"Lady Blue" (Dama Azul) PELÍCULA - 6
Publicado en Dec 13, 2010
CUARTA SECUENCIA.
Escena Número 7 - Toma Número 1 Sala / Interior / Mañana Con película de rojo claro, la cámara se centra en un primer plano de "Lady Blue" cuando ya tiene 12 años de matrimonio con Juanito Wagner Schutz y está viendo la televisión. La cámara pasa por un plano medio, un plano americano y un plano general de ella para luego enfocar al televisor donde María está contemplando el momento en que Rita Hayworth realiza el "streap-tese" del guante en la película "Gilda" de Charles Vidor realizada en 1946 hasta que recibe la famosa bofetada. Toda la Escena dura 5 minutos. Escena Número 8 - Toma Número 1. Habitación / Interior / Tarde. La cámara enfoca un plano general de Maria de Sotomayor "Lady Blue" y su esposo Juanito Wagner dentro de la cama matrimonial. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¡Me engañaste vilmente, Juanito!. Llevamos doce años de matrimonio y no me has dada ni tan siquiera uno de todos esos hijos que decías que me ibas a realizar. Eres un falso, un hipócrita y, lo que es peor, un impotente. JUANITO WAGNER.- Espera, dame otro oportunidad por favor. No es que sea un impotente, lo que sucede es que tu cuerpo me bloquea... me bloqueas toda tú con tu belleza en el momento más importante de la erección y me quedo sin fuerzas sexuales. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¡La verdad!. ¿Quieres que te diga la verdad o quieres que siga mintiéndote descaradamente?. Ni me preñas ni me das placer. Simplemente no sabes hacer el amor en cuanto llega la etapa del sexo. Muchos mimos, muchos te amo y eres la hembras más hermosa que jamá conocí, mucho aparentar ser un macho pero ya lo sabes, ni me dejas encinta nunca ni me das placer alguno. Todo lo haces rápido y cuando llega la hora de la verdad ni un solo orgasmo sacas de mi cuerpo. Ya me he cansado de disimular. No me vales como macho y lo peor de todo es que mentiste dicéndome que eras viril. JUANITO WAGNER.- ¡La culpa no es mía, "Lady Blue"!. ¡La culpa es tuya porque no dejas que mantenga el ritmo!. ¡Quieres la penetración rápida y así no podemos funcionar y, además, sólo me dejas intentarlo una vez a la semana!. Yo me pongo nervioso porque tú me pones nervioso. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¡No sigas mintiendo más!. ¿Tú crees que un hombre que está pensando en su cuenta corriente cuando hace el amor es un hombre capacitado para preñar a una mujer como yo?. No. Yo no tengo la culpa, Juanito. Naciste con esa dificultad de erección porque sólo naciste para hecer negocios económicos pero no para hacer la cantidad de hijos que me prometiste. ¿No decías que íbamos a tener por los menos dos bebés masculinos y dos bebés femeninas?. ¡Eres de esos que, sin mirarse al espejo, se creen capaces de hacer heroismos con un cuerpo como el mío!. JUANITO WAGNER (Implorando).- No me critiques más por favor... ¿no ves que cuando veo tu rostro excesivamente sexy me provocas la coacción?. Sí. Me cohibe tu belleza y no puedo eyacular por más que lo intento. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¡Deja de decir sandeces!. Mi rostro enerva a muchos hombres cuando los veo pasar a mi lado por las calles, cuando me lanzan piropos tan verdes que me hacen sonrojar... y yo... siempre pensando en ti... en que en algunas de esas contadísimas ocasiones en que lo hemos intentando has demostrado una impotencia total. JUANITO WAGNER.- Dame más oportunidades, por favor... crea en mí el entusiasmo suficiente en vez de esa frialdad con la que me tratas cuando nos metemos en la cama. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Pero no decís los conquistadores de hembras que del primer intento dejáis preñada a cualquier mujer?. Eres uno más de esos mitos hablantes que a la hora de la verdad se les va la fuerza por la boca. ¡Ni besar bien sabes!. JUANITO WAGNER.- Me obsesionas. Me aturdes. Me bloqueas. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Sigues diciendo estulticias. Si no eres capaz de tomarme como se debe tomar a una hembra es que no eres ni la cuarta parte de lo macho que has estado intentando que yo creyera... pero te voy a desvelar un secreto. JUANITO WAGNER.- No hay ningún secreto. Soy de ascendientes hebreos y los hebreos no somos impotentes. No es cuestión de nada de eso. Es cuestión de tu enorme frialdad en que me envuelves cuando llega la hora de la verdad. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Sí que hay un secreto... ¡ya lo creo que hay un secreto!. ¡Me casé contigo sin ninguna clase de amor por ti; sino para seguir gozando del lujo materialista!. Cuando entro en la cama contigo sólo soy un objeto frío y vacío... ¿pero qué haces tú para encenderlo y volverlo llama roja y explosiva?. JUANITO WAGNER.- Es que en las contadísimas veces que lo hemos intentado tú jamás has puesto nada de tu parte. ¿Cómo quieres que encienda el volcán de tus pasiones si es como si estuviese intentándolo con una estatua marmórea de Praxísteles?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Deja ya de un lado tu intelectualidad. Estatua marmórea soy y tu deber es convertirme en Venus ardiente y revivida. Pero tu forma de besar es tan deplorable que es como si estuviese besando a una cebolla... ¿y tú crees que besando así vas a despertar en mí todo lo que tengo de hembra ardiente?. JUANITO WAGNER.- ¡No me entiendes nada en absoluto!. ¡Claro que soy un profundo intelectual y tú sólo una niña caprichosa!