Ya no volveré al camino que a tu casa me llevaba,
Ni he de pasar por tu puerta, ni has de verme en las mañanas.
Ni tampoco por las tardes, asomada a la ventana,
entre mis geranios rojos, esperando tu llegada.
Y en las noches no saldré a escuchar tus serenatas
Ni  en mis labios saciarás la sed que siempre te asalta.
Para ti se terminaron los besos que yo te daba,
¡No los vengas a buscar! ¡Aquí no encontrarás nada!
Y no creas que son celos, que pronto se esfumarán,
Ni que otra vez en tus brazos, amante, me estrujarás.
Y te juro, te prometo que si llegara a flaquear….
Con esta faca de acero mi vida voy a truncar.
Y  has de ver, como geranios, mi sangre roja  brotar
y correr por el camino y derramarse en el mar.