraré.

- Deja de momento eso a un lado y por favor acepta una cita conmigo a solas.

- Está bien. ¿Que te parece esta noche en la Discoteca Olivia Valere?. Es un lugar bastante privado y difícil de encontrar. Allí no nos molestará nadie.

- Si. ¿Dónde está?. Me parece que es cerca de Marbella, en la Carretera Istán, a 800 metros de la cudad. Me parece formidable. Tan formidable como tú.

- Inés. Me vas a poner colorado. Está bien... ¿a qué hora quieres que pase a recogerte?.

- No. No quiero que tu vengas a recogerme a mí para que no se entere nadie de la casa. Prefiero que, una vez que compruebe que mi hijo se encuentra bien, salir a escondidas e ir a buscarte yo a ti a tu oficina. No te proecupes. Sé manejarme muy bien a solas. Iré a buscarte yo a tí en cuanto me entere de que Miguelito está bien.

- Como quieras, Inés.

- Hasta luego. Te envío un beso amistoso.

- Otro para ti, Inés. Tengo toda la noche disponible para ti.

El Señor Silva y su esposa la Señora Silva, residentes en la Calle Río Andarax, estaban viendo la parte segunda de la serie televisiva "Águila Roja", en la cual, después de desbaratar las conspiraciones para matar al rey, ahora Águila Roja se dedicará a intentar esclarecer las incógnitas de su misterioso pasado. En esta temporada descubre que El Comisario es su hermano y que el Comisario mató a su mujer. El Señor Silva y la Señora Silva eran verdaderamente una pareja matrimonial aburrida, sosa y desde luego totalmente corrompida y rota por la mitad. Sin haber tenido nunca ningún hijo o hija, la abulia era lo que más caracterizaba a este insulso aburrimiento matrimonial. El caso es que ambos se apellidaban de la misma manera, Silva, y eso fue la principal causa por la que, al hacerles gracia tal coincidencia, se habían decidido casar. Algo realmente absurdo. Él era de Cuenca capital y ella de un pueblo de Cáceres y, de novios, se veían de muy tarde en tarde cuando él podía viajar algún fin de semana al pueblo de ella. Pero ni al Señor Silva le gustaba vivir en Cuenca capital ni a la Señora Silva le gustaba vivir en su pueblo cacereño. Así que, para ver si se les contagiaba un poco la alegría de los malagueños y las malagueñas, habían decidido, nada más casarse, irse a vivir a Mijas. Él pidió un traslado del Banco Santander donde trabajaba a la Sucursal del Bulevar de la Cala, en Mijas-Costa; donde pronto ascendió a Jefe del Negociado de Importaciones y Exportaciones y ella, debido al alto sueldo que ganaba él, renunció a su sueño dorado, ser actriz de teatro aunque fuese representando personajes de pequeña categoría y se dedicó a la monótona labor de ser sólo ama de casa: "el descanso del guerrero" le decía él los primeros meses de aquella nueva vida. Pero todo se fue al garete cuando vieron que no llegaba ningún hijo y ahora se estaban planteando seriamente el asunto del divorcio definitivo, porque él se gastaba grandes fortunas visitando, como rival donjuanista del Señor Salinas, los favores sexuales de Maika y La Chicha. Ella, mientras tanto, sólo soñaba con Doña Inés mientras veía, día tras día, los capitulos de "Águila Dorada".

Aquel día habían decidido, por fin, hablar con toda claridad de su situación.

- Mira, esposo mío, estoy ya hasta la narices de ser tu esposa sumisa y callada que oculta todas tus infidelidades por depender económicamente de ti.

- Bruja, bruja, bruja...

- ¿Quién le ha enseñado esas impertinentes palabras a este malhablado "Platanito".

Al lorito ¨Platanito" le había enseñado a decir bruja, bruja, bruja... !cómo no!... el Señor Silva.

- A mí no me mires. Será que se ha fijado ya muchas veces en tu cara.

- Escucha Señor Silva, puedo aceptar que me la pegues con esa tal Maika, que es una brasileña que está bastante buena por cierto pero que conste que es como una muñeca artificial nada más. Cien por cien silicona para que te enteres de una vez. Pero que me la pegues con el adefesio de esa gordinflona de La Chicha ya es tener pésimo gusto.

"Platanito" comezó entonces a silvar...

- ¡Silva todo lo que quieras pajarraco... que en cuanto éste se vaya mañana a su anodino trabajo en el Banco de Santander donde vaya usted a saber a qué se dedica toda la mañana con papeles por todos los lados que parece que es un empleado de La Papelera más que un jefe de Banca, te retuerzo el pescuezo!.

- No diga tonterías Señora Silva. A mi "Platanito" no le retuerce nadie ni una pata.

- Cállate patoso, patán, pelafustán...

- Bruja, bruja, bruja.

- O haces que se calle a ese pajarraco o le cierro el pico para siempre dándole un buen vaso de café con cicuta.

- Bien. No discutamos más que me está doliendo la cabeza.

- Querrás decir el cabezón. Valiente guerrero estás tu hecho. Con esa cabeza y esa panza pareces más bien uno de esos cabezudos de la Fiesta de los Moros y Cristianos. ¡Sancho Panza!. ¡Que sólo eres un Sancho Panza que se cree el Alain Delon de Mijas!. ¡Si supieras lo ridículo que le pareces a todos los vecinos que te llaman Cabezón de la Sal!. ¿Y qué poco salero tienes hijo mío?.

- Eso. !Tú lo has dicho!. !Si me hubieses dado un hijo esto no habría ocurrido jamás!.

- ¡Qué gracia tiene la vida!. Y a mí que me parece que el impotente eres tú... ¡Mira bien lo que te digo!. Un día de estos no me ves el pelo porque antes de seguir contigo prefiero meterme a trapecista de un circo e irme a vivir con un gitano malagueño; de esos que al menos no cambian a su mujer por cualquier esperpento del Camino Viejo de Coín. !Que ya me he enterado de todo lo que haces cuando dices que tienes trabajo acumulado!. ¡Lo único que tienes tú acumulado es diez mil kilos de grasa en el estómago!. Adefesio.

- Y tu... borracha... que buenas botellas de tintorro te metes entre pecho y espalda cuando yo me rompo la espalda trabajando en el Banco.

- Será para olvidar que te he conocido. ¡Cómo me gustaría ser Doña Inés!. ¡Y cuanto me gusta a mí esa mujer!.

- ¡Toma!. ¡Y a mí también!. Entre tú y ella hay una distancia como desde el Sol a Plutón.

Silvestre, Roberto y Miguelito llevaban ya varias horas en las cercanías de la chabola de El Barbas. Habían estado llamando pero nadie les abrió la puerta. El Barbas no estaba todavía en su escondrijo. A Silvestre se le ocurrió una buena idea.

- Vamos a escondernos entre la maleza hasta que llegue la noche. Cuando vuelva a su guarida para dormir será muy fácil detenerle.

- Perfecto, Silvestre... mientras tanto vamos a comer algo...

- Eso. Saca los bocadillos de mortadela que hemos comprado en Hipercor.

- !!Así que te gusta Doña Inés, sinvergüenza!!.

- ¡¡Tanto como a tí; así que no lo disimules tanto!!.

A partir de ese momento la pelea entre el Señor Silva y la Señora Silva derivó hacia una bronca monumental. Los gritos se oían en todo el vecindario. Algunos objetos eran arrojados por la Señora Silva contra el Señor Silva quien, a duras penas, conseguía sortearlos escondiéndose detrás de un butacón. Varios platos y otros artículos de la cara vajilla que usaban todos los días, se estrellaban contra la pared. Incluso el jarrón de China que les habían regalado el día de su boda y alguna que otra botella de vino. Incluso voló por lo aires un cuchillo de degollar carneros que se clavó en el butacón a escasos centímetros del cuello del Señor Silva. Los exabruptos que se lanzaban el uno contra la otra y la otra contra el uno subían cada vez más de tono. El escándalo entró en una fase tan descomunal que uno de los vecinos, asustado por el cariz que estaba tomando el asunto, y tan asustado como todos los demás vecinos y vecinas de los Silva, llamó urgentemente a la policía. Sonó el móvil de Silvestre en medio del silencio del bosque.

- Hola... ¿quién es?.

- ¿Es la policía?.

- Sí. Está usted hablando con el teniente Silvestre.

- !Acudan por favor a la Calle Río Andarax, número 2, Tercero B con B de Burro, porque el Señor Silva y la Señora Silva están montando tal cirio que aquí no hay quien pueda pegar un ojo. ¡Creo que se están agrediendo con palabrotas bien fuertes y, si esto sigue así, dentro de pronto seguro que se liarán a tortazos entre sí. Si no acuden rápido aquí puede correr la sangre!.

- Escuche, ¿quién es usted?.

- Prefiero guardar el anonimato porque temo represalias de los Silva si se enteran de quien ha sido el que le ha llamado.

- Está bien. Muy bien. ¿Ha dicho usted Calle del Río Andarax, numéro 2, Tercero B con B de Bestia?.

- Si. Eso he dicho. !Pero acudan pronto por favor!.

- Mire usted. Yo me llamo Silvestre pero no soy Silvester Stallon. Haré lo que pueda. Pero no se preocupen que dentro de unos breves minutos estaremos allí.

- Pero...

- Ni pero ni pera. Tengo que solucionar otro asunto más importante pero ya le digo que no se preocupe, que aunque no soy Silvester Stallon mandaré a alguien que resolverá el asunto. Y no me moleste más, por favor.

Silvestre cerró la comunicación y dejó el móvil fuera de servicio porque estaba seguro de que muchos otros vecinos y vecinas le volverían a llamar; lo cual sería fatal para su estratagema de pillar al Barbas de improviso.

- ¡Roberto!. Coge el coche y acude rápidamente a la Calle del Río Andarax número 2, Tercero B con B de Burro, que creo que ya están de nuevo los Silva de pelea... pero esta vez se están pasando más de la cuenta. !Ve allí, arregla el desaguisado y vuelve inmediatametne para acá!.

