Se vuela casi sin ser notado, pregunto yo: ¿Habrá sosiego en vivir en el aire? la búsqueda de las alturas me ha dado consuelo; fantasmasles ciencias que deforman lo concreto; cuando el aire se desfigura, se manifiesta con su esplendor, cuando se rompen las paredes, uno se siente indefenso; pues, no existe el miedo cuando se acepta el silencio, ni se encierra el alma cuando uno se rompe por dentro; ahora es casi inevitable sucumbir ante el placer, es casi una osadía volver el rostro para mirar la embestida del infinito; se vuela y se sigue volando, solo para saber si está lejos el refugio de la conciencia, para llegar a ver esa fortaleza que proteje a los voladores.
Tengo el recuerdo de cuando no volaba, de cuando caminaba distante y perdido; era largo el camino que inundaba mis ojos, y yo por ahí iba, cazando augurios que asaltaran mi destino; entre todos los pasos, algunos encontraban espinas, otros, el suave equilibrio del sol; miraba sin dejar de asombrarme de los misterios que tiene el mundo, así, como niño miraba; algún adios y una meta que confortara mi humanidad; fue así como en silencio me hice uno con el camino y ya no era más que polvo, polvo del camino; y el viento me llevó, y me hizo volar.
Se vuela cada segundo, cuando ponemos el empeño en ello, se vuela así sin alas ni motores; y el aire nos muestra cuan livianos somos, cuando nos hacemos uno con el camino, cuando comprendemos que somos efímeros, buscando lo desconocido.