RECONOCIMIENTO

-1-
Don Alfonso Rodríguez

Pulcro en el vestir, fácil de palabra,
amplia sonrisa y dientes pronunciados,
franco en la expresión, amante de las normas,
comprensivo con alumnos y colegas,
tolerante con todos.
 
No carente de un rigor adusto,
defendió la disciplina y el civismo
como algo cercano a lo perfecto.
Excelente pedagogo y sabio
en sus enseñanzas y argumentaciones.
 
Así recuerdo a don Alfonso Rodríguez
mi maestro de escuela elemental.
Amigo también como ninguno,
con amor paterno
corrigió mis desafueros escolares
de niño indomeñable y tímido.
 
Por él descubrí las emociones
que producen la música y el canto,
el placer del dibujo y la escritura,
el respeto por las matemáticas,
la historia universal y lo científico.
 
Ignoro si aún vive en algún sitio
de esta ciudad arrebatada y bella
que no quiere superar la edad de plomo,
donde habito como un desconocido
mientras voy amansando los leones
que rugen en mi pecho como un trueno.

Donde quiera que vaya, don Alfonso,
le rindo el homenaje merecido
y el más sincero que pueda dar mi afecto,
en tanto siga respirando el aire
que cada vez contaminamos más.
 
-2-
Don José Isaza
 
Betunados zapatos de charol,
un espejo nocturno la corbata,
saco a la medida, bien planchado,
igual que el pantalón y la camisa.
 
Paradigma de templanza y disciplina,
honró su verbo justo y sosegado;
menos festivo quizás que don Alfonso,
fue siempre amable, sencillo y educado.
 
Guía insuperable de las asignaturas
que dictó con un rigor kantiano;
vigilante y atento en los recreos,
buen colega, buen amigo, buen ejemplo
de cualidades actualmente nada usuales.
 
Reconocimiento y gratitud sinceros
por infundirme valores y otras cosas
necesarias en la lucha intermitente
que libro silencioso cada día,
como escudo contra el desaliento.
 
Buen viaje don José, hoy más que nunca,
le desea este alumno descarriado,
que se interna por senderos metafóricos
con una irresponsabilidad que asusta
al más audaz de los poetas vivos.