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Si te crees tan profundo... ¿por qué no profundizas ya de una vez en mis entrañas?. Ahora... ¿quieres o no quieres saber el secreto de nuestras escasísimas relaciones sexuales?. JUANITO WAGNER (compungido).- No me metas miedo, María, no me metas miedo... ¿no ves que intento por todos los medios hacerte feliz?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Pues ese es el secreto. Que me casé contigo sin amarte para nada en absoluto. ¿Crees que un hombre al que no amo para nada puede hacerme feliz de verdad?. Eres como el aceite en un vaso de agua. Yo soy el agua y tú el aceite y por eso te quedas siempre en la superficie. Por eso... porque no te amo en absoluto... no puedes ser más que un impotente nada más. Y el caso es que lo sabía. Sabía que me estabas mintiendo pero forcé hasta el máximo mi venganza y hemos salido perdiendo los dos. ¿Cuántas relaciones sexuales verdaderas hemos tenido en estos nuestro doce años de fecunda juventud?. ¿Cuatro?. ¿Cinco?. ¿O seis acaso?. JUANITO WAGNER.- ¡Yo intenté que fueran muchas más!. MARIA DE SOTOMAYOR.- ¿Lo intentastes?. ¡Ni una sola vez hemos hecho el acto sexual verdadero!. ¿Y sabes por qué?. Porque no te has casado con María de Sotomayor Campoamores sino con Carlota Schutz Bauer?. Sí. Te has casado con tu madre en vez de con una hembra poderosa. Tienes un complejo de Edipo tan grande y tan fuerte que te impide la erección dentro de mi organismo. Sabía que íbamos a ser dos frutraciones en medio de un naufragio pero me quise mentir a mí misma. Quise creer que lo que me dijiste podría ser posible aunque yo fuese para tí siempre una estatua de mármol de Praxísteles como has dicho. JUANITO WAGNER.- ¡No!. ¡No digas eso de mi madre!. Ella es portadora de una estirpe y yo sé que tengo capacidades viriles para seguir ampliándola. Yo no tengo ninguna clase de complejo. MARÍA DE SOTOMAYOR (Irónica).- No sólo tienes complejo de Edipo sino que tienes el complejo de querer ser como tu padre. Mirémonos los dos juntos en un espejo completamente desnudos. ¿Te atreves ahora mismo?. ¡Es para que te des cuenta que hablando de cuerpos hay tal infinita distancia entre los dos que no tenemos ningún punto de contacto erótico ni sensual. ¡Venga!. ¡Atrévete a compararte conmigo!. JUANITO WAGNER (Asustado).- ¡No, por favor, María!. ¡No sigas creando más locuras y no nos destapemos ahora!. Ahora es la hora de saber en realidad por qué te casaste conmigo y no andar con demostraciones físicas. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¡Vaya!. ¡Parece que ya vas entendiendo!. ¡Te da miedo la comparación porque yo soy un volcán y tú tan siquiera un riachuelo sin importancia!. ¿Por qué no me dijiste que eras impotente de satisfacer a una mujer?. Pero... yo creía que no... que sólo eran habladurías de Jorge Galán Apolo. Y ahora ¿qué hacemos, Juanito?. ¡Ahora que hacemos sin descendencia alguna que nos sirva de consuelo!. JUANITO WAGNER.- Tu naturaleza me aturde, María. Yo estoy acostumbrado a admirarte pero me es imposible satisfacerte porque estás siempre muy lejos de mí. Es cuando me pongo nervioso e intento aprovechar las escasísimas ocasiones en que puedo gozarte. MARIA DE SOTOMAYOR.- ¿Gozarme a mi?. Yo sólo busqué que me dejaras preñada tantas veces como me habías prometido... pero sin gozo... sin gozo... ¿por qué tengo que dar gozo a un hombre al que detesto con todo mi corazón porque me ha mentido desde el primer día en que me conociste?. Sin gozo, sin el placer de los orgasmos, se pueden tener hijos si el varón es un varón verdadero. Pero hazte una pregunta... ¿de verdad qué capacidades sexuales tiene un hombre que no posee del erotismo más que las definiciones que otorga el Diccionario?. ¿Te atreves a comprobarlo desnudos los dos frente a un espejo?. JUANITO WAGNER (temblando de nervios y miedo).- ¡No!. ¡Por favor!. ¡Basta ya de humillaciones!. ¡Ni se te ocurra destaparte ahora!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿De qué tienes miedo?. De saber que estás a años luz de distancia entre tu cuerpo y el mío o a que te des cuenta de que las apariencias sólo son apariencias... JUANITO WAGNER.- ¡Me estás dando muy poco espacio para mi voluntad propia!. ¿Qué estás buscando?. ¿Mi infelicidad total?. MARIA DE SOTOMAYOR.- Jajaja... nada de eso... sólo que me da risa que alguien cómo tú haya mentido tanto ante el tema de su virilidad. Por eso te elegí a ti... para demostrar a mi propio padre que no podría doblegarme a sus caprichos. El día que se me antoje seré mujer por un día. JUANITO WAGNER.- ¡No te entiendo!. ¡Cuando hablas con enigmas no te entiendo!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Escúchame bien Junaito, sabrás mucho de Economía y leerás quizás hasta seis libros de filosofía por semana... pero lo que es en psicología femenina eres un cero a la izquierda porque tu mamacita te dejó castrado de posibilidades. Sigo insistiendo en que yo me casé contigo creyendo que eras fértil pero no por amor. Me parece que tu terquedad es algo parecida a la mía... pero la diferencia es que yo todavía puedo permitirme el lujo de reír mientras tú permaneces atadito a tu complejo de inferioridad. ¿Es por eso por lo que cuando vamos por las calles no me sueltas de la mano como si fueses un bebé acompañado de su mamacita?. Si tuvieses personalidad varonil me agarrarías alguna ve de las caderas o me echarías un brazo por encima o hasta te pararías en medio de la acera y me besarías con pasión. Pero ¡qué va!...