- Eso está hecho. Voy de inmediato. En media hora estoy de regreso.

Y Roberto entró en el coche, arrancó con tan estrepitoso rugido del motor que varias garzas que estaban en los alrededores desplegaron las alas y, alborotando más de la cuenta, llenaron el aire de sonidos.

- !Maldita sea la hora en que se les ocurre llamarme para solucionar un problema!. Como Roberto siga haciendo tanto ruido se nos escapa El Barba.

Pero Roberto seguía con su tarea. Aceleró y el coche dio un brinco y salió a toda velocidad camino de Mijas. Aquella noche el ulular de la sirena del coche de la policía lanzaba tales aulllidos que los demás automóviles e incluso los peatoens se apartaban de inmediato para dejarle pasar. Algunos hasta casi fueron atropellados por el coche de Roberto, pero éste era un experto en automovilismo, pues hacía años había sido especialista en correr rallys tanto urbanos como campestres que, en menos que canta un gallo, se presentó en la dirección que le habían dado. Varios vecinos que habían bajado en pijama a la calle, le acorralaron para darle explicaciones.

- Nada de explicaciones. No las necesito ahora. Déjenme el paso libre o me abro paso sin más zarandajas.

- Todos los empijamados se asustaron y le dejaron pasar presos de pánico.

Roberto aparcó el coche en la acera, salió rápidamente del automóvil y subió de dos en dos y de tres en tres los peldaños de la escalera hasta llegar al Tercero B con B de Bestia. Tocó el timbre de la puerta. Un aterrorizado Señor Silva le abrió de inmediato.

- ¡Gracias señor policía por acudir tan a tiempo!. ¡Deténgala o soy hombre muerto!.

- ¿Qúé le ha hecho usted a su Señora esposa para que esté tan enfadada?.

- ¡Nada!. Decirle unas cuantas verdades nada más.

Roberto ya no quiso escuchar más. Entró en la sala y vio el dantesco panorama.

- !Aquí parece que se acaba de celebrar la Batalla de San Quintín el Amargao!. ¡A ver!. ¿Qué le sucede, Señora Silva?.

- Apártese de mi camino, señor policía, si no quiere cobrar de lo lindo usted también!.

Roberto no se asustó ante ello. Sabía que la Señora Silva sufría de un ataque de histeria. Así que lo mejor que hizo fue darla una bofetada que le sirvió de calmante.

- Perdón... pero era necesario...

La Señora Silva y el Señor Silva, éste por si acaso Roberto le soltaba también un guantazo a él, se serenaron automáticametne.

- Bueno... ya que están ustedes dos totalmetne tranquilos... ¿qué ha pasado aquí?.

- ¡¡La culpa es de ella que es una verdadera bruja!!.

- !Bruja, bruja, bruja!.

- ¡¡Señor policía o mata usted de inmediato a esa cacatúa llamada "Platanito" de un disparo o lo mato yo retorciéndole el gaznate.

- ¿Es una cacatúa de verdad?.

- !Señor policía la cacatúa de verdad es mi señora!.

- Y tu un simple... ¡soplagaitas sin pantalones!. ¡So calzonazos!.

- ¡Hagan ustedes dos el favor de calmarse ya y váyanse a dormir que tengo muchas cosas más importantes que hacer esta noche!.

- ¡Yo con éste no duermo más en mi vida!.

- ¡Yo no soy éste sino que me llamo Señor Silva!.

- ¡Y yo no soy La Chicha sino que me llamo Señora Silva!.

- Bueno... pues haya paz de una vez por todas... y váyanse a dormir cada uno a una hiabitación distinta pero cállense ya.

Por fin Roberto consiguió que le hiciesen caso y el Señor Silva se fue a la habitación de la derecha y la Señora Silva se fue a la habitación de la izquierda. Fue entonces cuando Roberto observó qu en la sala, en un rincón casi oculto por el visillo del ventanal, se encontraba un alto número de ramos de flores.

- Qué interesante. Esto se lo hago saber ahora mismo a Andrés.

Roberto tuvo la precaución de salir a la calle y desde allí llamó al móvil de Andrés.

- ¿Hola?.

- Andrés... soy Roberto... tengo una noticia que te peude ser muy interesante... acabo de descubrir que en la casa del Señor Silva y señora Silva hay montones de ramos de flores.

- Está bien... pero esta noche ya tengo un plan establecido que me ha surgido inesperadamente... así que gracias por el dato pero lo investigaré mañana... ¿dónde viven el Señor Silva y la Señora Silva?.

- En la Calle del Rio Andarax, número 2, Tercero B con B de Burro.

- Está bien. Gracias.

Se cortó la comunicación entre ambos mientras que, en aquel preciso momento, la pitonisa Leonarda hacia salir de la cocina a Don Antonio, una vez libre de los demás clientes, y entraron, ambos, en el pequeño cuarto oscuro de la bruja.

- Vamos a ver, Don Antonio... ¿qué quiere que le adivine?.

- ¡El futuro!. ¡Por favor, el futuro!. ¡Que estoy agobiado del todo!.

- Veamos.

La bruja y pitonisa Leonarda barajó las cartas de su Tarot que estaban ya repletas de mugre de tan sobadas cómo se encontraban.

- ¿No sería mejor unas cartas más limpias?.

- No, Don Antonio. Cuanto más mugre tengan unas cartas de Tarot más sutancia tienen para predecir el futuro... ahora que si quiere que le hable del pasado saco otras más limpias...

- No... no... prefiero conocer mi futuro...

- Pues haga el corte necesario.

- ¿Con quién tengo que cortar dice usted?.

- No entiende nada de nada. Está usted más despistado que un calamar en la Cala de Mijas.

- Es que yo... esto... de verdad no sé con quién cortar de las dos...

- Cuente... cuente... que es muy interesante.

La bruja pitonisa hacía con Don Antonio el mismo ritual que con todos sus clientes y clientas... hacerles hablar de sus vidas para saber qué decirles sabiendo sus vidas.

- Pues que estoy en un disparadero profundo.

- Venga. Dispáreme. No me sea tímido.

- No he traído ninguna pistola.

- No me sea patán. Le estoy diciendo que me cuente para que se desahogue usted conmigo que soy su amiga de verdad.

- ¿De verdad?.

- Totalmente.

- Está bien. Que resulta 0que no sé si cortar con mi esposa Inés o con mi amante La Paca.

- Muy interesante... muy interesante... ¿cómo le va con su esposa?.

- Fatal. Hace ya mucho que ni tan siquiera nos vemos.

- ¿Y con su amante?.

- Con esa voy bastante mejor aunque me trae por la calle de la amargura.

- ¿Qué calle es esa?.

- El Camino viejo de Coín.

La bruja adivina estaba consiguiendo lo que siempre conseguía con todos y todas que querían saber el futuro; precisametne que fuesen sus clients y clientas quienes le contaran su futuro para luego decir que veía el futuro en las cartas.

- ¿Y qué amarguras tiene usted, Don Antonio?.

- Que ahora La Paca se ha encaprichado del abrigo de visón de Doña Inés.

- Interesante. Muy interesante. ¿Y qué va a hacer usted ahora?.

- Pues que mañana, en un descuido de Doña Inés, pienso birlarle el abrigo de visón y regalárselo a La Paca?.

- ¿Cuánto le paga a La Paca por sus servicios prestados?.

- Cheques. Pago en cheques de por lo mínimo 500 euros. A veces hasta me cobra 1.000 euros por diez minutos.

- ¡Vaya, vaya, si que es interesante su futuro pero cuente... cuente cómo van ahora sus finanzas!.

- Me veo ya en ciertos apuros.

- O sea que le está desplumando... ¿no es cierto?.

- Hombre... el caso es que vale la pena.

- ¿Y qué pena es esa?.

- ¡Ay, pena, penita, pena; pena de mi corazón!.

- No se me vaya a poner a cantar ahora. Concéntrese en su futuro y deje de imitar a la Isabel Pantoja.

Don Antonio, un poco abochornado porque cantaba fatal, bajó la cabeza.

- Ya no sé nada más de mi futuro.

- Entonces... ¡Vamos a ver que dicen las cartas!. Levante la cabeza poor favor que tiene usted un futuro más brillante que el yelmo de Don Quijote.

Don Antonio, como siemrpe, había caído en la trampa de la bruja pitonisa Leonarda y ésta comenzó con el largo rollo de siempre.

- Aquí veo... vamos a ver... veo a dos mujeres... las dos están muy presentes en su vida.

- ¿Sí?. ¿Quiénes son esas dos mujeres?.

- No me corte ahora el rollo y mantenga la boca cerrada o se me pierde el karma. Veo también un problema.

- ¿Qué problema?.

- Según dicen las cartas, por la posición en que se encuetra El Ahorcado... veo problemas de dinero...

- Siga... siga.. por favor...

- Va a hacer usted un largo viaje.

Esto del largo viaje siempre se lo decía a todos sus clientes y clientas para animarles a seguir contando.

- Es cierto. Debido a mis negocios.

- No hable más por favor. Veo en las cartas que tiene usted negocios.

- ¿Cómo lo ha podido adivinar?.

- Porque soy pitonisa adivinadora. ¿Es cierto o no es cierto que tiene usted negocios?.

- Totalmetne cierto. ¿Cómo lo ha sabido?

El tontorrón de Don antonio ni se acordaba, de lo entusiasmado que se encontraba, que se lo había dicho él.

- Verá. Las cartas no mienten. Va a hacer usted un largo viaje.

- Bueno, la verdad es que tengo negocios en las islas Caimán.

- Calle, por favor, calle, veo un peligro en las cartas. Según está colocado, boca abajo, el Caballo, veo un problema con algún animal. Pudiera ser una especie de cocodrilo o lagarto... espere... espere... que tengo una visión... no es un cocodrilo ni un lagarto... es un caimán...

- ¿Y eso qué quiere decir?. ¿Voy a morir comido por un caimán?.

- Déjeme pensar... déjeme pensar... a La Paca le encantan los bolsos de piel de cocodrilo.

