Ni dudas ni temores
Publicado en Nov 29, 2010
Hoy le he pedido al Señor, que nunca dejes de amarme,
En los ojos de su imagen, que se clavaron en mi, tuve la exacta respuesta a lo que humilde, pedí. Esa concesión, supone, un compromiso de a dos. De mi parte, lo he aceptado. Espero y confío en vos. No fue difícil amarte. Desde el día en que te vi supe, por muchas razones, que ibas a ser para mi. Mis afanes, desde entonces, se centraron en lograrte y toda la artillería, la usé para conquistarte. Ahora, me siento en paz y feliz de estar contigo. Siempre vuelvo a ese lugar, a renovar mis promesas y siempre, cuando me voy, siento que el alma se eleva, despojada de pesares, liberada de tristezas que suelen causar las dudas que a menudo nos acechan si la fe se debilita o el ánimo titubea. Recobrados, sin temores, en tus brazos, se renuevan
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