Del libro "Trampantojos y otros versos" - La respuesta
Publicado en Nov 04, 2010
LA RESPUESTA
Nunca sabremos nada. Porfirio Barba Jacob Interrogué los astros, los planetas, los satélites, los asteroides, los meteoros, los cometas, el cinturón de Kuiper, la nube de Oort, las galaxias, las nebulosas, las constelaciones, los agujeros negros normales, primitivos y de gusano... Y no me dieron respuesta. Me acerqué a las gigantes rojas, las supernovas, las enanas blancas y marrón, la materia oscura, la antimateria, los cuantos, los cuásares, los neutrinos, los neutrones, los protones, los electrones y los hadrones, los rayos equis, gamma, ultravioleta, e infrarrojos, junto a los ángulos horarios y de ataque... Y jamás me respondieron. Recurrí entonces a las aberraciones cromática y esférica, a los años luz, a los conos de luz, al azimut, al afelio, al perihelio, al apogeo, al perigeo, a las antipartículas y sus parientes, al acelerador de partículas y, por supuesto, a las partículas virtuales, elementales y de cualquier otra clase... Y no me dijeron nada. Decidí preguntar a las ascensiones recta y curva, a la astronomía tradicional, a la astrofísica, a la astrometría y la astronáutica, a los campos de Maxwell, de fuerza, magnéticos y gravitatorios... Y la respuesta no llegó. Insistí frente a los antípodas, el Big Bang, el Big Crunch, el baricentro, la carta celeste, el cenit, el nadir, los círculos paralelos, las inclinaciones, giros y declinaciones, sin olvidar las constantes cosmológica, de Hubble y de Planck... Y no recibí respuesta. Pensé en las coordenadas, las conjunciones, la carga eléctrica, el cero absoluto, los efectos Doppler, fotoeléctrico, Hawking y Casimir, las culminaciones, el corrimiento cósmico, las efemérides, las cefeidas, las perseidas, las leónidas, las condiciones iniciales y de contorno, incluso, la ausencia de contorno... Y de nada me sirvió. Sin darme por vencido cuestioné las singularidades, la ley de conservación energética, las cuerdas cerrada y cósmica, el desplazamiento hacia el rojo y el azul, los cúmulos abierto y globular, las dimensiones espaciales, la dualidad onda-partícula, los epiciclos deferentes y otros más, las determinaciones, diagramas y discos de acreción... Y la respuesta continuó escondida. Consulté las distancias, los eclipses, las ecuaciones, la eclíptica, los elementos orbitales, la elipsis, las energías cinética y potencial, los equinoccios, los solsticios, las esferas celeste, topocéntrica, geocéntrica, heliocéntrica y baricéntrica... Y me dejaron a oscuras. Me dirigí al espacio-tiempo, a la energía de la gran unificación y de la unificación electrodébil, a la entropía, los espines, los espectros, los espectrógrafos y la espectroscopia, al estado estacionario, a la estructura causal, las excentricidades y las estrellas de neutrones... Jamás abrieron la boca. Me concentré en las lentes acromáticas y gravitacionales, en las fases de la Luna, en los grupos locales, las hipérbolas, los horizontes astronómico y de sucesos, el índice de calor, la inflación, el indeterminismo científico, las fuerzas nucleares débiles y electromagnéticas... Y no dijeron ni pío. Investigué la fusión nuclear, la dilatación temporal, las dimensiones enrollada y espacial, la geodesia, la interacción nuclear fuerte, el límite de Chandrasekhar, las longitudes de onda, las mecánicas cuántica y celeste, los principios de incertidumbre, antrópico, de exclusión y cuántico de Planck... Y permanecieron mudos. Confronté la radiación de fondo de microondas, el radar, el tiempo y el número imaginarios, la radioactividad, las relatividades especial y general, la teoría de la gran unificación, las magnitudes estelares, la gravedad cuántica, el infinito, los grados Kelvin, centígrados, Celsius y Fahrenheit, junto con los demás grados... Y me dejaron como antes. Continué con la materia degenerada, la luminosidad, el medio y el polvo interestelares, los meridianos, las refracciones, las absorciones, el reposo absoluto, las resoluciones, la frecuencia principal, el círculo máximo, los semicírculos y los sistemas diferencial e inercial... Y permanecí en las mismas. Desesperado supliqué a la NASA, a los propelentes, a distintos positivismos, al problema de los cuerpos, a las protoestrellas, los pulsares, al punto vernal, los movimientos medio, diurno y uniforme, a la precesión y a las naves espaciales... Ni siquiera me miraron. Volví sobre los nodos ascendente y descendente, las novas, las nutaciones, las parábolas, los paralajes, la penumbra, la singularidad desnuda, la segunda luz y la segunda ley de la termodinámica, la supersimetría, la supergravedad y el universo membrana... La indiferencia fue grande. Finalmente, puse mi esperanza en la velocidad, la teoría del caos, los tiempos civil, atómico internacional, cosmológico, de las efemérides, del paso por el pericentro, el dinámico, el baricéntrico, el terrestre, los siderales local y de Greenwich, los solares aparente y medio, el simplemente universal y el universal coordinado... Quedé peor todavía. Acorralé las poblaciones uno y dos, los telescopios, las unidades astronómicas, los parsecs, las conjeturas, las verticales, la arqueoastronomía, el zodíaco, la astrología, las cosmogonías, las teologías y las teogonías, lo mismo que las demás ciencias, artes y supersticiones conocidas, tales como los sistemas políticos y religiosos, las corrientes ideológicas, la hechicería, los oráculos, la brujería, la adivinación y muchas otras cosas nacidas de mi fantasía... Y el enigma no se resolvió. Desilusionado y maltrecho en mi búsqueda infructuosa, e impotente para esclarecer la incógnita, me refugié en la poesía con la esperanza de sobrellevar mejor, dentro de los límites humanos, toda la desazón, la angustia y la rebeldía que diariamente me carcomen, pues no me resigno a vivir en una oscuridad perpetua tras este fracaso abrumador.
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Felicitaciones
Verano Brisas
Amparo
preguntas, siempre sin respuestas que silenciosamente se apagan en las dudas
nuestras.
Preferia particularmente, que no mes las diera, más quiero verlo así siempre, haciéndome
esas preguntas, respondiéndome según mis necesidades.
Precioso texto Verano brisas.
un saludo afectuoso
Amparo
RAÚL FERNANDO TORRES
Verano Brisas
miguel cabeza
Abrazos
Miriam
Antonio Umbral
pero tan cerca tuyo estaba la solución que necesitabas ,estaba en la poesía dispuesta a fluir de tu alma
sin ningún interés mas que deleitar con tus palabras y dar una respuesta poética a tremendas preguntas.
saludos y felicitaciones por este texto.
Antonio.