- Sí.

- Bien. no diga nada por favor. Ese animal que veo es una de las dos mujeres.

- ¿Cómo puede saber tan exactametne leer en las cartas mi futuro?.

- Esos son secretos de las adivinadoras que no se los contamos a nadie. Lo último que puedo decirle es que ande usted con mucho cuidado.

-¿Por qué?.

- ¿A que tenido usted discusiones con La Paca?.

- Alguna que otra.

- Calle por favor, le estoy diciendo que tenga la boca callada. Las cartas lo dicen bien claro... pero que muy claro... veo... según está colocado a la izquierda el As de Oros y a la derecha El Loco... veo que va a cometer alguna locura que, posiblemente, se quede usted sin ninguna de las dos. Tenga mucha prudencia, Don Asntonio... pero su futuro lo veo muy negro... negrísimo...

- ¿Y eso cómo lo adivina con tanta precisión?.

- Cosas del Tarot, Don Antonio, cosas de Tarot. Ya está. Ya he terminado. Estoy muy agotada y mi karma se me ha ido definitivamente. Ya no puedo contarle más. Son 1.500 euros en efectivo o en cheque legítimo si no le importa.

- ¿Y no podría usted volver a echarme las cartas para confirmar si lo que ha visto en ellas es la verdad?. Si es la verdad las nuevas cartas que salgan deben ser las mismas y en el mismo orden y colocacíón, no es cierto?.

- A mi déjeme de hacerse inspector de hacienda... las adivinas y los adivinos nunca echamos dos veces seguidas las cartas o tres o cuatro o todas las veces que sean necesarias por el capricho de nuestros clientes. ¡No señorito!. Porque entonces esto dejaría de ser serio y sería un verdadero cachondeo.

- ¿Está usted de cachondeo conmigo, señora pitonisa adivinadora del futuro en las cartas?

- No señorito. Usted no pone cachonda ni a la escoba de mi cocina. Así que págueme ya, por favor, o lo hago público por todo Mijas.

- ¿Mi futuro o que no la pongo cachonda?.

- Ambas cosas a la vez, pazguato.

Don Antonio volvió a sacar su chequera y firmó un cheque de la Banca March por 1.500 euros.

- Tome, Leandra. ¡Es usted maravillosa leyendo el futuro!. Ya sé lo que tengo que hacer.

- Hacer caso a lo que yo le he dicho.

- Increíble. Es usted increíble, Leonarda.

- Usted también es bastante increíble primo Antonio. Y conste que le llamo primo con todo mi cariño y respeto pues le considero de mi familia y yo soy como si fuera su tía. No le estoy llamando primo por cuestión de la primavera, aunque lo parezca.

- Adiós, tía Leonarda.

- Hasta el que viene, primo Antonio. Y haga el favor de no venir por aquí hasta el próximo mes que tengo todo mi karma ocupado... esto... ejem... que tonterías... quise decir que todo este mes tengo laa genda de citas llenas y que si vuelve usted el mes que viene seguirá usted bien recibio por mí, primo, y estaré con el karma comletamente lleno para usted.

Don Antio, todo ufano por ya saber su futuro salió a la calle a respirar profundamente antes de dirigirse atomar una copa al Bar "Dulcinea". Eran ya las doce de la noche y la discoteca "Cosmos" se encontraba repleta de juventud de ambos sexos.

- ¡Hola, preciosas, están ustedes muy lindas esta noche!.

- Gracias, gorila, pero la propina se la pides a tu padre.

- Pero Carmen... ¡no seas tan descarada que no nos van a dejar entrar más veces!.

- ¿Quién ha dicho eso?. ¡¡He dicho y repito aún más alto que a este gorilón le va a dar propina su padre, amiga Nieves!!.

- Pero haz el favor...

- ¿El favor dices?. ¡Bastante favor le hago con venir a esta discoteca que más parece un patio de juegos para niños de jardines de infancia... porque anda que no hay aquí niñatos infantiloides.

- Pero Carmen... por favor.. que si sigues así los vas a espantar a todos y no vamos a poder ligar con ninguno.

- Bien. Me callo. Vamos a buscar una buena mesa que esté disponible.

- !Mira allí!.

- ¡Quién es ese?. No lo he visto nunca jamás en mi vida... pero parece, desde lejos, bastante atractivo e interesante... ¡vamos a acercarnos más a ver cómo es!.

- Pero no seas tan descarada que se va a dar cuenta.

De quien estaban hablando Carmen y Nieves era de Pepe Luis que seguía con su ya iniciada afición por la poesía.

- Ni nos mira para nada, Nieves...

- Tendremos que pasar cerca de él a ver si levanta la vista del block donde está escribiendo...

- !Es la primera vez que veo a un tipo tan atractivo escribiendo dentro de una discoteca.

- A lo peor tiene ya novia.

- No. Nada de eso. Yo me acerco más a ver que está escribiendo y a ver si consigo que me saque a bailar.

- Carmen... ¡Que te va a dar el corte!.

- Bueno. Vamos a sentarnos alrededor de esa mesa que está junto a la suya. A lo mejor de casualidad levanta la cabeza y nos ve.

- Bien. Esa sí es una buena idea. ¿Y qué hacemos si vienen otros a sacarnos a bailar?.

- Decir a todos que no por supuesto.

- Pero mira que eres mala, Carmen... hemos venido a ligar o a aburrirnos viendo a un tipo que, aunque sea atractivo, sólo se dedica a escribir.

- Mejor. Así será mayor nuestro éxito. ¡Ya verás cómo consigo que se acerque a sacarme a bailar!.

- No sé. Le veo bastante distraído.

- Los chicos distraídos son los más interesantes para mí.

- Esto puede terminar como el Rosario de la Aurora, Carmen.

- Ya. Pero la Aurora es que es muy religiosa y beata y yo de religiosa y beata no tengo ni un pelo.

- Por cierto. ¡Vaya cortes de pelo más horrorosos que nos ha hecho Ramirito!.

- Ramiro, Nieves, di Ramiro no vayaa se que algún chivato mariquita de todos los que pululan por aquí como mariposas recién nacidas se lo cuente.

- Bueno. La verdad es que hay aqui un montón de maripososnes esta noche, pero con estos pelos ¿tú crees que le llamaremos la atención?.

- Es la última moda. Mira cuántos ya se están acercando para acá. ¡Estamos guapísimas!. No te preocupes. A ese despistado que no hace más que escribir lo cazo yo esta msima noche!.

En efecto, numerosos jovencitos se les fueron acercando pidéndoles un baile pero ambas decían, automáticamente, que no a todos. Uno tras otros todos fueron fracasando.

- Nos estamos ya pasando un pelo, Carmen...

- Que no, que no... que todo marcha muy bien. Ahora es la ocasión en la que me levanto yo y le saco a bailar.

- ¡Que te va a decir que no, Carmen, que presiento que te va a decir que no!.

- Como me llamo Carmen que bailo con él. Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña.

Y Carmen, tan nerviosa estaba que derribó el vaso de cubalibe de ginebra que había pedido, haciendo tal ruido que Pepe Luis al fin levantó la vista. Le sonrió...

- ¿Ves?. Ni se ha inmutado...

- Pues es verdad. Pero yo me levanto otra vez y lo intento. Ya verás como lo consigo.

Y Carmen, ahora totalmente decidida se levantó y se dirigió directamente a Pepe Luis.

- Hola guapo... ¿cómo te llamas?.

- Me puedes llamar Pepe Luis.

- ¿Quieres bailar conmigo?.

- No, gracias. De verdad que te lo agradezco mucho... pero no. Estás muy mona y tienes estilo pero no bailo. Y no te ofendas conmigo por favor.

Carmen, rabiosa y roja de ira se volvió hacia su asiento junto a Nieves.

- Te lo dije, Carmen... te dije que te iba a decir que no...

- !No me hables por favor!. !No me dirijas la palabra por lo menos durante cinco minutos y déjame tu móvil!.

- ¿Otra vez usando móviles ajenos?.

- Es que esto me las paga el Vespino ese...

- ¿Y ahora qué nueva trastada vas a hacer?.

- Tú déjame el móvil y sólo escucha sin decir ni pío.

- Toma. Pero no me gastes el saldo que ya me queda poco.

- Va a ser un diálogo corto, no te preocupes.

Y Carmen marcó el número de Vespino que se encontraba en la casa de su amante La Facha.

- ¿Hola?. Quien quiera que sea que sea corto por favor que estoy muy ocupado.

- !Hola Vespino!.

- No hables tan alto que lo va a escuchar media discoteca...

- !Calla, Nieves, por favor!. !!Vespino!!. ¿Me está oyendo bien ahora?.

- Si, Carmencita, te estoy oyendo perfectamente bien.

- ¡¡Carmen si no te importa!!. Carmencita hace ya años que dejé de serlo. ¡¡Escucha bien merluzo que te pareces al Algarrobo de la televisión!!. ¡¡Sí, ese tan gordo que acompañaba siempre a Curro Jiménez!!. Sois él y tú como dos gotas de agua, vejete que se las da de majete. ¿Qué tal te va con la tía esa?.

Carmen estaba verdaderamente furiosa por su fracaso con Pepe Luis.

- !Carmen, por favor, que te está escuchando!.

- ¡¡Que me escuche todo lo que quiera!!. ¡¡Dile de mi parte a la tía esa que es más fea que una mona de Gibraltar!!.

- ¿Quién es, Vespino?. ¡Díme inmediatamente quién es esa!.

- ¡¡Yo no soy esa, tía flacuchenta, que eres más facha que José Antonio Primo de Rivera y tú Vespino motorista superstar eres un verdadero primo!!. ¡¡Hala, ya tienes bastante por esta noche!!. ¡¡Que te aproveche mucho dormir con un saco de huesos!!.

- ¿Quién es, Vespino, y por qué dejas que te trate de esa manera?.

- ¡¡Cállate ya, Facha, es una vieja historia!!.

- !!Eso, Vespino motorista superstar, estrella de las motosierras que te pareces más a un leñador bien cebado que a un verdadero periodista; díle de mi parte a ese saco de pulgas que tienes por amante que vale menos que un cromo de Pantaleón!!.

