Momentos de gloria-2 (Sólo para futboleros y futboleras) Diario.
Publicado en Nov 29, 2010
Entre mis primeras experiencias futbolísticas en Ecuador tuve la ocasión de celebrar partidos en la cancha de la Iglesia El Verbo de Quito, allí donde luego se fundó un colegio. Recuerdo una tarde en especial. Suelo de cemento incluída una rejilla de alcantarillado que cubría todo un lateral de la cancha. Paredes donde los muchachos se estrellaban los unos contra los otros magullándose los huesos. Rodillas que crujían. Un jugar tan desordenado como caótico. Nada de tácticas. Nada de técnicas. Nada de estrategias. Nada de Arte. Sólo una difusa y confusa concepción del fútbol que parecía un partido de hockey sobre cemento. Partadas por parte de cada bando. Entonces fue cuando realicé un quiebro magistral en ataque que rompió la resistencia de la defensa contraria y dejé un balón de oro a mi cuñado Diego que él me agradeció mientras marcó el gol inevitable. Pero todavía faltaba que yo marcara uno de mis goles "made in Diesel". No tardó en llegar. Poco minutos después logré enocntrarme con un balón que andaba suelto y sin dirección alguna (porque ni hasta pidiéndolo de rodillas te daban un pase los llamados "verbistas"). Así que no lo dudé y lancé un disparo con mi pie izquierdo que entró por la escuadra derecha del portero rival. Alguien dijo "era el gol que faltaba". Y allí quedó, estampada contra la pared del fondo, mi gol "made in Diesel" como recuerdo imborrable aunque los rectores, siempre tan rectos en sus costumbres, impidieron que volviéramos a jugar en aquel campo donde más de uno dejaba sus huesos aplastados contra las paredes y donde a veces el balón salía tan disparatado que saltaba la valla e iba a parar a la fábrica de maderas que había tras la tapia. En fin, que fue una experiencia lamentable jugar en aquellas condiciones pero mi gol no podía faltar a pesar de que el pastor Pástor no se lo creyera. Atleta era. Futbolista también. Pero aquello ni tenía condiciones de ser un campo de fútbol sala ni tenía condiciones para demostrar Arte con las botas. Algunos siempre salían con señales de las botas de los rivales en sus tobillos. Ver para creer. Parecía una pesadilla irreal pero me alejé de aquel campo para no seguir viendo cómo se masacraban los unos contra los otros.
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