Encuentro con los ngeles
Publicado en Jun 20, 2009
Encuentro con los ángeles
Era de madruga, se veían vapores espesos de las alcantarillas, que desprendían olores putrefactos, fermentados por las aguas negras de la ciudad. La iluminación escasa, irrisoriamente, reflejaba en la penumbra una sombra de cansancio, aquella silueta sólo cargaba su instrumento de trabajo y vestimenta; cuya camisa estaba empapada de sudor por el calor insoportable del puerto, después de haber tocado su trompeta durante toda la noche en un grupo musical que amenizaba e invitaba a los clientes a bailar con las damas de la noche del centro nocturno. En un segundo, sin darse cuenta, se le cerraron los ojos de agotamiento, y cuando estaba a punto de caerse, le extraño que, a pesar de estar oscuro, algunos pájaros empezaron a cantar y el tufo fétido se volvió un perfume dulzón, de lactancia, doncellez, ternura y amor: olor de bebé, sobre todo, se estremeció con la presencia de tres niños semidesnudos, quienes caminaban solos por esas calles de miedo, nunca sintió escalofrío, ya que jamás se imaginó que eran espíritus buscando lo que habían dejado inconcluso en esta vida,sino su alma se embriagó de felicidad por su compañía, cautelosamente se acercó a ellos con la preocupación protectora de un progenitor de ochos vástagos, ofreciendo su ayuda para poder encontrar a los padres perdidos, pero ellos sonriendo, le contestaron que, iban a jugar a un inmueble donde los querubines anuncian que la virgen María está esperando a Jesús. Él taciturno, los acompaño hacia aquel local, entre las risas y el resplandor celestial de ellos. Minutos después de haberlos dejado, sorprendido, recordó el espacio donde esas criaturas habían desaparecido sin abrir ninguna puerta, era nada menos que la iglesia, donde los músicos le rlnden homenaje a su virgen santa Cecilia. Presuroso fue a casa para comentar con desconcierto y emoción a sus hijos que, él acababa de ver a los ángeles. Ellos sin entender tal maravilloso acontecimiento, simplemente volvieron a dormirse. Curiosamente, después de cenar con sus hijos, él salía todas las noches a trabajar y ellos lo despedían, diciéndole: !Que le vaya bien con los angelitos y con Dios!..
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Anna Feuerberg
Gracias.
Saludos,
Anita
angela
Mar Sal
Un abrazo
Mar
oculta
Saludos de oculta.