NOCHE DE LUNA LLENA
Publicado en Nov 16, 2010
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Érase una vez, una tarde veraniega del año 1978. Días de agosto. Tiempo de vacaciones. En esa época, y como siempre, Rosa Aurora hacia las maletas y se marchaba a casa de su mamá, a quien cariñosamente todos la llamaban Mamarosa. Florencio Antonio, su esposo, constantemente estaba de viaje, en sus negocios de comerciante. Por tal motivo, ella y su cincos muchachos, cuando había la ocasión,  salían llenos de energía en busca de cuentos y aventuras. Las vacaciones escolares eran pues motivo de júbilo para los chicuelos, quienes disfrutaban al máximo la visita a la abuela, que se prolongaba por varios días y hasta por semanas. Las morochitas eran las menores, pronto a cumplir diez años; luego venia José, el lobo doceañero, después Narci, con trece años y cerraba Titi, la mayor con catorce años.
Bueno, como les venía contando, la abuela Mamarosa vivía en las viviendas rurales ubicada en un caserío llamado la Sabana. Para aquel entonces estaba conformado por cuatro calles, que formaban un rectángulo y alrededor, las casas de bloques y techos de láminas de asbesto. Las calles de superficie pedregosas, estaban rodeadas de árboles de acacias, cuyas flores amarillas atraían cientos de pegones y cigarrones negros y amarillos, que zumbaban en vuelos acrobáticos procurando el néctar de las flores. En las tardes decenas de perros furibundos, se apoderaban de las calles a punta de ladridos y colmillos filosos, las peleas y los gritos de los muchachos, acaecía casi todos los días.
_ ¡uuepee!..... ¡A burru pepe!.... Se les oía exclamar.
Habían transcurrido dos años, de aquel día que las familias decidieron abandonar las montañas de los Cachales, Quebrabonita, y Cocorote, como su hogar y dispusieron mudarse al caserío de la sabana. Como consecuencia los amigos del hombre también emigraban al nuevo centro rural, y esto sucedía igualmente con los otros animales domésticos. Para estos plumíferos y cuadrúpedos, los primeros días fueron duros por que no estaban acostumbrados a vivir en comunidad, y por lo tanto el instinto por proteger sus terrenos y hembras,  enardecía el ambiente cargándolo de peleas de perros, burros y gallos en las calles y los solares circunvecinos. Los pleitos y querellas se veían a diario, levantando polvaredas, mostrando filosos colmillos y fuertes coces, en una danza de relinchos, espuelas, gruñidos y peos. Aunados al griterío de los párvulos y carcajadas de los más viejos, que gozaban con aquellos encuentros de brabucones.
Así lentos y bulliciosos, pero incesantemente, los días  comenzaron a transitar por el nuevo poblado.
Aquella tarde los seis viajeros, después de caminar cinco kilómetros de carretera. Apelaban a las piedras, gracias a Dios que estaban allí por montones, y al garrote. La señora Rosa Aurora siempre,  cargaba uno, cuando salían a caminar, para defenderse y mantener sobre todo a la jauría a raya. Después de batallar por largo rato, los canes se retiraban ladrando y echándose sobre el pedregal. El breve silencio sustraía el rumor de la  brisa, que sigilosamente recorría la pequeña comarca a cualquier hora del día. E igualmente se escuchaban las voces de los  animales domésticos, sumado a los animales silvestre que surcaban el cielo azul celeste y cruzaban los patios como reclamando el territorio que por siempre les perteneció.
Los muchachos, apenas cruzaban la puerta de madera, flanqueada de azahares, formaban un zaperoco, e inmediatamente salía la abuelita a recibirlos y bendecirlos. Por un lado recibían la bendición, y por el otro a plena carrera, salían en tropel, por que había que llegar de primero a la casita donde cocinaba con leña. Allí debajo del fogón rumas de verduras apilonadas unas al lado de la otra, cubrían el suelo. El premio era encontrar los cambures maduros, dulces y sabrosos, que él tío Joaquín escondía en lo profundo del montón. Buscaban el color amarillo de la musácea como si fuera un tesoro escondido en lo profundo de la arena. Apenas descubrían un cambur maduro, el ambarino esplendoroso, entre los centenares de dedos de cambures verdes, comenzaba la pelea por la rica fruta.