- ¿Quién es Pantaleón, Carmen?.

- ¿Que no sabes quien era Pantaleón?. ¿Es que no te gustan las Canarias?.

- Algunas sí.

- ¡¡Eso no te lo crees ni tú cuando estás más bebido de coñac que Napoleón Bonaparte!!. ¡¡Me estoy refiriedo a las Islas Canarias!!. ¿Qué más quisieras tú ligar con una canaria guapa?. ¡¡Anda, sigue pasándotelo pipa con la tía esa que es ma facha que Higllers!!. ¿No te acuerdas de tu querido Higllers o como se apellide el susodicho facha?.

- ¡¡Te está pasando de la raya, Carmen!!.

- ¡¡El que está más pasado de moda eres tú, fachoso!!. ¡Y además yo conozco un perro que mola mucho más que tu pastor alemán!. ¿Quieres saber su nombre?.

- ¿El nombre de quién, Carmen?.

- ¡¡El nombre del perro que mola más que tu pastor alemán aunque no haya ido nunca a la Facultad!!.

- ¿Cómo se llama ese perro?.

- ¡¡Yo sí lo conozco!!. ¡¡Se llama "Chester" y hasta está en las páginas de Literatura con su nombre y todo!!.

- ¡Eso debe ser uno de tus cuentos!.

- ¡¡Pues llevas razón a medias como siempre, tío fachoso, que es un cuento es un verdadero cuento pero no lo he escrito yo!!. ¡¡Hasta luego Lucas, que se le está acabando el saldo a Nieves!.

Carmen cortó de inmediato la llamada antes de que Vespino pudiese enviarle, de nuevo, algún exabrupo.

- Ya está, Nieves. Ya me he desahogado bastante. Ya se me ha pasado el enfado.

- Pero de verdad ¿no estás enamorada del facha Vespino?.

- Que te he dicho mil veces que habiendo tíos como ese que me ha dado las primeras calabazas de mi vida no me gusta ni un pelo ese tal Vespino o motorista superstar como le llaman sus admiradoras.

- Pero... ¿es que Vespino tiene admiradoras?.

- Sí. Alguna que otra pelleja nada más.

- Bueno. Y ahora qué hacemos.

- Ver qué hace.

- Qué hace... ¿quién?.

- Pepe Luis.

- ¿Es que se llama Pepe Luis?.

- Sí. Por lo menos me ha dicho su nombre que ya es bastante para mí.

- Venga. Olvídale ya y salgamos a bailar con otros.

- Que no. Que he dicho que esta noche no. Que quiero ver qué hace.

- ¿Pues no ves que sigue escribiendo como un loco?.

- Escribir ya veo que escribe... pero de loco no tiene ni un pelo... me parece un chaval demasiado inteligente.

- Y muy interesante, por cierto.

- Tú haz el favor de no fijarte en él, que me lo he pedido yo antes que tú.

- Pero... ¿si no te está haciendo ni caso?. A lo mejor yo, si me atrevo, le gusto más.

- De eso nada. Tú no te acercas a él por si acaso.

- ¿Por si acaso le gusto más que tú?.

- Sí. Bueno no. Bueno, el caso es que los hombres verdaderos actúan así. Hacen como si no estuviesen haciendo ni caso pero sé que se ha fijado en mí.

- Bueno. Eso no quiere decir nada. También se habrá fijado en alguna que otra farola.

- ¿Qué insinúas?.

- Nada malo contra ti, Carmen. Que cuánto más le miro más creo que es un bohemio nocturno.

- ¿Y de dónde habrá sacado esa sonrisa tan cálida cuando me ha dicho que no?.

- Alguien se la habrá enseñado. Todos los verdaderos bohemios, y no me refiero a los borrachuzos, drogatas y sexistas que se hacen llamar bohemios sino a los bohemios que sólo son artistas, tienen siempre un Maestro que les ha enseñado a sonreír.

- ¿Y cómo sabes tú eso, Nieves?.

- Porque soy un poco más observadora que tú. Ya sabes que para chismear por aquí y por allá soy una verdadera as. Y creo recordar que algún día, en la peluquería de Ramiro, alguien habló de un tal Maestro Zeta-Zeta. Me parece que lo contó el cura Ramón.

- ¿Maestro Zeta-Zeta?.

- Sí. He dicho Maestro Zeta-Zeta. Y dicen que también se lo oyeron decir a Don Antonio un día que estaba más borracho que una cuba en el Bar "Dulcinea". No hace de ésto más de trs días.

- ¿Quién te lo contó a ti?.

- El mismísimo Don Mariano.

- ¿El dueño del Dulcinea?.

- El mismo. Lo oyó claramente del borracho Don Antonio. Por cierto también he sabido que el cura Don Ramón también lo citó en su último sermón hablado en la parroquia de Santa Teresa de Jesús.

- Cuenta, cuenta.

- Sólo lo citó de pasada cuando estaba haciendo un paralelismo entre las palabras de Juan El Bautista y Jesucristo.

- ¡Qué emocionante!. Cuenta... cuenta... y sobre todo cuéntame por qué hizo referencia a ese tal Maestro Zeta-Zeta del cual es la primera vez que oigo hablar.

- Ya me acuerdo. Citó, como de pasada, el nombre del Maestro Zeta-Zeta cuando se estaba refiriendo al momento en que Juan El Bautista dijo a la muchedumbre aquello de "otro vendrá del que no soy ni tan siquiera digno de desatarle las correas de sus sandalias" o algo parecido... que ya sabes que yo de religiosa tengo muy poco... pero esta vez estuve yo en la misa de la parroquia y estoy totalmente segura que lo citó.

- ¿Pero qué relación hay entre ese extraño Maestro Zeta-Zeta y San Juan el Bautista hablando de Jesucristo?.

- No tengo ni idea. Pero supongo que algo tendría que ver cuando lo citó el cura Don Ramón que sabes que es un sacerdote bien sensato a sus 71 años de edad. Que ha corrido mucho mundo Don Ramón, Carmen, y que por eso me está dando la sensación que la sonrisa de ese joven que se llama Pepe Luis la ha aprendido de ese tal Maestrro Zeta-Zeta.

- ¿Zeta- Zeta?. ¿Por qué se llamará Zeta-Zeta?.

- Déjame pensar un momento... ¡ya está!... ¿no significará que hay sólo dos caminos en esta vida?. El que guía al Cielo y el que guía al Infierno, Carmen.

- Pues puede hasta que lleves razón, Nieves. Pero ¿por qué Zeta-Zeta y no Equis-Equis que es lo más normal.

- Quizás porque la última palabra de nuestro vocabulario sea la zeta precisamente.

- ¡Repámpanos!. No es mala tu deducción Nieves. Eso quiere decir entonces que estaba hablando de la muerte y lo que hay más allá de la muerte.

- No lo sé, Carmen. Sólo son imaginaciones mías.

- Pues yo digo que no son imaginaciones... sino algo mucho más trascendente...

El Barbas iba totalmente confiado hacia su chabola, en medio de aquella negra y oscura noche, silbando entre dientes su canción preferida. Sólo canturreaba la parte final de la canción como premonición, sin que el se diera cuenta, de lo que le esperaba entre los matorrales.

- La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay, Dios!...
Pedro Navaja matón de esquina, el que a hierro mata a hierro termina.

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay, Dios!...
Maleante pescador, el anzuelo que tiraste
en vez de una sardina un tiburón enganchaste...

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay, Dios!...
Cinco millones de historias tiene la ciudad de Nueva York

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay, Dios!...
Como decía mi abuelita: El que ríe último, ríe mejor..

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay, Dios!...
Cuando lo manda el destino, no lo cambia ni el más bravo,
si naciste pa martillo, del cielo te caen los clavos....

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay, Dios!...
Barrio de guapos cuidao en la acera, cuidao camarada
que el que no corre vuela...
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay, Dios!...
Como en una novela de Kafka el borracho dobló por el callejón...

Fue en esos instantes, cuando ya estaba abriendo con su llave la puerta de la escondida chabola, el momento que aprovecharon Silvestre, Roberto (que hacía ya un buen rato que había vuelto de la casa de los Silva para cortarle el paso) y el asustadísimo Miguelito.

- Hola Barbas. Efectivamente, sorpresas te da la vida.

- ¿Quiénes son ustedes y qué desean de un buen ciudadano como yo?. ¿Es que no somos libres en este país?.

- Por supuesto que somos libres, Barbas.

- ¿Por qué me llama usted Barbas si ve que no tengo barba y quién es usted?.

- Alguien que no es tan gilitonto como tú te estás creyendo. Soy Silvestre, el teniente de la policía de la barriada de Mijas que tú tan bien conoces.

- No sé de qué me está usted hablando, teniente.

- Por eso es necesario que entremos todos a su chabola para poder enterarnos de qué va este asunto. ¿No conoces a este chaval?.

Silvestre hizo que Miguelito se pusiera delante del Barbas.

- ¡Miguelito!. ¿Qé haces tú por aquí?.

- No le va a contestar él sino yo, el inspector de policía Roberto. Miguelito está aquí porque, como dice una de esas canciones que tanto te gusta canturrear, la cucaracha la cuchara ya no puede caminar porque le falta porque le falta heroína por tomar.

- ¿Esto es una inocentada o una broma, verdad?. Ya sé. Ustedes son periodistas de televisión y están gastándome un broma para Objetivo Indiscreto.

- Si tú lo dices, será verdad, pero la broma tiene que seguir, si no te molesta, dentro de tu chabola.

- Mi chabola es privada. Es como si en vez de mi chabola fuese mi chavala, ¿entienden mi broma?.

- Entendemos... ¿pero no te gustaría ser víctima de una broma inocente dentro de tu chabola?. Es la primera vez que se hace para televisión y no debes dudar de que es ingeniosa. !Vamos todos para adentro!.

- Bien. Sigamos la broma. Pero le advierto, periodista Silvestre, que en mi chabola no hay nada de valor ni de interesante para gastar una broma televisiva.