¡que iban a decir los jefes de tu oficina y tu padre, tan ortodoxo con el hebraismo castrador!. JUANITO WAGNER.- Escucha María, no tengo ganas de seguir discutiendo. Ya son las primeras horas de la mañana y me esperan en la oficina. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¡Claro!. ¿Y seguirás engañando a todos diciendo que yo he decidido no tener hijos jamás?. ¿Verdad que esa es la excusa que les pones a todo en vez de decir que no puedes dominar mi cuerpo para nada y que cuando tienes que enfrentarte ante lo que protegen mis muslos no sabes cómo se introduce de verdad a una hembra como yo?. JUANITO WAGNER.- ¡Debí haberme dado cuenta desde el principio de que sólo eres una mujer enloquecida y llena de venganza!. Si sabías que yo no te servía ¿por qué no elegiste mejor a Jorge Galán Apolo?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Jorge?. ¿Tú crees que Jorge vale más que tú?. No es mala idea poder compararos. Resultáis igual de patéticos los dos. JUAITO WAGNER.- ¿Cómo insinuas tan siquiera comparar a Jorge conmigo?. Él sólo es una bestia parda. Tanto músculo sólo le sirve para ser esclavo de las apariencias. Quitale los músculos y ¿qué te queda". Un ser vacío y vanidoso. Un Narciso mirándose al espejo para ver lo guapo que es. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Al menos no se opondría a mirarse conmigo, ambos jntos y desnudos, al espejo... JUANITO WAGNER.- ¡Ya está bien "Lady Blue", ya está bien de divertirte a mi costa!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Te equivocas. En estos doce años de relaciones no he tenido ni tan siquiera un par de minutos de diversión contigo. Eres un aburrido contador de dinero y en las fiestas a las que me llevas sólo son fiestas de comadres y compadres. No. Ni he sido feliz contigo ni lo seré jamás. JUANITO WAGNER.- Entonces ¿por qué no le elegiste a él?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Te lo voy a decir con total sinceridad: te elegí a ti por dos únicas cuestiones: la primera porque a mí nadie me impone ningún sentimiento en vontra de mi voluntad y esa ha sido la lección que he dado a don Pedro de Sotomayor y Santa Cruz y a una tal Alicia Campoamores Schopenhauer que dice ser mi madre... JUANITO WAGNER.- ¿Y la segunda?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¡La más poderosa, Junaito, la más poderosa!. Se llama Salvador Chica Ganalá y es la única fuerza verdadera que late dentro de mi corazón. JUANITO WAGNER.- Adiós, "Lady Blue", me voy a trabajar todo el día. Tengo tantos balances por hacer que no me esperes esta noche. Mejor sería decir que no me esperes ninguna noche más... ¿para qué?... ¿para qué sirven las noches estériles y muertas?. Si eres de Salvador yo nunca podré ser tu vida. Sálvate si estás a tiempo. Adiós. Escena Número 8 - Toma Número 2 Habitación / Interior / Noche La cámara enfoca un plano general de la habitación de ella en donde se sencuentran, tumbados en la cama María de Sotomayor Campoamores y Jorge Galán Apolo. Jorge viste un blue-jean de color negro y de la marca Pepe, con camiseta roja de la marca Lacoste y unas zapatillas blancas de la marca Puma. Ella viste un superminifalda blanca y un jersey de lana de colo amarillo de la marca Diesel. Tiene guantes negros que le llegan casi hasta el codo y calza zapatos altos de tacón de aguja y medias de color beige hasta las caderas. JORGE GALÁN.- ¡Sabía que al final serías mía, "Lady Blue"!. ¡Me encanta llamarte "Lady Blue" porque me suenas a walquiria del Walhalla!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿De verdad estás convencido de que podemos formar una pareja de amantes en secreto?. JORGE GALÁN.- El secreto ha sido siempre mi forma y manera de conquistar a las diosas como tú. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Y en qué lugar de todas las diosas que han caído en tus poderosos brazos me situarías a mí si es verdad lo que dices?. JORGE GALÁN.- En el amor vale tanto la mentira como la verdad cuando la consecuencia final vale la pena. No es un dicho mío sino de mi padre. Pero, enfin, ¡tú serás la figura central de mi Walhalla!. ¡La diosa mayor!. ¡Más importante que Freia, la diosa de la belleza y la juventud!. ¡No me vendrá mal pasar una noche contigo antes de prepararme para los próximos Juegos Olímpicos!. ¡Esta misma noche te tomaré y conquistaré, así, la primera medalla de oro de mi futura colección!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Parece que la palabra conquista sigue siendo la primera palabra de tu particular diccionario... ¿no es así?. JORGE GALÁN.- ¡Así es preciosa!. Mi diccionario empieza por la palabra conquista y termina por la palabra victoria. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Siempre me pareciste un verdadero inculto fanfarrón pero, ahora, me parece interesante lo que dices y con lo que me confirmas lo que yo creía. Todo un triunfo varonil ¿no es así?. ¿En dónde colocas a la palabra triunfo?. JORGE GALÁN.- En el centro exacto de él. Mi diccionario personal sólo se compone de conquista, triunfo y victoria. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Conquista de la hemnbra, triunfo sobre la hembra y victoria ante la hembra que sale derrotada... ¿verdad, machista?. JORGE GALÁN.- Claro que soy machista pero veo que eso a ti ya no te importa. Bien. Está bien. ¡Esta noche serás la hembra ansiada con quien tengo que gozar y vengarme de tu impotente esposo!