_ ¡Que es mío!
_ ¡no es mío, yo lo vi primero!
_ ¡que yo lo agarre primero y eso es lo que vale!
_ ¡que no!
Así estaban aquel día y así ocurría siempre. Y constantemente la abuela conocedora de sus apetencias, aparecía para ayudarles a encontrar el tesoro que él tío escondía en lo profundo de los montones para que no lo encontraran.
_ Los escondió cerca de la pared, pero debajo del montón de los ocumos, les dijo la abuela con una buena dosis de picardía.
Entre risas picarescas, marcaban imaginariamente  el lugar señalado y  lentamente y en silencio quitaban uno a uno los ocumos que cubrían el sitio. Como un velo que se discurre aparecía el brillo esplendoroso, y el olor penetrante. Siete, ocho, nueve....doce dedos de cambures que simulaban como morocotas, monedas de oro. Luego se las repartían entre todos. Después colocaban algunas conchas de los cambures maduros, algunos cambures verdes, y otros a medio madurar, en el mismo lugar y los cubrían con los ocumos.
_ ¡otra sorpresa para mi tío!, ja ja ja, sonreía José.
_José venga acá.
Le oyó gritar a la abuela desde el fondo del patio, el muchacho salió a su encuentro con un par de cambures en la mano, cruzando un sembradío de aliños verdes y del lado opuesto un corte de plantas medicinales, entre las cuales sobresalían las flores amarillas de Manzanilla, así como una macolla de malojillo rodeada de  orégano orejón, anís, llantén y cariaquito morado.
_ ¡mira zorro cañero!, le dijo entre risas, corta esta caña para que te la chupes.
En menos que se espabila un mono fue a buscar un machete y cortó la caña de azúcar, dejando las hojas y la parte del tallo menos dulce para el burro cano de su abuelito. Mientras arrojaba los restos cerca del amarradero de los burros, miró hacia el chiquero y  le pico la curiosidad y como la curiosidad mato al gato, fue a ver por qué la abuela Mamarrosa le advirtió que no se acercara al corral de los cochinos. Estaba a dos pasos, metiendo ojo entre el espeso barro circundado por alambré y palo a pique, cuando de pronto un gruñido espeluznante seguido de un golpe descomunal sobre los palos del tranquero, le hicieron poner los pelos en punta y salir gritando ¡Mammarroooosa! Dejando los pies en polvareda. Exhausto y temblándole las piernas por el susto, recibió su primer regaño por partida doble. Todavía medio tembleque y en medio de las risas y burlas de sus hermanas y la tía Olinda, supo que el animal en cuestión era un báquiro o cochino de monte, cerdo salvaje de mordidas mortales por su fuerte mandíbula y largos colmillos que sobresalían de su hocico.
Pasado el espaviento y la mamadera de gallo a José, todos se sentaron alrededor de la mesa y terminaron de degustar los cambures, al tanto que la abuela les preparaba la cena y un café.
_ ¡Un cuento abuela! Gritó José quien parecía una parapara en cemento.
Rosa Aurora, que convertía en gajos un trozo de caña de azúcar, le hizo señas a su mamá con la boca, señalándoles a las muchachas.
La tarde se transformaba en noche  llenando la penumbra de chirridos de grillos y aullidos de perros. Afuera la oscuridad se tragaba lentamente las casas, y apenas la luna llena despuntaba sobre el horizonte de las cumbres de agua clara. Hacía rato que las gallinas y el gallo "patojo" del patio, dormitaban en silencio sobre la copa del palo de onoto, quien recibía cada noche como recompensa por el alojamiento, pilas y pilas de mierda sobre sus ramas.
_Bueno este cuento es para las muchachas-dijo la abuela- que ya están creciendo y dentro de poco estarán deseosas de encontrar un novio.
Mientras terminaba de colar el café, los muchachos y la tía Olinda jugaban con las sombras que hacían las llamas, de candela que emergían de las lámparas de kerosene y las virutas de humo que se esparcían por el techo buscando salida e impregnándolo de hollín.
-Bueno_ dijo la abuela_ Ocurre que Clotilde josefina.
_ ¡Pero que nombrecito!, interrumpió  Narci.
_Como les iba contando, ocurre que una tarde sentadas en el patio  trasero de su Rancho, con una luna llena grandota y brillante como la que estamos viendo ahorita, nos encontrábamos Clotilde josefina y yo. Ambas amigas de la infancia, y ya mozas casaderas. Ese día, comenzamos a conversar sobre los muchachos, sobre el amor y tener novios.
