Otra vez tú
coloquial fantasma de pecas escurridizas, de canelos brotes
otra vez tú.
Paseándote sobre las paredes agrietadas, entre mis pasillos tan cenizos
goteas en mi mente, maldito e interminable grifo otra vez tú.
Quien diría que la alegría anda en autobús y toma coca-cola,
que tus piernas que pronunciaron los épicos suspiros antes
ahora están torneadas del demencial solfeo de sus repliegues de almendra
que aprisionan cuando tú con toda la intención
vertías el alma en una jarra y la servías tibia
en tazas de porcelana cual extravagante té curativo.
Aún recuerdo la última vez, donde se dijo bastante,
o simplemente todo, aquella, cuando las palabras
nos pesaron tanto que, se susurraron en el vientre
y se encarnaron un poco más abajo.
Aquella tarde no se te escapo ninguna
humedeciste a toda letra existente, como sintiendo que
después se derretirían de tus labios los verbos, y te quedarías muda...
aquella tarde, luego noche
donde las bocas casi se transparentaron frente al desgaste
donde lo hiciste hechizada
como fuera de ti, como poseída por el claro lunar,
como si al otro día tus besos
se convirtiesen en piedra.
Otra vez tú, con la que nunca tuve que fruncir los dientes
ni riscar los ojos
jamás existió ningún mal ceño por escuchar cualquier música
no hubo la necesidad de esforzarme el interés nada era planeado,
no necesité justificar porque todo el tiempo escribía
y jamás te obsequie algo, que no fuera la líquida frase del día
todo estaba dormitando siempre.
Como en un interminable vuelo
el sostener tu mano era relajarse con la mecedora cálida,
tu voz el arrullo fresco,
tus bocanadas de aire en mi oído cuando te parecías romper,
jadeando, bella canción de cuna...
¿Qué pasó?
¿Seremos tan tercos los híbridos?
¿Que nos encantara tanto la adrenalina... es acaso la testosterona?
No encuentro el momento de estar en paz
y ahora, otra vez tú
me recuerdas cuanto ignoré en aquel ayer
eso que busco hoy... otra vez tú... ¿que harás esta noche?