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Crees de verdad que una bella mujer hermosa no tiene más recursos que el sometimiento a un macho?. ¿Sabes cuál es la meta anhelada de una mujer como yo?. ¿Crees de verdad que esa meta eres tú?. JORGE GALÁN.- Tu padre sabe que sí. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Mi padre y yo somos dos polos opuestos; nos atraemos mutuamente para que uno salga victorioso y el otro salga derrotado. Y a mi padre ya le he derrotado desde hace doce años. Si ahora nos descubre juntos se llevaría la mayor decepción moralista de su larga vida. Para él la honra de su honra pasará de largo cuando me vea durmiendo contigo. Ahora sólo acepta ya la moralidad. Algo es algo... ¿y sabes qué quiere decir eso?. JORGE GALÁN.- Que fue humillado en su amor propio cuando te casaste con Juanito Wagner y que no admitirá ahora que yo haga el amor contigo porque su honra es lo único que le queda por salvaguardar de entre todos sus falsos moralismos. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Vaya... Quizás sea que mi adorable presencia te esté haciendo comprender por qué te he llamado para que pases la noche conmigo. ¿Qué será de él, de lo que queda de su autoritario egoísmo dictatorial cuando se entere?. JORGE GALÁN.- ¿Sólo quieres conseguir, a través de mí, la mayor vergüenza para tu padre?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Nada más. JORGE GALÁN.- Parece que empiezo a entender. Después de nuestra aventura todo su mundo de apariencias moralistas quedará hecho añicos. ¿No es eso?. MARÍA SOTOMATOR.- Sí. Pero habrá algunas cosas inesperadas que ni tú ni yo nos podemos imaginar. Ahora es fiesta. Mañana no lo sé... JORGE GALÁN.- Escucha... ¡nunca me han interesado para nada las mujeres que han poseído buena o mala voluntad!. ¡A mí lo único que me interesa es gozar de ti!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Te gustaría gozar de mí pero no conmigo, cierto?. JORGE GALÁN.- Cierto. Si gozas tú o no gozas tú no es de mi incumbencia. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Eso es conquistar a la materia, triunfo sobre la materia y victoria contra la materia. ¿Eres tan rápido en la cama como en las pistas de atletismo?. JORGE GALÁN.- Eso es para mí el amor. Una corrida nada más. MARIA DE SOTOMAYOR.- Pues eso no me parece a mí interesante. Es como si lo hicieses con un pavo real según los que dicen los psicólogos de la sexualidad. Todo tu mundo, como cualquier otro mundo de donjuanes es una homosexualidad en sus íntimas convicciones. JORGE GALÁN.- ¡Vaya!. ¡Déjate de psicologías que no entiendo ni me interesan entender!. A mí lo que me interesa es meterme en la cama contigo. Lo demás puede ser verdad pero no me asusta. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Para que goces conmigo dentro de mi cama debes comprender dóndes estás, con quién estas y qué quieres de verdad hacer pues, en caso contrario, habrás perdido la batalla. JORGE GALÁN.- ¡Jamás he perdido ni una sola de mis aventuras!. MARÍA DE SOTOMAYRO.- ¿Quién eres?. ¿El pistolero más veloz del Oeste?. ¿Tan fantásticamente bien manejas tu pistola?. JORGE GALÁN.- ¡Por supuesto!. No lo pongas en duda. ¡Así que entremos ya en acción!. MARIA DE SOTOMAYOR.- Te voy a demostrar que el pistolero más rápido del mundo siempre se encuentra, alguna vez, con un pistolero más rápido que él y lo mata. Es ley de vida, queridito Galán. Ley de supervivencia si lo quieres mejor dicho. JORGE GALÁN.- ¿Es que estás pensando que hay alguien mejor que yo?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- No lo estoy pensando. Lo estoy afirmando y está muy cerca de ti. JORGE GALÁN.- Muy cerca de mí sólo estás tú. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Te equivocas. JORGE GALÁN.- ¡Ya estoy entendiendo!. ¿Es que crees que ese tal Salvador está pensando en tí después de estos doce largos años de ausencia y sin que sepas nada de él?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- No van ahora mis pensamientos por ese camino. No estoy pensando en él. Lo que te ofrezco es para que te enteres de la verdad y descubras que en las relaciones sexuales ni hay ni victorias ni derrotas sino ganadores y perdedores. Quiero hacerte un strep-tease para que te calientes un buen rato... ¿me entiendes?. ¡Después ya veremos qué sucede!. ¿Aceptas el combate o abandonas?. Quien te está hablando no es Salvador sino yo misma convertida en pistolera. JORGE GALÁN.- Yo nunca jamás he abandonado un combate. MARÍA DE SOTOMAYOR.- En las relaciones entre un hombre y una mujer y no sólo en las relaciones sexuales, cuando se entra en el tema del machismo siempre hay alquien que gana y alguien que pierde. Entonces... ¿te lanzas a la aventura de contemplar mi strep-tease calienta pistolas?. Lo voy a realizar sólo para tí. JORGE GALÁN.- (Totalmente perdidos los nervios).- Nadie... nadie ha jugado conmigo... de esta manera... MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Pero no eres el mejor?. Demuestrámelo entonces. Ya veo que sudas más que un cerdo. No sé si por nervios o por cobardía o porque en verdad sólo eres un cerdo. JORGE GALÁN (limpiánodose el sudor con un pañuelo y totalmente salido de sus casillas).- ¡¡Vamos!!. MARÍA DE SOTOMAYOR (Mientras empieza a hacer un strep-tease muy lentamente, subiéndose a la cama frente a Jorge).