_ ¡yo tuve uno!, me confesó.
_ ¡caray! _ dije yo_ que sorpresa.
_ ¡sí! y no lo sabe, ni mi mama, ni mi papa, ni nadie.
_ ¡y cómo fue eso! le pregunte.
_Fue en valencia, el año pasado cuando visite a mi tío. Allí conocí a mi primo Ernesto y desde el primer día nos gustamos y a los dos días me invito al cine y allí me beso y nos hicimos novios. Yyy.... ¡Te voy a contar algo Rosa María, pero no lo digas a nadie, ya sabes!
Primero arquee una ceja y luego fruncí el entrecejo, porque cuando me llamaba por el nombre de pila completo, el asunto era serio de verdad. Así que procuré oír palabra por palabra, lo que iba a contarme. "Está bien" le dije, ambas éramos confidente de nuestras aventuras.
_La última noche antes de regresar al pueblo, nos besamos muy apasionadamente y sus caricias recorrieron mi cuerpo  y luego tumbados sobre el piso ¡él me curucuteo!
_ ¡A malaya!- dije yo- y ahora que vas hacer. Cuando te cases te van a devolver para tu casa, por que no eres virgen.
_y lo que me importa a mí _ me contestó_ ya sabré como arreglármelas. ¡Y hablando de eso, te cuento!
_ ¿Qué?
_ Como ya tengo dieciséis años, le dije a mi mama que me quería casar, furiosa me agarro por las greñas y me pregunto si tenía algún novio escondido, a lo cual le respondí que no, que solo quería casarme y comenzar a buscar un novio.
_ ¿y que te dijo luego?
_ Después de media hora de sermonearme y preguntarme tú sabes que, me dio el permiso para que aceptara pretendientes. ¡Y lo genial es que ya tengo un candidato mi amiga!......  y además tengo un secreto para atraparlo.
_ ¿Qué secreto?, indagué.
_ Uno que me dio Melinda.
_ ¡haaay... mi niña tenga mucho cuidado! Tu sabes lo que dicen de ella, es mejor tener cuidado con esos secretos. Mi papa dice que son peligrosos.
_Ella no es mala, solo que la vida le ha dado unos golpes....y  bueno el secreto es como atrapar al novio de tus sueños y casarte con él.
_Esto lo quiero oír por qué siempre terminamos casadas con el novio de las pesadillas.
"Ja jajá ja", reímos ambas....................
A esta altura del cuento, los muchachos ya habían comido y tomado la taza de café. Apoyados sobre la mesa, estaban como maniatados, guardando un silencio sepulcral; entusiasmado con la historia. Escucharon llegar al abuelo Papacruz y al tío Joaquín con las bestias, pero esta vez no corrieron al encuentro, estaban encadenados al cuento que la abuela narraba palabras tras palabras y ellos con los oídos bien claros y la vista fija sobre la figura maternal que no le perdían el hilo ni por un segundo. Su voz se escuchaba clara y nítida, en medio del claroscuro que surgía entre la luz de las lámparas y la oscuridad, mientras continuaba entretejiendo el relato.
_ ¡es sencillo! me manifestó..........¡Y en ese preciso momento muchachos! _ dijo la abuela sonriendo con picardía_  un ruido proveniente detrás de  la puerta de la cocina llamo nuestra atención, asustándonos e interrumpiendo la conversa...... Clotilde se levantó de la silla, en punticas a ver que era...... Miau miau...miau miau... escuchamos maullar un gato detrás de la puerta.
_ ¡es el condenado gato!, dijo y se regresó.
_Que porquería, el susto que nos dio, le dije
_ bueno _ continuo diciendo mi amiga_ es un hechizo que se hace en luna llena, se toma un papel limpio y sin haber escrito antes algo allí, luego escribes el nombre de tu amado y su edad.
Inmediatamente, extrajo un trozo de papel de una pequeña bolsa de cuero, que resguardaba celosamente, atada a su cintura, y me leyó:
_Raúl Andrés, veintitrés años.
 Luego lo doblo con cuidado y lo guardo nuevamente en la bolsita.
- ¿Raúl Andrés el novio de cristina asunción? inquirí
-Ese mismito_ me dijo entre risa _ Melinda me enseño que en el amor y la guerra vale todo. Y yo lo quiero para mí..... Para mi solita. Ja ja ja.
Para Rosa María, aquello no estaba bien, pero esperó que todo le saliera como ella quería. Al fin y al cabo, eran amigas desde el vientre como decían las comadronas, cuando eran de barrigas contemporáneas y sus madres lavaban y cargaban agua en la misma quebrada.
_ Después _Continuo diciendo_ metes el papelito en una botellita de miel de abeja
