Un buen sorbito de caf
Publicado en Nov 08, 2010
Apenas el sol comienza a calentar y ella se despertó con los albores de la madrugada. Los dóciles golpes la delatan. No para de recogerlos en las ramas. Dejar caer cada grano en su canasta.
Esa cacofonía consistente, la brisa mañanera y los grillos son las únicas voces en la finca. Doña Felicita es la única mujer que los recoge en esta área. Acarrea sesenta años en este mismo menester. Se sacude su brazo y sus manos para sacarse los “abayardes”. Ya no le molestan los majes, las avispas, las hormigas bravas y hasta las ratas y las culebras que moran en este cafetal. 2. Ya cerca de la media mañana habrá echado mis granos en un fardo que ha colocado al margen del camino. Sólo descansará unos minutos sobre una piedra donde ha dejado su termo. Se servirá un buche de café negro y se comerá un mendrugo de pan que lleva en una mochila, la cual ha colgado en una de mis ramas. 3. Su faena de recogido del café concluirá al mediodía. Trepará el saco a una guagua, y de allí lo llevaran a pesar. Entre los granos estarán los míos y en mis ramas quedarán los verdes para la segunda cosecha. La anciana y el resto de los recogedores llevaran la cosecha al beneficiado. Allí lo compraban. Se clasificará, se lavará, se despulpará y se secará hasta que llegue a una torrefactora donde será pilado y tostado. Finalmente se convertirá en una aromática harina, lista para colar y llevar a una taza, quien sabe llegará a tus manos… Caliente o frio, negro o con leche, puya o endulzado, alguno de mis granos ocupará tu paladar en la calidez de un buen sorbito de café.
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norma aristeguy
Toda una historia en la que no se piensa cuando se bebe esa tacita de café reconfortante.
Todo un contenido que se queja detrás de las palabras, mientras nos ofrece un cálido sorbito.
Un saludo cariñoso.
Guillermo Capece
Guillermo
gabriel falconi
Caranndor
un cordial abrazo, caranndor