-¡¡Tú lo has querido, querido!!. Escena Número 8 - Toma Número 3 Habitación / Interior / Noche. La cámara realiza una toma giratoria general de María de Sotomayor que se encuentra terminando su streap-tease de pie en la cama, ya sólo está con sus prendas íntimas puestas, el sostén y las bragas y las piernas abiertas, mientras Jorge Galán está mudo, sin habla ante aquella excelsa belleza. En esos momentos la cámara enfoca la puerta que es abierta, bruscamente, por Don Pedro de Sotomayor y Santa Cruz. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¡María!. María vengo a pedirte... ¡¡pero qué es esto, indecente!!. MARÍA DE SOTOMAYOR (Volviéndose hacia su padre pero sin bajarse de la cama).- ¿Qué haces tú aquí?. ¿Por qué te atreves a entrar en mi alcoba sin pedir apenas permiso?. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¡¡Vístete de nuevo ramera!!. MARIA DE SOTOMAYOR.- ¿Por qué me llamas ramera?. ¿No es esto lo que tú querías?. ¿Vísteme tú si quieres ya que tan poderoso eres?. ¿Te da miedo ver a tu propia hija a punto de cumplir tus más íntimos deseos?. ¿No eras tú el que odiabas a Salvador y renegabas de Juanito?. ¡Aquí estoy yo!. ¡La que tanto querías que cayese en brazos de Jorge Galán Apolo!. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¡¡No sigas, desvergonzada!!. ¡¡Bájate inmediatamente de esa cama!!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Quién me va a obligar a bajar de mi propia cama?. ¿No querías conventirme en esto o te da miedo que sea yo la que cumpla tus deseos?. ¡Yo!. ¡Lady Blue!. ¡La Dama Azul perteneciente a la más alta nobleza del país a punto de mezclar su sangre con la fuerza, la fuerza que tanto adoras!. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¿Pero no te das cuenta de que ya eres una mujer casada?. ¡Baja de la cama y vístete de nuevo!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Es que ahora te vas a echar para atrás?. No estoy desnuda... ¿pero no era tu capricho que yo estuviera toda desnuda para Jorge Galán Apolo?. ¿No era esa tu prepotente decisión?. ¿Por qué ahora quieres impedir lo que con tanto anhelo me pedías?. ¿No crees que soy lo suficientemente valiente para cumplir?. ¿O acaso dudas de que puedo llegar hasta el final?. PEDRO DE SOTOMAYOR (Desesperado).- ¡¡Basta!!. ¡¡Basta!!. ¡Y yo que había venido a pedirte perdón!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Pedirme perdón por querer cruzar su sangre con la sangre de los Galán?. A vosotros los racistas no hay quien os entienda pero yo entiendo bien... entiendo bien que tu doble moral tenga ahora prejuicios de conciencia. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¡¡Bájate de la cama inmediatamente y deja ahora las cuestiones de la conciencia en el pasado!!. ¡Te casaste con alguien en contra de mi voluntad pero te casaste y eso es un juramento público que nunca un Sotomayor ha traicionado!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Traición?. ¿Y tú me llamas tracionera cuando me impediste cumplir con lo que mi corazón amaba?. JORGE GALÁN.- Don Pedro... por favor... que yo no quería... PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¡¡Cállate, imbécil, si no fuistes capaz de conquistarla antes de que se desposara no eres digno de ser mi favorito!!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Bien es verdad que siempre supe que Jorge Galán era sólo un imbécil... pero resulta que todos los machistas conquistadores de mujeres hermosas sólo son imbéciles nada mas. Ya es tarde... PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¿Tarde para qué, desvergonzada?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Tarde para corregir lo que hace doce años me obligaste hacer. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¿Que yo te obligué a casarte con Juanito Wagner?. MARIA DE SOTOMAYOR.- Eso es precisamente lo que querías. Nietos fuertes y varoniles, nietos con poder económico y social, nietos pertenecientes a la raza superior. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¡Jamás te ordené que te casaras con un importente y deforme como Juanito!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¡Entonces deja que se consuma tu enorme deseo de racista sin escrúpulos. ¿O es que ahora, de repente, te han entrado los escrúpulos en tu conciencia?. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¿Pero acaso eres tan inconsciente que no te das cuenta de que lo que vas a hacer es un adulterio?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- No. ¡No lo estás haciendo por mí!. Otra vez de nuevo lo estás haciendo por tu vanidad, por tu soberbia, porque no quieres ser señalado con el dedo público de la alta sociedad como el padre de la ramera adúltera... PEDRO DE SOTOMAYOR (poniéndose de rodillas).- ¡No sigas con esta locura por favor, te lo pido aunque sea de rodillas!. ¡Hazlo por el honor de los Sotomayor y los Campoamores!. MARÍA DE SOTOMAYOR (sin bajarse de la cama).- Ya veo que ahora te arrodillas ante mí cuando ves que estoy dispuesta a seguir hasta el final. ¡Pues no!. ¿No te da vergüenza ahora a ti arrodillarte ante la que un día, junto con tu querida esposa, maldecistéis con vuestra boca?. Sólo me queda decir aquello que dijo ya en el siglo diecisiete Juana de Asbaje y Ramírez, conocida más como Sor Juana Inés de la Cruz: "Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis". JORGE GALÁN.