Inmediatamente extrajo la botellita de miel de la bolsita.
_ Y cuando el papel llegue al fondo, guardas la botellita donde tu sepas que nadie la encontrara, ocúltala  también de la luz del día, por que esta le resta poder. Cuando la luna llena aparezca de nuevo el próximo mes, mi amado estará en mis brazos para mi solita y para siempre.
_ ¡y tú le creíste! le dije.
_Claro que si, ella le dio el secreto a Coromoto María y esta casadita y feliz.
_ ¡Feliz!...uujuuuu.... yo te cuento un cuento.
Bueno, luego hablamos de otras cosas y finalmente salimos al frente de la casa, cruzando el traspatio, ya era tarde y tenía que regresar a mi vivienda. Allí conversamos un buen rato y de pronto Clotilde salió corriendo a buscar su bolsita que la había dejado olvidada en el suelo, por allá se dio un tropezón y se le oyó decir unas palabrotas. Jadeante y con una uña del pie echando sangre. Regreso, con una sonrisa y la picardía que le brotaba por los ojos.
_ ¡si se me pierde me muero! exclamó ansiosa.
Alguien tosió desde la puerta de la sala, a la vez que pregunto:
_ ¿Y los amigos de la casa dónde están?
Volteamos a ver y dimos cuenta que era el señor Venancio Henríquez.
_ ¡Que susto!
Dijo Clotilde, con los ojos pelaos, como si fuera visto un muerto. Luego de tragar saliva, con mala cara le explicó:
_Ellos no están aquí y usted siempre por acá, rondando la casa. Ya le he dicho que usted es muy viejo para mí, que no lo quiero. Deje de estar inventando excusas para verme, ya le dije a mi mama que no me quiero casar con usted, así que no insista.
_Está bien joven como usted diga, ¡no se ponga brava!....no la molestare más. Dijo al tiempo que se marchaba un poco contrariado.
_Jajajaja_ reí, hasta no poder_ ¿No sabía que Venancio te enamoraba? Le pregunte.
_Si el muy bribón, enviudó y ahora quiere que yo sea su mujer, ¡y qué va! yo con viejos que va... ¡zape!.....Y ahora mismo hago el hechizo a mi amado no vaya a ser que se adelanten. ¡Chao, nos vemos luego!......
La vi correr al traspatio y yo me fui a mi casa. Al mes siguiente un matrimonio sorpresa ocurrió en el caserío. Eso fue un jala paca y un jala pá ya, porque nadie lo creía. Mi amiga Clotilde Josefina se casaba ¿me imagino que ya saben con quién?
_ ¡Pues con Raúl Andrés! le gritaron las muchachas.
 _ ¡Qué va!... con el viudo Venancio Henríquez.
_ ¿Y como ocurrió eso?_ preguntó Titi_ ¿y que paso con el hechizo?
_ Bueno resulta que el gato que maulló ese día tras la puerta era el viejo Venancio Henríquez, que había llegado a la casa y al no encontrar a nadie y oír nuestra conversación, en silencio entro a la cocina y se escondió tras la puerta, allí tropezó la tranca que cayó al suelo produciendo el ruido y luego lo del gato.
_ ¡Qué condenado viejo, tan requeté bellaco!, dijo tío Joaquín.
Quien se sumó a los cuentos después de pasar su calentura, cuando solo encontró el conchero de cambur debajo del fogón. El abuelo Papacruz cansado dormitaba en su cuarto al lado de los morochitas, que lo querían mucho y gustaban de dormir con él y como eran las más chiquitas el abuelo las complacía.
_Pues sí, el muy rufián, escucho lo del hechizo y en un santiamén escribió su nombre y edad en un papelito nuevo, se lo cambio en la bolsa mientras conversábamos en la puerta de enfrente.
_Pero que viejo tan pícaro y habilidoso, dijo José; entre dientes.
Quien con una mano peleaba con el tío Joaquín por un trozo de caña, y con la otra sostenía un bagazo. Al tanto que con la lengua, se relamía el jugo azucarado que escurría por la comisura de su boca.
_Y fueron felices para siempre, pregunto Narci.
_Que va tuvieron como once muchachos entre peleas y discusiones, y es que la hechicería y la brujería no trae nada bueno, eso me lo dijo mi papa y siempre lo he pregonado. Ahora yo les tengo a ustedes muchachas  el mejor de los hechizos.
Titi y Narci se miraron a la cara, mientras la abuela Mamarosa casi se moría de la risa.
_ ¡No vayan a creer que soy bruja!
_ ¿Entonces, cuál es el mejor de los hechizos?