- Bueno. No te preocupes. Sigamos imaginando que somos dos periodistas que estamos con el cachondeo subido y nos da por hacer locuras. ¿No te apetece ser el héroe, ya que de héroes y heroínas se trata esta broma, célebre por un día?. Imagínate la cantidad de jóvenes y jovencitas de quinces años y aún menos que te van a pedir autógrafos. ¿No te lo imaginas?.

- No. Yo soy un chaval que sólo está interesado por mis estudios.

- Como parece, así a primera vista, que tienes 18 años, debe ser verdad. Por eso esta broma, que te va a sorprender mucho, está muy bien estudiada. Imagínate que somos tus colegas de estudio. Por cierto... ¿qué estudios quieres que pongamos en el guión?.

- ¿En qué guión?.

- En el guión de la película de cine... porque seguro que vas a ser también una estrella del cine. Ya sabes que quien triunfa en la tele truiunfa después en el cine. Venga. No perdamos más tiempo. Te vamos a gastar una broma kafkiana. ¿No has leído "La broma" de Franz Kafka?.

- Sí. Pero no me gustó nada cómo termina.

- No te preocupes. Esta vez va a terminar mucho mejor, sobre todo para los chavales y las chavalas de quince años de edad hacia abajo. Los que acuden a los colegios de Mijas.

- Oiga. ¿Están seguros de que es sólo una broma?.

- Esa es precisamente la sorpresa de esta broma. Venga. Abre ya de una vez y sigamos con la broma dentro. Por cierto, hablando de "La broma" de Franz Kafka que, sinceramente tú ni la has leído ni sabes que existe ese libro, resulta que el final no es tan malo como dices y sí que es bien sorprendente y feliz. Venga. Vamos para adentro que lo vamos a pasar muy felices todos en esta casa de papel. Como te gusta canturrear tanto a ver que te oarece esto: Que felices seremos los dos y que dulces los besos serán. Pasaremos la noche en la luna, viviendo en mi casita de papel. De papel, de papel, Oli-ali-yu-uuuh. Ya sé que canto peor que tú por eso espero que cantes mucho esta noche.

El Barbas no tuvo más remedio que abrir pero se volvió rápidamente con su pistola ya en la mano, la cual había sacado del interior de su chaqueta... más Roberto... experto en judo... le dio tal golpe en el cuello, con el dorso de su mano derecha, que El Barbas cayó como un fardo al suelo mientras la pistola salía despedida hacia la maleza. El Barbas estaba sin sentido momentáneamente.

- !Bravo Roberto!. !Bien hecho!. Ahora átale bien de pies y manos y vamos a ver qué encontramos ahí dentro. Antes voy a recoger el arma que puede ser una buena pista quizás para demostrar quien ha matado a algunas jovencitas de las que no se ha encontrado al culpable. Roberto, o mucho me equivoco o este Barbas, que ni tiene barba tan siquiera sino que se hace llamar El Barbas para disimular, es, además de un camello de drogas, un asesino en serie.

Mientras Silvestre recogía la pistola y la observaba minuciosametne, Roberto ató de manos y pies al Barbas y arrastró su cuerpo, que yacía en el suelo, hasta dejarlo en un rincón de la única sala de la que se componía la chabola, junto con un pequeño water que soltaba un olor que apestaba en un radio de 20 metros a la redonda; más cuatro lujosas sillas. Silvestre echó una primera mirada a todo aquello.

- Mi teniente, ¡qué mal huele aquí!.

- En todas las cochineras huele a cerdo, Roberto.

- Y por lo visto este petimetre de El Barbas, tan bien plantado y trajeado que va, como si de un ligón donjuanero de primera se tratara, es por lo visto muy cerdo. Aquí hay unas cuantas revistas pronográficas.

- Guárdalas. Puede ser que también esté metido en el mundo de la pornografía infantil.

- ¡Ostras, Roberto!. ¡Aquí hay un verdadero arsenal de paquetes que parecen como si contuviesen comida dentro y una estupenda y completa computadora con pantalla de plasma último modelo!. Muy interesante. ¡Tú, Miguelito, siéntate en la silla del fondo y no te muevas absolutamente para nada; quiero decir que no hagas ninguna tontería de la que luego te tengas que arrepentir!. Tú, Roberto, ve mirando qué contienen todos esos paquetes a ver si tenemos suerte.

Miguelito estaba tan asustado, por cómo se estaba desarrollando todo aquel asunto, que se sentó y no movió un sólo minúsculo músculo de su maltrecho cuerpo. Era un chico de casi 1,80 de estatura ¡y tan sólo con 40 kilos de peso!.

- Por aquí no encuentro nada, mi teniente Silvestre, pero... ¡espere!... ¡aquí está lo que andábamos buscando!. ¡Hemos tenido suerte!. ¡Okey, Silvesrte!. O mucho me equivoco o esto es la famosa droga que tienen preparada para sacarla al mercado, en gran escala, desde el año 2013. Pero está mezclada con cal rallada y otras sustancias que no sé qué son. Esto me lo tengo que llevar a Madrid a que sea ivestigado en los laboratorios de la Comisaría Nacional. Bien. ¿Qué está encontrando usted en los archivos de esa comoputadora?. Busque cualquier pista, mi teniente.

- Por ahora nada importante que nos pueda servir, Sólo encuentro archibvos con carpetas relacionadas con temas de física y química para colegiales de primaria y secundaria. ¡Sólo son temas de los que vienen en todos los libros escolares!. Pero.. !espera, Roberto!. En este cajón hay dos lapiceros informáticos. Uno es de color verde y otro es de color negro. ¡Empezaré por el del color verde!. Quizás podamos encontrar alguna clave en su contenido. Voy a ver si tenemos más suerte ahora. Tú sigue buscando toda la droga que encuentres.

- Hay mucha más de la que nos podíamros imaginar, mi teniente. Aquí hay muchísimos kilos de droga que, puesta en el mercado, se conmvierte en verdaderas millonadas deeuros. Pero hay algo más, mi teneinte. ¡Esta droga es mortal de necesidad!. Luego quienes tienen esto planeado lo que intentas es acabar con toda la población estudiante de primaria y secundaria del pueblo de Mijas. Yo creo que quieren experimentar para luego hacerlo a nivel nacional e internacional. Es un plan diabólico, mi teniente, y este pobre tontorrón de Miguelito les ha estado sirviendo como conejito de Indias. Así que este mentecato llamado El Barbas es sólo un pringado camello. Alguien más importante debe estar moviendo el asunto. Estoy seguro de que se trata de una cadena de culpables de menor a mayor importancia. También estoy seguro de que en alguno de esos lapiceros informáticos encontraremos la clave que nos lleve al siguiente eslabón. He visto muchas veces este proceso cuando trabajo en Madrid y he conseguido desmantelarlos a todos... así que también conseguiremos desmantelar todo este montaje que tienen preparado en Mijas. Alguien muy importante debe estar manejando los hilos de este plan infernal y diabólico.

- Roberto, el lapicero de color verde sólo contiene muchos otros archivos con carpetas...!pero todas siguen siendo de temas escolares de física y química!. Esto no nos sirve para nada. De momento aquí se queda todo. Estamos fracasando en la búsqeeda del siguiente eslabón.

- Insista, Silvestre, insista. Debe haber algún dato que nos guíe a la pista que estamos buscando. Nos queda la posibilidad de hacerle hablar al Barbas pero ya sabe usted que estos tipejos llamados camellos o no saben quién les suministra la droga porque no lo concen o simplemetne no hablan aunque los matemos. ¡Son así de cretinos!. Y se meten en estos negocios para enriquecerse muy pronto y luego saltar hacia arriba en la escala social de la política por ejemplo.


- Voy a ver si encuentro algo en el lapicero de color negro. Nada, Roberto, siguen siendo temas de física y química. Estamos perdiendo el tiempo. Pero... ¡espera, Roberto!... aquí hay una carpeta muy curiosa que dice Real Madrid Club de Fútbol. ¿Qué hace un archivo de fútbol en medio de todo este material de apuntes escolares?. Creo que nos han tomado el pelo.

- No abandone la búsqueda, mi teniente. Abra la carpeta a ver qué contiene.

- ¡Ostras, Roberto!. ¡Esto es rarísimo!. ¡Sólo contiene únicamente una alineación del Ral Madrid?. Tú que eres madrileño y sabes tanto de fútbol, quizás puedas averiguar algo si es que hay algo que averiguar.

- ¡Dícteme esa alineación, mi teniente Silvestre!.

- Escriba, Roberto: Araquistáin; Pachín, Sanchís; Pirri, De Felipe, Zoco; Serena, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento. Entrenador: Miguel Muñoz. Es curioso. El entenador dice que era Miguel Muñoz y precisametnte han cogido a Miguelito como conejito de Indias para practicar con él los efectos de esta droga que, en pocos meses, se traduce en algo mortal.

- Si, es cierto, mi teniente. Pero esa esa ya es una clave que hemos descubierto. ¡Tiene que haber algo en esa alineación, algo que nos de la clave para encontrar al siguiente eslabón de la cadena!.

- ¡Vamos, Roberto, tú puedes!. Tú eres madrileño y el mejor en desarticular bandas de drogadictos. Si hay algo que nos dé la clave sólo tú puedes conseguirlo. Piensa, saca a relucir tus neuronas. Tienes un sexto sentido para estas cosas y por eso eres el mejor inspector de toda España.

- ¡Déjeme pensar, mi teniente, déjeme pensar un momento!. Esa alineación fue la que ganó la Copa de Europa de 1966 exactametne por 2-1 frente al Partizán de Belgrado. Eso quizás quiera decir que quien dirige todo esto lo viene planificando desde 1966. Pero eso puede ser verdadero o falso, aunque intuyo que es verdadero. Esa pista también puede ser buena para el futuro. Pero ahora nos interesa saber si encontramos al personaje que debe ser, en esta cadena, el que suministra la mercancía al Barbas y la esconden aquí en esta chabola. ¡Tiene que haber algo!.¡ Tiene que haber algo que nos de la pista en esa alineación!.