- Por favor, por la Santa Religión, yo no sé cómo resolver este conflicto. PEDRO DE SOTOMAYOR (Sigue arrodillado y no hace caso a Jorge) Por la Santa Religión, te ordeno que bajes de la cama inmediatamente y te vistas como una señora decente. Porque si de decencia me hablas yo te recuerdo lo que dijo el gran Aristóteles: "Cuanto más nos inclina la naturaleza a los placeres, tanto más propensos somos a la licencia que a la decencia". MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Decencia me estáis pidiendo ahora usted y su señora esposa?. PEDRO DE SOTOMAYOR (poniéndose de pronto de pie y rojo de ira).- ¡¡Haz el favor de tener más respeto por tu padre y tu madre mientras estés en esta santa casa!!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Me pedís respeto cuando nunca respetásteis mi decisión?. ¿Qué doble juego de falsa moral es cuándo usáis la Santa Religión según vuestras conveniencias?. ¡Ahora que estoy a punto de consumar lo que tanto anhelábais me queréis sacar los colores a mí, a quien no tuvistéis nunca en cuenta nada más que como el objeto más hermoso de vuestra colección de seres humanos!. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¡¡Al menos ten el pudor de cerrar las piernas!!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Cerrar las piernas?. ¿Acaso se puede concebir un hijo fuerte y saludable con las piernas cerradas?. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¡Estás loca, Maria... definitivamente te has vuelto loca!. MARIA DE SOTOMAYOR (que sigue con las piernas abiertas).- No más loca que vuestro mundo... ese mundo que habla se hombres machos y valientes que conquistan a las hembras más hermosas que encuentran en este camino de las desvergüenzas. Hablas de licencia y sois los más licenciosos de todos. Pero eso sí... la honra... siempre la honra por delante aunque no la honradez. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¿Qúe sabes tú de la diferencia existente entre honra y honradez?. MARIA DE SOTOMAYOR.- Como tanto nos gustan las citas famosas a usted y a mí solo digo dos para aclarar el asunto. Séneca dijo: "Despreciable honra es la que en la ociosidad se granjea". Y William Shakespeare señaló: "Ser honrado tal como anda el mundo, equivale a ser un hombre escogido entre diez mil". Para que sepas que sé diferenciar claramente ambas cosas cuando la falsedad habla por la boca. No soy ya aquella niña inocente de siete años de edad que soñaba sólo con el baile de Cenicienta, el ballet de Romeo y Julieta ni el vals del Danubio Azul bien sujeta entre tus poderosos brazos. En realidad sólo he sido siempre como Caperucita perseguida por el lobo hambriento. Ese lobo hambriento que tú elegiste por mí y que ahora está dispuesto a comerme definitivamente. PEDRO DE SOTOMAYOR.- No sigas, desclasada. Eres sólo el producto final de una niña malcriada. Ahora me doy cuenta de que debía haberlo arreglado si te hubiese dado unos buenos azotes a tiempo con mi correa. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Eso es lo que ha sido usted siempre. Una violencia. No una violencia física sino una violencia aún peor; la violencia psicológica que siempre usó contra su esposa pero que contra mí se ha convertido en boomerang. JORGE GALÁN.- Dejen ya de hablar de violencia, por favor. Escuche Don Pedro, usted me la ofrecía para mí y es justo que ahora yo goce de ella. PEDRO DE SOTOMAYOR.- Si vuelves a hablarme así de ella te corto la cabeza degenerado. Ya que no supiste defender como hombre lo que yo te ofrecía llora como mujer lo que has perdido. ¡¡Ella está casada, entiendes, majadero!!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Pero estoy casada en contra de tu voluntad. Así que cumplir con tu voluntad, aunque esté casada, debería ser una noticia grata para usted si es que nace un niño viril. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¡Has perdido toda clase de decencia!. ¿Y pensar que yo quería hacer de ti una verdadera princesa de la alta clase social?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Ya lo dijo Luis Gabriel Carrillo Navas: "La decencia y la cortesía deján de serlo cuando se brindan con hipocresía". PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¿Estás insinuando que tu madre y yo hemos sido siempre unos hipócritas?. MARIA DE SOTOMAYOR.- Estoy afirmando que sí... que vuestros pensamientos racistas, xenófobos y machistas son más bien propios del nacismo familiar que de la libertad educativa. Y contra eso lucho. Contra eso y contra todo lo que sea vejación sobre los seres humanos. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¿Y para conseguirlo tienes que convertirte en una furcia?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Sí. Quizás sea necesario serlo para acabar con tanto fango social. Soy simplemente una muñeca ya rota. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¡No sabes lo que dices porque tu locura te hace delirar!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Quizás esté a punto de traspasar la línea existente entre vuestra realidad y mi delirio... pero al fin y al cabo soy así de sincera. PEDRO SOTOMAYOR.- ¡¡Es la última vez que te doy la orden por las buenas o por las malas!!. ¡¡Cierra ya esas piernas, baja de la cama y vístete como una dama!!. ("Lady Blue" baja de la cama, se presenta cara a cara con su padre y se desnuda totalmente. La cámara sólo enfoca las prendas íntimas y pasa a un primer plano de la cara de ambos). MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¡Quizás seas tú el que deseas tener ese hijo conmigo!. (Pedro de Sotomayor reacciona dándole un guantazo a su hija que la hace caer de bruces sobre la cama. La cámara toma un plano general mientras Jorge Galán se levanta totalmente atemorizado) JORGE GALÁN.