COLOMBIA AL ALCANCE DE LA PAZ
Publicado en Nov 04, 2010
Una de las dolencias de nuestra querida patria son las consecuencias que se han desprendido de nefastos sucesos que tienen que ver con la paz de Colombia. Esos desaciertos son producto de la violencia generada por el deseo de alcanzar una equidad social entre nosotros mismos. Es así que han surgido grupos al margen de la ley, en algunos momentos con fines de lograr lo que el Estado no ha podido hacer realidad; por carecer de políticas efectivas que contribuyen a una mejor vida, en lo referente a lo económico, social, cultural y de armonía entre todos nosotros y otra veces por la mala intención al momento de administrar justicia social por algunos entes del Estado y privados recurriendo a mañas que permiten disponer de recursos que están orientados al bienestar de la gente y lo toman a favor de causas particulares, que no colman la realidad de sus funciones. Y para hacer cumplir la ley se tiene que recurrir a medios que garanticen nuestros derechos; como por ejemplo, apelar a una acción de tutela para que una empresa prestadora de servicios de salud haga efectiva la entrega de un medicamento o la autorización para un tratamiento de urgencia en un paciente.
Cuando la mayoría de nosotros los ciudadanos de Colombia tengamos la firme convicción de empezar por nosotros mismo a poner un granito de paz que permita edificar una razón civil que salve guarde la esencia de armonía, es en verdad el camino para que la gran mayoría se vea comprometida a la generación de cambios reales y justos. Aquí, el que tiene donde laborar y obtiene un sueldo, el que tiene una empresa exitosa, el que tiene una familia bien fundamentada, por lo general no se acuerda del que no tiene nada, y es ahí en donde empieza a debilitarse un eslabón fuerte de una sociedad aparentemente auto suficiente. La muerte del "mono jojoy" se convirtió en la alegría de muchos ciudadanos Colombianos y extranjeros, por estar relacionado con la muerte o generador de desgracias; es apenas lógico que no debemos alegrarnos del mal ajeno, pero esa actitud de contento quizás es muestra del peso nefasto que nos quitamos los Colombianos de encima debido a la sed de paz que tenemos. Ya la gran mayoría de las personas hemos entendido sobre la necesidad de recurrir al diálogo o a maneras más justas de lograr solucionar los problemas; ahora, la Constitución de 1991 nos ha permitido las armas legales que nos encausan a un bien de paz y a la defensa de nuestros derechos. Ya está demostrado que a través de las armas no alcanzaremos la paz y si se alcanza es a razón de grandes costos sociales y la violación de los derechos humanos. Pero aún algunos acartonados sabios, nos quieren quitar o reformar esas mismas figuras legales que se le concedió al pueblo para hacer valer su derecho, gracias a Dios que hasta el momento no ha tenido piso en nuestro Congreso de la República la idea de quitarle fuerzas a la acción de tutela; si ocurre tal disparate, es propio de los que se confabulan a favor de que persista en nuestro país las desigualdades y detrás de ellas seguirán viniendo más desgracias que nos llevarían a un nuevo caos Institucional. Tenemos que entender que la paz no se logrará solo acabando a los generadores de conflictos y zozobras, también hace falta acabar con la corrupción y con los agentes del mal que día a día se inventan formulas mágicas para acaparar el poder y someter a los pueblos a la ignominia, para después burlarse de la ceguera del mismo Estado. Ser justos, y leales; desde la escuela o academia es el camino que debemos seguir para encontrar los argumentos que nos permitan vencer los obstáculos. Somos humanos ello incide en cometer errores, los mismos que podemos corregir para hacer el bien a todos y buscar los medios efectivos que le permita a nuestro País la grandeza y el desarrollo que nos merecemos, como gente de bien, y que el mundo comprenda que tenemos males y cura; agregada al afán infinito de poder cambiar; muestra de eso es el aporte científico del Dr Manuel Elkin Patarroyo y su vacuna contra la malaria, Gabriel García Marquéz con su aporte a la literatura, Shakira y la música entre otros. Entonces es hora de pensar que si somos capaces de grandes soluciones y es entonces cuando podemos decir que la paz de Colombia está al alcance de todos.
Página 1 / 1
|
raymundo
Luis Alcides Aguilar
Luis Alcides Aguilar