- Piensa rápido, por favor, Roberto. Que ya es bastante de noche y hay que hacer algo con estos dos. A Miguelito lo llevaremos a su casa y al Barbas directamente a chirona.

- ¡Cállese un momento!. ¡Déme un pooco de silencio!. Para concentrarme necesito un silencio absoluto.

Un silencio de muerte se apoderó de la estancia. Sólo se escuchaba la agitada respiración de Miguelito, el crujir de dedos del teniente Silvestre, costumbre que tenía cuando en más alta tensión se encontraba y para dominar sus nervios, y el fuerte latir del corazón de aquel valiente inspector madrileño llamado Roberto.

- ¡¡Ya está, Silvestre!!. ¡¡Ya lo tengo!!.

Silvestre no pudo contener su entuasiasmo.

- ¡¡Bravo, Roberto!!. ¡Eres el mejor y siempre serás el mejor!. ¿Qué has econtrado?.

- Tranquilo mi teniente. Puede ser la clave que estamos buscando o no, pero estoy seguro de que sí.

- ¿Pero qué es?. ¿Yo ahí sólo veo una alineación del Real Madrid Club de Fútbol nada más.?.

- ¡Fíjese bien en ella!. ¿Qué nota de sobresaliente en dicha alineación?.

- No tengo ni idea. A mí pregúntame del Málaga Club de Fútbol y te cuento su historia completa. Pero del Real Madrid sé muy poco.

- ¡Pero fíjese bien en la alineación, mi teniente!.

- ¡Ya la estoy observando detenidamente¡!. !No encuentro nada anormal en ella!.

- No se trata de ninguna anormalidad. ¿Se ha dado cuenta de que todos los jugadores están escritos con nombres o apellidos propios salvo uno?.

- Espera... ya sé lo que me estás diciendo... ¿se trata de Pirri, verdad?.

- Sí. ¡Exacto mi teniente!. Ha sabido observar. No es que diga que el ex jugador Pirri del Real Madrid esté mezclado en este asunto. ¡Eso sería una barbaridad increíble!. El asunto es que "Pirri" no es un nombre ni un apellido porque ese ex-jugador se llama José Martínez Sánchez. El asunto es que "Pirri" es un apodo... ¿y sabe lo que me dice mi experiendcia madrileña?... que "Pirri" es un apodo muy susado por jovencitos que se dedican al mundo de las drogas. ¿Recuerda usted a aquel
tal Pirri que murió en un descampado de Madrid con una aguja de heroína clavada en el brazo proque era un verdadero yonqui?.

- Si. Pero me falla un pooco la memoria.

- Yo la tengo muy clara. Murió en 1988. El muchacho se llamba Juan Luis Fernández Equía y había sido la figura más underground del cine hispano. Recuerde usted que todo el mundo underground está infectado de drogadictos. El caso es que "El Pirri" fue uoo de los protagonistas de la película "Pico 2 en Carabanchel". Pero bueno... eso ya no interesa.. aunque crearon de él una especie de ídolo para la juventud enganchade en las drogas. Por eso abunda tanto este nombre entre los yonquis. Así que, o mucho me equivoco y no me estoy equivocando mi teniente, en Mijas hay algún chaval todavía en edad escolar al que le llaman de apodo "Pirri". Estoy totalmente seguro. Y ese es el eslabón que estamos buscando ahora.

- Muy bien. ¡Bravo, Roberto!.

- Espere. Hay algo más. Un simple muchacho no puede haber planificado éste terorrorifico y diabólico plan. Debe haber más personas en el asunto. Déjeme ojear esa pantalla. ¿Aquí está!. Ya sabía yo que no me iban a fallar mis corazonadas. ¡Escuche, Silvestre!. El partido se jugo durante la noche del día 11 de mayo de 1966, lo cual quiere decir que fue desde 1966 desde que tienen preparado este plan y no me equivoco al decir que la fecha tiene que ver con la próxima muerte de Miguelito. No me equivo. Tienen todo planfiicado para que Miguelito muera el próximo día 11. Como estamos a día 3, le faltan sólo 8 días de vida al pobre Miguelito. ¡Pero, por Dios se lo ruego que no le diga nada a Doña Inés ni a Don Antonio!. ¡Júreme que no se lo dirá a nadie!. Como se lo he dicho tan bajito ni el propio Miguelito lo sabe. Pero hay más. El asunto se fraguó ese día en Bélgica.

- ¿Cómo sabe usted eso?.

- Porque el partido se celebró en el Estadio Heyssel de Bruselas. Y es más. No es belga o belgas, en caso de que sean más de una persona, quien o quines tienen todo tramado. ¡Es o son alemanes neonazis!.

- ¡Increíble, Roberto!.

- Pero cierto. Me lo dice el corazón porque el árbitro fue el alemán Kreitlein. Luego el corazón me dice que es un alemán neonazi o varios alemanes neonazis los que tienen preparada esta matanza de colegiales a escala mundial y que han elegido Mijas para empezar porque aquí pasan desapercibidos por la cantidad de extranjeros, sobre todo alemanes, que vienen a visitarnos este mes de mayo.

- ¡Ostras, Roberto!. ¿De dónde te sale tanta imaginación?.

- Es natural. Llevo ya muchos años en estas tareas y los gajes del oficio hacen que tus neuronas funcionen no al cien por cien sino al mil por mil. Ahora lo importante es ir a preguntar a todos los Colegios de Enseñanza de Primaria y Secundaria de Mijas a los propios alumnos para que nos digan quien se apoda "Pirri". En cuanto lo consigamos habremos descubierto a otro adolescente que se cree más listo que toda la policía junta. Son tan adolescentes que no saben hacer las cosas ni medio bien. En definitiva, sólo tenemos que desucubrir a quién le llaman "Pirri" y habremos dado un pasa más adelante en la solución de este gravísimo problema. ¡Fíjse si estan tan anulados sus cerebros, y me refiero a la de estos yonquis neonazis, que no se inmutan a la hora de matar a sus propios compañeros y compañeras de clase!. ¿Ve usted lo que hace la alienación y lav enajenación mental de estos adolescentes?. Les hacen creer que son invencibles cuando en realidad son sólo unos niñatos de mierda que no tienen ni media ostia. !Mucha cruz gamada eslávica!.!Mucho látigo y botas militares negras que deben tener los pies que atufan en los calurosos veranos!. !Mucho corte de pelo a navaja!. !Mucha navaja también por cierto!. Pero sólo son una pura mierda nada más y que no tienen ni media ostia. En cuanto le descubramos verá cómo se pone a llorar como una magdalena. Se creen hombres cuando son sólo unos chiquilicuatros, o sea unos adolescentes totalmente adolescentes porque de personalidad propia son un cero absoluto. Intentan meter miedo pero son los seres más cobardes que conozco. Vamos a la tarea de buscar los nombres de los Colegio por el Internet y mañana me ocupo yo de localizarlo.

- Eres valiente y decidido, Roberto. ¿Eso si que es ser inspector de policía y no los que se asustan como conejos y hasta aceptan sobornos para guardar silencio!.

- ¡A mí no me soborna ni mi padre!. Entre en Internet ahora mismo.

- Vamos, Roberto. ¡Ya está!. Apunta.

- Mi teniente dígame nombres y direcciones.

- Ahí va la lista que nos interesa:

CENTRO DE ESTUDIOS AUDIOVISUALES SAN FERMIN, 10 (LAS LAGUNAS) MIJAS (Málaga)

COLEGIO PÚBLICO DE EDUCACIÓN INFANTIL, PRIMARIA Y SECUNDARIA NUESTRA SEÑORA VIRGEN DE L VIRGEN DE FATIMA, 2 MIJAS (Málaga)

COLEGIO PÚBLICO DE EDUCACIÓN INFANTIL, PRIMARIA Y SECUNDARIA EL ALBERO AV.DE LOS LIRIOS MIJAS (Málaga)

COLEGIO PÚBLICO DE EDUCACIÓN INFANTIL, PRIMARIA Y SECUNDARIA LAS CAÑADAS LAS CAÑADAS MIJAS (Málaga)

COLEGIO PÚBLICO DE EDUCACIÓN INFANTIL, PRIMARIA Y SECUNDARIA LOS CAMPANALES CNO.DEL ALBERO,S/N MIJAS (Málaga)

INSTITUTO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA AVDA.DE MEJICO S/N MIJAS (Málaga)

INSTITUTO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA LA CALA DE MIJAS (LOC.LA CALA DE MIJAS) MIJAS (Málaga)

INSTITUTO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA LAS LAGUNAS SAN VALENTIN S/N CASA CULTURA MIJAS (Málaga)

INSTITUTO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA SIERRA DE MIJAS URBANIZACION EL ALBERO MIJAS (Málaga)

- ¡Ya tengo tarea completa para mañana por la mañana en las horas de escuela!.

- Vámonos. Recoge todo el material de las drogas y vámonos de aquí. Tenemos todavía que llevar a Miguelito a su casa y a este zopenco de El Barbas a meterlo entre rejas.

El Barbas salió del estado de inconsciencia.

- ¿Qué me han hecho ustedes?. ¡Necesito la presencia de un abogado!. ¡No pienso hablar salvo con mi abogado!. ¡No les voy a contar anda!.

- ¡¡Cállate, imbécil!!. Como me llamo Silvestre que te enchirono ahora mismo.

- ¡Eso va contra la ley!.

- ¡Anomral, no me sigas diciendo gilipolleces!. !Me importa un bledo lo que diga la Ley!. Te repito de nuevo que la ley aquí soy yo. Si por mí fuiera pasaías 50 años completos sin ver la luz de la calle. Y espero que el tribunal que te juzgue sea menos piadoso que yo y te condene a 80 años de cárcel sin posibilidad de salir para nada de allí. O sea, que si estás vivo por entonces, cosa que dudo por completo, tendrias, un total de 98 años de edad. ¡¡Eso te pasa por pasarte de listo!!!. ¿Qué querías?. ¿Llegar a ser el Alcalde de Marbella?. Pero mira que eres cabrón...