- ¡Violencia no!. ¡Me voy simplemente derrotado!. ¡No quiero escándalos públicos!. ¡Sólo soy un vanidoso que no ha sabido entender jamás a una mujer verdaderamente bella!. ¡Adiós, Don Pedro, hasta nunca!. Escena Número 8 - Toma Número 4 Habitación / Interior /Noche La cámara toma un plano general de la habitación de María. "Lady Blue" se ha vuelto a vestir por completo y ahora está sentada al borde de la cama junto a su padre en medio de una conversación violenta. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¡Has roto todo el honor familia y nos has hecho pasar verdadera vergüenza!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Yo estoy de acuerdo con lo que escribió Pedro Calderón de la Barca: "El honor es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios". PEDRO DE SOTOMAYOR.- No sigas por ese camino o tendré que vover a darte otra bofetada. ¡Eso es lo que tenía que haber hecho desde que eras sólo una niña!. Abofetearte tantas veces como hubiesen sido necesarias para domarte. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Y cree usted que es ese el camino para educar hijos?. Pura ignorancia. Féodor Dostoievsky, el que escribió "Los Endemoniados", dijo un día que "Es mejor el hombre que confiesa francamente su ignorancia, que quien finge hipocresía". PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¿Otra vez llamándome ignorante?. ¿Es que no vas a aprender nunca a tratarme con el respeto que me merezco?. ¿Qué pasa, en realidad, contigo?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Conmigo?. ¿Que qué pasa conmigo?. ¡Que me han convertido todos ustedes en un viento vacio!. Donde digo viento piense usted que estoy hablando de mi alma. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¿Y hasta dónde deseas llegar por este camino que, según tú, te hemos obligado a seguir?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- A ser sóla una sombra de caminante. Puesto que me habéis roto en pedazos ya sólo me queda ser una sombra, sólo una sombra de mi misma. Una sombra caminante dirigiéndose al vacío, al precipicio de la desilusión. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¿Por qué no asumes, de una vez por todas, tu propia culpa en todo esto?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Y acaso cree usted que lo ignoro?. ¿Acaso cree que lo que hago ahora o lo que haga mañana lo hago de manera inconsciente?. Se equivoca otra vez más conmigo. Estoy capacitada para saber la parte de culpa que me corresponde. Algo que ustedes deberían haber aprendido pero jamás desearon aprender. Ya sólo puedo comunicar mis propios sentimientos e impresiones y aclarar mis criterios desde la soledad en que ustedes me dejaron abandonada. Sí. Soy responsable de mis actos pero más culpables son ustedes de haberme impuesto ese vacío hacia el cual camino. PEDRO DE SOTOMAYOR.- Estoy totalmente desilusionado contigo. Eres un fracaso de mujer... sólo te has convertido en una mujerzuela. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Qué irónica es esta vida. Hombres y mujeres culpando a los demás. Hombres y mujeres sin capacidades de humor suficiente para tomar el aliento que nos produce la risa desde que somos solamente seres infantiles. ¿Así que ustedes son como Pilatos, verdad?. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¡Debí haberte corregido antes!. Comprendo que tu madre haya sido una decepción total para ti... pero... ¿y yo?... ¿Qué he sido yo para tí a lo largo de tu vida?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Mire uted, padre... mire ese espejo donde todos nos tenemos que ver día tras día. Nosotros dos no tenemos nada en común. Somo dos personajes casi inarticulados y lacónicos a la hora de la íntima sensación. Nos hemos comunicado tan poco el uno con el otro que todo nuestro viaje familiar sólo ha sido una mentira, una creencia falsa. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¡Pues yo no!. ¡Yo soy una señal de autenticidad, de sincersidad y de masculinidad. Tengo una hombría probada a través, muchas veces, de la violencia psíquica. MARIA DE SOTOMAYOR.- Eso es. Ahora acierta usted a definir la verdad. Usted sólo es un personaje dramático que crea urgencias continuamente... pero urgencias sin sentido alguno. PEDRO DE SOTOMAYOR.- Ya veo... ¡tú lo que quieres y estás buscando en un duelo a muerte a través de un pleito en silencio para ser más observado y más escarnecedor!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Efectivamente. Eso es. Usted hizo de mí una perdedora y ahora el viento de mi viaje cumplirá como lo que soy. Un muñeca rota porque todos y todas quisieron hacer de mí su sueño. ¿Es que no se dan cuenta de que mi sueño ya no existe pues me lo arrebataron cuando ya lo estaba viviendo?. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¿Otra vez ese desdichado negro llamado Salvador nos separa de nuevo, María?. ¿Hasta cuándo?. ¿Hasta cuándo la sombra de un simple hombre negro nos va a definir como dos desconocidos del uno para el otro?. Ese hombre es sólo un ser simbólico y simboliza la impureza de la rama humana. MARIA DE SOTOMAYOR.- Vuestros racismos, y meto a todos en el mismo talego, me hace recordar a Beaudelaire: "Entre bosques de símbolos va el hombre a su ventura". Lo que sucede que esta vez no son símbolos, señor. PEDRO DE SOTOMAYOR.- Aunque sea tu padre... ¡por supuesto que soy tu señor!. