Sentada en la banca de mis recuerdos, en la hermosa soledad de la noche, escucho mis últimos latidos, busco una sonrisa en mi rostro, pero creo que sólo será un sueño hallarla, miro mis manos, las veo distintas, miro mi rostro, se está volviendo viejo, he sido fuerte por seguir en pie después de tanto sufrimiento, pero a veces no siento mis piernas, no siento nada, estoy vacía de repente, otras veces melancólicas, otras veces amada y también odiada, no sé, siento que ya se me está acabando todo, o tal vez, tal vez yo quiero que lo haga, es mi culpa, yo hago que se alejen de mi, sin darme cuenta, ya no siento la felicidad que alguna vez sentí en mi pasado cuando era una bebé y no entendía la tristeza de la vida, al empezar a caminar, cuando empecé a ir al colegio, esa sonrisa se deformó, por lo malditos que fueron conmigo algunos, al burlarse incesantemente de mi y sus miradas de desprecio, tal vez volverá esa sonrisa marcada en mis labios en el futuro, ¿quién sabe? Bajo mi vista al pasto y recuerdo aquella vez que rodé con él por el césped, aquella vez que nos amamos sobre aquella tierra, tantas veces que lo besé y que nos abrazamos, son sólo recuerdos del pasado que no volverán, pero que daría porque lo hagan, al recordarlo, mis ojos se humedecen, y siempre me pregunto ¿en qué fallé? Caigo siempre en lo mismo, jamás entiendo que si dejo esa piedra y no la quito me volveré a caer, pero siempre lo hago. Cambio de posición y observo las calles, por las cuales caminábamos tomados de las manos, por las que corríamos alegremente, luego veo el cielo y recuerdo cuando volamos en esa avión, y lo que siempre recuerdo “cuando construya mi avión, valoremos juntos sobre el mar, escuchando por ti volaré de Luciano Pavarotti” en la que volamos, sólo debimos pagar. El mar no está cerca, pero me lo imagino en mi mente, y pienso en esas veces que nos bañábamos en esos mares, y jugueteábamos en las olas, cuando corríamos el uno del otro y cuando me pillaba, me besaba y yo lo besaba a él, tantos recuerdos, tantas lágrimas, tantos gritos, tanto… ¿Que habrá pasado con nuestras promesas? Todas esas veces que nos entregamos el uno al otro con un amor verdadero. ¿Me recordará? Ya no lo sé… está con otra. Al verlo en las manos de otra, frente a mí, no sé qué hacer, cuando lo veo con ella, sólo quiero llorar y salir corriendo, pero intento ser fuerte, siempre lo intento. Busco sus labios en el viento, su cuerpo en la tierra, abrazo mi almohada por las noches pensando en él, ya han pasado 6 meses y un día de su ausencia, fue tan maldito que en mi cumpleaños no me vino a ver y me dejó al día siguiente, vaya regalo… fue muy maldito conmigo, pero siempre lo amé, porque a pesar de todo, igual fue bueno… es tan triste, dormir pensando en él y despertar pensándolo también, derramar una lágrima todos los días del año por aquella persona,  que todo lo que veas, te recuerde a aquel ser… que tu mundo gire en torno a ese humano… que triste el no poder tenerlo. Mis ojos están humedecidos, quieren llorar, pero mi alma no los deja, bajo mi vista, cierro mis ojos, tapo mi rostro con mis manos, vendo mi boca, deseo gritar, pero no puedo, como lo extraño… comienza a llover, mira al cielo y veo las gotas caer, y comienzo a pesar, que cada gota es una lágrima mía, y recuerdo esas veces que bailábamos bajo la hermosa lluvia, esos besos, ese amor que sentía, cuando nos amábamos, sus ojos que me quemaban al mirarme con tanta pasión, como lo extraño. Me acuesto y me acuerdo de los documentales que veíamos juntos recostados en ese sillón y en esa cama. Lo necesito, lo extraño, pero él ya no está y no puedo entender que ya no volverá a mis brazos otra vez.