- ¡Pues no pienso contar nada aunque me maten!.

- ¡Escucha, idiota!. No necesitamos que nos cuentes absolutamente nada. Nosotros mismos nos valemos para desbaratar todo este jueguecito mortal que os traéis entre manos. Somos hombres racinales mientras vosotros solos sois animales inrracionales. Esa es la gran diferencia. Así que ahora.. ¡haz el favor de callarte que tiempo tendrás de contar y cantar cuando te estés pudriendo entre rejas!. Sería muy cómodo para ti que te mataramos. No. Debes tener tantos delitos en tu contra que es necesario que los purgues en la trena. ¡So listo!. !Parece mentira que tengas ya 18 años y seas tan infantiloide cuando a esa edad ya muchos son hombres de verdad!. Te las das de mosquito muerto y de verdad que está muerto... pero muerto de miedo...
¿o no, mequetrefe?.

- Déjelo ya, Silvestre. Ahora actuemnos rápido que estoy mucy cansado y quiero dormir.

Montaron al Barbas maniatado de pies y manos en el asiento posterior del automóvil y a su lado al cada vez más aterrorizado Migueltio. Cerraron las puertas traseras con cerrojos de seguridad. Roberto se sentó en el puesto de copiloto y Silvestre puso el coche en marcha directo hacia la casa de Don Antonio y Doña Inés.

- ¿Te gusta el local, Inés?.

- ¡Me encanta!. ¡Sabía que tenías un muy buen gusto en esto de las discotecas y restaurantes!. !Eres adorable, Andrés!.

Estaban sentados mientras fumaban un par de cigarrilllos Chesterfiel y con una botella de bourbon con un vaso cada uno.

- Brindemos por el futuro, Inés.

- Brindemos.

Ambos se llevaron su copa a los labios y bebieron.

- ¿Quieres que bailemos, Inés?.

- No, Andrés. No es por eso que estás pensando por lo que estamos aquí. No es por eso...

- No te preocupes. Lo sabía. Sé perfectametne que no soy del tipo de hombres que te gustan como pareja.

- No te enfades, Andrés. Sé que eres una gran persona y que eres verdaderamente brillante como detective privado pero, efectivamente, no eres del tipo de hombre que me gusta como pareja. Te he citado esta noche para hablar del caso de las flores.

- No te preocupes. Estoy ya muy cerca de resolverlo. Muy pronto sabremos quién es la persona que te acosa mandándote flores a tu casa sabiendo que ers mujer casada.

-Epera, Andrés. No tan deprisa, por favor. Es preciamente de eso de lo que quiero habar y confesarme ante ti.

- Oye, Inés, que yo no soy el cura Don Ramón.

- El cura Don Ramón y la religión me importan menos que dos cominos. No me estás entendiendo nada...

- Pues no. No te entiendo.

- Es que yo he decidido que ese hombre no me está acosando para nada. Tú no eres una mujer y no lo comprendes. A las mujeres guapas nos encanta que nos regalen flores y si es de una manera tan arriesgada y original mucho mejor.

- Pero... ¡puede ser incluso que sea una mujer quien lo está haciendo!.

- No, no. Estoy totalmente segura de que es un hombre. El riesgo a que se expone de tener que estar tres meses en prisión además de pagar una fuerte multa por elllo no lo hace ninguna mujer aunque hubiese una alguna hipótesis de que haya alguna mujer enamorada de mí. ¡Me dice el corazón y mi corazón no se equivoca nunca de que es un hombre!. Un hombre muy especial por cierto.

- También existe la posibilidad de que sea un homosexual.

- Imposible. Los homosexuales se sienten muy atraídos por las mujeres guapas pero sólo porque somos un modelo para ellos. Tienen por nostoras una especie dei dolatraía mas no se atreven jamás a ir más allá, porque en el fondo nos odian y nos tienen envidia por nos ser ellos mujeres guapas como nosotras. Ningún homosexual hace lo que está haciendo este hombre. Los homosexuales además tienen terror a las cárceles y tú sabes por qué...

- Si. No es necesario que me lo digas. Tienen terror a las cárceles porque tienen terror a ser violados por los peores y más violentos malhechores.

- Por eso sé que es un hombre valiente y muy especial.

- ¿Y si está casado?.

- Si está casado, que estoy segura de que no lo está, no lo haría de esta manera. Un casado, en el momento que se encapricha de otra mujer ajena a la suya, se lo dice directamente. No perdería ni un sólo día en proponemerlo. Los casados, en estos casos, se comportan siempre como donjuanes y, sin embargo, este hombre se está comportando como un enamorado pero no como un donjuan, porque no acompaña a las flores con ninguna clase de cartas sino con una sola s dentro de un corazón rojo. El lenguaje que está empleando, a través de las flores, me demuestra que es un hombre muy tímido y ya se sabe que los hombres tímidos son, en realidad, los más valientes a la hora de la verdad.

- ¿Entonces la s qué significa?.

- Me parece que puede ser que estemos equivocados. Estamos convencidos tú y yo de que se trata de la inicial de un nombre o de un apellido pero ahora tengo dudas. Podría tratarse de otra cosa.

- Yo sigo opinando que esa s se refiere a la inicial de un nombre o un apellido. Y por eso te digo que estoy a pinto de cazarle.

- Espera, Andrés. ¡No te permito que vuelvas a usar eso de cazar en este caso!. Es un ser humano enamorado y no un animal.

- Perdona, Inés. Me he pasado un poco. De acuerdo. No volveré a decir que estoy a punto de cazarle sino apunto de detenerle.

- ¿Y por qué no le dejas en paz?. Ahora mismo estoy arrepentida de haberte pagado por detenerle.

- Pero me has pagado un precio muy elevado y yo tengo que cumpir con mi obligación que es trabajar según lo que me has pagado.

- Y yo te suplico que dejes ya de perseguirle.

- No. Lo tengo ya casi totalmente localizado. Me quedan muy pocas personas por investigar y estoy seguro que es una de esas personas.

- Te estás equivocando, Andrés. Te estás equivocando.

- No, Inés, no me estoy equivocando. Mañana mismo es posible que lo encuentre. Y no te preocupes porque mañana habrá acabado tu pesadilla.

- ¿Pero no te das cuenta de lo que estoy intentando decir?.

- ¿No me digas que te estás enamorando de él?.

- Pues sí. Es verdad. Me estoy enamorando de él.

- No es posible. No puede ser posible. Díme que es mentira.

- ¿Es que estás celoso, Andrés?.

- Pues sí. Tengo celos de no ser yo.

- Pero tú nunca podrás ser como él. Estoy segura de que es un enamorado que no está casado. Se comporta como un soltero.

- ¿Entonces por qué está jugando contigo?.

- No está jugando. Está empleando un lenguaje. Y no esstá jugando porque no se trata de un adolescente sino de un hombre bien hombre y bien adulto. Nada de adolescente, nada de adolescente. No está jugando conmigo sino que me está declarando su amor.

- Pero entonces es un sinvergüenza.

- Eso lo dices porque estás celoso de él y le tienes cierta envidia.

- No. Eso lo digo porue tú eres una mujer casada.

- Pero él pasa olimpícamente de Don Antonio porque sabe que para mí Don Antonio ya no significa nada más que un cero a la izquierda como todo Mijas ya sabe. Está en Mijas. En realidad para él Don Antonio es inexistente. Y no se equivoca porque para mí Don Antonio ya no existe. Luego eso demuestra que es un hombre muy inteligente. ¿No le comprendes ahora?.

- No. No le comprendo. No puedo aceptarlo.

- ¡Pero si te estoy diciendo que me estoy enamorando de él y que tú, a pesar de lo buena perosna que eres, no eres el tipo de hombre del que yo me enamoraría nunca!.

- Dejemos eso ya de lado porque me fastidia bastante. Yo sólo quiero cumplir con mi trabajo. Para mí es muty fácil localizarle si pregunto en las floristerías de Mijas.

- Te pido por favor una cosa. ¡Júrame que no investigarás en ninguna floristería!. En realidad no quiero que nadie le descubra... por lo menos de momento....

- ¡Está bien!. Te juro que no investigaré en ninguna floristería. Así el juego se hace más interesante.

- Insistes tercamente en que es un juego y yo insisto también de que no está jugando. Tú eres muy frío Andrés. Yo, en el buen sentido de la palabra, soy una mujer cálida y caliente. Tú no eres mi tipo porque eres muy frío y muy cerebral. A mí me encantan los hombres que por mí pueden hacer alguna locura. ¿Entiendes ahora por qué tepido que dejes de perseguirle por lo menos durante algunos días?.

- Bien. Yo haré lo que tenga que hacer. Te prometo sólo una cosa. Si es alguien que no está en mi lista de nombres a investigar te prometo que estaré una buena temporada de días sin volver a investigar. ¿Estás de acuerdo?.

- Espero que cumplas tanto con tu juramento como con tu promesa.

- Sabes que soy legal. Aunqe me fastidia que se haya enamorado de tí cumpliré con mi juramento de no acudir a ninguna floristería y cuumpliré con mi promesa de dejar de perseguirle si no está en mis lista de sospechosos. Además que, en ese caso, no sabría cómo poder localizarle.

- Verás, Andrés. Hay algo de él que debo contarte. Conoce perfectamente la psicología de las mujeres guapas como yo. Eso es muy difícil para los hombres porque enseguida nos ven como objetos de lujo. Él no. Él comprende mi psicología perfectamente y no me trata como un objeto sino como un ser humano, una mujer guapa digna de enamorarse de ella. Vosotros los que sois tan racionalistas, que sois la mayoría de los hombres, no estáis capacitados para entender esa psicología. Pero eso no lo ha aprendido solo. Existe alguien que se lo ha enseñado y él lo ha aprendido perfectametne. Es alguien que podríamos decir que es su Maestro. Y me viene a la memoria de que alguna vez he oído citar al Maestro Zeta- Zeta.

