La duda enmedio de la batalla
Publicado en Dec 08, 2010
La Fe convierte humanos en soldados
que avanzan con sus lanzas poderosas hacia la niebla, el lugar que habitamos aquéllos que a la guerra no vamos, quienes vimos en carne propia o de amigos el daño que causa pretender astillar con la frente la bóveda de cristal... La Fe mueve dos ejércitos en las sombras, que se buscan sin piedad para destrozarse, necesitan el uno del otro para afirmarse y, sin embargo, se quieren matar. Cuando es tan poco lo que sabemos, que nada sabemos, ni a ciencia cierta ni por transmisión genética, cuando estamos pero solo por estar, cuando no hay razón nuclear, ni física que aguante lo que desvelar querríamos, cuanto daño no han de hacer las adhesiones inquebrantables, ya sea a unos cuentos, o a un negar... Si nada sabemos, ¿Por qué el ponernos tan tiesos? Tanta ferocidad en lo que buscamos... si ni siquiera es seguro que haya nada que buscar. La Fe es la más absurda negación del razonar de uno mismo, es lanzar por la borda el intelecto heredado, tanto sufrimiento no puede resultar en vano, si el costoso arrastrarse del ser humano, su doloroso reptar, todo cuanto ha debido hacer fuera de poción mágica, milagro, mano divina, hoy en día, seres más afortunados, nos negamos a toda la valija guardar, a estudiarnos, y sobretodo a pensar... Solo el miedo o una ignorancia falaz puede borrar de nuestro cerebro lo que casi es un mandato, una voz que recorre los tiempos: húndete en la ciénaga de las dudas, avanza un poco más, aunque la luz no vas a ver. Más no entregues tu libre pensar, no te quedes sin nada, aún cuando, por eso, por estar ya sin nada, consideres estar con Dios, que es el primer anhelo que tuvo el hombre, pero quizás ninguna otra cosa. Creer es perder... me temo.
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