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Se equivoca de nuevo. Le llamo señor como llamo señor al carpintero del barrio, al lechero del barrio o al vagabundo del barrio. Yo soy para usted lo que no se conoce, lo que se oculta, lo que sobrepasa la comprensión y se ubica en el territorio neblinoso del misterio. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¿De qué me estás hablando?. ¿Qué forma de hablar es esa que no te puedo entender?. Si te hubieses preocupado más por ser cómo tu madre no estaríamos ahora en este callejón sin salida. MARÍA DE SOTOMATOR.- ¿Como mi madre?. ¿Me está diciendo que su esposa es un ejemplo para mí?. Mire, señor, y repito lo de señor porque ya somos sólo dos extraños en la misma casa, hay que saber desentreñar los significados de mis misterios a través de una fuerza superior llamada amor. Por eso no dejaré de amarle nunca. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¡¡Pues jamás permitiré que un negro, descendiente de esclavos, entre a mi casa y menos a formar parte de mi familia!!. ¡En ese sentido ni he cambiado ni cambiaré jamás!. Mientras sigas bajo mi techo y yo espero que sigas siempre bajo mi techo hasta que te des cuenta de lo que te estás perdiendo, ese negro jamás entrará aquí!. MARÍA DE SOTOMAYOR (Como si su padre ya no estuviese frente a ella).- Avanzamos entre símbolos de bosques. Todos los árboles me hablan para que pueda comprenderlo todo. Pero son sólo árboles, duros árboles añejos que sólo muestran la decrepitud del paso de los años. Quizás sea que yo tenga que terminar siendo uno más de ellos. Quizás sea la haya nunca hallada. PEDRO DE SOTOMAYOR (preocupado).- ¿Qué te sucede?. Parece como si estuvieras delirando. ¡Vuelve!. ¡Vuelve a la realidad!. ¡Te ordeno que vuelvas a la realidad!. MARÍA DE SOTOMAYOR (siguiendo como ajena a todo).- Dar coherencia a nuestra historia, Salvador, sin saber ni cómo empezarla. PEDRO DE SOTOMAYOR (zarandeando a su hija).- ¡Vuelve a la realidad, "Lady Blue", vuelve a la realidad y olvida a ese negro esclavo de la tierra que nunca será jamás alguien capaz de hacerte feliz!. MARÍA DE SOTOMAYOR (siguiendo en su ensimismamiento).- Armar un sentido sin sentido alguno. Eso es. Un sinsentido que acabe de una vez por todas este significado de la vida tan desconsolador como yermo. Sin hijos me será todavía más difícil pero sin hijos me será también mucho más fácil. PEDRO DE SOTOMAYOR (vuelve a zarandear más duramente a su hija).- ¿Qué te sucede?. ¿En qué universo mental has entrado que yo, siempre tan seguro de mí mismo, ahora no acierto a adivinar?. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Eso es lo que siempre quisiste hacer conmigo. Una especie de bella adivinanza con la que entretener tus caprichos. Pero yo no deseo ser capricho de nadie. Cuando amo a alguien lo amo de verdad y no como vosotros que os amáis porque os tenéis mucha materia que repartir a manos llenas. PEDRO DE SOTOMAYOR.- ¿Qué pasó, cómo, dónde y por qué terminaron de tal forma nuestras relaciones?. MARÍA DE SOTOAMAYOR.- Mire dentro de su alma y sabrá qué pasó, cómo pasó, donde pasó y por qué pasó nuestra separación definitiva lo mismo que la separación definitiva de Juanito Wagner Schultz ya la voy a llevar a cabo. ¿Qué pasó pregunta?. Le voy a responder de manera muy sencilla. ¡Que me negaste la felicidad!. ¿Cómo pasó?. Le voy a seguir respondiendo de forma sencilla. Su egolatría me opacó mi libertad. ¿Dónde pasó?. ¡Puede recordar que fue cuando yo tenìa 25 años de edad y me negó la oportunidad de seguir creciendo al hacer que Salvador se alejara de mi. ¿Por qué terminaron de esta manera nuestras relaciones?. Muy sencillo. Porque dejé de ser la linda muñeca suya que dejaba sin ninguna conmiseración abandonada a unos sueños que usted nunca quiso nunca ni supo compartir. PEDRO DE SOTOMAYOR.- Estoy tan decepcionado de ti... MARÍA DE SOTOMAYOR.- Usted siempre será usted. Siempre su ego por delante. Para usted sólo sirve aquello que no le decepciona porque está atado y bien atado a su decisión inapelable. Pero no yo. Nunca me dejaron ser yo la que pudiese entender con facilidad qué querían ustedes dos de mí. PEDRO DE SOTOMAYOR.- Estoy tan decepcionado de ti... MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿Qué sucede?. ¿Se ha quedado detenido el reloj de sus ambiciones en mí?. Siga... siga si quiere haciéndose la misma reflexión... pero sepa que yo no soy parte de usted en realidad. Yo soy la parte de ese vacío en que me convirtieron sus ambiciones y el silencio de quien debió ser mi madre en el moomento en que necesitaba que lo fuera. PEDRO DE SOTOMAYOR.- No. No es eso. Esta vez no es eso. MARÍA DE SOTOMAYOR.- Vaya, vaya vaya... ¿por fin entiende que la libertad sólo se puede compartir en base al amor?. PEDRO DE SOTOMAYOR.- Estoy tan decepcionado de ti... que acabo de tomar una decisión. MARÍA DE SOTOMAYOR.- ¿No estará otra vez planeando nada sobre mi futuro, verdad?... porque si es así sepa que esta vez ya no me voy a dejar chantajear. PEDRO DE SOTOMAYOR.- Acabo de decidir separarme definitivamente de tu vida. Tú no quieres entrar por el aro de mis dominantes decisiones y yo ya estoy cansado... muy cansado... así que tu madre y yo abandonamos. Nos vamos a residir a Alemania. Cerca de tu tía abuela Gertrude Schopenhauer von Ludendroff. Así que te quedas aquí, con toda esta casa para ti sola y con una suma de dinero en tu cuenta bancaria para no tener porblemas económicos nunca en la vida. MARÍA DE SOTOMAYOR.- No les echaré de menos.
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