En el prado se siembra el vitiligo
que es detestado por los cuervos.
No hay necesidad de espantapájaros
para que cuide de los maizales pardos.
Los cúmulos inundan las techumbres
poníendo las semillas de lo que serán cirros.
Los cerros son ilusiones degradantes
donde refulgen algunos palafitos.
Y sobre el mal olor de los campos en vértigo
el obrero tiende a sembrar enfermedades.
La malaría florece en forma de girasol
y el dengue es como una yerba endémica.
Por eso mueren joven los nativos
y viven en estrago los neonatos.
Y en los lugares donde hay rancheríos
los cadáveres se dan como diamantes.