De la muerte a la vida (Reflexiones)
Publicado en Dec 01, 2010
¿Morimos cuándo dormimos?. ¿Nacemos cuando despertamos?. Debe ser cierto... aunque sólo sea una manera de entender esta existencia que nos lleva de la vida a la muerte y de la muerte a la vida en todo momento. Cada día, al despertar, recibimos la luz de nuestra consciencia y conciencia porque hemos dejado de soñar con la muerte... y en medio del tráfico de esos despertares tenemos que sacudir a la memoria para volver a posesionarnos mucho más del sueño nocturno. Llega el día, nos levantamos con un afán nuevo, un afán lleno de nacimiento renovador que luego se va desgastando, poco a poco, hora tras hora, en el discurrir de los acontecimientos y, al final, nos abandonamos al leve placer de dormir olvidándonos de la muerte... hasta que la luz de otro nuevo día nos vuelve a hacer conscientes y consecuentes con la vida y saber que seguimos existiendo. Renacimiento tras renacimiento diario (y no debemos confundirlo con los estrafalarios nacimientos budistas que ya no se los cree ni la tendera de la esquina donde como alguna chuchería que otra) nos llega el sueño, el de la Vida Eterna con mayúsculas... pero mientras tanto, todos los días ese Dios enigmático que llevamos dentro nos regala una nueva sensación que digamos que es el peso gravitatorio a medida que lo consumimos, como sorbos de café, en nuestro intenso dialogar con el mundo que nos rodea. ¿Morimos cuando dormimos?. ¿Nacemos cuando despertamos?. Debe ser cierto... y no el espejismo de otras realidades de caracteres religiosos que desconocemos y que es mejor desconocer. Lo voy a decir ahora con poesía:
Vienes de otro amanecer con la sonrisa púrpura del viento y me miras así, de frente, con todo lo profundo de un momento. Vienes, me acaricias, consuelo mi lamento y das un paso hacia adelante arrastrando a todo mi sentimiento. Vienes de otro amanecer para llenarme la vida con tu aliento y luego, cuando me prestas tus caricias, yo me siento en el pretil de esta vida que alimentas con tu acento la ligera despedida... y el viento... Vienes de otro amanecer nacido en el mismo firmamento de todo lo que mi alma ansía sentir en un leve momento. Vienes de otro amanecer y me dejas eternamente sediento...
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