Las frescas riberas de tus ojos se abrieron en el eje de la mañana, cuando todos los gorriones acudían a beber sus sedientas existencias. Fueron los momentos en que yo bajé, al sonar los clarines del alba, para encontrarme con las sirenas de tu pensamiento. Acudí al aviso urgente de sus cantos expandidos entre los floridos y frescos arbustos de tus riberas.
Bajé de los montes de mi Sueño para encontrarme con algo mucho más volátil y pasajero; para acompañarte en el viaje de la vida; para llenar tu divino bosque misterioso de flores terrenales; para abrazar tu misma Fe... esa Fe que se entrega al Sueño como el maíz se entrega a las palomas. Te encontré bañada de esas creencias en que los días se llenan de colores.
En tus ojos contemplé el brillo de aquellos tonos donde vivir es contar una narración o un larguísimo poema. Por eso fue en ellos donde bañé las esperanzas de nuestro común futuro. Entre agua de amor esperamos renacer para los nuevos sentires (claridades de poetas) donde existir sólo es caminar por las vías del retorno. Por causa de su caminar bebo los sanos sabores de la vida.
Sin creer en los falsos profetas hemos hallado la profecía del Amor venido, también, a beber en las frescas riberas de tus ríos.
Desde esas riberas amo la percepción de los sentidos; allí donde los demás no alcanzan a encontrarte. Por eso me siento tan distinto del pasado que sólo pienso en el futuro de cada presente.
En esas riberas tuyas es donde me alimento de pensares y existencias. En ellas encuentro el sentido que los escritores graban en las hojas de los álamos para que el viento del otoño lo extienda por los caminos donde viajan aquellos vagabundos que sólo saben de sonrisas de la única riqueza que adoran: La Libertad.
Libertad para rellenar los bolsillos del tiempo en que se encuentran todos los objetos de la imaginación: una pipa, una pluma de faisán y un libro.
--- Una pipa para componer realidades.
--- Una pluma de faisán para volar por el mágico espacio del ensueño.
--- Un libro para leer la experiencia.
Y entre fuego, aire, agua y tinta nos convertimos en los nuevos filósofos del anochecer; allá cuando los relojes humanos nos empujan a la llama ardiente de lo divino y eterno.
En ese libro de mi propio caminar es donde escribo, en sus márgenes, las palabras de tu conocimiento; fermentando, como todos los enamorados bohemios, la mezcla del fuego, el aire y el agua de tu cuerpo, hasta convertirlos en esos nuevos filosofemas donde vivir es hallarte envuelta en las hojas empapadas de las tintas del Sueño.
Filosofemas para encender la ansiedad de tu corazón, a manera de músicas mejores que las baladas del tiempo rutinario. Fuego que ilumine los esquemas de la vida; la existencia vivida en el nuevo cuerpo donde reside el mágico encanto de La Libertad, mezclado entre los bambúes que sólo son luces imaginarias utilizadas para declarar -metáforas de poeta- la nueva filosofía de la Eternidad.
Quemarse en el centro de tus ondas es superar el pasado, donde jamás te engañé, y bañarme sólo en tus ojos. Te propongo la Nueva Libertad: "Libera las herencias de tu sangre hasta convertirlas en los juegos naturales de tu alma".
Acompañarte en ese espacio es inflamarme de esparanza hasta conseguir renacer, en este mundo de mi imaginación, en un nuevo habitante de tu planeta. Solo de tu planeta.