"Guarda este libro, amigo; es digno de ser amado porque es bueno y porque es viejo. Mucho he leído en él, mucho he sentido, mucho he gozado: más que con la algarabía canalla del Can Can, de las botellas descorchadas y de las risas cocotescas; y entre verso y verso mi pensamiento volvió a mi país, a mis padres, a ti, mientras mis ojos -como perdidos en una ensoñación- veían, desde una alta ventana del Boul-Mich, a París dormido en el silencio que turbaba apenas el murmullo del Sena, contando sus secretos de amores y de penas a la alta torre Eiffel, erguida, misteriosa y cabalística como una sombra entre las sombras de la noche" 
Así escribía Felipe Sassone desde la Ciudad de la Luz en 1905. Extraído de su obra DE UN ERRANTE... (Cartas a Jack. Kaleidoscopio de prosas)
 
 Y a este diablo errante siempre le quedarán París y su alorita querida en la mirada