Indulgencias
Publicado en Dec 08, 2010
…enjuagué mi conciencia en la pileta de las indulgencias,
y ahora me siento renovado. …nadie consiguió erosionar mis libertades. …nadie logró monitorear mis apegos y mis intimidades. …nadie, con pandero y diezmo en mano, alcanza criminalizarme. …no tuve miedo para mostrarme conforme a mis afectos y desafectos. …ni las aderecé con ilusorias costumbres humanas. …no tomé en cuenta los prejuicios y nadie, absolutamente nadie, puede olfatearme mis entrepiernas para averiguar lo que me deleita y lo que no me gusta. …porque nadie, absolutamente nadie, conseguirá desalojar al huésped que mora en mi cerebro. …porque no me interesa si me he de ganar un viaje al mismísimo infierno de ida y sin vuelta. …de algo estaré seguro, que allí, en el mismísimo abismo, me encontraré con algunos de ellos, los que me crucificaron, y hoy llevan una cruz de oro y un fusil en mano. …sí, jaboné mi conciencia, con mis propias emisiones seminales, y el día de hoy sé de lo que estoy hecho.
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