- Espera, Inçes. Deduzco lo que me estás queriendo decir. Deduzco que hay dos personas diferentes.

- Sí. Estoy de acuerdo contigo. Verás, él sabe que las mujeres tenemos un sexto sentido y está desarrollando también ese sexto sentido; pero, por mucho que haya aprendido del Maestro Zeta-Zeta, aunque parecen almas gemelas, son diferentes. En algún libro de psicología leí que hay seres humanos que desarrollan hasta ocho sentidos. El Maestro Zeta-Zeta debe ser un hombre casado porque sino no podría saber tanto de mujeres... y debe estasr casado con una mujer bellísima... mucho más guapa que yo... La diferencia entre el Maestro y su alumno es que éste nos conoce con sus seis sentidos mientras que Zeta-Zeta nos conoce con sus ocho sentidos.

- Demasido difícil de entender para mí. Demasiado. Yo no puedo llegar hasta ahí...

- Es que tú, y perdona que te lo diga, tienes algunas cargas de machismo en tu personalidad. Tanto el hombre de las flores como su Maestro no son nada machistas. Y espero que no te ofendas por ello. Ellos sólo son tan naturales comoDios los creó. Por eso se dirigen a las mujeres de igual a igual. Sin embsrgo tú, en el fondo, te crees superior a cualquier mujer. Y eso se llama machismo antinatural. Por ahí se empieza para terminar siendo un hombre violento.

- Eres muy dura conmigo. No sabía que ya estás tan enamorada de él.

- No es por eso aunque sea verdad que me he enamorado. Te lo digo de manera objetiva. Es otra de las cosas de tu personalidad por las cuales yo no podría enamorarme de un hombre como tú aunque te quiero como a un amigo noble y sincero. ¿Me comprendes ahora?. Tanto el Maestro como su discípulo parecen la misma perosna y da la sensación de que son la misma persona pero no lo son. Ahora bien, el hombre que me envía las flores ha debido aprender mucho en muy poco tiempo, porque está llevando su labor con total valentía y decisión y no le importa que le detengan por ello.

- Si. Eso es verdad. Reconozco que es muy valiente. Es por eso por lo que me he planteado el reto de descubrirle.

- Peo juraste que no preguntarías en ninguna floristería.

- Y claro que no necesito hacerlo. Con la lista que tengo de sospechosops me es más que suficiente.

- Y yo opino que te equivocarás. Estoy segura de que la s con el corazón en rojo no es ni el inicio de un nombre ni de ningún apellido.

- Te equivocas, Inés. Estás ya tan enamorada de él que te equivocas.

- No me equivoco. Hay otra faceta en él, aprendida de su Maestro por cierto, pero que se le ha introducido en su sentimeitneo. Es eso. Es un sentimental, un romántico y un bohemio verdadero. Eso lo ha debido aprender de Zeta- Zeta-

- Pero nadie sabe nada de esta Maestro Zeta-Zeta.

- Porque ya no está en Mijas. El Maestro debe estar en otro lugar de España con su bellisima mujer. Verás. Dicen de mí que soy la mujer más guapa y atractiva de toda Andalucía, pero Zeta-Zeta debe estar casado con la mujer más bella y más atractiva de toda la Tierra; o eso ha debido decirle a su discípulo. Por eso no está en Mijas. Porque está con ella pero desaperbidos. ¿Y dónde pueden pasar más desapercibidos?. En una gran ciudad donde haya mujeres de todos los colores y continentes. Te estoy hablando de Madrid. Un lugar donde hay mujeres de todos los países además de las españolas. Así quie no pensemos más en el Maestro Zeta-Zeta.

-Exacto. Son dos almas gemelas pero muy diferentes. No hay dos sertes humanos iguales. Pero... ¿por qué el Maestro de este hombre se hace llamar Zeta-Zeta?. Sería mucho más lógico que, si está jugando, se denominara Equis-Equis.

- Tú lo has dicho, Andrés. No hay dos personas iguales. Las mujeres tenemos mucha más intuición que los hombres en estas cosas de los enamoramientos. Ni el alumno ni mucho menos el Maestrro de él, están jugando. ¿Te das cuenta de que la Zeta es la última palabra de nuestro vocabulario español?. ¿Y por qué dos Zetas entonces?. Porque está diciendo que detrás de la muerte hay dos caminos: el Cielo y el Infierno o mejor dicho la Eternidad y la Nada. Los dos han elegido la Eternidad porque sino no estarían tan enamorados de la vida. Y ahora que reconoces que tienes celos de él es mejor que dejes el caso.

- Ni hablar. Eso no lo voy a permitir. Cumpliré con mi trabajo.

- Pero si fracasas te poongo una condición; que te olvides definitivamente de este asunto y te dediques a otra cosa.

- De acuerdo. Acepto. Si fracaso con mi lista, me olvidaré del caso por completo.

- Si por casualidad llevas razón y lo encuentras... ¿qué pasaría con él?.

- Tres meses de cárcel y una fuerte multa por acoso a una mujer casada.

- Y si te pido que le dejéis libre...

- No puede ser. Eso será sólo si fracaso con mi lista de sospechosos.

- Pues si le encuentras y va a la cárcel por mi culpa ten por seguro que la multa la pagaré yo con tal de sacarle de la cárcel, aunque tenga que empeñar todas mis joyas, y que entonces me enamoraré de él totalmente. Por valiente.

- Es cierto. Yo no tengo la misma valentía que él. Y eos que soy un tipo duro.

- Ahora te pido el último favor. ¡Llévame rápidamente a casa!. Mi hijo debe de estar ya allí y es muy de madrugada. Es necesaro qeu sepa como está.

- Eso es muy fácil. A estas horas no hay apenas tráfico. En media hora estamos en tu domicilio.

En efecto, media hora más tarde llegaron al chalet de la Calle Arrieta de Campanales, la preciosa residencia de Don Antonio y Doña Inés.

- ¿Qué eso Inés?.

- No sé que dices. Apenas veo nada con la niebla.

- Hay un bulto en la puerta de tu casa. Puede ser un bebé abandonado.

Sigilosamente se fueron acercando.

- ¡Qué hermoso ramo, Andrés!. Son jacarandás. ¿Sabes que el color azul de los jacarandás es un color reservado y que parece que se aleja. Puede expresar: confianza, reserva, armonía, afecto, amistad, fidelidad, amor, Serenidad, Tranquilidad, verdad, dignidad, constancia, fiabilidad, poder. ¿Te imaginas lo que me está diciendo?. Me está diciendo que desde la distancia está totalmetne enamorado de mí y demuestra estar sereno, lúcido y tranquilo. Lo dice no por afecto ni por amistad sino por amor. Amor verdadero, Andrés. Me gustan mucho las flores azules intenso, casi violeta, me parece un color interesante y a mi entender de los mas complicados de encontrar, aunque existen bastantes plantas con floraciones azules. Y vienen con la s sobre el corazón de color rojo. No las toques, Andrés. Luego saldrá Clara recogerlas. Ahora es muy importante ver a mi hijo. ¿Me acompañas?.

- Por supeusto que si.

Al subir al primer piso allí se encontraba Miguelito completamente dormido y vigilado por su médico de cabecera Don Alipio Sánchez y la fiel sirvienta Clara. Don Antonio ni tan siquiera había vuelto a casa tampoco esta noche pues después de la consulta con la adivina, habia ido a casa y se había llevado el abrigo de visón de Inñes. Ahora se encontraba en casa de La Paca pero con elevada temperatura. Tenía fiebre. Se daba cuenta de que se estaba arruinando y la fiebre había hecho acto de presencia. Sin embargo, La Paca, desoués de haber guardado el abrigo de visón en el armario de su habitación le había dejado abandonado en la habitación que antes había sido de Mayka.

- ¿Cómo está, señor Sánchez?.

- No llores Inés, no llores por lo que te voy a decir.

- No lloraré ni una sola lágrima más. Los golpes de la vida ya me han endurecido no el alma ni el corazónn que siguen siendo tan sensibles como siempre pero sí mi personalidad. ¿Qué le ocurre a mi hijo?.

- Le quedan muy pocos días de vida. Los daños que tiene en el interior de su cuerpo por culpa da las drogas son irreversibles. Sólo pesa ya 40 kilos de peso. Ya no hay nada qué hacer.

- Oiga, señor Sánchez...

- Dígame...

- Me llamo Andrés. Recuerde.

- Entonces dígame, don Andrés.

- A usted le gusta mucho Inés... ¿no es cierto?.

- ¡Pero claro que me gusta, por supuesto que sí!.

- ¿Y las flores?. ¿Le gustan las flores?.

- Ya soy muy viejo para eso. Ya sólo me gustan las flores de los cementerios. Las malvas que son las compañeras de los que se mueren.

Descartado. Andrés decartó de inmediato al médico de cabecera de su lista de sospechosos. Ahora se mostraba nervioso por primera vez desde que comenzó sus investigaciones.

- Pareces nervioso, Andrés.

- Sí. Es verdad. Estoy basatante cansado. Mejor me regreso a casa. Adiós Inés. Ya no tenemos nada más que decirnos. Si le encuentro te lo haré saber. Si no le encuentro es mejor que no nos volvamos a ver tú y yo. Si fracaso me iré a Madrid.

- Está bien, Andrés. Los siento.

- Más lo siento yo en este asunto que ya se me ha hecho una lucha personal. Y siento profundamente lo de tu hijo.

- No creas, Andrés, que ya me duele mucho más de los necesario. Yo también he elegido la vida. Si es que mi hijo no se salva ya sé qué haré después.

- ¿Qué haras después?.

- Irme muy lejos de aquí. A Madrid por ejemplo. Quizás alli me encuentre con el enigmático Maestro Zeta-Zeta y aprenda yo algo importante de él.

- ¿Qué puede aprender una mujer tan guapa de verdad?.

- A vivir, Andrés, a vivir con la fe puesta en la Eternidad.
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela de ficcin con algunas realidades.

Palabras Clave: Literatura Novela Ficcin Realidades Conocimiento Cristianismo.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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