 "Mis nieticas_ les dijo _no hay nada más efectivo que la siguiente formula. Los ingredientes son: sinceridad, cariño, comprensión, deseo, ternura, y mucha paciencia. Debemos mezclar muy bien todos estos ingredientes en nuestra vida diaria, sin importar el momento. Luego nos dejamos llevar por cada uno de ellos, como si fueran caminos de bachacos, ¡que al final todos llegan al mismo bachaquero! En este caso nos llevaran al amor verdadero, y verán cómo este  nace, así como cuando su abuelo Juan de la Cruz siembra las semillas de ñame, y este va creciendo y si por algún motivo marchita, vuelve a revivir rápidamente por que las raíces de ese amor son profundas, y mientras las raíces estén vivas es cuestión de tiempo para que vuelva a retoñar y florecer. ¡Mis niñas! no ganamos nada con hechizos de flores, sales  y otras cosas. La mejor fórmula mágica para encontrar el amor, es seguir tu corazón y decirle a tu ser amado ¡te amo! De seguro se rendirá a tus pies y habrás logrado el hechizo perfecto"  
Las muchachas guardaron un ligero silencio. Los perros ladraban y aullaban frenéticamente. Algunos borrachos tempraneros, mal entonaban una canción de Jorge negrete y cruzaban de aquí para allá las calles pedregosas, dándose tropezones y uno de ellos cayendo al suelo. Desde allí encendía una acalorada pelea verbal con los perros, que ladraban y se enfurecían, mientras él le lanzaba piedras desde el suelo.
La luna lunera, fiel compañera. Brillaba redondita en el cuzco cielo de la sabana. El viejo satélite, viajaba incansablemente su ciclo estelar. Hoy resplandecía más que nunca, el cielo nocturno de los meses de agosto siempre estaba claro y despejado, solo algunos motecitos como algodones se cruzaban en el profundo espacio. Acá abajo José y sus cuatro hermanas, se aprestaban a dormir mientras la tía Olinda les decía:
_ ¿quieren que le eche el cuento del gallo pelón?
Y ellos entusiasmados le decían "siiii".
_ ¡No es que si!  ¿Es que si quieren que le eche el cuento del Gallo pelón?
Y así aquel cuento se hacía interminable, con las risas y carcajadas, y la noche se convirtió en una velada, mientras Rosa Aurora, su mamá,  les gritaba desde el otro cuarto. "Cállense y duerman que ya es tarde". Sin prestar atención tía Olinda, las muchachas y José seguían habla que habla y risas que risas.
Miau miau....miau...miau... escucharon en la penumbra. De súbito Hicieron silencio y se arroparon hasta la cabeza. Miau...Miau...Miau, escucharon repetidamente. De nuevo la mudez, y con ella apareció un sigilo misterioso donde solo escuchaban el canto de los grillos y el ronquido de Papacruz en el otro cuarto. Y de pronto una voz que les dijo:
_ ¡aja!... ese es el hermano de Venancio Henríquez que vino a buscar una novia.
La voz de la abuela Mamarosa, se discurrió entre la oscuridad y las muchachas y José rieron a carcajadas, poniendo nerviosos a los perros que alborotaron la noche, nuevamente,  con sus aullidos. Y luego el silencio atrapo sus sueños entre los velos del enigma que acompaña a la oscuridad, y así durmieron plácidamente arrullados por cantos de grillos,  ulular de lechuzas y los ronquidos del abuelo Papacruz.
Y  la luna filtro sus rayos cósmicos por los huecos de la ventana y por un momento, pudo alumbrar sus caritas llenas de felicidad y regocijo......
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Miembro desde: Aug 07, 2009
4 Comentarios 2040 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

LAS NOCHES Y LOS CUENTOS, QUE EMERGEN EN LO PUEBLOS EN EL SENO DE LAS FAMILIAS, COMO UNA TRADICION ANCESTRAL...

Palabras Clave: NOCHE LUNA LLENA FLORENCIO

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: FLORENCIO MALPICA

Derechos de Autor: FLORENCIOMALPICA


Comentarios (4)add comment
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florencio

gracias camaradas de cuentos y aventuras literarias....
Responder
January 04, 2011
 

alma

AMIGO FLORENCIO... HERMOSO TEXTO LLENO DE CONTENIDO Y UNA HISTORIA QUE ATRAPA DESDE EL COMIENZO... FELICITACIONES Y MI SINCERA AMISTAD.. TU AMIGA DEL CORAZON.......ALMA.
Responder
November 18, 2010
 

Jos Luis Marrero

muy buen texto amigo,,,
Responder
November 17, 2010
 

Daniel Florentino Lpez

Largo pero entretenido
De relatos, hechizos y amores
Muy bueno!
Saludos
Daniel
Responder
November 16, 2010
 

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busy