Buen día, amanecer: te siento presente en el trinar de los pájaros cercanos. A los gallos se les ha olvidado hoy cantar... pero bajo tu luz existe una canción de eterna primavera. Las luces de las calles y las avenidas me dan sus bienvenidas. Salgo al jardín a recoger una flor para mi amada. Sí. Claro que sólo es una humilde margarita pero tú, amanecer, bien que comprendes que con ella puedo crear una especie de fantasía. ¿Cuentos?. Los cuentos pueden esperar a que salga el Sol e ilumine los rostros de todos los niños y niñas del planeta. Ahora soy yo, sólo poeta, quien admira el color del alba. ¿Alguna vez has pensado, amanecer, cuál es el verdadero color del alba que te acompaña?. Mírala bien. Es el conjunto global de todos los colores que hablan del amor. Digamos que se compone del color que cada ser humano, hombre o mujer, está en estos mismos instantes sintiéndote, amanecer, de la misma manera que te siento yo. Y es que en el planeta Tierra tú, amanecer, regalas a todos los que te estamos contemplando el mismo alba, el mismo sentir, el mismo amar a las cosas espirituales con las que Dios te ha compuesto, amanecer. Sobre todo el trinar de los pájaros y las humildes margaritas.