Momentos de gloria-7 (Sólo para futboleros y futboleras) Diario.
Publicado en Dec 04, 2010
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Cuando me tocó jugar de portero (arquero o golero se dice en América), no tuve ningún reparo en jugar entre los tres palos de la portería y demostrar que también tenía óptimas condiciones para ello. De las diversas veces que me tocó hacerlo recuerdo dos de ellas muy especiales. La primera de dichas actuaciones sucedió
en la cancha de fútbol que poseía el Doctor Don Jaime Del Castilo álvarez (Alcalde de Quito de 1967 hasta 1970) en su finca de las afueras de Quito. Comencé jugando de mediocampista pero me tocó el turno de ser portero. Y allí demostré mis condiciones cuando íbamos perdiendo por 2-1. El tercer gol eliminaría al equipo y los jugadores de mi equipo ya no tenían fuerza alguna para marcar el gol del empate; así que me esforcé en alargar todo lo que pudiera la duración del encuentro. El tercer gol no nos lo marcaban aunque me disparaban desde todos los ángulos por arriba y por abajo... pero yo me crecía cade vez más cuando más grande era el acoso a mi portería. Ni aún disparándome a bocajaro (como un balón que despejé con los pies y otro abriendo los brazos como los porteros de balónmano) conseguían hacerme un gol, mientras que los del tercer equipo que esperaban su turno se ponían nerviosos porque pasaban largos los minutos. Yo creo que hasta estuve casi media hora sin encajar el definito gol Y este llegó a causa de una trampa de un tal Galo Paredes Jaramillo quien, a un balón que venía raso pero despacio y al cual me era fácilmente atrapar me dijo, ladinamente como tramposo que era: "déjala pasar que va fuera". Yo estaba dispuesto a detener aquel balón fácil para mí pero por hacerle caso a su artimaña antideportiva (y es que el citado Galo no era nadie de fiar) dejé pasar el balón que se metió en la portería junto al poste. Si no llega a ser por aquella traición de Galo Paredes Jaramillo (que no se debe confundri con el niño Galito de clase humilde y que era hijo de una empleada de mi hogar) quizás hasta podría haber pasado otra media hora más deteniendo balones.
En la segunda ocasión que demostré mi valia como portero (arquero o golero) fue en otro campo de hierba también bastante grande. Una tarde en que los dos equipos estábamos tan igualados que se decidió, al final, terminar en empate. El caso es que hice algunas paradas de mérito. Especialmente una que taconéo con fuerza un rival creyendo que yo no estaba cubriendo el ángulo de tiro; pero en una estirada sensacional hacia adelante prácticamente le robé el balón de los pies.
Y termino con aquella gran parada que hice en el Parque de La Carolina, lanzándome hacia un balón raso que ya entraba en la portería y que dio lugar a que en la siguiente jugada mi cuñado Diego marcase el gol de la victoria. Recuerdos. Son recuerdos de por qué me llamaban en la Casa de Campo de Madrid el pequeño Iríbar. Iríbar fue un portero del Athletic Club de Bilbao que pasó a la historia como uno de los más grandes a nivel español e internacional de su época y que llegó a ser Campeón de Europa. Pues bien, de aquel ídolo mío llamado Iríbar aprendí, sobre todo, a situarme bien bajo los palos, a tener la colocación justa, precisa y necesaria para estar siempre atento a la trayectoria de cualquier balón. De él aprendí que, tanto en el tiunfo como en el empate o la derrota, un portero debe ser siemrpe un baluarte, un capitán, un líder de su  defensa y, de paso, del resto de su equipo. Si desde la portería sabes colocar a tus defensas y sabes situarte siempre en el ángulo adecuado para atrapar, con el menor esfuerzo posible, un balón... eres mejor portero que el que siemrpe se tiene que estar lanzándose por los aires porque está mal situado en la portería. No es necesario estar siempre haciendo "palomitas" en la portería porque eso demuestra que no estás cuidando bien el ángulo de disparo del delantero rival y, aunque parezca lo contrareio, crea inseguridad en el equipo. Si demuestras serenidad y buena colocación eres un punto de elevada moral para el resto de tus compañeros a no ser que te toque jugar con un traidor como Galo Paredes Jaramillo que allá su conciencia... porque la mía quedó limpia aquella tarde en la cancha del Doctor Jaime Álvarez Del Castillo.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Página de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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